martes, 15 de noviembre de 2011

LA GESTALT Y LA PRENSA


El Madrid se ha curado milagrosamente de su minicrisis de principios de liga y, diez triunfos después, cabalga de nuevo a goleada tendida; y ahora ya en solitario (sí, como el llanero, pero en vez de con su caballo va con Ronaldo y compañía  volatilizando adversarios a marcadorazos).

No obstante, la felicidad nunca es completa, no todos están sanos en el fúrbor de Farsistán: numerosos periodistas adolecen de una acusada “gestaltitis”; más y más evidente según los resultados merengues hacen más difícil camuflar como información sus ataques (que siguen llamándo crónicas deportivas; es de suponer que por mera tradición).

 ¿Qué es eso de la gestaltitis?, se dirán muchos; pues la tendencia insuperable a confundir el fondo con la forma; el “huy” con el “hay”; la velocidad con el tocino del dicho castizo.

Veamos algunos ejemplos: Si Özil está por debajo de su nivel, los carroñeros del país, digo de “El País”, o sea, Diego Torres y Eleonora Giovio, se lanzan como los tiburones a por él y logran así apantallar la realidad, es decir, esconderla tras el cortina de humo de sus deseos; pues el hecho sigue siendo que el Madrid, como los peces en el río, gana y gana y vuelve a ganar. Eso no pueden cambiarlo, pero la percepción de los aficionados despistados sobre su propio equipo sí.

Que Özil vuelve a jugar bien al fútbol, entonces ya no interesa; se busca otro jugador que lo esté haciendo regular o, si no, se ensalza desmedidamente a quien como Casillas se gana honradamente lo (mucho) que gana forzándole a protagonizar en exclusiva el resultado obtenido. Con esta técnica se descontextualiza la noticia y se hace primer plano lo que no es otra cosa que un elemento más de un equipo que practica un deporte colectivo (fútbol-asociación; ¿recuerdan?). Así ya no hace falta hablar del juego desplegado por los blancos (y no sólo al contraataque) ni pasar lista a sus méritos o a los de su entrenador.

Muy recientemente se criticó mucho en la prensa a Di María que, entre otras cosas, es cosido a patadas sin que se oiga ni a una sola de esas mosquitas muertas de redacción levantar la voz en su favor (a éste, aunque también es argentino, no hay que protegerlo). Sí, Di María, el mismo que dijeron el año pasado los enterados de la prensa cuando lo fichamos que no era jugador para el Madrid y ahora es el mejor pasador del campeonato. Vamos, que la capacidad profesional de los así llamados in-formadores para entender de fútbol corre pareja con la capacidad intelectual y cultural que muestran en sus comentarios.

También es muy frecuente que, al narrar los méritos del Madrid y de sus sucesivos adversarios, la cuenta se haga sin el menor paralelismo. Así, es frecuente leer o escuchar que el Madrid ha metido X goles y su adversario (que frecuentemente ni marca) ha tenido no sé cuántas oportunidades de gol (en un intento mediático de compensar en una especie de postpartido lo que realmente ha sucedido). Para definir abreviadamente la cuestión, llameremos “hay” al gol y “huy” a la ocasión que no se realiza. Pues bien, muchos periodistas parecen fijarse más en el huy de nuestro rival de turno que en el hay del Madrid; pero, ¡ay!, lo que hay realmente es un montón de periodistas y antimadridistas diciendo ¡ay!, no un Madrid fracasado ni un Mou cesado. Eso es lo que hay, me temo; que existimos y seguimos cabalgando, como muestran vuestras quejas a nuestro paso (ladran, luego cabalgamos).

Lo equitativo sería sumar ambos tipos de jugadas separadamente y a los dos equipos para establecer el máximo (teórico) de posibilidades de marcar de uno y otro en el encuentro disputado; no “renivelar” sus diferenciados méritos en el partido mediante la suma de realidad con posiblidad (o el deseo periodístico) en un caso y no en los dos. Mezclar dos cosas tan diferentes, aparte de la intencionalidad que conlleva, no es hacer crónicas sino literatura; y también propaganda antimadridista.

Por último, cuando ya no se encuentra otro cuestionamiento mejor, ¡siempre queda Mou! Si el Madrid juega al nivel actual no es, según los depredadores de las redacciones, gracias a él (a pesar de ser el único responsable del primer equipo del Madrid) sino a pesar de él. Si el Madrid ha recortado la distancia de goles, juego y títulos (lo siento, pero el año pasado no nos quedamos en blanco) tampoco tiene el portugués nada que ver; y si ciertos jugadores juegan cada vez mejor en vez de ser desahuciados del fútbol, pues...eso, mejor no mencionarlo.

No obstante, cuando pierde el Madrid sólo hay un responsable inapelable. Llamativo, ¿no? Por cierto, estimadísima Eleonora, a Mou no le quedan 2 temporadas sino dos temporadas y dos tercios de la que se está jugando, vale decir, un 33 % más del tiempo que Vd. afirma. Jode, ¿verdad? Consuélese pensando que a lo mejor no tiene Vd. que aguantarlo tanto tiempo.

Y es que los coros se componen de corifeos y coreutas y en el periodismo sucede lo mismo: hay primeros espadas y subalternos. En Cibeles Madridista no tenemos ni la más diminuta de las dudas sobre lo que harán éstos últimos cuando las voces de mando de sus “mayores en gobierno” ordenen “media vuelta, ¡ar!”. Sic transit gloria mundi y los segundones tendrán suerte si alguien sigue contando con ellos para la próxima campaña propagandística (al fin y al cabo, no son más que  “carne de rotativa”).

Por tanto, la clave de todo este “problema”, más bien de esta dolencia, son las prime donne de los mass media; que, al parecer, han decidido que el Madrid tiene que luchar tanto en los estadios como en las redacciones para ganar sus títulos. Pues, como diría Churchill, lucharemos donde haga falta para ganar este pulso; van a poder comprobarlo las veces que sean necesarias. Esperaremos al final para ver quién es el último que se rie del otro.

Pero que no cunda el pánico, los pacientes de gestaltitis pueden recuperarse con facilidad si reciben a tiempo el tratamiento adecuado (abtenerse de aplicárselo a los que padecen antimadridismo crónico, pues se les podría poner la sangre blanca y fallecer por derrame biliar masivo). Sólo hay que administrarles vía rectal un supositorio de Madrimoulina (eso sí, en su caso hay que prescribirles el tamaño gigante: treinta y un centímetros (igual de grande que el número de ligas ganadas, hasta ahora, por el Madrid que ellos ignoran tan descaradamente). Se garantiza la inmediata satisfacción del paciente.

De nada; ya les pasaremos la minuta.

Antonimus dixit.

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