Simeone, el enfermo mental; por supuesto; enfermo de egocentrismo, de soberbia y de megalomanía; porque piensa que el balompié es exclusivamente lo que a él le dé la gana y le convenga, no lo que define el reglamento de dicho deporte. Y el mayor problema del Cholo, aparte de sus trampas endémicas y de su demagógica agitación del patetismo, es que ya no sabe distinguir sus alucinantes neuras de la realidad.
Aún es peor cuando pierde, porque entonces aparece en escena el depredador que lleva dentro. Por eso fue expulsado en Lisboa, porque no sabe como se escribe “educación” o “deportividad” ni “saber perder” (basta ver sus gestos amenazadores al árbitro, a Varene y a todo aquel que se le ponía delante para calarle). Es un asocial del deporte; un leñador retirado de dar leña personalmente, pero no de basarse en ella para definir, extrarreglamentariamente, la “táctica” del Patético.
Lo más triste es que muchos alaban a este verdugo del fútbol (él no lo oculta: va vestido de negro como le corresponde a su función de enterrador). Sobre todo los patéticos lo necesitan psicológicamente, pues están dispuestos a todo para poder aparcar su perenne complejo de inferioridad envidiosa y antimadrista. Ya se verá, dijo el ciego; a ver si después de montarse en el tigre pueden bajarse cuando quieran o él los arrastra en su caída.
La propuesta del “fúrbor” del Cholo es muy simple: como mi equipo no juega al fútbol ni un ápice más de lo que yo jugaba (o sea, absolutamente nada que sea reglamentario), apuesto por el tremendismo; por la demolición del deporte mediante la implantación del terror en el terreno de juego: que el adversario tenga que pensar en su integridad física permanentemente, que así no intentará jugar. Y todo ello con la colaboración inestimable y necesaria del arbitraje (es un modo de hablar), según se interpreta en la Federación de Villar, el gran tapado en la operación de reflotar “deportivamente” al Pateti.
Ahora viene una sanción más que comedida para los grandes deméritos, reiteraciones y antecedentes del argentino. Ocho partidos en total, cuatro a cumplir en el campeonato de Liga y cuatro en próximas Supercopas de España. Estos ocho partidos se distribuyen así: cuatro por las dos agresiones al cuarto árbitro; dos por ser expulsado; uno por sus aplausos irónicos al árbitro mientras abandonaba (es un decir) la cancha; y uno por permanecer en la grada del estadio tras su expulsión.
Ha fracasado su numerito del oportuno arrepentimiento estudiado (e interesado) y le ha sido desestimado el recurso de dicho castigo. Le toca perderse, entre otros, el encuentro del Bernabéu contra el Madrid. Le va a salir cara la Supercopa al Pateti.
La única sanción justa hubiera sido de más de diez partidos de suspensión como sanción ejemplar por la acumulación de infracciones en un mismo encuentro (el Madridista Pepe, como referencia, sólo fue sancionado por una acción punible y recibió diez encuentros). Por supuesto, todo el periodo de castigo debería cumplirse de inmediato y exclusivamente en la Liga. Además, con la amenaza añadida de que si hace otra parecida se le priva de su licencia para entrenar en España y se le notifica su actitud a la FIFA, por si quiere ocuparse de él.
Es el único lenguaje que entienden las fieras: la fuerza superior; así se regula la jerarquía en las jaurías. Todo lo demás se lo va a pasar por donde todos sabemos, por ejemplo, dirigiendo telefónicamente a su equipo mientras está sancionado. (¿le habrían permitido algo así a Mou? Aún recordamos la persecución al técnico madridista que llevó a cabo la UEFA cuando lo sancionó).
Por lo demás, ya se han visto las consecuencias de plantear un partido de atletismo-lucha libre en lugar de uno de fútbol: su “superequipazo” no ha podido con el Rayo Vallecano en el primer partido de Liga.
