jueves, 30 de octubre de 2014

EL PATETI OBTIENE EL SEBORRO DE BARRO POR SU “GRAN” LIGA

Esta semana, se han otorgado los premios de la Liga Profesional de Fútbol española.

El triunfador claro como equipo ha sido el Madrid en todas las lineas (Ramos, Modric y Cristiano; éste tripremiado como mejor delantero, mejor jugador y autor del mejor gol de la pasada Liga 2013/14).

El ahora madridista Keylor Navas (y no Fallillas), recibió el premio al mejor portero.

Del Farsa no hubo apenas noticias; tan sólo que Siniestra como elegido el mejor centrocampista atacante (votado por Íkaro, que conte).

El Pateti, flamante campeón liguero tenía un mosqueo monumental: sólo recibió el premio de campeón del torneo y el de mejor entrenador para Simeone (que perdió la final de Lisboa ante don Carleone, que, además ganó la Copa de España al Farsa. Pero estos dos títulos no le bastaron, al parecer).

Tanta campaña extraordinaria, tanta “intensidad” y van los compañeros de los demás equipos y no votan ni a Courtois, ni a Miranda, ni a Filipe Luis, ni a Gabi, ni a Koke ni a Diego Costa. ¡Patético elevado a la sexta potencia!

¿Qué esperaban? Tanto chau-chau con que ellos no tenían figuras; que sólo eran un equipo; que partido a partido…¡Choludeces! El antifútbol puede tomar un título al asalto, cierto; como sucede en un Kutsch de generales que se saltan la legalidad para alcanzar el poder; pero no se pueden mantener en él indefinidamente. No con esos métodos.

Cibeles Madridista.

Post scriptum. No queremos limitarnos a apoyar nuestros argumentos en el gran Julio César y su célebre: “Alea Matritum iacta est” (“¡Hala, Madrid! ¡Justo es!”), ya suficientemente explícito, sino que vamos a citar además al excelso retórico Cicerón, cuando no pudo menos que exclamar: “Quousque tandem abutere, Patetina, patientia nostra?”¿Hasta cuándo y tan demoníacamente abusarás, Patetico, de nuestra paciencia?”

Sencillamente, hay cuestiones que se explican solas y además no tienen remedio; ser antimadridista es la peor de todas ellas.

Por nuestra parte, podemos hablar de fútbol incluso con los que no saben qué significa este término; pero no somos psiquiatras y no podemos ocuparnos de problemas mentales como complejo de inferioridad, envidia patológica o megalomanía frustrada.

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