martes, 6 de marzo de 2012

PIQUÉ DE ORO. LA FARSA DEL FARSA SIGUE SU REPRESENTACIÓN, MAS SIN ÉXITO

Por la boca muere el pez. En este caso, Piqué de Oro, que es un merluzo y además una morralla. El día, ya próximo, en el que se retire Puyol vamos a ver hasta donde llega la clase (y la titularidad) de este besugo. De momento, su entrenador va distanciándose de él todo lo que puede. No es extraño, porque a la conocida tendencia de las ratas a abandonar el barco las primeras se añade el fino olfato del Dalái Lama para detectar a los perdedores y alejarse de ellos. Y Piqué de Oro hiede hace tiempo a pescado muerto y podrido.

Piqué de Oro representa lo mejor del cuento farsista; porque como decía Simeone hace poco, todo eso de la “posesión” no es más que un cuento que se ha vendido muy bien cuando, en realidad, hay otras formas de ganar (que es de lo único que se trata). Por cierto, habrá que pedir a fin de temporada su parte de responsabilidad a la prensa en la fabricación y difusión de este mito que se desinfla por momento por su grave complicidad profarsigrana. Ya sabemos lo que les pasó a los colaboracionistas cuando los alemanes perdieron la guerra, ¿no?

Pero decíamos que Piqué de Oro es la esencia del cuento farsalán. ¿Por qué? Pues porque no es como se dice un canterano que ha llegado al primer equipo por méritos sino alguien que no se quiso quedar en el Farsa de la De-Masía y tuvo que ser fichado por “su” club después (y por una cantidad que parece un secreto de estado). No es el único que no encaja en el modélico Farsa que nos han vendido; donde sus canteranos son de cualquier lugar del globo y ya parece que nunca ha fichado a nadie foráneo. Veremos qué hace si vuelva a tener dinero.

En cualquier caso, ¿cómo pudo ocurrir que alguien tan bueno, tan criado a los pechos del “más que un club” se “escapara” y tuviera que ser repescado onerosamente? Gran gestión, sin duda. Y gran lealtad e identificación con los colores.

Ahora, el alevín pródigo se ha puesto a pensar (no es lo suyo, como demostró con su famoso pisoteo de la norma Anti-Mou por iniciativa propia) y, claro, la ha cagado.

Lo suyo sólo es brear a gente que sí sabe jugar al fútbol pero no goza de la protección arbitral que ha disfrutado el Farsa por cortesia de Villar y Platini durante, por pura coincidencia, claro, los años de “gloria”. Que ahora, precisamente el club que inventó los “goles de despacho” hable de perjuicios arbitrales (eso sí: sin hablar) no sólo es ridículo sino incluso demencial. Alguien anda muy mal de neuronas y muy desesperado para tumbar él solito todo el montaje tan laboriosamente preparado tras el que se ocultaba como un Potemkin barato.

Por cierto, aclarando conceptos a los farsistas que claman por haber sido perjudicados en un arbitraje cuando el resultado final fue ganar el correspondiente partido: perjudican (los árbitros o cualquier otro) cuando logran causar un perjuicio, no cuando tan sólo lo intentan. Y decir que lo han intentado ya es suponer que se sabe que tenían esa intención y no aceptar respetuosamente lo que se pite. Y las acusaciones hay que probarlas, no sólo ladralas.

Pero no es Piqué de Oro el único que se mete en el discurso antiarbitral (QUE LOS DEL FARSA, recordémoslo, por favor: NO USAN), además son sus complices todos los que intentan justificarlo. Qué pena que el Madrid no afloje y sólo quede hablar del robo de la Liga (una teoría interesante, porque también es aplicable a temporadas recientes, ¿no?).

Y lo peor de todo es el ridículo espantoso que se está haciendo; porque el discurso victimista del farsismo no es más que el lloriqueo de la impotencia. Si no, ¿por qué reclaman ahora (por Piqué de Oro) y no dijeron ni esta boca en mía cuando en la Copa, frente al Violencia, hace un mes, el arbitro no quiso echar al portero del Farsa Pinto? ¿También fue premeditado eso?

Antonimus.

Post scriptum: Y el Farsa, ¿qué? ¿Otro año sin hablar de los árbitros?

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