Y no es una sorpresa, porque el Pateti no es más que un equipo carroñero, que vive de explotar, como parásito que es, los errores o debilidades de su adversario de turno. O sea, necesita que el otro equipo sí quiera crear fútbol dejando así huecos atrás y dando por eso menos patadas que los Leñeros de Madrid. Pero si se encuentra con un plantel dispuesto al mismo antifútbol, el Pateti se queda sin guión ni alternativas; a la vista está.
Todo ello tiene lugar ante el complaciente colaboracionismo de la prensa, que no denuncia el continuo atentado contra el fútbol que perpetra el Pateti de Simeone sino que lo silencia y fomenta (pues le conviene para su labor principal, que no es informar, sino atacar al Madrid).
Antónimus.
Post scriptum: El patético (en todos los sentidos imaginables) Moñino, que se ocupa en EL PAISITO de los intereses, es decir, de la desinformación del Patético de Madrid, intentó hace pocos días equiparar, de alguna manera dos situaciones muy distintas del partido de vuelta de la Supercopa de España.
La primera fue una acción en un córner en el que Ronaldo se revolvió para soltarse del agarrón de turno (le hacen penalti en casi todos los saques de esquina y faltas). Esta vez ,la “víctima” de Cristiano fue ese santo futbolístico llamado Godín, que es incapaz de darle una patada al…balón, y que se ha “formado” en la misma escuela futbolística nacional que cierto delantero incisivo, canino y molar, de cuyo nombre no queremos acordarnos aquí ahora; vamos, que es un “canchero”.
Pero Moñino habla aquí de “puñetazos” (así los define este imparcial comentarista, que previamente ha llamado “collejas” a los golpes que le dio el Cholo al cuarto árbitro)
Que no haya habido sanción para el madridista (ni el árbitro ni el Comité de Competición han visto tal agresión por ningún sitio), pero, sobre todo, que si la haya habido para el entrenador del Leños y Leñeros de Madrid, ha provocado la indignación del Patético.
La verdad es que no lo entendemos: los patéticos deberían haber acogido los puñetazos de nuestro portugués (si es que fueron tales) con admiración y entusiasmo; pues sólo demostrarían (en su caso) que nuestro 7 es ahora, para los patéticos, “uno de los nuestros”; que es un jugador “más completo”; que va progresando adecuadamente en su conocimiento de lo que es verdaderamente el “fúrbor”.
Seguro que no se apostaría este dignísimo plumífero patético la venta como esclavos de todos sus familiares en algún mercado del Golfo Pérsico contra la posibilidad de encontrar abundantísimos ejemplo gráficos (en foto o vídeo) de claras agresiones previas (incluso en ese mismo encuentro) del Leñeros de Madrid y de otros “equipos” (como el Farsa, el Atávico de Bilbao, el Lisiante o el Osegunduna) perpetradas sistemáticamente contra Cristiano. Pero, claro, eso es información y ya no es competencia del incompetente y patético plumilla, el señor (mera forma de mencionarlo y clasificarlo do procede) Moñino.
Lo peor de todo es que el Patético, sin denunciar formalmente al madridista, había puesto en marcha la campaña de “mentalización” para que el Juez Ünico picara el anzuelo “por sí mismo”.
¡Cuidadín! Cuando se tienen unos antecedentes tan turbios es mejor no remover la mierda, no termine uno teniendo que comerse mucha más de la que puede digerir.
viernes, 29 de agosto de 2014
¡DOS A CERO CON FALLILLAS DE PORTERO!
Muchos considerarán un mal partido el jugado contra el Córdoba para abrir el campeonato liguero en el Bernabéu, pero nosotros estamos convencidos de que fue toda una proeza del Madrid, jugando con uno menos (o con un enemigo declarado de más, instalado, nos tememos, sine die en su portería y dando así el enésimo recital de todo su repertorio dinamitador de la defensa blanca).
