Intentar decir, siquiera, que el 4-1 que le endosó el Borussia de Dortmund al Madrid el 24 de abril de 2013 en Alemania no es tan mal resultado es tomar un comparativo (todos sabemos con quién) por una definición adecuada de lo sucedido.
Es cierto que, posiblemente, aunque probablemente no sucederá, sí se puede ganar aquí por 3-0 y pasar todavía a la final de la Champions (donde estará esperando otro equipo alemán aún más complicado), pero no es algo con lo que se pueda contar en estos momentos. Así que lo primero que toca ahora es comentar lo sucedió y sacar consecuencias.
Empecemos por decir que el centro del campo es la clave de cualquier encuentro, donde se empieza a defender y a atacar y donde se equilibra y mantiene unido el equipo. Pues bien, ayer naufragó totalmente. Alonso no está bien (seguro que no lo estará hasta que se opere), Khedira no hizo nada destacable y Modric…¿para qué se ha fichado a Modric?
Este sí es un error de Mou de los que hay que imputarle indudablemente sin caer por ello en la persecución habitual contra nuestro entrenador. No se trata de eso sino de pedirle responsabilidad por sus decisiones equivocas.. Si ya tenía a Özil (que, una vez más, demostró que en los partidos con “lija” se repliega a su caparazón), ¿para qué reincidir en el mismo problema trayendo otro jugador que aporta creatividad sin agresividad?
Lo que el Madrid necesita en esta zona es gente como Alonso, pero más joven o como Khedira, pero con más clase; gente con muchísimo orgullo, ganas inagotables de triunfar y coraje (como Pirri o Stielike), no bailarinas que se lleva el viento en cuanto que el rival se pone el cuchillo entre los dientes.
Por cierto que “rascar espinillas” es algo que, sin duda, también tenemos que saber hacer nosotros ni no queremos “jugar” al futbol “actual” en inferioridad de condiciones. Si la intimidación “extrarreglamentaria” del adversario es una baza del juego permitida por los árbitros reiteradamente, nosotros también tenemos que participar en ella en lugar de limitarnos a lamentarnos por sufrir sus consecuencias (una vez más. Y luego nadie cuenta qué había pasado antes de que Juanito pisara a aquel hijo de puta). Que se quejen los demás de nuestra “entrega”. Y que tengan razón en hacerlo; que eso no mueve los marcadores de los partidos ya jugados.
Porque también es hora de hablar de los árbitros, sin complejos de que lo hacemos “sólo” para justificar la derrota. Es cierto que el arbitraje, en sí mismo, no influyó en el resultado, pero sí que facilitó el desarrollo del juego del Borussia con decisiones muy sutiles, como sucedió al principio de la primera parte, cuando concedió la ¿ley de la ventaja? en dos faltas favorables al Madrid, al borde del área germana, porque después de estas faltas el balón llegaba a jugadores del Madrid que estaban de espaldas a la portería y rodeados de contrarios. Teniendo en el campo a CR/ y Özil, me parece que todos preferiríamos que hubiese señalado el lanzamiento de esas faltas, con sus correspondientes tarjetas. En este sentido, añadimos que la primera tarjeta amarilla la mostró en el minuto 53 de un partido en el que los “Borusser” entraban con todo y sin la menor contemplación a todos los balones en disputa desde el mismo principio del juego.
Tampoco hay que olvidar que un empujón a Modric en la frontal del área rival no fue pitado en absoluto, aunque era bastante más fuerte que el que pitó a Alonso como penalti. Y en cuanto a la tarjeta a Özil, bien sacada según la normativa europea (que ojalá estuviera vigente también aquí), no pasaba nada por sacársela también al alemán que le dio una buena patada por detrás a nuestro jugador, lo que, por supuesto, no ocurrió (habría que preguntarse si suponía la inhabilitación de ese “Borusser” para el Bernabéu).
En defensa no estuvo nadie bien, pero puede ponerse en un plano de menor responsabilidad en el resultado a Ramos (eso sí, largando “después” de más, como siempre, en lugar de trabajar de más “antes”, durante el partido) y a Coentrao (que no te complica la vida, pero no suele solucionártela tampoco).
En cambio, Pepe y Varane estuvieron pésimos. De nada sirve no admitirlo; les debemos mucho por sus actuaciones pasadas, pero está vez fracasaron. Sin paliativos. Porque, si un mismo delantero te mete 3 goles (el de penalti no cuenta a estos efectos) en jugada dentro del área es porque no sólo tienes errores defensivos sino porque además no los corriges, y aprender rápidamente de las propias equivocaciones es una obligación exigible a jugadores de este nivel.
