jueves, 8 de diciembre de 2011


SE HACE HISTORIA A MEDIDA (PERO NO PARA TODO EL MUNDO)



Vivimos en un estado en el que hay un uso maniqueo y selectivo de la historia. Se cuenta y reinterpreta el pasado y se hace uso sólo de la parte de él que nos interesa, omitiendo el resto de lo sucedido; especialmente, cuando lo preterido podría servir de apoyo para las tesis de los adversarios.



Esto se hace tanto en política como en „fúrbor“. Parafrasenado a Clausewitz, se podría decir que aquí y ahora „el fútbol es la continuación de la política por otros medios“ (por supuesto, sin renunciar a sus aspectos más belicosos).



Hay un territorio en la península Ibérica que se cree el ombligo del mundo. Según su población, nada ha pasado sin que el eje de la Tierra girase sobre ese „gozne“ esencial. El hecho de que sea perfectamente explicable la historia de la humanidad sin mencionar ese rinconcito del planeta no influye para que sus habitantes sean humildes (sólo les interesa presumir de serlo). Baste como ejemplo definitivo recordar que los que descubrimos todo un continente (la corona de Castilla) no somos „históricos“; ellos, que sólo han destacado en el arte de hacer negocios (y chanchullos) sí.



En cuanto al „fúrbor“, el enemigo a batir es el Madrid. Desgraciadamente no se puede omitir su historia, pero si se puede intentar reinterpretarla. Un ejemplo inefable de tan patriotera actividad lo encontramos en esta noticia del DIARIO SPORT de Farsalona:






Una de las cuestiones más indignante para los madridista en esta actitud farsante es que el Farsa se las va  dando de equipo “democrático” (luego, de juego “limpio”). Sumido este periódico en tal “ilusión” (psicológicamente hablando, una distorsión de la capacidad de percepción), se permite decir cosas que no queda más remedio que analizar y responder.



Aparte de “ilusionismo”, SPORT tiene problemas de “daltonismo” que “no le dejan ver las 5 Copas de Europa seguidas” (afirma que la Quinta se ganó en 1966, fecha de la consecución de la Sexta) ni admitir que el mérito madridista es del mismo rango que el del único título farsista de 1992 (cuando la actual Champions se seguía llamando Copa de Europa, pero ya se estaba transformando su sistema de competición). En una cosa sí que puedo estar de acuerdo con los farsistas: sus copas y las nuestras no son iguales; y no lo son porque nosotros nos las ganamos solitos en una competición diáfana de todos contra todos.



Es patético leer que la “primera Champions que un equipo de la Liga ganó en democracia fue la que el Farsa conquistó en Wembley en 1992. Anteriormente, mientras Franco imponía su doctrina fascista por la fuerza y las cámaras registraban en blanco y negro lo que querían, el Real Madrid ganaba peso en Europa…”



Esta “deposicion” del culo (traducción de “culé) llamado Iván San Antonio (en su caso, sin duda cagada y muy poco pensada) merecería un análisis psiquiátrico y político (de sus separatismo matizado: España sí les vale para apuntarse éxitos). ¿Qué significa la “Liga”? No pone la española, dado lo mucho que le jode la palabra, pero evidentemente no puede tratarse de otra (salvo que esté pensando freudianamente en la gloriosa “Lliga” que le ganan tranquilamente a equipazos como el Nastic). Sin embargo, yo me voy a limitar a hacer unas acotaciones político-democráticas, ya que tanto parece intersar a los del Farsa esta “actitud”.



En primer lugar, es muy discutible que estemos en una democracia en la España actual, al menos mientras los cuatro votos mal contados (nunca mejor dicho) de los farsalanistas valgan más que los muy superiores numéricamente de Izquierda Unida o los del partido de Rosa Díez. Si se contasen los votos como en las elecciones europeas, entonces sí podríamos hablar de votación democrática (y Farsaluña no sacaría más que una minúscula representación parlamentaria, tal como le corresponde por su tamaño real).