Que Fallillas ya está acabado; que se ha quedado reducido a un relicario del famoso “santo” que, según algunos, fue, (como bien denuncia Julián Ruiz en EL CORTADOR DE CÉSPED, su foro de “EL MUNDILLO”) es ya una verdad que no hay quien oculte; ni siquiera tapando inquisitorialmente cualquier duda sobre los conocidos defectos del arquero mostoleño..
Así que, ni aunque traspasaren en diciembre a Keylor Navas y modificaren los estatutos del Madrid, proclamando portero eviterno suyo a Fallillas…ya no hay nada que evite el cada vez más descarado periclitar de Íker. Sólo pueden hacer que ignoran algo tan evidente o los que defienden con él sus intereses de dictar desde sus medios lo que “conviene” al Madrid (más bien, a los plumíferos, mejor dicho, a los amos que marcan la hoja de ruto de estos peleles); o la colección de ciegos interesados, también llamados fallillistas; que no está claro si seguirán siendo del Madrid cuando Fallillas se marche.
El Córdoba, de hecho, le marcó un gol que pudo significar perder dos puntos ante un equipo sin la menor entidad competitiva en comparación con nosotros. Fallillas estuvo de suerte y el tanto (que él no evitó) fue anulado por fuera de juego; pero eso no cambia el hecho de que el Gran Cantador estuvo “en su línea habitual”: inseguro, desencajado y con su tradicional despeje corto por el centro del área; perpetrando así un desastre sin solución de continuidad respecto a otros muy recientes ante el Patético; todo ello enmarcado en una dinámica cada vez más peligrosa para el Madrid; pues todos sabemos que con este inútil en la meta lo único seguro es que pinchemos por su culpa.
Y don Carleone a lo suyo: no enemistarse con nadie; seguir la corriente a los pesos pesados del vestuario (sin exigirles nada o sentarles, no le pase lo que a Mou el Grande)…No es tan mal empleo para la senectud; ser observador (que no actor) de la naturaleza mientras le cae el momio madridista…¿Cuántos no lo firmarían?
Y no le vamos a dedicar un artículo más a Fallilas por su maravillosa no-parada del gol que encajó nada más empezar el partido de vuelta de la Supercopa de España, porque sería demasiado reiterativo volver a decir lo mismo y por lo mismo sobre el mismo. Además, primero habría que hablar de su “eclipse” en el gol del empate patético en el Bernabéu en el partido de ida. Así que, ¡adiós, sextete! y aquí no ha pasado nada, ¿verdad, San Acabado? Lo dicho, ni una sola lágrima por la Supercopa de España perdida por un Madrid inane (con escasas excepciones) del que Íker es el paradigma más emblemático posible.
Aceptemos la parte de culpa de la defensa en estas jugadas, pero la cuestión principal es otra muy diferente:
¿Recuerda alguien cuándo fue la última vez que hubo motivos sinceros para decir que Fallillas había salvado al Madrid (o a La Floja) con sus intervenciones decisivas?
Pues eso.
Antónimus.
Post scriptum: Si después de una buena borrachera se diere el caso de que don Carleone dijere a Navas que le va a dejar jugar la Copa de España (por supuesto, la de Europa ni en broma), lo que debería contestar Keylor es que, no; que juegue todas las competiciones “el mejor”…y que se estrelle de paso Fallillas, el pasota italiano que hace de entrenador nuestro sin serlo y los ciegos dirigentes de este penoso Madrid actual que no cortan por lo sano esta peligrosa situación.
Penoso Madrid, decimos, porque somos conscientes de que estamos sentados sobre una bomba de relojería llamada Fallillas y sabemos que va a estallar más temprano que tarde. Lo que no parece saber nadie es cómo desactivarla.
Que Fallillas ya está acabado; que se ha quedado reducido a un relicario del famoso “santo” que, según algunos, fue, (como bien denuncia Julián Ruiz en EL CORTADOR DE CÉSPED, su foro de “EL MUNDILLO”) es ya una verdad que no hay quien oculte; ni siquiera tapando inquisitorialmente cualquier duda sobre los conocidos defectos del arquero mostoleño..
