Parece que no es oro todo lo que reluce en el mundo platónico de los periodistas deportivos españoles; esos sanos muchachotes que se desviven por informarnos y que luchan a brazo partido para que nadie nos escamotee la verdad.
De pronto, lo de “a brazo partido” se lo están tomando más literalmente de la cuenta algunos de esos profesionales intachables.
Vemos que a Paco Grande le han hinchado las narices, entre otras cosas, tanto Sergio Sauca como Silvia Barba:
Vemos que a Paco Grande le han hinchado las narices, entre otras cosas, tanto Sergio Sauca como Silvia Barba:
Sabemos que el mismísimo pope máximo deportivo, Santi Segurola, puede llegar a perder los nervios con sus colegas:
También hemos asistido a cómo Manolo Lama mandaba a la mierda una transmisión deportiva en directo en medio de una trifulca con sus compañeros y, sin embargo, no amigos de los medios:
Bueno, hace tiempo que sabíamos que Manolo Lama no es perfecto:
Que tampoco lo es Sergio Sauca:
Que ni siquiera María Escario lo consigue:
Y, por supuesto, no hace falta recordar que cuando los tuercesplumas de Farsalona dicen que es de día, ninguna redacción madrileña publica otra cosa que la indiscutible realidad de la noche más cerrada.
En fin, se nos va haciendo más y más evidente que depositar en los plumíferos la confianza para intentar informarse es una ingenuidad que ya no puede seguir practicando una persona prudente. Ni siquiera está claro que los problemas que plantea la prensa sean cuestiones sobre las que informa porque pertenecen a la actualidad; hay quien opina que donde radican esos supuestos problemas es en la propia prensa, o sea, en su obsesivo y excluyente protagonismo que no acepta limitar su papel a ser el mensajero; y eso suponiendo que haya mensaje.
No parecen que haya mucho que aprender de semejantes maestros, sólo interesados en atacar a los que no les siguen la corriente. ¿A qué ansia de poder insatisfecha o a qué merceniarismo de bandera falsa sirven esas “informaciones”? ¿Cómo vamos a fiarnos de la pretendida profesionalidad, objetividad, capacidad o indiscutibilidad de sus denuncias? ¿Qué arreglos de cuentas persiguen cuando exacerban sus polémicas y polarizan sus ataques siempre en las mismas personas?
Antonimus.
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