lunes, 23 de enero de 2012

REAL, 1 - FARSA, 2: CRONICA PRESENCIAL


Comienzo esta crónica presencial del último partido de Copa con una aclaración previa: soy socio abonado del Real Madrid desde el verano de 1974, es decir, tengo una lealtad inquebrantable a nuestro club desde hace casi 40 años, así que no soy un advenedizo de mierda con carnet o un “madridista de hace dos días” blandorro y pusilánime que tiene al Marca o el As como consejeros intelectuales que le aclaran cómo es nuestro club, cuáles son sus valores, y qué es lo mejor y más conveniente para el Real Madrid.

Esta maravillosa experiencia de casi 40 años apoyando a mi club desde la grada o en cualquier otro ámbito de mi vida, ha desarrollado en mí la capacidad de generar mis propias ideas sobre el Madrid o el fútbol en general sin necesidad, como dije antes, de adoptar las ideas interesadas que la mayor parte de la prensa deportiva española inculca e instala en los tristemente perceptivos cerebros de una buena parte de la afición madridista ( incluyendo a muchos socios ).

Explico esto para prevenir a los lectores de esta crónica de que no van a hallar en ella los argumentos que han leído o escuchado en los medios deportivos de gran difusión sino otros bastante diferentes, basados en lo que vi con mis propios ojos.

Como dije al principio, ingresé en el club en el verano de 1974. Mi carnet de socio infantil, llevaba las firmas de don Antonio Calderón como gerente, y de don Santiago Bernabéu como presidente; y mi primer entrenador fue Miljan Miljanic, un técnico importante en la historia moderna del club que falleció el pasado 13 de enero, cinco días antes del partido. Doy cuenta de todo esto para exponer que mi primera sorpresa, momentos antes de iniciarse el encuentro, no fue la presencia de Carvalho y Altintop en  la alineación inicial del Real, sino la ausencia de un lógico y respetuoso minuto de silencio guardado en memoria de Miljan Miljanic.

No hubo minuto de silencio para nuestro antiguo entrenador Miljan Miljanic.

Las máximas autoridades de nuestro club, al parecer, o no conocen nuestra historia, o la desprecian. Pero, claro, a tales desmemoriadas autoridades, tales desmemoriados súbditos: tras hacerles caer en cuenta de la triste omisión, todos los abonados cercanos a mi asiento me reconocieron que ni siquiera habían pensado en ello, mientras me miraban como si yo fuera un lunático aguafiestas que les evidenciaba su escasísimo conocimiento de la historia del club: ya he pasado anteriormente por situaciones similares en el mismo abono y con los mismos protagonistas, y soy consciente de haberme generado una fama a mi alrededor de “tocapelotas” y puntilloso empollón del Real Madrid y su Historia y, sin embargo, reconozco con agrado que tengo un grupito minúsculo que también muestran su ignorancia aunque, a la vez, veo que me escuchan con atención y respetan mis opiniones. Aclaro todo esto, porque esos mismos que no tienen memoria para honrar a uno de los nuestros, cuando deja esta vida, son los mismos que apelan a la Historia del Club, la que conocen ellos en entregas coleccionables del As o el Marca o gracias a los cromos autoadhesivos que entrega ahora el ABC, a la hora de criticar las tácticas de José Mourinho:

“Este tío, no sale a jugar al ataque ni aunque lo maten…”

minutos antes del pitido inicial, comentan agoreros algunos de ellos  aunque, curiosamente durante esta temporada el Madrid lleva en Liga más goles marcados que en ninguna temporada anterior a estas alturas de campeonato, eso sí, “sin atacar”.

