martes, 19 de agosto de 2014

EL COMUNICADO DE PRENSA QUE DIEGO LÓPEZ NUNCA PUBLICARÁ

Por fin se ha librado el Madrid del “problema” de los porteros: se ha ido (lo ha echado el club en contra de su voluntad de quedarse) Diego López, el mudo eterno; el buen compañero; el que nunca se ha quejado ni siquiera ante la enorme acumulación de bajezas y zancadillas que ha tenido que sufrir por atreverse a disputarle la titularidad al portero favorito de la prensa; todo un señor del fútbol (donde cada vez hay menos como él). Y todo por una decisión no deportiva sino empresarial; y lo peor es que no resuelve nada.

Porque olvidar que ahora viene la segunda entrega del culebrón, protagonizada en la nueva temporada por el costarricense Keylor Navas, es una avestruzada. Ni siquiera es ganar tiempo sino perderlo mientras se aplaza lo inevitable: la rescisión del contrato de Fallillas por falta de rendimiento adecuado al nivel exigible en el Madrid.

Por eso, mientras los fallillistas, de a pie y de galerada, ya están celebrando una victoria pírrica sobre el gran portero gallego y mejor persona (sobre todo, que todos ellos), otros sabemos que el verdadero problema ha sido que ningún otro equipo quiere fichar a Íker (a pesar de lo bueníííííísimo que es) y, en cambio, Diego López sí que tiene ofertas (en plural); porque él sí que es un buen portero (propaganda aparte). Y, sobre todo, sabemos que esto sólo ha sido una batalla, no el final de la guerra, que sólo puede perder su ídolo de paradas de barro.

Por eso se ha Diego López, pero no al Alcorcón sino al Milan y además prolongando la duración de su contrato. ¿Le ha ofrecido el Madrid alguna mejora, en tiempo o dinero, a Fallillas? Sin comentarios, ¿no es cierto?

Lo malo para los fallillistas es que la edad de Keylor, unida a sus reflejos, su entusiasmo juvenil, aún no extinto en su caso (pero sí en el de Fallillas, como es más que visible en su eterno careto amargado), más su juego por alto (que el latinoamericano sí tiene) se van a imponer más pronto o más tarde. Ya pueden irse tragando doblada esta evidencia los ikeristas.

Pero aquí queremos ocuparnos de otra cuestión. Diego López se ha ido como llegó, sin hacer ruido; alabando al Madrid y con deseos de volver, aunque ya no será para jugar.

¡Que buen caballero es Diego!; ¡Lástima que no hubiese un gran señor al frente del Madrid para reconocérselo!

Ni esa oportunidad les ha dado a sus adversarios Diego, ni siquiera en la hora del amargo adiós por la puerta falsa y pagando por culpas ajenas. Ni un reproche ha salido de su boca.

Esta ha sido su educadísima y madridista despedida de nosotros los seguidores blancos:

http://www.realmadrid.com/noticias/2014/08/carta-de-diego-lopez

Por eso, hemos pensado que tenemos que emitir por él el comunicado de prensa que bien podría haber lanzado el gallego desde Milán para poner en su sitio a todos los culpables de su marcha, del club y de la prensa. Es este:

Queridos madridistas:

Permitidme que me dirija a vosotros en mi condición de seguidor del Madrid, además de cómo exjugador suyo.

Dije que me despediría como es debido de nuestros seguidores y he decidido hacerlo de la manera más conveniente para el Madrid, que es hacerle un último servicio: aclarar la llamada cuestión de la portería blanca.

Yo no pedí al Madrid que me volviera a fichar (gracias a Mourinho). Si regresé fue por necesidad deportiva de la entidad, no para crear discordias. Pero el hecho es que me encargó el club un trabajo y yo lo desempeñe lo mejor que supe y pude. Y no debí de hacerlo tan mal cuando fue el Madrid y no yo quien decidió mejorarme el contrato. Estoy por ello muy agradecido y lo estaré siempre por la gran oportunidad para mí, como persona y como jugador, de haber tenido la oportunidad de volver a la que fue mi cuna deportiva y haber sido parte de algo tan grande como el Madrid, el mejor equipo del mundo, el Decacampeón de Europa.

Por eso, por agradecimiento y cariño y, sobre todo por lealtad, tengo que decir que el Madrid se ha equivocado al obligarme a dejar el equipo por segunda vez. Y no lo digo por lo que me afecte personalmente tal decisión de la directiva sino por lo que más conviene a nuestro querido club.

Si en la primera ocasión podía decirse que Íker era indiscutible y yo, si quería jugar debía irme, pues no tenía sitio en el Madrid de entonces, en la segunda se da una circunstancia muy diferente: yo soy mejor portero que Fallillas y lo soy basándome en mi trabajo, no en campañas mediáticas; fáciles de explicar cuando uno es “útil” a los periodistas (estando a su disposición antes que a la del Madrid), “profesionales” que le tapan todos los defectos a su favorito, por reiterados que sean.

Yo no voy a presumir aquí de mis virtudes; que hablen de ellas los entrenadores de porteros del Madrid con los que he trabajado (el de Mou y el de don Carleone), que las conocen mejor que nadie. Pero esta no es la cuestión; no si queremos hablar de lo que más le interesa a nuestro club.

En realidad, lo que me duele no es irme sino cómo queda el Madrid, perdiendo potencial por no declarar traspasable al portero que viene incumpliendo sus obligaciones profesionales en el terreno de juego y fuera de él.

¿Cómo voy yo a soportar, sin despegar los labios, que le hagan ahora a Keylor Navas las mismas jugarretas que a mí? ¡No voy a tolerarlo!

Por eso, denuncio desde aquí que el Madrid no ha resuelto un problema sino que lo ha prolongado innecesariamente y que hasta que Íker no se vaya del Madrid seguirá el equipo en una situación de inseguridad defensiva, que ya es crónica.

Ningún defensa blanco se fía de él. Arbeloa no lo lesionó por casualidad, pues esa fue la segunda mala salida de Fallillas en aquel partido; simplemente, había que despejar un balón suelto en nuestra área, Íker ya no es fiable y por eso, por su culpa exclusiva, pasó lo que pasó.

Los córneres, las faltas, los centros…son una tortura, pues no se mueve de la raya casi nunca y cuando lo hace es aún peor. Íker es un desastre en el juego aéreo, en los despejes de puño (¿verdad, Pepe?), en los saques, en jugar la pelota con el pie (como hace magníficamente Neuer) … mejor no entrar en más detalles que ya conoce todo el que quiere.

Por todo lo anterior, deseo a mi querido Madrid y a sus seguidores, de lo que me considero parte para siempre, toda la suerte del mundo. ¡La van a necesitar!

Antónimus.

Post scriptum: A veces, la ficción puede ser mucho más verídica que la llamada realidad. Pero, ¡ojo! Esto no es una fábula para embaucar sino para hacer reflexionar a los que tanto lo necesitan.

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