Diego López estuvo, una vez más, muy bien, por mucho que encajara 4 goles (no tuvo culpa de ninguno y menos del de penalti), pues hizo al menos 3 intervenciones que evitaron que estuviéramos ahora hablando de un marcador adverso histórico. Por supuesto, no le servirá para que ya no le pregunten más a Mou por la suplencia del enchufado de la prensa, pero ese no es su problema y tampoco debería serlo de los madridiistas que, de verdad, anteponen el equipo a cualquier interés particular.
Di María salió tarde por circunstancias tan disculpables en él como perjudiciales para el equipo (pues con él el campo hubiera podido jugar Özil más al centro y ser más efectivo ahí que en la banda, sin que éste y Modric se estorbaran). Tampoco aportó gran cosa el argentino; como no lo hizo Benzema, en su línea habitual de irrelevancia y apatía (supongo que ya tendrá las maletas hechas) que sustituyó en la segunda parte a Higuaín. El argentino logró en una jugada de depredador del área dar a Cristiano Ronaldo el pase del único gol que marcamos que es muy importante, dado su posible valor doble en la eliminatoria, pero que sabe a muy poco para todo un Madrid.
El portugués, como todos los delanteros en general, recibió muy pocos balones y en muy malas condiciones y si se le puede salvar de la debacle casi general no es por lo que jugó sino porque marcó (lleva 12 goles en 11 partidos europeos).
En cuanto al entrenador, que sabía por la liguilla previa a lo que nos íbamos a enfrentar, no fue su mejor día, ni en la alineación ni en los cambios (aunque tampoco podía sacar a nadie verdaderamente resolutivo; porque que Kaká esté todavía de suplente en nuestro primer equipo es sencillamente sangrante).
Por supuesto que ahora aprovecharán todos los enemigos de Mou para ponerlo verde y pedir su cabeza; incluso es comprensible que él, aburrido, quiera largarse de una vez. Pero, si de verdad quiere dar la respuesta más adecuada a sus enemigos y ser él quien aburra a sus detractores, es el momento de decir públicamente que, a pesar de que considera que si no se supera esta eliminatoria ha de poner su cargo a disposición del presidente (que debería entonces rechazar de plano su dimisión), si de él depende, va a continuar y cumplir totalmente su contrato (3 temporadas más).
Porque es muy necesario que siga, que haga la limpieza de elementos “desafectos” de la plantilla (los blandidristas que no quieren aceptar que el Madrid tiene que tomar medidas enérgicas para enderezar su rumbo caiga quien caiga, amiguetes del Farsa o de la Floja incluidos y sin el menor respeto a las “vacas sagradas” del vestuario, porque lo único que importa es el futuro la entidad no su pasado, por glorioso que sea).
De lo contrario, podemos temernos que nuestro club caerá en manos de algún “marqués”, o sea, de una marioneta mediática que hará lo que le dicten las redacciones (o quien quiera que esté detrás de ellas dirigiendo la orquesta antiblanca).
Florentino Pérez no debería permitirlo sin luchar a muerte contra ese estilo de perdedor que el Madrid ya ha padecido. Y debería apostar decididamente por el estilo Mou, con o sin el portugués. Aunque le cueste perder las elecciones.
Hablemos también del apoyo “patriótico” de la prensa; algo con lo que el Madrid no puede contar ni en sus sueños más optimistas. Cuando el Borussia marcó el segundo gol, no sólo los madridistas pensamos que podía haber fuera de juego de Lewandowski sino que los responsables alemanes de la señal televisiva de origen alemana (no sé si sería la ZDF , estatal) pensaron lo mismo. En consecuencia, no obtuvimos la repetición de la jugada discutida hasta ¡¡¡cinco minutos después!!! Seguramente, para entonces ya habían podido comprobar privadamente que un pie de Pepe habilitaba legalmente al delantero polaco. Pero esto no es una crítica; reconocemos que nos emociona el patriotismo incondicional de la televisión alemana hacia los suyos. ¿Podremos esperar una actuación similar de RTVE, en idénticas circunstancias, para el partido de vuelta? Bueno, si entretanto fundamos un partido independentista y convertimos el Madrid en su brazo armado deportivo, quizá. Ya se sabe que en España se valora más a “los de fuera” que a los de casa.
Por último, si hablamos de cómo hemos de valorar esta temporada, todo depende, en caso de que se produzca nuestra eliminación europea, de lo que hagamos en la final de Copa de España contra el Patético de Madrid. Si se gana, serán dos títulos nacionales (también cuenta la Supercopa ante el Farsa) en una temporada. Puede valorarse como aceptable y nada más para el nivel de nuestras expectativas.
Así que toca preparar el equipo para mejores logros en las próximas temporadas, porque La Décima no se va a conquistar sola, por mucho que hablemos de ella sin parar, sino jugando más.
Cibeles Madridista.
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