Así que, ni aunque traspasaren en diciembre a Keylor Navas y modificaren los estatutos del Madrid, proclamando portero eviterno suyo a Fallillas…ya no hay nada que evite el cada vez más descarado periclitar de Íker. Sólo pueden hacer que ignoran algo tan evidente o los que defienden con él sus intereses de dictar desde sus medios lo que “conviene” al Madrid (más bien, a los plumíferos, mejor dicho, a los amos que marcan la hoja de ruto de estos peleles); o la colección de ciegos interesados, también llamados fallillistas; que no está claro si seguirán siendo del Madrid cuando Fallillas se marche.
El Córdoba, de hecho, le marcó un gol que pudo significar perder dos puntos ante un equipo sin la menor entidad competitiva en comparación con nosotros. Fallillas estuvo de suerte y el tanto (que él no evitó) fue anulado por fuera de juego; pero eso no cambia el hecho de que el Gran Cantador estuvo “en su línea habitual”: inseguro, desencajado y con su tradicional despeje corto por el centro del área; perpetrando así un desastre sin solución de continuidad respecto a otros muy recientes ante el Patético; todo ello enmarcado en una dinámica cada vez más peligrosa para el Madrid; pues todos sabemos que con este inútil en la meta lo único seguro es que pinchemos por su culpa.
Y don Carleone a lo suyo: no enemistarse con nadie; seguir la corriente a los pesos pesados del vestuario (sin exigirles nada o sentarles, no le pase lo que a Mou el Grande)…No es tan mal empleo para la senectud; ser observador (que no actor) de la naturaleza mientras le cae el momio madridista…¿Cuántos no lo firmarían?
Y no le vamos a dedicar un artículo más a Fallilas por su maravillosa no-parada del gol que encajó nada más empezar el partido de vuelta de la Supercopa de España, porque sería demasiado reiterativo volver a decir lo mismo y por lo mismo sobre el mismo. Además, primero habría que hablar de su “eclipse” en el gol del empate patético en el Bernabéu en el partido de ida. Así que, ¡adiós, sextete! y aquí no ha pasado nada, ¿verdad, San Acabado? Lo dicho, ni una sola lágrima por la Supercopa de España perdida por un Madrid inane (con escasas excepciones) del que Íker es el paradigma más emblemático posible.
Aceptemos la parte de culpa de la defensa en estas jugadas, pero la cuestión principal es otra muy diferente:
¿Recuerda alguien cuándo fue la última vez que hubo motivos sinceros para decir que Fallillas había salvado al Madrid (o a La Floja) con sus intervenciones decisivas?
Pues eso.
Antónimus.
Post scriptum: Si después de una buena borrachera se diere el caso de que don Carleone dijere a Navas que le va a dejar jugar la Copa de España (por supuesto, la de Europa ni en broma), lo que debería contestar Keylor es que, no; que juegue todas las competiciones “el mejor”…y que se estrelle de paso Fallillas, el pasota italiano que hace de entrenador nuestro sin serlo y los ciegos dirigentes de este penoso Madrid actual que no cortan por lo sano esta peligrosa situación.
Penoso Madrid, decimos, porque somos conscientes de que estamos sentados sobre una bomba de relojería llamada Fallillas y sabemos que va a estallar más temprano que tarde. Lo que no parece saber nadie es cómo desactivarla.
miércoles, 20 de agosto de 2014
O FALLILLAS O EL MADRID
Uno de los dos; ambos no pueden salvarse. Cada cual, que elija según sus preferencias: o el equipo del que se declara seguidor (los fallillistas también son madridistas, ¿no es cierto?) o Fallillas, un portero acabado que como un cáncer corroe el organismo merengue y amenaza con destruirlo completamente.
Pues, por mucho que “se le deba” a Fallillas (¿acaso no cobra regularmente?) no pueden ser “más importantes sus intereses particulares que los del club. ¿O sí? En tal caso, ¿por qué? Y, ¿qué intereses son esos que están detrás de él y que se empeñan tanto y tanto y tanto en defender al indefendible Fallillas (que quizá sea su caballo de Troya dentro del Madrid), incluso cuando ya no se puede seguir escondiendo que lo mejor sería que Fallillas no fuera ni siquiera suplente, tanto en el Madrid como en La Floja?
A partir de ahora, también le debemos a Fallillas el infierno que nos espera en el Calderón en la vuelta de la Supercopa de España de 2014; incluso aunque ganemos el título, el campo de minas que nos van a preparar allí va a ser de órdago y los lesionados que padeceremos son culpa directísima de Fallillas.
Todo ello porque ayer, en la ida frente al Leños (por no decir directamente “Leña”) de Madrid, Fallillas volvió a regalar un gol (y a robarnos la victoria), además de fallar repetidamente durante todo el partido.
Primero, Fallillas hizo una salida pésima, en su mejor “estilo lisboeta”, con la suerte de que esta vez le volvió de rebote el balón a sus manos (pero Fallillas ya había vuelto a dejar nuestra portería abandonada a su suerte).
Segundo, Fallillas nunca blocó el balón en los tiros lejanos sino que los rechazó inicialmente, mostrando así su inseguridad.
Tercero, Fallillas, y tampoco es novedad, estuvo pésimo en los saques; incluso tuvo que pedir perdón al público, que lo silbó por ello.
Cuarto, Fallillas se permitió un regate a un delantero patético que llegó a acosarlo a un paso de nuestra portería; finta que a Fallillas le podrá salir mejor o peor, pero que es un riesgo absurdo que el Madrid no necesita correr (sobre todo, porque ocurrió debido a la lentitud de Fallillas para despejar un balón peligroso).
Quinto, Fallillas salió a por un balón y uno de nuestros defensas prefirió despejarlo de nuestra área a esperar a Fallillas, a quien, como no suele “co-laborar” con sus supuestos compañeros, es mejor no esperar. Además, ¿no sabe Fallillas decir “mía”?
Sexto, Fallillas, por mucho que se empeñen “sus” prenseros en buscar la paja en el ojo de los defensas blancos, es el principal responsable del gol del empate patético; porque el tanto tiene lugar en un córner y el remate se produce en el área pequeña. ¿ De quién es la viga, ésteeeeee, la responsabilidad de cubrir los últimos metros ante la portería? Evidentemente, del portero. Por cierto, Fallillas hizo previamente al gol su ya clásica minisalida en falso, también conocida como “el paseíllo del cobarde” (salgo, no salgo, mejor hubiera sido no haber salido, pero ya la he vuelto a cagar saliendo). Por eso no estaba Fallillas cerca del delantero leñero para evitar que marcara, pues éste remató prácticamente bajo los palos, zona en la que el arquero puede saltar y usar la manos para cortar un centro (pero esto nos lleva a otro asunto: el tabú del juego aéreo, modalidad que Fallillas apenas practica, principalmente porque cada vez es más consciente de sus fallos en esta faceta, que no dejan de incrementarse partido a partido).
Verdaderamente, en vista de que Fallillas no aporta nada (bueno) al Madrid, a lo mejor la solución al asunto de la portería blanca sería jugar sin nadie en la meta (viene a ser lo que pasa con Fallillas, cuando lo pone don Carleone bajo los palos); eso, al menos, serviría para reforzar alguna otra de las líneas del Madrid con otro jugador.
¡Ya está bien! ¡¡¡Qué se vaya Fallillas de una vez!!! ¿A qué esperan los dirigentes blancos para echar del Madrid a Fallillas? ¿A que perdamos nuevamente algún título por culpa de Fallillas? ¿Hasta cuándo vamos a seguir aceptando que Fallillas ya no es un factor positivo del equipo blanco sino un auténtico agujero negro; o sea, que Fallillas es el elemento más negativo y preocupante del Madrid actual?
