jueves, 15 de marzo de 2012

VERDAD Y MENTIRA O REALIDAD Y APARIENCIA

¡En qué mundo vivimos! En España parece que se prefiere un Dalái que guarda las formas maquiavélicamente para mentir y trampear a un Mou, que será como los elefantes en las cacharrerías, pero a quien se ve venir desde Portugal y es el único que se atreve a denunciar lo que todos los silencios interesados del farsismo se esforzaron por ocultar el máximo tiempo posible, mientras se hacía “caja” en la sala de trofeos farsigrana.

Evidentemente, tampoco tienen dudas al respecto los “notarios de la verdad” de la prensa: en su “independencia”, consideran que es mejor el sofisticado que el sincero; el que “salva las apariencias” que quien tira abajo el montaje a lo Potemkin del Farsa; el comprable (como ellos), que el que no quiere ser un colaboracionista de un sistema ilegítimo.

Que cada cual piense lo que quiera y confíe en quien le dé la gana; por mi parte, no me trago que los medios defiendan algo si no sacan su parte de beneficio de ello. A tal efecto, la mejor manera de obtenerlo es trabajar “a comisión”, por “encargo”.

Y se nota por el apasionamiento que ponen en su “labor”, tanto positiva (Dalái) como negativamente (Mou). Lo malo de ese planteamiento es que es demasiado maniqueo y no puede ser aceptadoe por los que no sean fanáticos ni imbéciles.

Ahora se asiste a otra operación mediática de salvamento del “Titanic” de turno: el fútbol español (incluso todo el deporte nacional) puede ser afectado por las declaraciones de Godall y eso no se puede permitir, claro. Ergo: a por Godall en lugar de ponerse a investigar su denuncia.

¡¡¡Qué altruiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiismo!!! Me recuerda un comentario reciente de que el Farsa sólo se queja (pero sin quejarse, apreciemos la diferencia respecto al Madrid del boceras de Mou) por el “bien del Fútbol” y la “limpieza de la competición”; no porque quiera defender sus intereses egoístas por cualquier método (y ya sabemos lo que esto significa en “farsalán”).

(Reconozco que al llegar a este punto me ha emocionado la actitud farsista en lo que vale. Pero tranquilos, que ya me he rehecho y puedo proseguir mi discurso).

Muchos se han dejado engatusar por la teoría del buenismo farsalán, lo cual no es una sorpresa, pues, ¿acaso no es el fomento de tal empatía lo que les han encargado a los vendidos emplumados?

Pues lo siento, pero yo no soy lo suficientemente farsante como para apoyar semejante Farsa; y tampoco me creo que se fundara ese “más que un club” para defender la Paz Mundial o Unicef (en todo caso, para usarlas en su provecho como coartada). Sin embargo, la prensa no se inmuta ante la disidencia frente a su modelo oficial: simplemente, aumenta la dosis de mentilina en sus publicaciones y aguanta el tipo negándose a rectificar.

Y todo esto, ¿por qué?, como diría Mou. Porque quieren que vivamos mediatizados; que no seamos capaces de captar la realidad por nosotros mismos ni actuar en pos de nuestros intereses genuinos. A tal fin, del modo más artificial, se intenta que aceptemos una “versión” del mundo que nos rodea que nos proporciona “inocentemente” el “inter-mediario” omnipresente: la prensa

La “mediatización” mediática a la que me estoy refiriendo funciona así: la prensa (mejor dicho, sus dueños) decide, de qué se habla, cómo se habla (a favor de quién) y cuándo se habla (o se calla). A esta intervención selectiva, prácticamente una extirpación de toda posibilidad de pensamiento alternativo, lo llama “in-formar” y pretende que la aceptemos como el maná; como si no fuera en realidad un regalo envenenado y manipulador.

Lo malo es que no faltan millones de indocumentados para servirse de ellos hablando supuestamente en su nombre (después de “hacerles pensar” lo que conviene). Esa “carne de manipulación” es modelada con facilidad por los “profesionales” y una vez “tratada” sirve para todo: ayer para aplaudir, hoy para pitar y mañana ya veremos lo que se le ordena.

¿Queréis reconocer a los hombres-masa que la componen? Es sencillo: no saben quiénes son y carecen de ideas propias; sólo son soportes donde los plumíferos depositan las consignas de las campañas de turno. Lo más triste es que esos desgraciados ni siquiera notan que no son más que marionetas.

Cuando llega el momento, los “pastores” les dicen a esos borregos a dónde tienen que ir, qué tienen que hacer o decir y a quién. A eso es a lo que llaman la opinión “pública”; y los que así la bautizan son los mismos que la fabrican desde la opinión “publicada”.

Por supuesto, para escapar de este círculo vicioso de “in-formación” no basta con desconfiar de todo lo que  se publica; ni con suponer que los “tuyos” son todos “perfectos” y los adversarios todos unos canallas.

Un requisito indispensable para alcanzar la independencia del pensamiento propio es aprender de la experiencia y ser coherente con ella. Quiero decir que hasta las mentiras más consagradas tienen su utilidad si se las sabe reinterpretar de modo paralelista una vez que se las saca a la luz.

