Ahora que ya ha pasado el tiempo suficiente para que nada distraiga a los madridistas del merecidísimo homenaje a la Saeta Rubia, tras su reciente fallecimiento, ha llegado el momento de arreglar unas cuentas pendientes entre éste y el actual (indefinidamente, al parecer) seleccionador nacional español de fútbol, el Sr. marqués, don Vicente del Bosque.
El diario ABC publicó el día 12 de julio de 2014 la siguiente noticia:
http://www.abc.es/realmadrid/noticias/20140712/abci-stefano-realmadrid-delbosque-201407112156.html
Aquí se indica la extrañeza del Madrid y de la familia de Di Stéfano porque Del Bosque no apareció por el Bernabéu cuando se le rindió allí homenaje al gran exjugador blanco.
Para empezar, rebatamos lo último que se comenta en este artículo, es decir, la excusa de por qué no apareció el Sr. marqués por la capilla ardiente, ya que “no deseaba ser protagonista”.
Es sobradamente sabido que allí ha estado todo el que ha querido ir, desde el más humilde aficionado madridista hasta el rey (¡incluso siendo del Pateti!); pasando por todos los niveles y sectores de la sociedad española. No se le ha cerrado la puerta a nadie, como el presidente del Farsa puede atestiguar, y, por supuesto, nadie le ha robado protagonismo a don Alfredo (ni lo habría logrado de intentarlo) precisamente en el día de su definitiva “retirada”.
Son otras las causas de que el salmantino, supuestamente madridista, no se haya presentado a dar la cara en el adiós a uno de los máximos responsables de que el Madrid sea lo que es hoy (alguien sólo comparable con Bernabéu, el otro gran Padre Fundador del Madrid). Desde luego, entendemos que no le hubiera agradado haber tenido que saludar a Florentino, pero seguro que ambos habrían mantenido las formas en un acto así.
Tampoco era una dificultad para el eviterno seleccionador la larga cola que había que esperar, que rodeaba el estadio, pues él tiene acceso para entrar o salir de donde quiere sin mezclarse con la plebe (como pudieron constatar los aficionados españoles que intentaron animar a La Floja en Barajas, tras su patético papel en Brasil).
Busquemos pues en otras fuentes. No se enteró mucho de qué va este asunto Juanma Rodríguez, el admirado madridista, que debería mejorar la lógica argumentativa que utiliza en este comentario:
http://www.libertaddigital.com/c.php?op=imprimir&id=14336
Lo que expresó Di Stéfano con “Mi padre también era muy buena persona pero no podía entrenar al Real Madrid” era que Del Bosque no estaba capacitado para el puesto; que ser “buena persona” (al menos, aparentemente) no basta. En cuanto a las capacidades técnicas del sujeto…mejor correr un estúpido velo por encima. Pero el comentario de Juanma sí que vale para evidenciar que había un río revuelto que separaba a estos dos madridista hace tiempo.
Hay otro artículo del año 1984 publicado en EL PAISITO que arroja alguna luz al respecto:
http://elpais.com/diario/1984/07/22/deportes/459295207_850215.html
Di Stéfano, recién cesado como entrador madridista, mostraba su decepción por su salida del banquillo y creía que había sido utilizado electoralmente por la directiva blanca (Luis de Carlos era el presidente a la sazón). Don Alfredo, que jugó en la época de Perón en la Argentina y en la de Franco en España, pero manteniéndose siempre al margen del poder (“Yo soy deportista, no político”), no logró ser tan hábil en los despachos como lo había sido en las canchas y fue zarandeado por el politiqueo blanco.
A mayor abundamiento, en esta entrevista, se desahoga citando unos cuantos nombres de gente que le ha decepcionado:
“Me han dejado solo en la Fábrica (como él llamaba al Bernabéu)…De Carlos nos acuchilló (se refiere a él y a los jugadores)…a Miguel Ángel, un fenómeno, le pusieron un mes de suspensión por decir no sé que cosa contra su anterior entrenador. Y aquí ha habido jugadores como Acosta o Del Bosque, que me han puesto a parir, y no se ha cumplido el reglamento…”
Y añade:
“…Si eres independiente y te limitas sólo a trabajar, mejor o peor, pero a trabajar por la institución, eso no es rentable (para él). Y en esta vida no se puede ser servil (otros sí pueden, pero él no). Al éxito se llega volando como las águilas o arrastrándose como las serpientes. Pero con esta gente no se puede ir ni a heredar.”
Ejercicio: que cada cual sitúe al argentino y al salmantino en la categoría (águila o serpiente) que crea que le corresponde.
En realidad, el problema viene de mucho antes. Di Stéfano y del Bosque se conocieron en el Madrid hace muchos años (en 1982), cuando llegó la Saeta de técnico al primer equipo; pues, como dice el propio Sr. marqués en el citado artículo de ABC, “…Lo tuve de entrenador en mi última etapa de fútbolista…”
Del Bosque no sólo estuvo a las órdenes de don Alfredo sino que fue éste quien lo hizo posible, ya que fue decisión suya que se le prorrogase su contrato a un jugador que en 1982 ya tenía 32 años (y con el que el Madrid no contaba demasiado).
Lo que no cuenta nadie es por qué hubo una ruptura entre el entrenador y el jugador posteriormente y cómo le hizo frente Di Stéfano a esta crisis. Para aclararlo todo, hace falta un dato: la Quinta del Buitre.
