Pienso hace mucho que los farsalanes van a morir de “éxito”; de estar tan acostumbrados a salirse siempre con la suya sin que nadie los critique. Llegará un momento en el que rebasarán la última linea roja y caeran al vacío por la mera inercia de su prepotencia; que no les permite ser más astutos y esconderse mejor para perpetrar sus “hazañas”.
En esta ocasión, los farsistas, no contentos con los “coros y danzas de la sección femenina” que montan en cada partido alrededor del pobre árbitro que no les complace en todo; ni con las ruedas de prensa “disidentes” de la clasificación del Dalái Lama; ni con los directivos “antisistema” (pero sólo cuando no predomina el suyo); también se dedican a la agitpropa intensiva; creyéndose (si lo creen ellos, al menos ya se lo cree alguien) que no nos hemos enterado hasta ahora de la existencia de Goebbels y muchos otros manipuladores que han precedido a los farsigranas en la “persuasión”; en la decepción cuasi militar con la que camuflan la inmensa parte de su historia que prefieren que no sea conocida.
Más patético todavía es oir al farsista-payaso (no sirve más que para hacer reír) llamado Freixa, que dice que el Farsa necesita que alguien le “explique las reglas del juego”.
¡Vaya! Después de “ponerlas” ellos siempre; de alterarlas a su conveniencia (cochinillo dixit); de recurrir repetidamente a la politización del fútbol (como cuando dicen que juzgar al Farsa es lo mismo que juzgar a Farsaluña o advierten que son “más que un club”), ahora resulta que están “despistados” respecto a lo que vale y lo que no.
Si acaso, estarán inadaptados y asombrados, más bien; porque, de pronto parece (ya veremos, dijo un ciego) que los farsalanes van a ser juzgados por las mismas reglas que los demás. ¡No me extrañaría que Tarradellas se haya removido en su tumba! ¡A dónde vamos a ir a parar si todos somos iguales!
Pero lo más destacado (y aburridamente manido) de todo el lastimoso y lastimero discurso farsista es que, como solía pasarle antaño “no le salen las cuentas de la puntuación” que tienen ellos y el Madrid; vamos, que los famosos diez puntos no les gustan nada. No nos extraña; otra cosa es que tengan algo que decir para recortarlos donde corresponde, es decir, sobre el terreno de juego.
Pero nosotros sí tenemos mucho que explicarles sobre cómo se cuenta “todo”. Les queremos recordar que si van a jugar la final separatista de la Copa (eso sí: no la jugarán donde no nos sale a nosotros de los cojones) no es gracias a arbitrajes impecables e indiscutibles; pues todos sabemos cómo se clasificaron contra nosotros y contra el Violencia en lugar de ser eliminados previamente. Que cuenten esta parte del asunto arbitral también cuando enumeren los errores en relación con el Farsa.
Y hablemos de la pulga messy; esta vez no por su tendencia a usar todas sus extremidades para jugar la pelota sino para preguntar por qué no fue expulsada del Bernabéu en diciembre de 2011.
Sin ella en el campo, el Farsa no hubiera sacado los 3 puntos de nuestro feudo (iba empatado cuando la pulga messy entró por detrás a un adversario estando ya amonestada) y el Madrid, en cambio, sí hubiera puntuado (lo que además de la clasificación también habría modificado el saldo bilateral en caso de empate de puntos al final de la Liga ).
Estos 3 puntos farsistas se habrían quedado en 1, como mucho, y el Madrid tendría 1 punto más, por lo menos. Luego así de fácil es “nivelar” los famosos 3 puntos que reclama el Farsa. Y aún podríamos hablar de los arbitrajes que padecimos en los campos del Levante y el Racing; que argumentos no faltaron en esos partidos para protestar por sus resultados.
Lo que pasa es que llorar es de perdedores; así que como es el Farsa el que va perdiendo (incluso la paciencia), que llore él, que, evidentemente, se la da mejor que jugar al fútbol.
Antonimus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario