viernes, 30 de marzo de 2012

La locura arbitral


¿Qué rasgos de personalidad llevan a alguien a ser árbitro de fútbol?

Todas las generalizaciones son falsas. Los comentarios que siguen sólo son aplicables a aquellos que ya saben quiénes son. Y, obviamente,  no todos los árbitros son así, aunque sí la mayoría en los que encontramos una combinación de personalidades autoritarias, sadomasoquistas y psicópatas.

Volvamos a la pregunta inicial: y pensemos en las razones para que alguien se dedique a arbitrar partidos de fútbol en lugar de jugar al fútbol. Sí ¡son esas! Además no hay árbitros que hayan sido jugadores de nivel, al contrario de lo que ocurre en el caso de entrenadores, directivos, etc.  

Para que alguien quiera mandar sobre otros, para buscar posiciones dominantes, se necesita una frustración de origen y se espera mediante el poder así obtenido la victoria sobre el menosprecio hacia sí mismo. (Teoría compensatoria del poder para sí, con respecto a uno mismo, Harold Lasswell, Power and personality). No es lo normal que alguien quiera dominar a otros, decidir sobre otros, tener poder sobre otros. Y los árbitros lo quieren, ergo no son psicológicamente normales.

Querer mandar, tener impregnada la pasión de mandar implica “rasgos anormales de la personalidad, que se desarrollan patológicamente, como un cáncer latente que se expande precisamente cuando han alcanzado poder, y por la dinámica misma de la pasión de mandar que les ha encumbrado... siempre en peligro, por tanto, de salirse del cauce de lo razonable.” (J. A. Vallejo-Nágera, Locos egregios).

Reflexionemos ahora acerca de  los siguientes rasgos psicológicos:
1)     Egocentrismo y grandioso sentido de la propia valía.
2)     Falta de remordimientos o de sentimientos de culpa.
3)     Falta de empatía.
4)     Mentira y manipulación.
5)     Necesidad de excitación continuada.
6)     Falta de responsabilidad.

Estos, que no comentaré uno a uno para no cansar, y algunos otros, son rasgos de la psicopatía. (Vicente Garrido, El psicópata) ¿No se identifican muchos árbitros con estas características? El psicópata no es siempre un asesino, también hay psicópatas laborales, sociales y, entiendo, deportivos, como los árbitros.

El diccionario de la Real Academia, define árbitro –deportivo- como “Persona que en algunas competiciones deportivas de agilidad y destreza cuida de la aplicación del reglamento.”.  La enciclopedia Larousse matiza más: “Persona encargada de dirigir un encuentro, hacer respetar las reglas del juego por los contrincantes y, en su caso, recibir las reclamaciones.” Hay otros árbitros, aquellos que eligen los contendientes y luego estos se someten voluntariamente a su criterio. No es el caso del fútbol, donde se impone el árbitro desde un comité de designación y no hay otra que aguantar con lo que asignen.

Resumiendo, cualquiera puede ver que no es normal querer dominar a otros: autoritarismo; y, al menos en las categorías inferiores, sufrir insultos, amenazas, riesgos físicos incluso. Aunque siempre mandan y pueden tomar represalias o sancionar con bastante arbitrariedad y satisfacer así algún oculto –a veces no tanto- complejo: sadomasoquismo. Asimismo vemos en sus gestos dominantes en el campo,  en no aceptar las reclamaciones, en la ausencia de sentido de culpa tras sus errores, en su egocentrismo, en sus mentiras en las actas, etc., rasgos evidentes de psicopatía.

Y claro, alguien tiene que arbitrar, pero... ¿En manos de quién estamos?  Son necesarios, pero nadie les obliga a desempeñar esa función. También en  determinados regímenes son necesarios los torturadores y eso no implica que los que ejerzan esa labor no tengan personalidades anormales. Tal vez los árbitros deberían sortearse, al igual que en las elecciones políticas se hace con los componentes de las mesas electorales: no podemos ni imaginar que éstas se formasen con los que voluntariamente se presentasen. O, en todo caso, que se sometiesen a entrevistas de selección para descartar a los que tengan rasgos negativos más acusados, al igual que hace cualquier empresa moderna para seleccionar a sus ejecutivos. Al menos que  las víctimas de su actuación puedan elegir al “verdugo”, que los equipos den listas ordenadas de árbitros para cada partido... o cualquier otra solución. Pero la injusticia permanente no es soportable. Los agravios comparativos son tremendos y no me vengan ahora plumillas de medio pelo diciendo que los grandes no se pueden quejar, etc. Porque al tipo de personalidad de muchos árbitros, a su complejo psicológico con delirios de grandeza, le es más satisfactorio perjudicar al poderoso, porque va  a tener más repercusión y le va a compensar más sus deficiencias psíquicas, que fastidiar a uno pequeño sin mayor relevancia. Da más gloria abatir al gran pistolero que a un principiante, cazar al león antes que a la alimaña, máxime cuando esta conducta no tiene riesgo alguno para los árbitros como es bien claro que ocurre cuando perjudican a nuestro equipo, es más les premian con dirigir finales de Copa.

Por eso, pese a quien pese, perjudican más al Real Madrid que a cualquier otro, sobre todo porque es el más grande. Otra cuestión es que a veces, aun con la injusticia arbitral, se gane el partido o el título y no nos quejemos… la celebración es lo que tiene. Pero derecho –por supuesto- y motivos para denunciar públicamente a los árbitros tenemos muchos y continuos.

Luigi Vinci

miércoles, 28 de marzo de 2012

ATACAR A MOURINHO ES ATACAR AL REAL MADRID

En este tiempo en el que uno ya no sabe si lo que predomina en el Madrid es el despiste de los madridistas “dignos” o la manipulación de los medios de comunicación (que subvierten en su provecho la jerarquia de medios y fines); una época en la que el supuesto “caso Mou” adquiere un protagonismo tan desmedido como absurdo; hay veces en que de pronto se despeja la incertidumbre y aparece diáfana la cuestión básica: quien es del Madrid, tiene que defenderlo y ello supone apoyar a los que lo componen en cada época; en cambio, el que ataca a los dirigentes actuales del club, los que están ahora en el ejercicio de su cargo, tanto en el despacho como en el terreno de juego, éste es el enemigo de todo el madridismo.

Habrá quien diga que esto es forofismo exacerbado, pero yo no lo creo. En realidad es coherencia: en la guerra se ataca al enemigo y se defiende al amigo; después, en la paz, habrá tiempo para matices; Pero no durante el combate, dividiendo las fuerzas propias. Eso sería traición y colaboracionismo con quien nos quiere destruir. Y ahora, estamos en guerra y es ya hora de darnos por enterados.

Este es el asunto fundamental. No es obligatorio ni necesario ser del Madrid para vivir; es un mero acto de voluntad o de deseo que se tiene o no. Pero una vez tomado partido por nuestro club, lo que no puede hacer el madridista es ignorar en qué mundo vive; qué intereses están en juego (más bien, en lucha); quiénes son nuestros aliados posibles y quiénes nuestros enemigos inevitables; y, sobre todo, cuál es la situación en la que se encuentran el Madrid y sus seguidores: a saber, que ya nos están disparando.

Hace tiempo que pienso que el Madrid es una gran familia en la que nadie tiene que cuestionar la legitimidad de los otros miembros porque no sean exactamente iguales a nosotros o no piensen de la misma manera. Para formar parte del madridismo sólo es exigible un requisito: ser madridista. A partir de ahí, da igual el país, la línea política o la edad, porque todos nosotros estamos unidos (futbolísticamente) por lo fundamental: una comunidad de la que formamos parte y a la que debemos lealtad.

Porque lo que es indispensable y exigible a todos los madridistas es que no se conviertan en “caballos de Troya” para debilitar al Madrid desde dentro, sea porque les asusta hacer frente al desafío que exigen las circunstancias actuales, sea porque prefieren que el Madrid en vez de ser el señor de sí mismo se convierta en el siervo de otros intereses que sus testaferros se guardan muy bien de mostrar.

Así que, sea esencial o instrumentalmente, si se entiende por “madridismo” un esteticismo basado en la leyenda dulcificada de Bernabéu y Di Stéfano (aunque sin entrar en detalles “incómodos”, claro); una especie de hito fundador y con efecto “ad aeternum” que nos libera prodigiosamente de tener que volver a ganarnos la primacía del fútbol mundial; en el que la “elegancia” (incluso llegando al punto de ser sinónima de estupidez) es antepuesta a darse por enterado de que el Madrid se fundó para ganar títulos, no para ser un ejemplo cívico; entonces yo rechazo esa postura que se corresponde muy poco con los auténticos intereses del “real” Madrid.

No serán los madridistas “tradicionalistas”, los que sólo hablan del pasado, los que “proveerán” al club de nuevos éxitos sino que lo harán los madridistas “modernos”, los que saben mirar hacia el porvenir: nosotros mismos. Pero eso sólo ocurrirá; si es que somos capaces de dar la talla y arrimar el hombro para lograrlo otra vez.

Defino el término “moderno” en el sentido de lo propio de la modernidad.; la cual consiste en un mundo de metas (de ahí la creencia ilustrada en el progreso), en un esfuerzo “agónico” en pos de obtener algo por medio de la propia voluntad y de darle así sentido a nuestra existencia con nuestras propias obras; construyendo por nosotros mismos el universo humano; siendo actores, no espectadores pasivos de nuestra vida.

No hace falta añadir que, para los madridistas todavía dotados de vitalidad, lo que dota de orden, lo que vertebra el mundo del fútbol no es la belleza del juego sino el Madrid y su apasionante historia llena de triunfos. Así que no nos vamos a conformar con que el destino nos haya hecho en el pasado una “donación” generosa, con lo que “fuimos”, sino que nos queremos esforzar por aumentar nuestros logros en el futuro; y éste hay que prepararlo desde el presente.

Si la modernidad se impone en nuestros días al tradicionalismo, perspectiva vital donde sólo hay que esperar a recibir lo que uno se merece (por “ser quien es”) sin necesidad de ganárselo, es porque ahora hay muchos que sabemos bien que nada dura para siempre y que tenemos que volver a merecernos estar en la cima una y otra y otra vez, en un eterno retorno nietzscheano que no puede ser gratuito, pues sólo se obtiene por medio del derecho de conquista. Por eso, no hace falta preguntarse con cuál de estas mentalidades puede prosperar el Madrid y con cuál no es más que un objeto de museo.

¡Basta de tanto sofista-tanguista! Lo que nos hace falta no es un cuentista de la milonga del “miedo escénico”, que, mientras nos entretiene cons sus cantos de sirena rioplatense, no se dedica, en realidad, más que a medrar de figurante en los palcos y las redacciones de nuestros enemigos; lo que necesita el Madrid no es señorío sino ¡COJONÍO! Y este es el territorio natural de un portugués llamado Mourinho.

A mí Mou me recuerda la célebre novela de Mary Wollstonecraft Shelley: “Frankenstein”. Conviene recordar que su subtítulo, mucho más desconocido, es “el moderno Prometeo”.

Nada más apropiado a Mourihno: Prometeo, el mito clásico griego, era un titán que desafió a los dioses (los poderes fácticos en la Hélade) al proporcionar a los hombres el fuego. Por ello, fue castigado por Zeus; mas no por la ilegitimidad del acto en sí sino por el desafío al poder “establecido” (>the  stabishment).

Dicho de otra manera, Mou es el Prometeo del Madrid actual; el que lucha contra los usurpadores del olimpo futbolístico, los cuales, como era de esperar, reaccionan airados y contraatacan; de ahí el “escándalo” que arman sus esbirros (sus ladridos son señal de que cabalgamos de nuevo).

Asociado al fuego está el “sacrificio”, o sea, el medio exigido para obtener cada objetivo. Mou sabe bien que sólo el fuego purificador que logre la destrucción del imperio (dominio) enemigo podrá liberar al Madrid del postramiento inducido en el que se encuentra. Es a eso a lo que se dedica; y cuanto más se critique lo que hace más seguros podremos estar de que la controversia que lo acompaña no se debe tanto a su actitud como a que está metiendo el dedo precisamente en la llaga cancerosa del “fúrbor” para rescatarlo de los tejemanejes en los que ha caído la competición, tanto la nacional como la internacional. Y, por supuesto, eso incomoda a los “beneficiarios” de los chanchullos actuales. ¿Cómo no van a protestar por la labor de Mou? En cambio, lo lógico en el madridismo sería agradecérsela. Y mucho.

Así pues, Mou demuestra estar dispuesto a alcanzar sus metas (las nuestras) incluso siendo conocedor de su elevado coste; pues, quien algo quiere, ha de sacrificarse para obtenerlo y, evidentemente, no se puede hacer una tortilla sin romper unos cuantos huevos. ¿Sabe algo tan elemental el madridismo? ¿No debería saberlo de sobra por su dilatada experiencia de más de cien años?

Por supuesto, los merengues del “señorío de Antaño” no tienen ni idea de qué estamos hablando aquí. Y esto supone un gran problema, porque ellos son los mejores apoyos, conscientemente o no, de nuestros enemigos, los antimadridistas; así que no podemos ni siquiera fiarnos de ellos y mucho menos unir nuestras fuerzas con elementos tan tibios para defender al Madrid. Por el bien de nuestro club, tendremos que tirar para adelante sin contar con ellos.

¡Quién sabe! Quizá incluso habrá que librarse de tal lastre para sacar el Madrid adelante. El tiempo lo dirá. En definitiva, para recorrer el camino del éxito, más vale estar sólos que mal acompañados.

Antónimus

martes, 27 de marzo de 2012

EL GUARDIOLATO

El Dalái Lama rumia contento en su guarida; el botín ha merecido la pena. Cierto que ha tenido que aflojarse un poquito el antifaz y se le ha visto el colmillo retorcido; pero no pasa nada mientras se disponga de tan buenos portavoces en la prensa que se lo van a disimular todo. O a mandar en su nombre o “anónimamente” los correspondientes mensajes al colectivo arbitral y a la federación, como indica muy bien Julian Ruiz aquí:


O Jesús Alcaide aquí:


El guardialato no es el villarato. La diferencia consiste en que el grueso de su ataque se desarrolla en las mentes y no en los terrenos de juego. Es como una preparación psicológica de los árbitros para que no dejen de ser influidos de modo que siempre tengan en cuenta los intereses del Farsa y no se atrevan a desafiarlos (repárese: no se trata de acabar con los privilegios sino de realzarlos).

El jueguecito consiste en acusar a los colegiados de robar la Liga para regalársela al Madrid, o sea, no para conseguir que haya justicia sino para que no la haya; es decir, para que el equipo del Dalái se beneficie de toda clase de “errores humanos” mientras que, simultánemente, no se consiente que se le perjudique en nada sin montarla (pero “sin quejarse”; aunque amplificando mediáticamente tal “silencio indignado” que clama en nombre del bien del fútbol). Es un modo de “estimular” similar al empleado en Tenerife, pero más sofisticado (la experiencia es un grado).

Otra pieza clave del guardiolato es cómo trabajar los arbitrajes de los equipos modestos contra el Madrid. Se dice que equipos como el Racing, el Rayo, el Málaga o el Villarreal no tienen “poder” para influir en los árbitros cuando juegan contra el club blanco; pero, menos comentado es que, si el poder interesado farsalán en la sombra logra influir (y lo logra), entonces esos “enanos” futbolísticos, aupados a hombros de “otro” más influyente, sí pueden disputar el partido al Madrid con “posibilidades” (compitiendo por lo civil y a la vez por lo criminal).

Como Pepe o Callejón pudieron comprobar frente a Paradas Romero, contra nosotros todo vale. Así, las tarjetas estuvieron desniveladas desde el mismo comienzo del partido (Lass no fue tratado como el villarrealista que derribo a Cristiano ya casi entrando en el área enemiga; ni tampoco el lateral izquierdo que, reiteradamente, no permitió sacar de banda al Madrid y no fue sancionado). Y no hablemos de amonestar dos veces a un jugador y no expulsarlo (lo que pone en el acta no cambia los hechos). ¡Si llega a ocurrir con un madridista!

Y de verdad que me gustaría tener una toma desde detrás de la porteria de cierto centro del Madrid al área del Villarreal que sacó un defensa casi bajo los palos haciendo un moviento corporal bastante sospechoso.

En cuanto a que el empate desquiciara al Madrid, es un intento muy burdo de justificar en nuestros nervios el sesgo descarado del colegiado contra nosotros desde el pitido inicial; porque hay que recordar que Farías ya no estaba en el campo cuando Senna marcó; Lass y Callejón tampoco.

Lo que cabreó de verdad a los madridistas fue sentirse perseguidos por parte del árbitro, que estaba claramente sobreexcitado y pasado de vehemencia, como si el arbitraje fuera algo “personal”, una vendetta de especial interés para él como “malaguista” (Walter García dixit).

Pero no siempre es “tan valiente”. Aquí hay buena prueba de las tragaderas que tuvo con el Farsa esta misma temporada:


En cuanto a la falta del gol del Villarreal, suponiendo que quien ya ha jugado el balón (Altintop) pueda cometerla porque un adversario (que busca el contacto) simula derribo, sólo se podría pitar en esta ocasión un indirecto, no el tiro libre que otorgó el antequerano José Luis Paradas Romero a los levantinos.

Y ahora que no nos vengan los listillos selectivos de siempre a hablar de dos penaltis contra el Madrid no pitados en Villarreal;porque sabemos que son los mismos que hace tres días no querían saber nada de otros dos penaltis tampoco pitados a nuestro favor en el Bernabéu. Y hablando de dos, es también el número de faltas pitadas injustamente en los últimos dos partidos contra el Madrid para “probar suerte” a fin de que la Liga siga abierta hasta el partido de Camponuevo; que es la meta del guardiolato.

Es cierto que no jugamos bien (como que los equipos rivales hacen su partido de la temporada contra nosotros, sobre todo de “antifútbol”), pero esa no es la explicación completa del empate de ayer.

Por tanto, el Madrid perdió no sólo por el árbitro pero también por el árbitro.

Antónimus.


EL PRINCIPIO DEL FIN DE FALLILLAS

Ayer le birló Fallillas dos puntos de ventaja a la afición madridista de cara a las posibilidades de nuestro equipo para ganar el título de esta Liga. Es reincidente, porque el pasado domingo echó a perder otros dos. El que quiera leer lo poco que se ha reflejado esta situación en la prensa, que mire este artículo de Julián Ruiz:


Incluso Relaño menciona el asunto en AS, aunque del modo más comprensivo y cariñoso:


Por supuesto, los amiguetes periodistas de Fallillas (casi todos los que trabajan en la prensa deportiva) y su distinguida pareja (tan amiga de hablar de los defectos de Cristiano) se guardarán de comentar el tema y silenciarán una vez más esta enésima cagada del mostoleño, intentando que no se mencionen siquiera sus cada vez más frecuentes fallos (situación muy llamativa en un país donde se ha inventado la polémica de la marcha de Mou literalmente de la nada).

No es la primera vez que Fallillas le hace un flaco favor al Madrid, pero va siendo hora de que sea la última. ¿Por qué tenemos que dar incondicionalmente la titularidad a un portero que no sabe jugar con los pies (casi todos sus saques o despejes van a parar al adversario); a quien no sale por alto ni en jugadas ni a balón paradao (lo que explica los múltiples fallos en el juego aéreo de la defensa del Madrid; que parece que jugase con un portero manco y se ve obligada a descolocarse al intentar hacer lo suyo y lo de él); a alguien que se empeña en patrimonializar en su benefecio el brazalete de capitán del Madrid (privándonos de un portavoz legitimado para defender nuestros intereses junto al árbitro)?

Francamente, no es problema del Madrid si el portero titular de la Floja, (la selección nacional de un país que odia y ataca al Madrid cada vez más vergonzosamente) juega o no cada partido y le está haciendo mucha falta a Fallillas recibir un aviso muy serio para que se replantee cómo va a ser el resto de su carrera deportiva (no de su leyenda que, evidentemente, todavía goza de buena salud entre la inculta afición futbolística madridista o española).

De ninguna manera hay que permitir que Fallillas se convierta en un “jugador-cáncer”, un ente egoísta más pendiente de sus intereses que de los generales del Madrid. Alguien así debe ser extirpado del equipo.

