martes, 14 de mayo de 2013

MOU VERSUS EL PODER ESTRUCTURAL ANTIMADRIDISTA

Todo el inframundillo mediático está especulando sobre la inminente salida de Mou del Madrid. Por eso, sus numerosos detractores de la prensa hacen el balance, tan negativo como puedan presentarlo, del que han convertido por propia voluntad en su enemigo más acérrimo. Forzoso será que sus amigos, igual de implacablemente, también pensemos cuál es la principal aportación de Mou al madridismo. Hagámoslo recordando en todo momento que cuando tus enemigos te alaban es porque sólo eres peligroso para lo que supuestamente defiendes; luego lo preferible no es que los adversarios te respeten sino que te ataquen, señal inequívoca de lo peligroso que eres para ellos. Este último es, sin duda, el caso de Mou.

Para exponer mi punto de vista sobre lo que representa nuestro técnico para el Madrid, usaré la propuesta de sentido, es decir, la hipótesis explicativa de la teoría del poder estructural que elaboró la autora británica Susan Strange, especialista en economía política internacional:


Siguiendo su tesis, se comprueba diáfanamente la razón última del permanente rechazo y odio de la prensa deportiva respecto al portugués. Por que no se trata de que haya conseguido títulos (muchos o pocos) en su etapa en el banquillo blanco sino de que existe y hace su labor hasta las últimas consecuencias. Con ello aporta al club una rentabilidad ideológica respecto al modelo de gestión deportivo y social más adecuado para el Madrid. Esta es su legado innnegable (incluso si no tiene continuidad cuando ya no esté aquí).

Decía Susan Strange que hay dos tipos de poder: el relacional y el estructural.

Poder relacional sería la capacidad de imponer la influencia externa en otros sujetos de modo que actúen como más interesa al factor determinante ajeno y no a ellos mismos.

En cambio, poder estructural es la capacidad de dominar a otros no por la mera aplicación de la fuerza física del más fuerte sino imponiéndoles mentalmente una interpretación de la realidad (Weltanschauung) que, una vez que se afirma hegemónicamente en sus cráneos, se convierte en el “Leitmotiv” que decide las metas, el modus operandi y los valores asumidos por los así subyugados.

O sea, la vieja estrategia del caballo de Troya, sólo que introducido no en una polis enemiga sino en las mentes (es un decir) de quienes se quiere “reclutar”; porque cuando se logra que alguien comience a ver el mundo de otra manera, puede decirse que con ello se provoca una re-creación de la realidad que acarrea toda una serie de consecuencias favorables al promotor de tal cambio de cosmovisión.

De sobra es conocido (o debería serlo) que los señores de sí mismos son aquellos que se dedican a hablar de sus asuntos y a atenderlos con la debida independencia, es decir, en función de sus propios intereses. Esta es la auténtica medida del tan cacareado “señorío” (auto-dominio) que tantos merenguitos blandidristas han reclamado tan ignorantemente a Mou.

En cambio, los siervos o serviles son los que no tienen consciencia de sí mismos ni de lo que les conviene (al menos, no lo demuestran) y se dedican en consecuencia a hablar y actuar sólo pendientes de sus señores, es decir, de los que los dominan y manipulan, siguiendo sus instrucciones y asumiendo sin crítica sus campañas propagandísticas. Su problema es que al ponerse a “su” servicio  labran la propia ruina con su patológica conducta.

Los primeros son personas, los segundos “reses”, vale decir, “cosas” (sólo son objetos, no sujetos, si entemos que éstos tienen que actuar con como entes autónomos, no heterómanos.)

No hace falta decir más sobre las actitudes de los protagonistas ¿madridistas? de la tragicomedia en que se ha convertido desde hace años la tan cacareada como pronosticada dimisión de Mou (al que entre todos están echando, aunque luego nos dirán que se ha ido porque ha querido y además ha dejado tirado al Madrid de mala manera).