Así, podemos partir de la desconocida historia de la auténtica relación de Franco con el Madrid de Bernabéu (que no al revés) en un largo periodo que casi nadie divide en dos etapas separadas por la fecha clave de 1953 (el año en el que los yanquis adoptaron al franquismo, huérfano de apoyo internacional hasta entonces, y también del fichaje de Di Stéfano).Si abordamos el concepto “equipo del gobierno” (acuñado ya entonces por el Farsa sólo cuando dejó de ganar con el “generalísimo”), vemos que nada se opone entre las supuestas características de tal entelequia a que un equipo tan poderoso como inescrupuloso pueda desempeñar ese papel.

De hecho, es más fácil que se dé esa situación en un estado con problemas separatistas que emplee el fútbol según el modelo “romano”, o sea, como válvula de escape de tensiones políticas y frustración nacional. Basta que los independentistas se conformen con jugar el rol chantajista “dentro” del estado que rechazan y el gobierno el de cómplice inconfeso de privilegiar a los “súbditos infieles” frente a los leales. En Roma tal sofisticación del proceso no era aún fácil, pero ahora…¡hay periódicos para lavar los cerebros!

En cualquier caso, los que reduzcan a mero franquismo la explicación de todos los resultados deportivos del Madrid (incluidos los conseguidos en una Europa antifranquista, tanto en el “Este” como en el “Oeste”) no pueden después negarse a admitir que el mismo esquema es aplicable “paralelísticamente” a cualquier equipo que gane “sospechosamente”. Y todos tenemos derecho a sospechar de los éxitos del Farsa, tanto de los de la época actual como de los de las pasadas (sería tan interesante analizar lo bien que le iba al farsismo en el fascismo más represor como averiguar por qué le gustaba tanto “veranear” en Tenerife como en La Coruña).

Pero ya no se trata de sospechas, gracias a Godall o al resto del entorno de Laporta (que también va contando cosas interesantes); ya es evidente (para el que quiera abrir los ojos) a qué se ha dedicado el Farsa últimamente:


Ahora se habla del fin del “villarato”, pero no creo que haya peligro de que la manipulación mediático-deportiva del fútbol español cambie demasiado; en todo caso, se adaptará si empieza a soplar el viento dominante desde otro lugar; pero seguira fiel a su “estilo”. Porque en el discurso “publicado” se podrá cambiar la “moda” u orientación, pero no el “formato”: la prensa volvera a decir a sus adiptos qué es lo que toca apoyar o criticar desde ese momento y hasta nueva orden. Y eso es lo que harán sus acólitos sin rechistar.

A los medios de comunicación no les importará decir entonces justamente lo contrario de lo que decían hasta ahora; porque ellos tampoco son otra cosa que un “continente”: para la prensa, nunca ha tenido importancia el “contenido” sino la venta del producto (al mejor postor, por supuesto). Y es que los periodistas no son mejores que los pobres diablos que tienen abducidos con sus líneas editoriales sectarias.

Todo esto no es precisamente nuevo: ya lo sabía Orwell cuando señaló el “doblepensar”, la “neolengua” o la “reescritura de la historia” como atributos de la sociedad manipulada que busca el “pensamiento único” como meta del control totalitario enmascarado con una apariencia de democracia; es decir, de la nuestra; particularmente en el caso de “nuestro” fútbol.

Por si alguien sigue sin entenderlo: en Farsalona no les interesa estar en posesión de la “Verdad” sino del “Ministerio de la Verdad”, localizado en la capital de Farsistán, sin la menor duda, por “méritos” propios del farsalanismo; pero con delegaciones por toda España (la de Madrid es particularmente importante, como principal caballo de Troya en el territorio del archienemigo).

Actualmente, es tan poderoso el Ministerio Farsalán de la Verdad y tiene controlados a tantos medios que el mismísimo Goebbels, antiguo ministro de propaganda de todo un imperio, al ver su inmenso poder, se está revolviendo de pura envidia en su tumba.

Antonimus.

P. S.: El Farsa no ha surgido de la nada: tiene un mentor y un entorno. El mentor es Pujol el “honorable”, el padre de todo el nacionalismo farsalán e independentista actual. Quien quiera saber a qué se ha dedicado en su etapa “política” mientras ponía los cimientos de lo que es hoy su país, que consulte esta página:


Y el que quiera saber a qué se dedica el entorno del Farsa (y el del Atávico de Bilbao) y cuales son sus “valores cívicos”, que lea estas otras:



Los que criticaban tanto al Madrid por no querer satisfacer la “petición” del Bernabéu para la final de Copa de España, ya se pueden ir disculpando; aunque, probablemente, no lo haran. Y es que no sabe uno qué es más despreciable, si el enemigo al que sabes que tienes que enfrentarte o el supuesto amigo que cuando te atacan no te deja reaccionar (¿por colaboracionismo?).

Lo que está claro es que cuando un ser tiene un miembro necrosado, la situación sólo puede evolucionar de dos maneras: o se le amputa el órgano dañado antes de que contamine al resto del organismo o el sujeto muere sin remedio.

Así que le toca a España mover ficha…si es que quiere sobrevivir.

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