“En la vida se ha visto al Madrid jugar tan defensivo, en la vida…”

sentencian con indignación, cuando aún no ha comenzado el partido, los mismos “eruditos” en Historia Madridista. Compasivo, no me molesto en recordarles cómo hace cinco años saltaban eufóricos en sus abonos, los mismos que ahora ocupan, contemplando como el Madrid ganaba la Liga frente al Mala Horca en la última jornada de la Liga 2006-07, entrenado por Fabio Capello, famoso mundialmente por su amor por el juego alegre y ofensivo, y liderado en el centro de campo por la dupla Emerson-Diarra y su legendario fútbol de fantasía cuasi comparable al del Brasil de 1970.

Lo más triste de todo es que aún tengo que a agradecer a estos ilustres "iluminados" el detalle de estar allí presentes y no haber alquilado el abono, como hacen otros muchos en partidos de esta transcendencia. Al menos, los "abonados por un día" que nos rodeaban no eran culés, cosa que ya ha sucedido unas cuantas veces anteriormente. El club debiera investigar esto  con seriedad y tomar medidas punitivas contra aquellos "madridistas" que se forran a costa del alquiler de su abono y ubican en territorio de abonados madridistas a seguidores  culés con el riesgo evidente de que acaben produciéndose graves incidentes entre ambas aficiones, pero no me hago muchas ilusiones al respecto. En esta cuestión, los dirigentes de nuestro club sí que guardan un minuto y varios años de silencio.

Centrándome en el partido, yo vi al Madrid que me esperaba, correoso y luchador, bien plantado en el campo y listo para efectuar contragolpes rápidos y efectivos cuando recuperaba el balón. Y esta táctica, que tiene muchos detractores entre nuestra propia afición, pareció no ser tan mala cuando marcó Cristiano Ronaldo, ya saben, "el que nunca aparece contra el Barcelona". El gol fue lógicamente festejado aunque, curiosamente me pareció oír más aplausos desde la grada minutos después, cuando el propio Ronaldo, tras un sprint  vertiginoso, recuperó un balón en defensa a Alves.

¡ Qué grandes entendidos de fútbol !  Resulta que tenemos la suerte de poder ver, ahora mismo, al delantero con mejor promedio goleador en 110 años de Historia del Club, pero no nos gusta porque no baja a defender. Pero, eso sí, cuánto saben de fútbol. Menos mal que no son aficionados al vino: te gastas cerca de 500 € en obsequiarles con un Reserva del 99 de Ribera del Duero y lo utilizarían para hacer calimocho en tus propias narices.

Y hablando de narices, nos pareció desde la grada que Gerard "la Piquer", gran artista catalana del cuento y la simulación, saltaba con el brazo extendido para agredir en la nariz a Pepe Lee Oswald, ya saben, el enemigo número uno del Mundo Libre. Para este tipo de agresiones, el Reglamento sólo contempla una sanción posible: la expulsión con tarjeta roja directa. Y no es que esto lo crea yo así: exactamente lo mismo pensaban los ocho jugadores de campo del Farsa que rodearon al árbitro ladrándole cual jauría rabiosa con el ánimo evidente de intimidarle, justo antes de tomar la decisión sancionadora.

Objetivo conseguido: la agresión se pagó con tarjeta amarilla, ya que aún estamos en las rebajas de enero. Una vez más, se cumplió en el Santiago Bernabéu esta curiosa ley d'Hont futbolística: la protesta de ocho futbolistas farsistas acojona más a un árbitro que los silbidos de 80.000 aficionados madridistas. La Piquer, que tras esa agresión, pudo disputar el encuentro completo, en la rueda de prensa posterior al partido se permitió seguir cantando la copla de que jamás podría tener un compañero como Pepe en el mismo vestuario. La indignada tonadillera farsista no debería hacer afirmaciones tan tajantes y contemplar con atención como su compañero BusK.K.K.ets es capaz, con gran sacrificio ideológico, de ducharse junto a Alves o Abidal, en contra de sus credos de supremacía racial, salvaguardando así la unión dentro de la plantilla farsista.