Si acaso, para completar la “representación”, hemos de tener en cuenta también a las redacciones de la prensa deportiva “madrileña” (también la que se hace en Farsalona, como ocurre con los informativos deportivos de RTVE, elaborados allí pese a que no se expresen en el idioma oficial de ese “territorio”). Así podremos comprender mejor qué es lo que está en juego y quiénes son los damnificados por la presencia (y la potencial continuidad) del portugués en nuestro banquillo, que ha desarticulado la red de influencias que tales plumíferos tenían establecida en “nuestro” club.

La conclusión, siguiendo a Susan Strange, es que el Madrid necesitaba sacudirse el poder estructural de la coalición prensa-política-Farsa para tener un futuro digno de ese nombre como entidad independiente y esa ha sido la principal aportación de Mou a nuestra sociedad,  dotarla de un punto de vista propio, autoconsciente y coherente con sus objetivos de mantenimiento e incluso crecimiento de la importancia de nuestro club en el plano español y en el internacional. Para ello, ha tenido que actuar como un psicoanalista, curándolo de su neurosis depresiva para que vuelva a ser capaz de confiar en sí mismo en lugar de verse como una mala copia de la supuesta archiexcelencia de su enemigo, modelo con el que se nos venía relegando al papel de mero comparsa .

En fin, interesa aclarar un poco la lista de enemigos antimadridistas declarados e interesados en que Mou no haga bien su trabajo para seguir parasitando opíparamente la decadencia blanca. Sin ánimo exhaustivo, son dignos de mención estos elementos adversos:

Deportivos: el Farsa (traducción literal castellana del de la palabra chantajistaní “Barça”) y su teoría de ser la representación de la esencia del fútbol en la Tierra. Según este “más que un club”, sólo es auténtico el fútbol que se practica con su esquema táctico de pensamiento único (y monótono) que discrimina cualquier otra interpretación del juego que no sea la farsista. Esto significa que sólo hay un fútbol verdadero (y el Farsa es su profeta), que es, casualmente, el que conviene a sus intereses, no precisamente universales sino paletos y excluyentes (como bien saben los Untermenschen charnegos). Instalado en esa pretenciosidad, se autoproclama el único equipo legitimado para hablar no ya “de fútbol” sino “en su nombre” (suplantándolo). Este cuento aún se complica más, porque, en un guiño freudiano, el Farsa confunde su propia razón de ser como equipo con la que corresponde, supuestamente, a la de la nación chantajistaní de la que se autoproclama brazo armado-deportivo. Lo malo de tal montaje, típicamente fanático y maniqueo, es que sólo se sostiene si los resultados acompañan. El problema para el farsismo es que Mou ha contribuido no poco a darle la vuelta a esa tortilla y a que los culés ya no “disfruten” cuando juegan contra nosotros.

El Patético de Madrid, la más genuina bandera deportiva del caudillo y gran beneficiario (lo mismo que el Farsa) del “régimen anterior”, futbolísticamente hablando en su primera etapa, la más sangrienta). Dada su eterna envidia y complejo de inferioridad respecto a nosotros (si bien ya sólo es una molestia) ha hecho de atacarnos su propia seña de identidad (es otro caso de ego alienado, aunque menos peligroso al carecer de carga política). Recordemos que en su estadio, además de cantarse la cantinela insultante y xenófoba “este portugués, qué hijoputa es” (como en casi toda España) se llegaron a exponer pancartas deseando la muerte de Mou. No obstante, como semejante declaración de intenciones no iba acompañada de esvásticas, seguramente por eso, ni el club colchonero, ni la federación ni la delegación del gobierno en Madrid actuaron al respecto. Luego querrán presumir de país moderno (se oyen risas desde Portugal).

Además, la inmensa mayoría de equipos provincianos que ven en el Madrid la representación simbólica de “la capital”. Esto se ha acentuado desde que la eclosión de “capitalitas” en las autonomías españolas ha fomentado el sentido de autosuficiencia y rechazo frente a Madrid, sentimiento de autoafirmación que luego, con frecuencia, como ya sucedía “preconstitucionalmente”, echa por tierra el cabrón del Madrid derrotandolos  a domicilio. Y eso sí que jode. Y de estar jodido a odiar hay apenas medio paso (las incontables agresiones físicas al Madrid en sus desplazamientos a otras provincias hace indiscutible el grado de virulencia de este problema).