Creo que ha llegado el momento de que Mou deje claro que los errores se pagan, sea quien sea el causante del estropicio. El próximo sábado, Fallillas debería ser suplente de Adán y ceder la capitanía al jugador de campo más antiguo que sea alineado en el Madrid. En cuanto al futuro, ya veríamos quién jugaría en nuestra portería y quién sería el capitán madridista.

Si no vamos tomando medidas para atajar este serio lunar del equipo, Adán (y algun otro) se ira aburrido sin haber tenido ninguna oportunidad de ser nuestro guardameta del futuro. Mientras, nosotros seguiremos perdiendo puntos y partidos sin tener por qué hacerlo; es decir, nos tragaremos la decadencia de un portero, Fallillas, que no va a corregir en su última etapa lo que no ha hecho bien siendo más joven.

Y todo ello para que al final tengamos que pagar a golpe de talonario un fichaje de campanillas en lugar de ir formando para el puesto a alguien de nuestra cantera. Porque lo más sangrante es que ya tenemos un jugador mejor técnicamente que Fallillas (que sólo lo supera en sus reflejos de portero de balonmano; los cuales no tendría que usar tanto si impusiera su autoridad en toda el área de penalti, tal y como lo hacía Bodo Illgner).

Por todo ello, propongo este lema para la próxima jornada de Liga:

¡EVITEMOS QUE FALLILLAS CULMINE SU SEMANA NEGRA ESTE SÁBADO! ¡ADÁN TITULAR!

Antónimus.

P. S.: Habría que preguntarse, como dice Walter García, por qué parece tan disgustado ya hace tiempo Fallillas cuando es él, como capitán, el que tiene que hacer de tripas corazón en vez de vagar como alma en pena con cara de ajo. ¿Para eso quiere el brazalete?

HACE FALTA DI MARÍA

La caldera del Madrid, su centro del campo, necesita más madera ahora que llega la hora de las batallas decisivas de la guerra en que han convertido la Liga los antimadridistas y sus cómplices del pito

Después de tanta tontería sobre si el Madrid tiene que jugar con o sin trivote, lo que ya parece muy claro es que tiene que jugar con más trabajo y no sólo con “arte”; es decir, con dos delanteros netos y cuatro centrocampistas más o menos ofensivos (y defensivos).

De poco vale que Özil o Kaka tenga clase para jugar como los ángeles si no son capaces de llegar con la pelota hasta la portería contraria en condiciones de crear peligro. Alonso no puede correr por todos y Khedira no es suficiente, por mucho físico que tenga, para compensar la cantidad de trabajo que amontonan los adversarios en el centro del campo, la zona decisiva tanto para preparar el ataque como para empezar la defensa.

Hay un nombre del que todos parecen haberse olvidado: Di María. Si el argentino regresa plenamente recuperado de su lesión, podría jugar en el puesto de Özil o Kaka y dar cuantas asistencias hagan falta a nuestros delanteros, además de trabajar bastante más que nuestros actuales interiores.

Esto permitiría que un cuarto hombre, Granero, Altintop, Sahin o Lass (incluso Marcelo, poniendo a Coentrão de lateral izquierdo) contribuyera al dominio estratégico del eje del campo. Porque el talento de nuestro equipo sólo destacará cuando se nivele la cantidad de trabajo físico desarrollado en el terreno de juego. Sólo así se impondrá el Madrid con su mayor clase (también lo haría si se sancionase debidamente el juego duro con el que cortan nuestra creatividad; pero eso, ya lo estamos viendo, no va a suceder).

A la hora de valorar el bajón de juego y de fuerza del Madrid en las últimas semanas, hay que recordar lo que aportaba Di María en el otoño (salvo que se quiera demostrar que Mou no tiene ni idea de cómo posicionar al equipo equilibradamente).

Por eso recuperar al argentino es como fichar un gran refuerzo para poder coronar con éxito la temporada tanto en Liga como en Champions.

Antonimus.


SE BUSCA PORTUGUÉS VIVO O MUERTO

Al parecer, un filósofo de la ciencia llamado Popper dijo en clase en cierta ocasión a sus alumnos: “Miren”; y se quedo callado. Paso un rato y alguien se atrevió a preguntar: “¿Qué?”. Entonces, Popper contestó: “Hay que decir previamente qué hay que mirar para poder verlo, ¿no es cierto?”.

Algo parecido le pasa a Mou y sus colaboradores portugueses. Vemos continuamente como ciertos banquillos (especialmente ése que todos estamos pensando) pueden montar el jaleo del mismísimo carnaval de Río con el añadido de las poses fatalistas de la tragedia griega sin que pase nada, pero basta que Faría o Mou respiren para que el árbitro, auxiliado por su gestapo particular en la zona técnica, desencadene sobre estos portugueses los rayos de Júpiter (algo que también experimentan, nada casualmente, otros lusitanos del Madrid (particularmente, Pepe y Cristiano). La verdad es que suena a consigna.

Y también a bastante xenófobo; y más después de que el conocido coro “Este portugués, ¡qué hjijoputa es!” haya logrado un éxito en los estadios españoles sólo comparable al desinterés o la negligencia colaboracionista de la Federación de Fútbol, el Ministerio de Cultura-Deportes, alguna Comunidad Autónoma o Ayuntamiento respecto a tal tropelía o a la proclamación impune del deseo de muerte a nuestro entrenador al menos en un estadio de primera división (Vicente Calderón).

Pero Mou, a quien evidentemente no se reconoce el derecho a ser respetado, sí que tiene que ser intachable y exquisito en su actitud, sus gestos o sus comentarios. De lo contrario, sus “amigos” de la prensa española, tan comprensiva en otros casos, caen sobre él pidiendo la máxima pena. Y no digamos lo que puede esperar de las autoridades deportivas españolas.

Yo creo que el respeto se lo tiene que ganar uno mismo por el sencillo procedimiento de respetar a los demás; o sea, que quien no respeta no puede exigir nada a aquellos que previamente ha ninguneado. Esto vale para todos, antimadridistas y colegiados “desacertados” incluidos.

Por esto, y porque la paciencia humana, como las provincias, tiene sus límites, no seré yo quien le diga a Mou que tiene que seguir siendo prudente (o “inteligente”) y no sacar los pies del tiesto bajo ninguna circunstancia (no vaya a suceder que nos quedemos sin señorío).

Una vez me comentaron que en la vida no sólo hay que mostrar los dientes a los demás de vez en cuando (para que no se te suban a la chepa) sino que a veces incluso hay que clavárselos.

No puedo estar más de acuerdo y por eso comprendo que Mou salte en algunas situaciones como en el así llamado “arbitraje” del malagueño José Luis Paradas Romero (que según Walter García, le tenía ganas al Madrid precisamente por ser malaguista y querer vengarse del menosprecio de Mou a su equipo cuando afirmó que él jamás entrenaría a un equipo como ese).

Si, como consecuencia de hacer el papel de guardián del Madrid hasta las últimas consecuencias, Mou es sancionado, no seré yo quien lo critique sino quien le de las gracias públicamente por un sacrificio hecho por nosotros que sin duda no está en su contrato, pero que él tiene la gentileza de brindarnos.

