sábado, 10 de diciembre de 2011

La quinta tarjeta y San Andrés


La Real Federación Española de Fútbol modificó para esta temporada su Reglamento, concretamente nos ocupa lo referido a la quinta amarilla, que en el caso de ser forzada para no jugar el siguiente partido (y quedar libre para otro posterior que el futbolista considere más importante, obviamente) acarrearía dos partidos de suspensión, el correspondiente a la acumulación  de las amarillas y otro añadido.

Pues bien, Piqué (del Farsa) pierde 36 segundos  -que es mucho tiempo- antes de poner en juego el balón, el árbitro sonríe con gesto de entendimiento, le muestra amarilla (la quinta) y posteriormente el Comité de Competición no le sanciona con dos partidos, sino con uno, es decir, sólo el correspondiente a la acumulación de amarillas.  La jugada es tan clara que incluso su entrenador, Guardaolas, dijo: “las imágenes están ahí y nos conformaremos con la sanción que le caiga”.

Pero claro, el Farsa tiene patente de corso, para piratear, para robar a otros. No pretendo aburrir ni ser exhaustivo, pero así a vuelapluma recuerdo su no sanción en Copa del Rey tras negarse a jugar un partido, el caso del cochinillo, las ficciones teatreras de la pasada Champions, etc., etc., etc.

Hasta aquí los hechos. Ahora la opinión:

1)  El Comité no tiene honradez, ni vergüenza, ni sentido de la justicia. No aplica una norma porque no quiere. En realidad sabemos que no la aplica porque el afectado no es un jugador del Real, seguramente la norma estaba para “pescar” a estos y no a los de “arriba”; el problema es que fue Piqué el que picó…. No sé si saben, pero deberían, que cuando se establece una norma y no se aplica contamina al resto y se desprestigia todo el aparato normativo.

2)        Si Piqué juega en el Clásico, y tiene una actuación decisiva (en relación al resultado), los madridistas debemos considerar adulterada la Liga en la medida en que nos afecte en la puntuación final dicho partido.

3)        Por otra parte tal vez tengan razón, y a Piqué no le sancionan con dos    partidos porque no perdió deliberadamente el tiempo, o tal vez no sabía las consecuencias de provocar esa quinta tarjeta. Seguramente le sancionan sólo con un partido atendiendo a la cara de tonto que pone durante y después de la jugada, es decir, por tonto, y eso no lo contempla como ampliación de sanción el Reglamento. Y es que, aludiendo al santo que da nombre a una localidad catalana: “Ya lo dice San Andrés, el que tiene cara de tonto es que lo es, ¡lo es!”.

 Luigi Vinci

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