El resto de la primera parte, fue muy disputada y el Farsa creó las mejores ocasiones del partido en esa fase del encuentro, pero el Madrid estuvo mucho más concentrado en defensa que después del descanso y mantuvo nuestra puerta imbatida.

La falta de concentración, precisamente, fue decisiva al comienzo de la segunda parte cuando el Farsa marcó el empate. Y esto es lo único que le puedo reprochar a Pepe: no puede estar pendiente del balón en el saque de un córner en contra, cosa que ya hacen los compañeros que defienden el primer palo, y no mirar de frente y a espaldas del balón a los rematadores que se incorporan al segundo palo, que es el suyo. Sobre la jugada con Mentiressi, no tengo que hacerle ninguna observación. Creo recordar que a Cristiano Ronaldo le dolió mucho más el pisotón en el empeine que le propinó David Villa a los diez segundos del partido del 5 a 0 en el Nou Camp y que no fue sancionado ni con una miserable tarjeta amarilla. Pero, claro está, David Villa es un santito de la selección campeona del mundo y de él no se va  a publicar jamás un artículo condenatorio ni mucho menos. Por cierto, viendo cómo juega el chileno Alexis, ya puede irse buscando el "Guaje Salvaje" otro equipo porque va a jugar menos en el Farsa que Pinto, el Portero Bufón. Pero primero tendrá que superar su lesión y ver cómo recupera la forma, porque se le quedó illa, illa, illa,...el peroné hecho papilla.

En todo caso, cesen los lamentos y los pesares, porque Mentiressi no perdió ningún dedo de sus manos y las podrá seguir usando para marcar goles que pueden cambiar la clasificación final de un campeonato; al igual que Casquero que tras la "agresión asesina" de Pepe Lee Oswald se levantó del suelo, parapléjico y todo, y fue capaz de lanzar un penalty contra el Madrid (por cierto: bien jodido se quedó, pero no por culpa de Pepe Lee Oswald sino porque lo falló).

Creo que ha quedado bien claro que no condeno la acción de Pepe, pero sí que me avergüenzo como madridista con carnet de 38 años de antigüedad de que algún mierda pusilánime dentro de la estructura del club haya obligado a Pepe a grabar ese ridículo vídeo de disculpa; aventuro desde aquí que habrá sido idea de algún meapilas del estilo de Butragueño (y quien dude de la sinceridad del arrepentimiento de Pepe Lee Oswald que recuerde el prota-agonizado por nuestro canterano Eto’o, cuando pidió perdón por haber hecho un comentario razista –“blancos cabrones, saludad a los campeones”- para evitar una hipotética sanción. Sí, hombre; el mismo Eto’o que llamó monos a los zaragocistas y luego se hizo el dolido cuando le contestaron en el mismo lenguaje que él había empleado primero).

Lo digo porque yo estoy a la espera de que el Farsa se disculpe por abrirle la cabeza a nuestro entrenador Miguel Muñoz en partido de Copa de 1970 jugado en el Camp Nou; o que su sanguinario defensa Tarzán Migueli se disculpe por lesionar gravemente a Henning Jensen y Paco Bonet ( ex-jugadores del Real Madrid, aclaro para los "fervorosos madridistas" que coleccionan la historia del club en pegatinas del ABC ); o que el "entendido" público del Camp Nou se disculpe por abrir la cabeza de Iván Helguera y Roberto Carlos con sendos mecherazos desde la grada. Del famoso "partido del cochinillo" no me he olvidado, no. Lo que pasa es que ya se "disculpó" a su manera el entonces presidente del Farsa, Joan Gaspart, diciendo que la culpa la tuvo Figo "porque cada vez que iba a sacar un córner iba caminando muy despacito para provocar al público". Por supuesto, el Farsa no cumplió la sanción de cierre del estadio sin embargo, eso sí, aquí están ahora pronunciando conferencias sobre el juego limpio y escandalizándose por la acción de Pepe Lee Oswald. Hace tan sólo unos meses no les parecía tan criminal ni tan asesino cuando anduvieron interfiriendo en la renovación de Pepe con el Real Madrid.