Recordemos que esta famosa generación de la cantera blanca debutó con el primer equipo oficialmente cuando jugaron en Murcia Sanchís y Martín Vázquez el 4 de diciembre de 1983 (Sanchís marcó el gol de la victoria); porsteriormente, el 31 de diciembre debutó Pardeza ante el Español y el 5 de febrero de 1984 debutó en Cádiz Butragueño (máximo goleador destacado de Segunda en aquel momento). En esta partido, el Buitre remontó un 2-0 en contra con dos goles suyos y una asistencia para marcar el tercero (Michel debutó en la temporada siguiente, el 2 de septiembre de 1984, cuando don Alfredo ya no era entrenador madridista.
¿Por qué echó mano la Saeta de los canteranos? Porque hubo un motín en el vestuario blanco. Los veteranos (San José, Del Bosque…) se le enfrenaron y él, haciendo de la necesidad virtud, decidió prescindir de ellos; por eso debutaron tan deprisa los chavales en Primera. Al fin y al cabo, las águilas y los buitres se entienden mejor entre sí que cualquiera de ellos con las serpientes.
Así que basta sumar todo lo anterior para comprender por qué no le podía caer bien al Sr. marqués quien se reía de que él fuera una buena persona; manera elegante de don Alfredo de no hablar mal, ni como ser humano ni como profesional, de alguien en quien no podía confiar en ninguno de los dos sentidos.
Por lo demás, Di Stéfano no era el único que pensaba que Del Bosque es un inepto y, de propina, un tipo de esos a los que es mejor no dar la espalda. Algunos hemos tenido el discutible privilegio a verlo “aparcado” en la banda del Bernabéu durante temporadas enteras sin tomar las decisiones urgentes que el equipo necesitaba cuando el partido se ponía difícil (por eso se las agradecimos tanto después a Mou) ni saber controlar el vestuario (es vox populi que Hierro jugaba, incluso lesionado, porque le daba la gana y la autoridad de Del Bosque brillaba por su ausencia, tanto en aquel Madrid como después lo ha vuelto a hacer en la selección ante el Diktat de Xavi).
El colofón de esta “admirable “ trayectoria como entrenador blanco fue la final de la Liga 2002/03 (se ganó en la última jornada, jugando en el Bernabéu).
La plantilla estaba mosqueada porque el Madrid había fichado el verano anterior a Ronaldo Nazario, lo que privaba de titularidad a Morientes, un jugador muy inferior en calidad, pero “amigo de sus amigos” entre los Kapos del vestuario, por ejemplo, de Raúl. A modo de boicoteo, después de ganar el partido y el título, los jugadores blancos dieron una única vuelta al campo aplaudidos por sus seguidores y desaparecieron rápidamente del terreno de juego. No volvieron a salir a pesar de pedírselo reiteradamente el clamor del público.
El presidente, Florentino Pérez, fue a ver a Del Bosque para saber qué pasaba. La respuesta del técnico fue inefable: “No sé. Yo estaba en mi despacho”. Por eso lo echó Florentino; ni más ni menos.
Tiempo después, tras demostrar su incapacidad en el Besiktas turco (2004/05), que lo echó a los pocos meses de contratado (quizá había pensado este equipo que las últimas Copas de Europa del Madrid las había ganado Del Bosque Petrificado, en lugar de los Galácticos) su carrera de entrenador pareció totalmente acabada; pero, sorprendentemente, tras unas largas vacaciones plurianuales, le vino el indulto que reciben los tontos útiles de manos de un gran manipulador y empleapelotas llamado Villar.
En julio de 2008, la marcha de Luis Aragonés de la selección española de fútbol le dio a don Vicente la oportunidad de hacer una vez más lo que es su especialidad: vivir, como parásito que es, del esfuerzo ajeno: heredó un estilo de juego, además de una alineación, y se limitó a firmar al pie del trabajo de Zapatones. Esa es toda su aportación a la mejor racha históricamente de la selección de fútbol de España (bueno, eso y haber hecho anuncios de todo lo imaginable).
Por lo demás, sus “reflejos” no han mejorado con la edad: el año pasado, en Brasil, perdió la final de la Copa Federaciones por 3-0 frente a Brasil y la alineación española era: Casillas; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Xavi, Iniesta; Pedro, Torres y Mata. No parece muy diferente de la actual, ¿verdad? Luego no sabe renovar el equipo; o no se atreve. Afirmar a estas alturas que lo de Brasil 2014 ha sido un accidente (bueno, dos y consecutivos) es tan ridículo que sólo pensando que los aficionados españoles son unos mentecatos que tragan con todo puede decirse algo así.
Su penúltimo numerito ha sido el amago de dimisión (mera tinta de calamar), para ganar tiempo, que ha terminado siendo un “yo sigo”; un proceder sin duda digno de él, dada su conocida condición de…serpiente (no ha sabido, de nuevo, estar a la altura de los seleccionadores de Italia o Argentina, éste último subcampeón mundial). No sabe volar, sólo arrastrarse.
Esta última salida de pata de banco de este “federacionista de Villar” sólo puede acabar de una manera…Lo malo es que el desastre personal lo compartirá con la selección de todos los españoles (aunque muchos ni se enteran de qué va esta vaina).
Cibeles Madridista.
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