En segundo lugar, si hablamos de pedigrí democrático habrá que hablar del principio de los tiempos de la democracia en España. Y entonces, resultará que el Madrid no ganó sus primeras ligas hasta la época de la Segunda República Española, (que, curiosamente, no vio ganar ninguna al “democrático” Farsa. Pero eso no quiere decir que este “más que un equipo, un escándalo” no tuviera ninguna por entonces, porque previamente había ganado el trofeo en tiempos de Su Majestad Alfonso XIII, el de los chanchullos en Marruecos que tantos soldados españoles costaron; el que tuvo que irse “democráticamente” del país antes de que el “amor de su pueblo” le pidiera cuentas.



En tercer lugar, si bien el Madrid “de Franco” no ganó ninguna liga (sólo dos copas y cuando ya había acabado la Segunda Guerra Mundial) en los primeros 14 años del franquismo, no fue este el caso del Farsa, que sí que gano numerosos títulos en ese periodo (5 ligas y 4 copas). Conviene recordar que en esos años era cuando más asesinaba el “antiguo régimen”; también cuando Franco mandó a Rusia una División de voluntarios, que no fue conocida como “Blanca” sino como “Azul” (o sea, como el azul que forma parte de la palabra compuesta azul-grana; donde el grana recuerda el color de la sangre derramada de los republicanos represaliados con la guerra ya acabada). Y, sin ninguna duda, el Farsa no se negó a disputar aquellos títulos ni a recogerlos en su sala de trofeos.



En 1953, justamente, el mismo año que Franco firmó con los yanquis el tratado de las bases para colaborar en la guerra fría anticomunista y tuvo que readaptar su régimen al “exterior” fue cuando firmó Di Stéfano por el Madrid, que así pudo levantar cabeza mientras el Farsa la agachaba. Si de verdad les interesa a los farsistas conocer los Años Azul-Granas del fascismo de los que tanto y tan de más hablan, pueden informarse aquí:






En consecuencia, sería mucho más fácil establecer una relación directa entre el número de antifranquistas fusilados o encarcelados en el Primer Franquismo, el más vengativo y sangriento, y los títulos ganados en esa época por ciertos equipos, los más “colaboracionistas” que no inventarse una historia del Madrid que no existe más que en sus cabezas extraviadas (cabe mencionar que el club más descarado por su afinidad con el régimen era uno que en los años 40 se hizo llamar Atlético de Aviación, ahora más conocido como el Patético de Madrid, y no jugó en segunda en 1939, pese a haber descendido en 1936, porque él sí que era, oficialmente, un equipo gubernamental. Oir que esa “institución” se atreve a acusar al Madrid de haber sido el equipo del gobierno es sencillamente nauseabundo).



En cuarto lugar, desde 1945, al quedar aislado internacionalmente, Franco no imponía más allá de sus fronteras ni el reconocimiento de su régimen (sólo entró en la ONU en 1955); fuera ni existía siquiera (creo que este culo está confundiendo a Franco con Hitler y sus Panzerdivisonen). Fuera era el Madrid el que era conocido y reconocido. Gozaba de un prestigio tal que tuvo que ser el Madrid, y no Franco, quien sacó de Hungría a la madre de Kubala (sí, lis-tontito, vuestro jugador, que fichasteis por obra y gracia de la Federación Franquista de Fútbol, que impidió arteramente que se hiciera con él el Madrid). En cuanto a la implícita acusación de que nos dieron las primeras Copas de Europa gracias a Franco, que era entonces un paria político en el resto del continente, sólo diré que “se cree el ladrón que todos son de su condición” (y además delira).



Es mucho más cierto afirmar rotundamente que el Madrid se ganó a pulso su categoría universal sin ningún apoyo extradeportivo; en cambio, el Farsa NUNCA FUE CAPAZ DE GANAR LA COPA DE EUROPA MIENTRAS NO SE CAMBIÓ SU FORMATO, mientras se siguió jugando sin cabezas de serie, liguillas, etc. y sólo la disputaba el campeón de liga de cada país.



Por hoy basta; no mereces más atención. Seguiremos contraatando.



Antonimus.

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