Ayer se jugó (bueno, describir así un acoso y derribo semejante no es más que una licencia literaria) el Atávico de Bilbao-Madrid en La Cutredad. Tercer partido allí de la era Mou y tercer 0-3. ¿Habrá alguien que todavía no sepa por qué no nos pueden ni ver los provincianos? Pues es muy sencillo: por el pavor que les dan nuestras visitas, que los resultados no engañan por mucho que los quieran tapar con una montaña de patadas.
Cristiano, el Gran Depredador Blanco, se pasó él solo por la entrepierna a los salvajes locales, que, ni con la connivencia del árbitro, pudieron con él. Ronaldo, que tiene más huevos, no ya que el Atávico, reservas incluidos, sino que todo el estadio junto, se hizo una tortilla con los de los locales y se retiró antes del final del encuentro para zampársela en el vestuario. Una vez ejecutado el Bilbao, ya podía dedicarse a tomarse un refrigerio el muchacho, pues, tampoco se trataba de que abuse de los inferiores, que luego lloran y eso crea mala imagen para nuestro delantero.
El portugués no sólo destrozó el partido nada más empezar con una gran falta (fruto de una entrada por detrás a él mismo en el primer minuto de juego) sino que le echó el cierre a San Mamón con un segundo golazo de cabeza y un pase magistral que habilitó el tercero a Higuaín. Ya pueden tirar lo poco que el Madrid ha dejado en pie de ese…antro…¡Para lo que vale!
Lo demás…la tradicional violencia vesánica atávica, que reaparece de nuevo ante nuestra visita, y que, también repetidamente, sólo merece una comprensión sin límites por parte de la prensa, nacional o local, tanto da que hiede lo mismo (véanse las putrefactas crónicas del “encuentro”, basadas en la ley del silencio, ése que nunca vale para Pepe).
¡Y luego se quejarán de que Mou no quiera hablar con los plumatas de este…país! Su labor, además de ser ya claramente demente (por irreal y persecutoria), es sencillamente nauseabunda. Sólo Punto Pelota, excelente espacio muy bien conducido por Josep Pedrerol, después del partido, expuso claramente el problema, eso sí, con las excepciones de los impresentables de turno que, lamentablemente, también forman parte de dicho programa; vamos, que nadie es perfecto:
Una y otra vez lo mismo: el odio del impotente sumado a la inexplicable (es un decir) incapacidad del árbitro (el cántabro Texeira Vitienes), que sumados elevan la agresión antimadridista hasta el cielo sin que nadie lo quiera remediar; tampoco la federación ni el comité de competición de oficio (eso queda para el Madrid, ¿verdad, Buyo?).
No merece la pena dar los nombre de los más violentos del Atávico del día de ayer para que sean de general conocimiento (el que quiera, puede averiguar quiénes son con facilidad, si supera el asco de volver a ver sus “intervenciones”). Al fin y al cabo, ¿quién los conoce? ¿Qué historia del fútbol necesitará jamás mencionarlos ni siquiera a título de ejemplo negativo?
Por lo demás, no habrá que esperar mucho, apenas un par de semanas, para comprobar contra otro rival parecido en importancia, el Farsa, si meten la pierna los “gatitos” ese día de la misma manera o no. Y que no venga nadie con milongas justificativas de que el pique vasco es sólo con el Madrid; que le pregunten a los que lo recuerdan cómo acabó la final de Copa de 1984:
Por lo que van diciendo tras el partido los perdedores, el origen del problema es que Ronaldo (que sólo lleva unas pocas temporadas en España) es un chulo; “los de Bilbao” no, claro: Ellos nunca presumen de nada y lo de autodenominarse “los leones” sólo es un ejercicio de humildad vasca; quizá será por eso que no lo entendemos, pero podemos traducirlo literalmente al castellano: “las fieras rabiosas”.
Los atávicos no se aprovechan de un problema político (separatismo+terrorismo) de Vasconia con España para gozar de bula hagan lo que hagan (cualquier cosa imaginable, por despreciable que sea, menos jugar al fútbol). ¡Qué ganas tenemos muchos de que llegue la independencia (me refiero a la nuestra) y no tener que volver a ver a semejante caterva en nuestros campos!
Y Bielsa, el que amaba el fútbol (ya no)…esteeeee ¡patético!
Menos mal que Florentino Pérez, por segunda vez consecutiva, tuvo el buen gusto de no asistir a esta infame cacería de madridistas disimulada como partido de fútbol.
Antónimus.
Postdata: ¿Diego López? Cada vez mejor; gracias por reconocer que existe (ya no os queda otra que asumirlo). Y vosotros a seguir sacando brillo al banquillo con el culo, amiguetes de Fallillas.
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