viernes, 30 de marzo de 2012

La locura arbitral


¿Qué rasgos de personalidad llevan a alguien a ser árbitro de fútbol?

Todas las generalizaciones son falsas. Los comentarios que siguen sólo son aplicables a aquellos que ya saben quiénes son. Y, obviamente,  no todos los árbitros son así, aunque sí la mayoría en los que encontramos una combinación de personalidades autoritarias, sadomasoquistas y psicópatas.

Volvamos a la pregunta inicial: y pensemos en las razones para que alguien se dedique a arbitrar partidos de fútbol en lugar de jugar al fútbol. Sí ¡son esas! Además no hay árbitros que hayan sido jugadores de nivel, al contrario de lo que ocurre en el caso de entrenadores, directivos, etc.  

Para que alguien quiera mandar sobre otros, para buscar posiciones dominantes, se necesita una frustración de origen y se espera mediante el poder así obtenido la victoria sobre el menosprecio hacia sí mismo. (Teoría compensatoria del poder para sí, con respecto a uno mismo, Harold Lasswell, Power and personality). No es lo normal que alguien quiera dominar a otros, decidir sobre otros, tener poder sobre otros. Y los árbitros lo quieren, ergo no son psicológicamente normales.

Querer mandar, tener impregnada la pasión de mandar implica “rasgos anormales de la personalidad, que se desarrollan patológicamente, como un cáncer latente que se expande precisamente cuando han alcanzado poder, y por la dinámica misma de la pasión de mandar que les ha encumbrado... siempre en peligro, por tanto, de salirse del cauce de lo razonable.” (J. A. Vallejo-Nágera, Locos egregios).

Reflexionemos ahora acerca de  los siguientes rasgos psicológicos:
1)     Egocentrismo y grandioso sentido de la propia valía.
2)     Falta de remordimientos o de sentimientos de culpa.
3)     Falta de empatía.
4)     Mentira y manipulación.
5)     Necesidad de excitación continuada.
6)     Falta de responsabilidad.

Estos, que no comentaré uno a uno para no cansar, y algunos otros, son rasgos de la psicopatía. (Vicente Garrido, El psicópata) ¿No se identifican muchos árbitros con estas características? El psicópata no es siempre un asesino, también hay psicópatas laborales, sociales y, entiendo, deportivos, como los árbitros.

El diccionario de la Real Academia, define árbitro –deportivo- como “Persona que en algunas competiciones deportivas de agilidad y destreza cuida de la aplicación del reglamento.”.  La enciclopedia Larousse matiza más: “Persona encargada de dirigir un encuentro, hacer respetar las reglas del juego por los contrincantes y, en su caso, recibir las reclamaciones.” Hay otros árbitros, aquellos que eligen los contendientes y luego estos se someten voluntariamente a su criterio. No es el caso del fútbol, donde se impone el árbitro desde un comité de designación y no hay otra que aguantar con lo que asignen.

Resumiendo, cualquiera puede ver que no es normal querer dominar a otros: autoritarismo; y, al menos en las categorías inferiores, sufrir insultos, amenazas, riesgos físicos incluso. Aunque siempre mandan y pueden tomar represalias o sancionar con bastante arbitrariedad y satisfacer así algún oculto –a veces no tanto- complejo: sadomasoquismo. Asimismo vemos en sus gestos dominantes en el campo,  en no aceptar las reclamaciones, en la ausencia de sentido de culpa tras sus errores, en su egocentrismo, en sus mentiras en las actas, etc., rasgos evidentes de psicopatía.

Y claro, alguien tiene que arbitrar, pero... ¿En manos de quién estamos?  Son necesarios, pero nadie les obliga a desempeñar esa función. También en  determinados regímenes son necesarios los torturadores y eso no implica que los que ejerzan esa labor no tengan personalidades anormales. Tal vez los árbitros deberían sortearse, al igual que en las elecciones políticas se hace con los componentes de las mesas electorales: no podemos ni imaginar que éstas se formasen con los que voluntariamente se presentasen. O, en todo caso, que se sometiesen a entrevistas de selección para descartar a los que tengan rasgos negativos más acusados, al igual que hace cualquier empresa moderna para seleccionar a sus ejecutivos. Al menos que  las víctimas de su actuación puedan elegir al “verdugo”, que los equipos den listas ordenadas de árbitros para cada partido... o cualquier otra solución. Pero la injusticia permanente no es soportable. Los agravios comparativos son tremendos y no me vengan ahora plumillas de medio pelo diciendo que los grandes no se pueden quejar, etc. Porque al tipo de personalidad de muchos árbitros, a su complejo psicológico con delirios de grandeza, le es más satisfactorio perjudicar al poderoso, porque va  a tener más repercusión y le va a compensar más sus deficiencias psíquicas, que fastidiar a uno pequeño sin mayor relevancia. Da más gloria abatir al gran pistolero que a un principiante, cazar al león antes que a la alimaña, máxime cuando esta conducta no tiene riesgo alguno para los árbitros como es bien claro que ocurre cuando perjudican a nuestro equipo, es más les premian con dirigir finales de Copa.

Por eso, pese a quien pese, perjudican más al Real Madrid que a cualquier otro, sobre todo porque es el más grande. Otra cuestión es que a veces, aun con la injusticia arbitral, se gane el partido o el título y no nos quejemos… la celebración es lo que tiene. Pero derecho –por supuesto- y motivos para denunciar públicamente a los árbitros tenemos muchos y continuos.

Luigi Vinci

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