Por supuesto, no todos los madridistas opinarán así y no faltarán meapilas señorialistas que clamarán por “su” imagen del Madrid ante situaciones en las que, recordémoslo, nos estamos defendiendo, no atacando los primeros.

Pues bien, si hay todavía quien no ha comprendido que lo importante no es la “fama” sino “escardar la lana”; y que no quieren ver (¡y bien la vista que está!) que nos están dejando de lo más “depilados” cuando vamos de educados por la vida; entonces sólo puedo pedirles a esos “dignos” que se larguen del Madrid de una puñetera vez para que no nos entorpezcan a los que queremos luchar por él sin que internamente nos pongan cortapisas y sabemos que sólo con coraje y agresividad suficientes podremos hacerlo.

Gracias a Mou y a los demás portugueses. En lugar del conocido refrán “Otro vendrá que de tu casa te echará”, vosotros os merecéis esta nueva versión: “Otro de fuera vendrá que los ojos te abrirá”.

Antónimus.



ANTIPAISUCHO

Ya lo decía Arquímedes: cuando alguien tropieza y se hunde en el agua, el volumen de líquido desalojado es directamente proporcional a la importancia que tiene; ergo, es entonces cuando se ve, por la cantidad de mierda que empieza a flotar, quién es y lo que vale cada uno de nosotros.

Algo muy similar pasa con el Madrid. Pero, seamos comprensivos: nuestros múltiples enemigos, los de los papelotes incluidos, están sufriendo mucho; toda su retórica, su mundo de historietas pro-farsistas, sus intereses en suma, se hunde si nosotros triunfamos. ¿Qué otra cosa pueden hacer salvo intentar machacarnos?

Así que sí, se trata de frustración y se trata de ira (por este orden: primero la causa, después el efecto). Si alquien lo duda, que lea este planfleto en EL PAISUCHO que firma la “periolista” Eleonora Giovio. No tiene desperdicio:

LA IRA DE LA FRUSTRACIÓN


Aquí se lee, entre otras “lindezas” que este medio se ha dirigido al Comité de Competición para averiguar si se va a pronunciar de oficio sobre lo sucedido en el encuentro Villarreal-Madrid. Para mí, esto no puede denominarse de otra forma que “denuncia”, la cual lleva a cabo con toda consciencia para incrementar la presión mediática sobre tal Cómite; al que recuerda (acusatoriamente) su intervención por propia iniciativa contra Piqué de Oro.

En fin, démosle a esta insignificante “periolista” la poquísima importancia que tiene; a saber: ser un síntoma más del odio feroz de la inmensa mayoría del periodismo deportivo español contra el Madrid y contra Mou. Y, ya lo advierte el dicho: no se puede ser a la vez juez y parte. Luego, si se quiere “informar” legítimamente y no “deformar” lo que se cuenta, ¡ojo con las sujetividades heridas! No son  “profesionales”.

Pero no es la única “deposición” de tal “voz de su amo (el del paisito)”. En la misma edición se encuentra:

UNA “MANADA” EN EL MADRIGAL (por Cayetano Ros)


Que determinados miembros del Villarreal se permitan insultar así a los madridistas, una incorrrección que debería quedar como algo que pasó tras un partido polémico, no merece que le demos mayor importancia que la nula que tienen sus protagonistas “levantiscos” (aunque testimonia que el “señorío” que se pide tan insistentemente al Madrid no le es ofrecido a él por otros); pero que este panfleto lo recoja como una especie de “gracia” que contar a sus lectores sin la menor censura al respecto (en el artículo sólo se ataca al Madrid), es una autoinculpación de EL PAISUCHO, que, en su paroxismo antimerengue, se exhibe impúdicamente mostrando el verdadero propósito de su permanente línea de agit-propa contra el Madrid en vez de ser más astuto y camuflarla mejor. En fin, tanto mejor para nosotros ver venir a nuestros enemigos.

Podría dedicar su hueco informativo, por ejemplo, a analizar la labor técnica del colegiado; a compararla con la que tuvo, bien diferente, en el reciente Osasuna-Farsa; o a preguntarse si hay base para creer en animadversión personal de José Luis Paradas Romero (según Walter García) contra Mou por haber menospreciado al Málaga, con el que este árbitro se entrena a menudo.

Pasemos a otra parte de la “información” sobre el Madrid en la misma edición:

SERGIO RAMOS, EL MADRIDISTA MÁS EXPULSADO EN LIGA (por J. J. M.)


Aquí se viene a decir que Ramos es un peligro público (sólo superado por Pepe, supongo), aunque no se pide que se le aparte de la Floja (sería lo coherente, ¿no?).

Hecho de menos un artículo mejor trabajado. Por ejemplo, sería interesante saber las rojas y amarillas recibidas por Sergio Ramos en el Sevilla y en la Floja y calcular cuántos minutos (o partidos) tardaba en esos equipos en ser sancionado y compararlo con su trayectoria en el Madrid. A lo mejor el resultado nos daba que pensar…que la “dureza” de Sergio se ha incrementado desde que cometió el error de fichar por nosotros (no es el único caso).

Por lo demás, ¿qué quiere decir el número de tarjetas acumuladas por un jugador? Simplemente, que esa es la versión oficial, lo que dicen los árbitros, sobre la manera, deportiva o no, en que cada cual juega; nada más. Zidane, por ejemplo, fue expulsado varias veces por repeler agresiones o insultos y eso, guste o no, no lo convierte en un monstruo. En cambio, sí es bastante monstruoso el montaje existente de la prensa en torno a ciertos jugadores que nunca tienen problemas a pesar de que, ellos sí, y de modo exclusivo, sólo salen al campo a destruir (jugadas o tibias, da lo mismo en su caso).

Recuerdo en particular a un leñador que “jugaba” en el Farsa llamado Víctor que no hacía otra cosa que dar patadas (sólo sabía hacer eso). De vez en cuando, recibía una amarilla, que, en su caso, funcionaba como si el árbitro le saludara y le dijera “Tú, a lo tuyo”…y Víctor se dedicaba a seguir dando otro ratito más impunemente. No lo recuerdo ya bien, pero dudo que fuera expulsado en toda su carrera farsigrana.

Por lo demás, ya que EL PAISUCHO quiere hacerse eco de las efemérides del partido, no debería haber omitido los Cien Goles de Cristiano alcanzados precisamente en el campo del Villarreal. Por cierto, lo ha hecho en 115 partidos, bastantes menos que los que necesitó el farsista messy; lo que tampoco se va a comentar, ¿verdad?

Evidentemente, esto no interesaba en EL PAISUCHO para no romper el “clima” logrado con la acumulación de “noticias” antimadridistas; porque este medio “ilustrado” aspira a ejercer una especie de “lavado de cerebro” entre sus lectores. ¡Pobrecitos los que caigan en sus páginas!