Todo esto es lo que pudimos ver de la lamentable actuación de Fallillas los madridistas que vimos ayer al partido sin cerrar los ojos, sin mirar hacia otro lado y sin ponernos las anteojeras que nos prepara diligentemente “su” prensa para que no juzquemos a “su” ídolo de paradas de barro y errores cada vez más frecuentes; por supuesto, algunos seguimos sabiendo pensar autónomamente a pesar del intencionadísimo silencio que acompaña a todas las cagadas de “su” Fallillas.
Pero no pasa nada, porque don Carleone ya sabe quién es el portero titular (por supuesto, Fallillas). Bueno, lo sabemos todos. El problema número dos es que no hay valor suficiente en el banquillo blanco para decirlo públicamente; por algo será. Por supuesto, también estamos enterados de cómo se llama el problema número uno: No, no es Fallillas sino Operación Diego López-2. una producción muy onerosa que ya veremos cuántos capítulos se prolonga y cuántos buenos porteros nos llega a costar (además de un dineral).
El que tiene claro cómo hay que manejar a Fallillas es Arbeloa, quien, dado que Fallillas parece inexistente cuando se encuentra en nuestra portería, al saludar antes del partido a nuestros titulares en el túnel, decidió pasar ante Fallillas como si allí no hubiera ninguna forma de vida digna de ser tenida en cuenta:
http://www.marca.com/2014/08/19/futbol/supercopa-espana/1408485477.html?a=PG1a9940b223090b9dc192613246a6c6e6e&t=1408521391
Eso sí que es saber poner por encima de todo al Madrid y por debajo a Fallillas.
Pero no toda la culpa de lo ocurrido fue de Fallillas. El árbitro Estrada Fernández contribuyo también a que pincháramos permitiendo el juego sistemáticamente violento y extradeportivo del conjunto colchonero y se tragó más de una de sus falta peligrosa sin sancionarlas. De propina, perdonó al menos dos expulsiones a los rojiblancos por doble amarilla y se tragó un penalti clamoroso en el área leñera al final del partido que nos hubiera podido proporcionar la victoria. Sin duda, su “actuación” fue lo que más ayudó al Patético a evitar su derrota. Y es farsalán. ¿Casualidad poner un árbitro de esa “nación” en un partido en el que se juega el Madrid un título español? Villar está en todo y “su” Comité de Árbitros no descuida ningún detalle.
Por todo lo anterior, ¡gracias, Fallillas! ¡Menudo homenaje le hiciste anoche a Di Stéfano! A éste y a Bernabéu si que les debe el Madrid no algo sino todo lo que es. Ellos sí que lo ganarón, que no se lo regaló nadie como a Falllillas.
Cibeles Madridista.
Post scriptum: Aparte de la enésima cagada de Fallillas, ayer aconteció otro evento futbolístico interesante. El Farsa viajó a Zúrich, a ver si persuadía a la FIFA de que le levante el castigo, aún pendiente, de dos temporadas sin fichar (aunque parezca mentira después de ver las numerosas incorporaciones farsigranas de este verano; ahora sí que pueden pasarse un tiempo sin necesitar nuevos fichajes). No acudió su presidente, Bertomeu, pero el que no faltó fue el gerente…¡del Pateti!, Clemente Villaverde, por supueso, dentro de la delegación farsista. ¿Por qué será que no resulta extraño? Al igual que el Farsa, que dice que quiere defender “su modelo de formación” (cuya sibilina interpretación infractora, en la que en el fondo consiste, es precisamente lo que se sanciona), el Pateti piensa que ese es el modo correcto de actuar en la política de cantera. Claro, basta ver (el que soporte las náuseas) como “juega” el Leñero de Madrid, a 20.000 leguas del reglamento futbolero, muchísimo más allá de lo deportivo y lo legal, para entender semejante sintonía de opiniones alegales. Y, evidentemente, antimadridistas.
http://futbol.as.com/futbol/2014/08/19/primera/1408473682_150133.html
Otrosi digo:
¡¡¡¡¡¡¡FUERA FALLILLAS, YA!!!!!!!