Así que me puedo pasar otros 38 años sentadito en mi abono esperando alguna disculpa farsista por las agresiones que he citado ( hay muchas más, pero los que maman su madridismo de las tetas del As o el Marca que no esperen encontrarlas en sus historietas coleccionables y oportunistas publicadas en interminables entregas ).

Tampoco me quiero olvidar del árbitro Mugrease Fernández, el Travolta del silbato. Es el típico árbitro resabiado y especulador que anda siempre pendiente de la compensación. Lo digo porque hubo en la segunda parte una entrada por detrás de Carvalho a Mentiressi que debería haber sancionado con roja directa y sólo mostró la amarilla. Pero claro, el rasero de medir ya lo había marcado él mismo en la primera parte con la burda amarilla a la Piquer por agresión a Pepe. La jugada de Mentiressi y Pepe no la sancionó, sencillamente porque no la vio, al igual que muchos de los presentes en el estadio no la vimos cuando se produjo.

Y, sin abandonar la cuestión arbitral, aprovecho para recriminar un error involuntario a José Mourinho: el día que dijo en una rueda de prensa que Matéu Lahoz era un gran árbitro, sin querer, lo "recusó" de por vida para pitar un Madrid-Farsa. En lo que va de temporada llevamos cuatro enfrentamientos en competición oficial contra el Farsa y, por supuesto, Matéu Lahoz no ha pitado ninguno de ellos ( ni pitará el partido del próximo miércoles). Al parecer, no es ningún mérito que haya ganado en la temporada anterior el Trofeo Guruceta que otorga el diario Marca al mejor árbitro de Primera División durante una temporada. Tengo la sospecha de que le designaron en el Madrid- Paleti de esta temporada como "experiencia- piloto" con la posibilidad en el futuro de designarle para un Madrid-Farsa, y no salieron contentos de la prueba. El inconsciente de Matéu no tuvo mejor idea que aplicar el reglamento y expulsar al portero belga por cometer un penalty tan claro que fue reconocido por el mismo guardameta tras el partido, y concluyó su labor arbitral pitando un segundo penalty contra el Paleti y una segunda expulsión. Demasiado osado.

Para finalizar la crónica, creo que el error nuestro en la jugada del empate nos pesó y desmoralizó demasiado. Se notó que el equipo perdía la fe en sí mismo. Pero para mí es mucho peor la actitud mayoritaria del público "madridista". Salvando las excepciones honrosas y habituales de "Ultras Sur" y "Orgullo Vikingo" y de los que a modo individual pero poco eficiente nos dejamos la garganta desperdigados en la inmensidad cadavérica de la grada, nuestros jugadores, sí los nuestros, los que llevan la camiseta del Madrid sean de nuestro gusto o no, no recibieron apoyo ni aliento suficientes para enjugar el mazazo del gol del empate. Con semejante escenario favorable, los canallas farsistas no desaprovecharon la oportunidad de marcar el segundo gol gracias a un nuevo desajuste defensivo. A los "eruditos" que aborrecen de Mourinho y/o Ronaldo entonces sí que se les podía oír quejarse de todo pero sin dar ni un sólo grito de ánimo para los nuestros: o sea, que se pasaron toda la segunda parte trabajando para el enemigo. Estos mismos traidores oportunistas son los que en la celebración de los éxitos venideros querrán ponerse en la primera línea de la foto de los Campeones besándose el sagrado escudo del club. Denuncio esto, aquí y ahora, para que todos mis hermanos de fe y de pensamiento madridistas guarden en su memoria el rostro infame de esas ratas despreciables y no duden en denunciar su falso e impostado madridismo a la hora de celebrar los triunfos venideros.

Por todo ello, me despido de todos vosotros con un fuerte ¡Hala, Madrid!

Uli Di Stielíkano




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