Mediáticos: Haciendo caso omiso por cuestión de salud mental de la “prensa de etnia” con sede en Farsalona, si hablamos de los medios españoles, radicados en buena medida en Madrid, comprobamos que no se alinean con la  Casa Blanca; porque, siguiendo la línea franquista, consideran que el fútbol es un mecanismo de compensación de otros “agravios” estatales. Sencillamente, viene muy bien ganarle al “equipo del gobierno” para sentirse menos derrotado en otros aspectos. Nada nuevo bajo el sol en este apartado respecto al franquismo.

Podemos destacar medios, como la SER o El País (que sí que pone el acento en atacar de firme al Madrid), entre muchísimos otros, o a periodistas como Fernando Burgos, Diego Torres, Manolo Lama, etc., que han hecho una causa personal del antimadridismo. No se sabe bien en qué son más perversos, si en su inquina antiblanca y antimourinhista  o en su manejo nefasto, nefando y nefario del lenguaje, porque, ¡mira que son malos técnicamente como comunicadores!

Políticos: Como España es un estado autocuestionado internamente que no quiere enfrentarse directamente con los problemas de su cáncer separatista, la “política” española (y antiespañola) invade otras áreas y ese es el caso del deporte. Por eso es posible que veamos a un presidente del gobierno estatal (Zapatero) proclamar, en su condición de secuaz culé, que “su” equipo (¿gubernamental?) va a golear al Madrid. Si hubiera dedicado su atención a gobernar, seguro que el país habría tenido algo que agradecerle tras su salida de La Moncloa.

Curiosamente, al llegar al poder Rajoy, conocido madridista, no se le oye decir nada que apoye los intereses blancos (tampoco a su ministro de cultura-deportes Wert, un conocido merengón). Mucho más activo es el peso “deportivo” del separatismo de Bombistán o Chantajistán. Al respecto, no me molestaré en aducir más argumentos, pues sería una ingenuidad pretender que se puede probar algo que ya saben todos, pero nadie quiere admitir públicamente. Me limitaré a recordar el infierno de San Mamón (¡que lo tiren debajo de una puta vez!) cuando hace poco lo “clausuró” Cristiano a base de goles. La “replica” a su fútbol fue el navajeo más descarado e impune que se recuerda en mucho tiempo (incluso dentro de los numerosos incidentes previos del Atávico de Bilbao) para cazarlo a toda costa con el colaboracionismo tradicional del árbitro.

Institucionales: Ni la Federación española de “fúrbor” (controlada por un Kapo bombistaní que no sabe ni siquiera construir una frase correcta, pero si organizar una clientela, en el sentido romano, que lo apoyará en su cargo hasta el último euro de beneficio mutuo) ni la Unión Europea de Financieros Antimadridistas (“führerizada” por un antimadridista declarado que prolonga la tradicional rivalidad de la UEFA contra el Madrid por motivos que Edipo conoce bien) son aliados sino enemigos declarados nuestros. Ante ellas, se puede claudicar o luchar. Lo genéticamente madridista es lo segundo. Lo siento, pero lo dice nuestra historia mucho antes que Mou firmara por nosotros. Por tanto, tiene razón en denunciar tal situación.