En definitiva, la moraleja final de esta réplica a tal colección orquestada de libelos es que esta gentuza de la prensa no se dedica a informar sino que pretende atacar cuanto considere que se opone a los intereses de “su” equipo; y lo hace   ¡como si fuera un mero hincha!

Nosotros, los madridistas, no podemos sacar nada limpio de sus páginas, sólo el hedor de la repugnante “labor” desinformativa de este “medio para un fin” inconfesable.

Y es que EL PAISUCHO ha tenido muy mala suerte al elegir enemigo

Antónimus.



LOS COBARDES DISPARAN SIEMPRE POR LA ESPALDA Y CON LA CARA TAPADA

Se ve que jodió mucho que el Madrid no volviera a pinchar el sábado. Esa noche tuvo que ser muy larga en la redacción de EL PAISUCHO. Sámano, Torres y Giovio debieron de consultar con su patrón, San Valdano, qué se podría hacer todavía para zancadillear al Madrid en su marcha hacia el título; galardón que, en un mundo donde sólo manda el resultado, significará al final de temporada que el grupo PRISOE se va a a quedar descompuesto y sin objetivo cumplido (¿o encargado?) y su gran enemigo, Mou (con “M” de Madrid) se va a consagrar como la solución de una situación de postración madridista que había sido prefabricada fuera de los terrenos de juego y ahora ha sido solucionada por alguien que sabe muy bien de qué va “esto” gracias a su experiencia y a los sitios en los que “ha estado antes” de fichar por el Madrid.

Ante semejante pesadilla, que no ha podido digerir EL PAISUCHO, éste ha respondido con esta parida:


Eso sí, la vomitona de odio, puro estiercol, en que consiste el editorial “INVITACIÓN A LA VIOLENCIA”, no ha sido acompañada por una firma, por un nombre que dé la cara por tanta infamia junta (sabe que no faltarían voluntarios para deshacérsela).

Está visto que en EL PAISUCHO tiene un problema de identidad muy grave. Ya no va a ser posible seguirlo viendo como un diario progresista y sólo interesado en informar imparcialmente; porque, guste o no el contenido de ese libelo, está muy claro que EL PAISUCHO HA TOMADO PARTIDO Y LO HE HECHO CONTRA EL MADRID; y también lo ha hecho para defender intereses no sólo futbolísticos que afectan a “más que un club”; intereses que tienen que ver con la fabricación de una ciudadanía de primera especial para el equipo del paisito del Guardialato y no con la objetividad. Bueno, de lo que ya no se va a poder acusar a EL PAISUCHO es de no mostrar con total sinceridad con quién y contra quién va.

¡Que no se engañe nadie! Aquí no se trata de una lucha en nombre de la verdad y del bien del fútbol contra los tramposos; EL PAISUCHO ha tenido demasiado tiempo para demostrar que ese era su afán; pero nunca ha producido una campaña similar a la actual antimadridista ( y antimourinhista) contra los manejos de la federación de Villar; contra la colección interminable de “errores” arbritales (indefectiblemente, pro-farsistas); contra la reducción de los equipos españoles en su propio país a entidades “coloniales” que siempre han de ceder ante los “méritos” del dueño de todas las cuerdecitas que mueven a las marionetas, incluidas las que componen los gobiernos de La Moncloa.

Es coherente, por tanto, que EL PAISUCHO no aspire más que a ser “la voz de su amo”. No comprende el envilecimiento que ello comporta porque hace mucho que no tiene la menor categoría; sólo así se explica que no considere correctas las sanciones del Comité de Competición contra el Madrid y no se digne comentar siquiera el “sobreseimiento” de las declaraciones de Piqué de Oro, curiosamente, EN LA MISMA SESIÓN de dicho organismo. Queda claro que ese panfleto no se dedica más que a lo que está en su guión; tanto peor para la realidad si no se quiere ajustar a él.

El lema de este “periodismo” de EL PAISUCHO es muy claro: “quien no me la mama, no me ama”. Suponemos en Cibeles Madridista que cree el ladrón que todos son de su condición y que después de tanto tiempo dedicado a tal “labor” con total entrega no concibe otro modo de proceder. Pues nada, ¡a seguir cayendo en la abyección!; ya veremos cómo andan las ventas de EL PAISUCHO en Madrid y entre los madridistas de toda España a partir de ahora.

¡Ah! Que aprovechen en la redacción de EL PAISUCHO que la vaselina está en oferta y se compren un buen lote para que len entre bien dentro por el orto (¿se dice así, don Diego?) la copa de Liga del Madrid; pero, eso sí, ¡con asas!

Antónimus.

P. S.: Esta es la carta de protesta enviada a EL PAISUCHO:

Entendiendo que las “opiniones” expresadas por Vds. me dan, como seguidor del Real Madrid, algún tipo de derecho de réplica, solicito la inserción en su sección “Cartas al Director” de mi respuesta, que le adjunto seguidamente.

La verdad es que dudo de que este texto llegue a publicarse, pero, en el hipotético caso de que lo fuere, espero que no considere necesario resumirlo, dado que no alcanza ni de lejos las treinta líneas mecanografiadas que, según sus normas, pueden tener este tipo de cartas.

Suponiendo que, al menos, este mensaje servirá para que se den Vds. por enterados de que los madridistas no somos tan crédulos o ingenuos como nos suponen en su publicación, le saluda,

A.



TEXTO PARA LA SECCIÓN DE CARTAS AL DIRECTOR

Sr. Director:

Esta es la respuesta de un madridista “de bien” al editorial de EL PAÍS del 25 de marzo de 2012.

Decía Umberto Eco que lo malo de la ironía es que muchos se la toman en serio. ¿Lo ignoraban Vds. en EL PAÍS al hacer el editorial antimadridista “INVITACIÓN A LA VIOLENCIA”? ¿No comprenden Vds. lo fácil que es tomarse al pie de la letra su invitación?

¿Desean Vds, de verdad, meditadamente, “invitar a la violencia”? ¿Contra el Madrid? ¿Contra EL PAÍS?

Llega un momento en que, intentando subir todavía más, uno comienza irremisiblemente a descender; y cuanto más alto se está, más dura es la caída.

¡Qué soberbia tan grande y qué mal llevada! Porque informar sobre chulería rufianesca (no un dato indiscutible sino una opinión sin demostrar) y hacerlo como rufianes chulescos, no supone, para desgracia de Vds., una demostración de la acusación, pero sí una autoinculpación.

DIARIUM PAGUS

R. I. P.

jueves, 15 de marzo de 2012

VERDAD Y MENTIRA O REALIDAD Y APARIENCIA

¡En qué mundo vivimos! En España parece que se prefiere un Dalái que guarda las formas maquiavélicamente para mentir y trampear a un Mou, que será como los elefantes en las cacharrerías, pero a quien se ve venir desde Portugal y es el único que se atreve a denunciar lo que todos los silencios interesados del farsismo se esforzaron por ocultar el máximo tiempo posible, mientras se hacía “caja” en la sala de trofeos farsigrana.

Evidentemente, tampoco tienen dudas al respecto los “notarios de la verdad” de la prensa: en su “independencia”, consideran que es mejor el sofisticado que el sincero; el que “salva las apariencias” que quien tira abajo el montaje a lo Potemkin del Farsa; el comprable (como ellos), que el que no quiere ser un colaboracionista de un sistema ilegítimo.

Que cada cual piense lo que quiera y confíe en quien le dé la gana; por mi parte, no me trago que los medios defiendan algo si no sacan su parte de beneficio de ello. A tal efecto, la mejor manera de obtenerlo es trabajar “a comisión”, por “encargo”.

Y se nota por el apasionamiento que ponen en su “labor”, tanto positiva (Dalái) como negativamente (Mou). Lo malo de ese planteamiento es que es demasiado maniqueo y no puede ser aceptadoe por los que no sean fanáticos ni imbéciles.

Ahora se asiste a otra operación mediática de salvamento del “Titanic” de turno: el fútbol español (incluso todo el deporte nacional) puede ser afectado por las declaraciones de Godall y eso no se puede permitir, claro. Ergo: a por Godall en lugar de ponerse a investigar su denuncia.

¡¡¡Qué altruiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiismo!!! Me recuerda un comentario reciente de que el Farsa sólo se queja (pero sin quejarse, apreciemos la diferencia respecto al Madrid del boceras de Mou) por el “bien del Fútbol” y la “limpieza de la competición”; no porque quiera defender sus intereses egoístas por cualquier método (y ya sabemos lo que esto significa en “farsalán”).

(Reconozco que al llegar a este punto me ha emocionado la actitud farsista en lo que vale. Pero tranquilos, que ya me he rehecho y puedo proseguir mi discurso).

Muchos se han dejado engatusar por la teoría del buenismo farsalán, lo cual no es una sorpresa, pues, ¿acaso no es el fomento de tal empatía lo que les han encargado a los vendidos emplumados?

Pues lo siento, pero yo no soy lo suficientemente farsante como para apoyar semejante Farsa; y tampoco me creo que se fundara ese “más que un club” para defender la Paz Mundial o Unicef (en todo caso, para usarlas en su provecho como coartada). Sin embargo, la prensa no se inmuta ante la disidencia frente a su modelo oficial: simplemente, aumenta la dosis de mentilina en sus publicaciones y aguanta el tipo negándose a rectificar.

Y todo esto, ¿por qué?, como diría Mou. Porque quieren que vivamos mediatizados; que no seamos capaces de captar la realidad por nosotros mismos ni actuar en pos de nuestros intereses genuinos. A tal fin, del modo más artificial, se intenta que aceptemos una “versión” del mundo que nos rodea que nos proporciona “inocentemente” el “inter-mediario” omnipresente: la prensa

La “mediatización” mediática a la que me estoy refiriendo funciona así: la prensa (mejor dicho, sus dueños) decide, de qué se habla, cómo se habla (a favor de quién) y cuándo se habla (o se calla). A esta intervención selectiva, prácticamente una extirpación de toda posibilidad de pensamiento alternativo, lo llama “in-formar” y pretende que la aceptemos como el maná; como si no fuera en realidad un regalo envenenado y manipulador.

Lo malo es que no faltan millones de indocumentados para servirse de ellos hablando supuestamente en su nombre (después de “hacerles pensar” lo que conviene). Esa “carne de manipulación” es modelada con facilidad por los “profesionales” y una vez “tratada” sirve para todo: ayer para aplaudir, hoy para pitar y mañana ya veremos lo que se le ordena.

¿Queréis reconocer a los hombres-masa que la componen? Es sencillo: no saben quiénes son y carecen de ideas propias; sólo son soportes donde los plumíferos depositan las consignas de las campañas de turno. Lo más triste es que esos desgraciados ni siquiera notan que no son más que marionetas.

Cuando llega el momento, los “pastores” les dicen a esos borregos a dónde tienen que ir, qué tienen que hacer o decir y a quién. A eso es a lo que llaman la opinión “pública”; y los que así la bautizan son los mismos que la fabrican desde la opinión “publicada”.

Por supuesto, para escapar de este círculo vicioso de “in-formación” no basta con desconfiar de todo lo que  se publica; ni con suponer que los “tuyos” son todos “perfectos” y los adversarios todos unos canallas.

Un requisito indispensable para alcanzar la independencia del pensamiento propio es aprender de la experiencia y ser coherente con ella. Quiero decir que hasta las mentiras más consagradas tienen su utilidad si se las sabe reinterpretar de modo paralelista una vez que se las saca a la luz.

Así, podemos partir de la desconocida historia de la auténtica relación de Franco con el Madrid de Bernabéu (que no al revés) en un largo periodo que casi nadie divide en dos etapas separadas por la fecha clave de 1953 (el año en el que los yanquis adoptaron al franquismo, huérfano de apoyo internacional hasta entonces, y también del fichaje de Di Stéfano).Si abordamos el concepto “equipo del gobierno” (acuñado ya entonces por el Farsa sólo cuando dejó de ganar con el “generalísimo”), vemos que nada se opone entre las supuestas características de tal entelequia a que un equipo tan poderoso como inescrupuloso pueda desempeñar ese papel.

De hecho, es más fácil que se dé esa situación en un estado con problemas separatistas que emplee el fútbol según el modelo “romano”, o sea, como válvula de escape de tensiones políticas y frustración nacional. Basta que los independentistas se conformen con jugar el rol chantajista “dentro” del estado que rechazan y el gobierno el de cómplice inconfeso de privilegiar a los “súbditos infieles” frente a los leales. En Roma tal sofisticación del proceso no era aún fácil, pero ahora…¡hay periódicos para lavar los cerebros!

En cualquier caso, los que reduzcan a mero franquismo la explicación de todos los resultados deportivos del Madrid (incluidos los conseguidos en una Europa antifranquista, tanto en el “Este” como en el “Oeste”) no pueden después negarse a admitir que el mismo esquema es aplicable “paralelísticamente” a cualquier equipo que gane “sospechosamente”. Y todos tenemos derecho a sospechar de los éxitos del Farsa, tanto de los de la época actual como de los de las pasadas (sería tan interesante analizar lo bien que le iba al farsismo en el fascismo más represor como averiguar por qué le gustaba tanto “veranear” en Tenerife como en La Coruña).

Pero ya no se trata de sospechas, gracias a Godall o al resto del entorno de Laporta (que también va contando cosas interesantes); ya es evidente (para el que quiera abrir los ojos) a qué se ha dedicado el Farsa últimamente:


Ahora se habla del fin del “villarato”, pero no creo que haya peligro de que la manipulación mediático-deportiva del fútbol español cambie demasiado; en todo caso, se adaptará si empieza a soplar el viento dominante desde otro lugar; pero seguira fiel a su “estilo”. Porque en el discurso “publicado” se podrá cambiar la “moda” u orientación, pero no el “formato”: la prensa volvera a decir a sus adiptos qué es lo que toca apoyar o criticar desde ese momento y hasta nueva orden. Y eso es lo que harán sus acólitos sin rechistar.

