martes, 1 de mayo de 2012

TANTO NADAR PARA AHOGARNOS VIENDO LA ORILLA


Quizá haya sido el precio de la “final” del Mou Camp del sábado; quizá aún hay que reforzar el equipo (sobre todo en el centro del campo, para evitar la falta de control del balón que aún padecemos); quizá la suerte (aunque sólo creen en ella los que no creen en sí mismos); quizá el árbitro, que no quiso saber nada de los marcajas bávaros con faltas reiteradas, sobre todo a Özil (aunque hasta Riberí y Robben daban lo suyo)…El caso es que la final de Múnich la veremos por la tele…si nos quedan ganas.



Podemos consolarnos, si queremos, diciendo que el Baviera de Múnich (Bayern München) no ha sido superior al Madrid y será matemáticamente cierto; pues los penaltis son muchas veces más una cuestión psicológica (decisivo el primer fallo de Cristiano en los once metro después de tantos aciertos consecutivos) o técnica (de especialistas en el lanzamiento o en la portería) que una cuestión medible en mérito futbolístico.



Pero nada va a tapar la decepción de no conseguir la décima de una vez, un año en el que el finalista inglés (Chelsea) parece asequible.



Mou no logró reencarrilar un partido que empezo muy encarrilado (dos goles a los bávaros en 14 minutos no es poca hazaña) y el equipo, a partir del 2-1, pareció más pendiente de no encajar más goles que de marcarlos.



Nada que objetar al trabajo (de ambos equipos), que fue descomunal. En este sentido, llamó la atención que los muniqueses (que en el último partido de Liga alemana sólo habían alineado a tres titulares, contando al portero) terminaran tan cansados como nosotros, si no más. Eso no pasaba antes; pero tampoco cambia el resultado final.



Ni siquiera me quejo del penalti de Pepe, porque con Mario Gómez el centro podía haber sido gol perfectamente y entonces estaríamos quejándonos de que no lo hubiera hecho. Ni Pepe ni los demás cometieron fallos decisivos; simplemente, no dimos más de sí (tampoco ellos) y al final todo dependió de los penaltis.



En fin, esperemos que el año que viene lo logremos.



Antónimus.


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