La selección española de fútbol genera otro conflicto emocional en la cabeza de muchos supuestos madridistas. El Madrid no representa a un país, ni siquiera a una ciudad o región: sólo es el equipo de quien quiera ser su seguidor, con absoluta indiferencia respecto a su lugar de nacimiento, residencia, sexo, raza, lengua, edad o nacionalidad. De hecho, el Madrid se hizo grande cuando sus triunfos en la Copa de Europa lo hicieron universal. Ese es su camino, no la cantera; porque lo que trajo a Di Stéfano, Hugo Sánchez, Amancio, Puskas, Gento, Pirri, Stiilike, Ronaldo, Zidane..o Critstiano, todos “forasteros”, fue la cartera. Pues bien, hay aún así llamados madridistas (blandidristas, más bien) que quieren que jueguen en el equipo (aunque no estén en forma) no quienes convienen a nuestro club sino medianías canteranas o jugadores utilizables por la selección española. ¿Qué pasa? ¿Ya no somos un equipo que busca sus objetivos sino un apéndice de la Floja (con “F” de Farsa, que es quien lo decide todo en ella)?. De ahí viene el lío del “clan de los portugueses” (otro invento de las redacciones, que se desmonta convenientemente cuando, debido a su suplencia, decide atacar a su entrenador nuestro central portugués, el antes malvadísimo Pepe el Asesino, y ahora honrado jugador madridista, cuya opinión es importante para la misma prensa que lo intentó despachar “a lo Salem” mientras Mou lo mantenía en su puesto). Hay que comprender de una vez que los madridistas-que-sabemos-quiénes-somos no podemos apoyar por encima de todo a jugadores concretos, que, más allá de su rendimiento, tarde o temprano se irán, sino a lo permanente, que es la institución, y sus intereses concretísimos. Nada más y nada menos.

Sociales: Ramón Calderón, el lamentable presidente anterior, y Vicente del Bosque, el especialista en no hacer nada (pero cobrando) y apuntarse los éxitos sudados por otros, no son una herencia fácil de asumir. Sin embargo, en el Madrid de Florentino Pérez (cuya continuidad nadie se atreve a cuestionar abiertamente, lo que no quiere decir tampoco que sea perfecto) hay un 91 % de socios (en abril de 2013) que desea la continuidad de Mou. Bueno, no pasa nada: el otro 9 % puede dar un golpe de estado cuando quiera apoyado por la prensa; sólo así se impondrá su opinión. Pero eso sería vencer por la tremenda, no convencer. La razón la detentamos nosotros, los que estamos con Mou, y por MAYORÍA APLASTANTE.

Amigos de Fallillas: Resulta patético ver las prioridades de esta…tropa. En el mismo momento en que cae eliminado estrepitosamente el mejor equipo de fútbol de todos “sus” tiempos”, el Farsa, ya en decadencia innegable, y en el que su “estrellita” (cuestión de talla personal) no sale a dar la cara en el campo se pasó la vuelta de la semifinal de Champions sentado en el banquillo de “su” equipo, con una cara de indiferencia mayúscula ante lo que “le” pasaba) y continúa después de la “Hepta-tombe” sin aparecer para dar una explicación de su no participación en el partido (suponiendo que sepa hablar, claro), mientras que otros compañeros suyos reconocen ya la necesidad urgente de refuerzos (curiosamente, no de la cantera sino fichajes, palabra maldita hasta ahora en La Demasía),,,

En un momento así, tan interesante informativamente (que incluye la posibilidad de unl análisis “profesional” de los puntos débiles madridistas que han provocado que nuestro club también haya sido eliminado en dicha competición) los manchafolios amiguetes del topo Fallillas consideran mucho más comentable su “complicada situación” como suplente (parece que no es tan complicada en el caso de los demás que no juegan habitualmente en el Madrid, de hecho, más de la mitad de la plantilla. Pero de sus sinsabores y zozobras no se nos informa, claro, a pesar de que se trata de un total de 13 personas. Bueno, de Pepe y su suplencia disciplinaria sí que vamos a oír bastante a partir de hora y todos sabemos por qué).

