Quizá
haya sido el precio de la “final” del Mou Camp del sábado; quizá aún hay que
reforzar el equipo (sobre todo en el centro del campo, para evitar la falta de
control del balón que aún padecemos); quizá la suerte (aunque sólo creen en
ella los que no creen en sí mismos); quizá el árbitro, que no quiso saber nada
de los marcajas bávaros con faltas reiteradas, sobre todo a Özil (aunque hasta
Riberí y Robben daban lo suyo)…El caso es que la final de Múnich la veremos por
la tele…si nos quedan ganas.
Podemos
consolarnos, si queremos, diciendo que el Baviera de Múnich (Bayern München) no
ha sido superior al Madrid y será matemáticamente cierto; pues los penaltis son
muchas veces más una cuestión psicológica (decisivo el primer fallo de
Cristiano en los once metro después de tantos aciertos consecutivos) o técnica
(de especialistas en el lanzamiento o en la portería) que una cuestión medible
en mérito futbolístico.
Pero
nada va a tapar la decepción de no conseguir la décima de una vez, un año en el
que el finalista inglés (Chelsea) parece asequible.
Mou
no logró reencarrilar un partido que empezo muy encarrilado (dos goles a los
bávaros en 14 minutos no es poca hazaña) y el equipo, a partir del 2-1, pareció
más pendiente de no encajar más goles que de marcarlos.
Nada
que objetar al trabajo (de ambos equipos), que fue descomunal. En este sentido,
llamó la atención que los muniqueses (que en el último partido de Liga alemana
sólo habían alineado a tres titulares, contando al portero) terminaran tan
cansados como nosotros, si no más. Eso no pasaba antes; pero tampoco cambia el
resultado final.
Ni
siquiera me quejo del penalti de Pepe, porque con Mario Gómez el centro podía
haber sido gol perfectamente y entonces estaríamos quejándonos de que no lo
hubiera hecho. Ni Pepe ni los demás cometieron fallos decisivos; simplemente,
no dimos más de sí (tampoco ellos) y al final todo dependió de los penaltis.
En
fin, esperemos que el año que viene lo logremos.
Antónimus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario