Tercer empate en casa de un Madrid hasta ahora imbatible. ¿Casualidad o causalidad?
Después de una de las campañas más vergonzosas contra los árbitros, incluso tratándose del Farsa, que recordamos y que ha creado una psicosis antimadridista innegable en los colegiados (¿sólo?), ¿realmente es casual que se piten ciertas faltas en ciertos momentos contra el Madrid y no otras muy similares o más claras a favor de nuestros delanteros?
Por supuesto, un árbitro inteligente no tiene necesidad de actuar descaradamente contra nosotros; basta que vaya “segando la hierba” bajo nuestros pies poco a poco. Por ejemplo, ¿cuántos violencianistas puedieron ser expulsados el domingo pasado? Sólo con la sanción reglamentaria de las agresiones a Pepe, a Di María o a Marcelo ya bastaba para haber “mantenido” el partido dentro del reglamento. Pero no se trataba de eso. Evidentemente, no.
Ahora, los que ya se iban a tener que meter por el culo la copa de Liga (con asas incluidas) respiran y sueñan con que la cosa tenga aún remedio. Por supuesto, se han apresurado a decir que el Madrid es el que se queja de los árbitros (al menos, no los zarandea) y que lo hace sin el menor motivo; Mou vuelve a ser el ogro de la películo de chinos que vienen contando, etc. etc.
Lo que evidencia todo esto es que estamos más solos que nunca; todos quieren que caigamos, salvo nuestros aficionados. Más mérito para nosotros si logramos evitarlo.
Por eso, mucho más que en los momentos alegres, es hora de apretar los dientes y dar la cara por el equipo. Y si alguno no sabe estar a la altura de las circunstancias y no da la talla que le corresponde al puesto que ocupa en el Madrid, ya sabe donde está la puerta.
Antónimus.
P. S.: Aunque con menos puntos de margen, seguimos dependiendo de nosotros, pese a quien pese. Pero, es todo un espectáculo contemplar la distinta manera de valorar en la prensa el “antifútbol” de los equipos que juegan contra el Madrid en comparación con la fulminante acritud con que se rechaza el “tribote” de Mou (incluso cuando sí da resultado). Evidentemente, el problema es la existencia del Madrid.
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