jueves, 26 de enero de 2012

LA REBELIÓN DE LAS MARIONETAS

Algo anda revuelto en los medios estos días. Es como si se les hubiese olvidado que son eso, medios, y no fines; que son, en tanto que criados, correas de transmisión de las “informaciones” de sus amos y nada más. Porque no es verdad que el mensaje sea el medio: en todo caso, lo es su dueño; el que decide invertir en esa empresa para dominar las comunicaciones sociales. Sin él, no habría cauce para divulgar nada y los periodistas ni siquiera existirían.

Cabe preguntarse si esta inversión es más rentable que la de una empresa de, por ejemplo, producción industrial. Evidentemente, no rinde tantos beneficios económicos, pero sí proporciona otro tipo de rentabilidad: la ideológica; pues, con un medio así se pueden moldear muchas mentes y suplantar el protagonismo social (justo lo que está sucediendo con la afición del Madrid) de forma que la opinión publicada anule la opinión pública y sus verdaderos intereses.

Así que habría que preguntarse quién y qué espera obtener algo de esta campaña antimadridista tan desaforada como artificial que estamos padeciendo (vamos los primeros destacados; nuestros números en Liga y Champions baten todas nuestras marcas históricas y si nos eliminan en Copa, objetivamente, no sólo no lo hará el Alcorcón sino que, además, podemos salir beneficiados, tanto en España como en Europa, al tener 2 partidos menos en el durísimo calendario de febrero que el Farsa).

Pero distingamos: una cosa es lo que quieran como línea de fondo las empresas periodísticas (dominar el Madrid o, más bien, anularlo, y, a tal fin, imponer a peleles a su servicio como presidente y entrenador del club) y otra lo que les apetece rabiosamente a sus empleados los tuerceplumas, al parecer, agraviados por el Madrid (o por sus empleados portugueses).

Quizá este matiz aclare la increible situación actual, en la que las marionetas plumíferas se han puesto a mover los hilos en lugar de ser movidas por ellos; es decir, en vez de in-formar, con-forman la “realidad” a la medida de sus deseos para hablar sólo de lo que nos quieren contar para manipularnos en vez de narrar, más o menos subjetivamente, lo que pasa (que omiten siempre que les conviene).

Porque, si nos ponemos a recordar la teoría, una noticia no es que un perro muerda a un hombre sino lo contrario. Claro que, pensándolo bien, buena parte del auténtico problema es que Mou les ha “mordido” a los perros periodistas más de lo que ellos están dispuestos a aguantar y eso se les nota mucho pese a su “profesionalidad”.

En el fondo, lo que se está haciendo no es otra cosa que arreglar las cuentas pendientes de los reporteros con Mourinho; el que osó decirle a Eleanora Giovio que se arriesgase a afirmar bajo su responsabilidad personal que Pepe miente en su arrepentimiento por el lance de la Copa; ateniéndose a las consecuencias correspondientes (y, claro, no lo ha hecho); o que, ante el requirimiento de Diego Torres (también de EL PAISITO) para dar explicaciones sobre los cambios introducidos en las alineaciones manifestó su absoluta independencia de la prensa y, en consecuencia, se negó a tener que justificar sus decisiones ante ella (contestación que no fue siquiera mencionada en la “información” deportiva de su periódico, pese a firmar dos artículos sobre el partido en cuya rueda de prensa le puso Mou en su sitio de mamporrero).

Entretanto (mientras intentan cargarse a Mou), toca hablar de la actualidad más candente (para los medios), o sea, de Pepe. Y claro, no se limitan a comentar su situación sino a promover abiertamente como acusación particular una sanción contra él. Sin embargo, el Comité-pro-Piqué no desea aplicársela por la sencilla razón de que después de no querer ver lo que hizo su patrocinado (el defensa farsista que forzó impunemente una amarilla) se pondría demasiado en evidencia si ahora actúa contra Pepe (se lo merezca o no); porque una cosa es no ser imparcial con el Madrid y otra demostrarlo científicamente hasta el punto de que todos los tontos de España se tengan que dar por enterados.

Así que los chicos de la prensa, autoproclamados brazos seculares de esta Inquisición deportiva, han emprendido una cruzada fanática por su cuenta para “persuadir” al Comité y no quedarse sin su deseada quema de Pepe en la pira de la santa ira mediática (uno comprende perfectamente lo que pasó en Salem con las tenidas por brujas viendo el estilo con el que la jauría prensil exige en plena postmodernidad la sangre del portugués).

Mientras, los borreguitos blanquitos se dejan llevar al matadero por sus peores enemigos, los inventanoticias, y se disponen a celebrar un gran banquete con ellos si todos juntos consiguen ¡por fin! echar a Mourinho.

El plato del día es…cordero. ¡Que les aproveche!

Antónimus.

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