Lo mismo hace el Sr. Marqués del Bosque Petrificado (eso sí, por el bien de la selección, no por rivalidad antiflorentina, por supuesto). O Iniesta, uno de los coleguitas de Íker en la sele, que tampoco tiene nada más propio de lo que ocuparse (y explicar) que hablar del portero de la triste figura banquillera. Y hasta el rey mete baza en la alineación blanca., como si no necesitara dedicarse mejor a apuntalar una monarquía cada vez menos apoyada por la población española. En fin, todo el mundo, incluyendo  a Dª. Sara y sus conexiones mediáticas que se ocupan de las “relaciones públicas” del “mudo” para que él no tenga que molestarse en dar la cara abiertamente atacando a su entrenador…Todos parecen capacitados y autorizados para hacer nuestra alineación. ¡Lo que nos vamos a ahorrar si se va Mou dejando que se ocupen de su puesto todos esos cantamañanas! Gratis, por supuesto.

Nuestra alegre plantilla: En contra de lo que sería esperable, este no es siempre un factor positivo que ayude al entrenador en su tarea de buscar lo mejor para el equipo; al menos, no ocurre en todos los casos que haya tal colaboración con el técnico, porque hay quien habla de más y no precisamente con el balón sino con la prensa (Pepe, Ramos); también, quien es un conformista-cobracionista incorregible, sin orgullo ni espíritu de lucha (Kaka, Benzema); quien ya cuenta con no seguir y adopta una actitud pasiva mientras llega el final de temporada (Carvalho, Albiol, Adán)…Ni siquiera se puede contar con todas las supuestas figuras del equipo, porque muchos no tienen la suficiente calidad o estado de forma para defender un puesto con continuidad (Di María, Higuaín) o son jugadores de un tiempo y poco guerreros (Özil). Van a hacer falta  bastantes refuerzos (Cristiano no puede hacerlo todo él solo); pero lo peor es que quien gestione a partir de ahora el equipo no debe dejarse devorar por el vestuario ni por la sala de prensa. ¿Lo conseguirá?

Para valorar mejor la aportación de Mou ya mencionada al Madrid, conviene recordar cómo estaba el Madrid que encontró a su llegada en el verano de 2010: un club vencido y convencido de su papel secundario; sometido a su “destino” sin la menor objeción, con resignación y abandono de su lugar en el mundo del fútbol; sin orgullo ni estrategia adecuada para salir de ese marasmo de decadencia prolongada.

Lo primero que hizo Mou fue obligar a todo el mundo a trabajar a fondo (y soltar esteee “lastre”). Y a luchar; algo que, guste o disguste, pertenece a la identidad madridista desde hace muchos, muchos años. No es algo que él haya inventado, pero hay que agradecerle que lo resucitara para rescatarnos del “valdanismo”, tan elegante como paralizante”. Y lo hizo predicando con el ejemplo; con una dedicación absoluta; partiéndose la cara con quien hiciera falta (“externo” o “interno”); ganándose cada céntimo con un trabajo intensísimo, que empezaba exigiendo el máximo de sí mismo y se cargaba así de razón para pedirles otro tanto a los demás miembros del club.

¿Cómo iban a reaccionar los “dueños” ilegítimos (no votados) del Madrid ante tal revolución? Hace falta ser muy, pero que muy tonto para negar que actuaban de consuno con los mediocres que permitían desde la directiva blanca que el Madrid fuera un quilombo para beneficio de muchos: rivales deportivos; periodistas manipuladores con ego desmesurado; políticos separatistas usufructuarios de las “compensaciones” gubernativas por “quedarse” en este país…. De casi todos, sí, pero no para bien de sus auténticos dueños: los socios y seguidores madridistas.

Esta era la situación en la que se hizo necesario que viniera Mou, no para administrar sino para refundar el Madrid mediante una batalla ideológica. Y vino porque lo quiso así un presidente que los socios pueden echar si no les convence su actuación, no unos manipuladores de la prensa. Fue Florentino quien escogió a Mourinho para que hiciera una renovación integral del Madrid. Era una necesidad acuciante. Lo demás, los ladridos de los antis ante su obra no son más que el precio que hay que pagar por ganarse un lugar al sol en este mundo; y se gana luchando, no siendo un caballero como ya dejó bien demostrado el triste periodo presidencia de De Carlos. Ya veremos si no tenemos que echar de menos la “desagradable” época de Mou. Cuando realmente se acabe lo comprobaremos.

Antónimus.

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