A los medios de comunicación no les importará decir entonces justamente lo contrario de lo que decían hasta ahora; porque ellos tampoco son otra cosa que un “continente”: para la prensa, nunca ha tenido importancia el “contenido” sino la venta del producto (al mejor postor, por supuesto). Y es que los periodistas no son mejores que los pobres diablos que tienen abducidos con sus líneas editoriales sectarias.

Todo esto no es precisamente nuevo: ya lo sabía Orwell cuando señaló el “doblepensar”, la “neolengua” o la “reescritura de la historia” como atributos de la sociedad manipulada que busca el “pensamiento único” como meta del control totalitario enmascarado con una apariencia de democracia; es decir, de la nuestra; particularmente en el caso de “nuestro” fútbol.

Por si alguien sigue sin entenderlo: en Farsalona no les interesa estar en posesión de la “Verdad” sino del “Ministerio de la Verdad”, localizado en la capital de Farsistán, sin la menor duda, por “méritos” propios del farsalanismo; pero con delegaciones por toda España (la de Madrid es particularmente importante, como principal caballo de Troya en el territorio del archienemigo).

Actualmente, es tan poderoso el Ministerio Farsalán de la Verdad y tiene controlados a tantos medios que el mismísimo Goebbels, antiguo ministro de propaganda de todo un imperio, al ver su inmenso poder, se está revolviendo de pura envidia en su tumba.

Antonimus.

P. S.: El Farsa no ha surgido de la nada: tiene un mentor y un entorno. El mentor es Pujol el “honorable”, el padre de todo el nacionalismo farsalán e independentista actual. Quien quiera saber a qué se ha dedicado en su etapa “política” mientras ponía los cimientos de lo que es hoy su país, que consulte esta página:


Y el que quiera saber a qué se dedica el entorno del Farsa (y el del Atávico de Bilbao) y cuales son sus “valores cívicos”, que lea estas otras:



Los que criticaban tanto al Madrid por no querer satisfacer la “petición” del Bernabéu para la final de Copa de España, ya se pueden ir disculpando; aunque, probablemente, no lo haran. Y es que no sabe uno qué es más despreciable, si el enemigo al que sabes que tienes que enfrentarte o el supuesto amigo que cuando te atacan no te deja reaccionar (¿por colaboracionismo?).

Lo que está claro es que cuando un ser tiene un miembro necrosado, la situación sólo puede evolucionar de dos maneras: o se le amputa el órgano dañado antes de que contamine al resto del organismo o el sujeto muere sin remedio.

Así que le toca a España mover ficha…si es que quiere sobrevivir.

miércoles, 14 de marzo de 2012

ESPERANDO A GODALL

Hace ya muchos años, en un partido de barrio, asistí a esta curiosa escena: un jugador agredió a un rival y, al ser expulsado, abandonó el campo diciendo: “Se ha cagado en mi puta madre y en mi puta madre no se caga ni dios”.

Sí, no hay error. Lo que no le había gustado nada al sancionado no era la atribución a su madre de la profesión más antigua del mundo sino la defecación (oral) sobre ella.

Analicemos ahora una situación similar: hay en Farsistán mucho revuelo porque un antiguo visir del sultán defenestrado en la corte farsigrana ha confesado la triste realidad de la política (sí, he dicho política) farsista para hacerse aliado del poder futbolístico en España y en el extranjero con el fin de “optimizar” los rendimientos “deportivos” de su equipo.

O sea, que ya no es una sospecha “por qué” ha ganado el Farsa tanto últimamente; porque, como dicen en los tribunales, a confesión de parte…


Pero, más allá de la gravísima acusación al Farsa de un, ¡no lo olvidemos!, antiguo directivo suyo (situación sólo comparable a cuando Milla, después de salir del Farsa, confesó el “contubernio de Tenerife”), aún más interesante es  estudiar las “reacciones” provocadas por sus declaraciones:


Resulta que para el Sr. (deíctico, sin la menor de las dudas), Moyá (tampoco lo olvidemos: ¡un “deportista”), no tiene ningún interés el fondo de la cuestión sino que el exdirectivo farsigrana sea tan “bocazas”. No es el único en pensar como aquel jugador citado al principio: lo grave (para ellos) es la proclamación, no el acto ilegítimo mencionado. En todo caso, una vez hecha la adulteración, lo que corresponde (parece) es taparla para siempre.

Ahora resulta que estos “afectados” por el ataque de sinceridad de Godall no saben de qué va el mundo mundial en su versión capitalista; que no han oído que para ganar vale todo y que los “goles de despacho” (invención farsista, asímismo, algo que no hay que olvidar tampoco) valen hasta con la mano. Por supuesto, la de messy.

Mucha “ingenuidad” herida; demasiada “sorpresa” para creer en ella. Lo que les jode es ir detrás; porque cuando iban delante no pedían aclaraciones de quién iba a pagar tanta fiesta ni cuánto costaría. Pues ha llegado la tristísima hora de la cuenta; ya se pueden ir bajando los pantalones.

Algunos, como Relaño, llevaban mucho diciéndolo. Ya no están solos los que dudaban de tanta “gradeza”:


Tampoco lo estamos los que sospechábamos que tanta “perfección” no era de esta vida, sino del inframundo de la condición humana. Ya no tenemos que seguir esperando a Godall (parafraseando a Beckett), porque, éste sí que ha comparecido. Un poco tarde, ciertamente, pero bien está lo que bien acaba. Ahora ya sólo falta que el Dalái salga del armario de lo políticamente ultracorrecto (y que no siga contando el cuento infantiloide de que el no se ensucia para ganar como sea después de ser un elemento destacado del equipo de Laporta, más conocido en los juzgados que en los estadios).

Yo creo que no sería muy “inteligente” criticar ahora la locuacidad de Godall; recordemos que todos estamos (al menos, de boquilla) siempre dispuestos a aplaudir cuanto favorezca el Triunfo de la Verdad (¡y el Dalái Lama el primero! Aunque, ahora que lo pienso, no se le ha oído decir estos días ni pío de la política de “influencias” del Farsa. El Místico ni siquiera ha manifestado si sabe quién es Godall; y eso que se llevaba tan bien con la anterior directiva farsista y es de suponer que forzosamente mantendrían alguna relación).

Así que será más “elegante” agradecer a Godall su sinceridad (especialmente, porque no es una virtud muy practicada en su paisito); ya que es gente como él la que facilita la labor de los historiadores para que al final cada uno termine donde se merece, por ejemplo, en el vertedero de la historia del fútbol, que es el lugar, que, por méritos propios, le corresponde ocupar al Farsa, cuyo despreciable nombre se escribe con la “F” del falsificador.

Antonimus.