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Pues, por mucho que “se le deba” a Fallillas (¿acaso no cobra regularmente?) no pueden ser “más importantes sus intereses particulares que los del club. ¿O sí? En tal caso, ¿por qué? Y, ¿qué intereses son esos que están detrás de él y que se empeñan tanto y tanto y tanto en defender al indefendible Fallillas (que quizá sea su caballo de Troya dentro del Madrid), incluso cuando ya no se puede seguir escondiendo que lo mejor sería que Fallillas no fuera ni siquiera suplente, tanto en el Madrid como en La Floja?
A partir de ahora, también le debemos a Fallillas el infierno que nos espera en el Calderón en la vuelta de la Supercopa de España de 2014; incluso aunque ganemos el título, el campo de minas que nos van a preparar allí va a ser de órdago y los lesionados que padeceremos son culpa directísima de Fallillas.
Todo ello porque ayer, en la ida frente al Leños (por no decir directamente “Leña”) de Madrid, Fallillas volvió a regalar un gol (y a robarnos la victoria), además de fallar repetidamente durante todo el partido.
Primero, Fallillas hizo una salida pésima, en su mejor “estilo lisboeta”, con la suerte de que esta vez le volvió de rebote el balón a sus manos (pero Fallillas ya había vuelto a dejar nuestra portería abandonada a su suerte).
Segundo, Fallillas nunca blocó el balón en los tiros lejanos sino que los rechazó inicialmente, mostrando así su inseguridad.
Tercero, Fallillas, y tampoco es novedad, estuvo pésimo en los saques; incluso tuvo que pedir perdón al público, que lo silbó por ello.
Cuarto, Fallillas se permitió un regate a un delantero patético que llegó a acosarlo a un paso de nuestra portería; finta que a Fallillas le podrá salir mejor o peor, pero que es un riesgo absurdo que el Madrid no necesita correr (sobre todo, porque ocurrió debido a la lentitud de Fallillas para despejar un balón peligroso).
Quinto, Fallillas salió a por un balón y uno de nuestros defensas prefirió despejarlo de nuestra área a esperar a Fallillas, a quien, como no suele “co-laborar” con sus supuestos compañeros, es mejor no esperar. Además, ¿no sabe Fallillas decir “mía”?
Sexto, Fallillas, por mucho que se empeñen “sus” prenseros en buscar la paja en el ojo de los defensas blancos, es el principal responsable del gol del empate patético; porque el tanto tiene lugar en un córner y el remate se produce en el área pequeña. ¿ De quién es la viga, ésteeeeee, la responsabilidad de cubrir los últimos metros ante la portería? Evidentemente, del portero. Por cierto, Fallillas hizo previamente al gol su ya clásica minisalida en falso, también conocida como “el paseíllo del cobarde” (salgo, no salgo, mejor hubiera sido no haber salido, pero ya la he vuelto a cagar saliendo). Por eso no estaba Fallillas cerca del delantero leñero para evitar que marcara, pues éste remató prácticamente bajo los palos, zona en la que el arquero puede saltar y usar la manos para cortar un centro (pero esto nos lleva a otro asunto: el tabú del juego aéreo, modalidad que Fallillas apenas practica, principalmente porque cada vez es más consciente de sus fallos en esta faceta, que no dejan de incrementarse partido a partido).
Verdaderamente, en vista de que Fallillas no aporta nada (bueno) al Madrid, a lo mejor la solución al asunto de la portería blanca sería jugar sin nadie en la meta (viene a ser lo que pasa con Fallillas, cuando lo pone don Carleone bajo los palos); eso, al menos, serviría para reforzar alguna otra de las líneas del Madrid con otro jugador.
¡Ya está bien! ¡¡¡Qué se vaya Fallillas de una vez!!! ¿A qué esperan los dirigentes blancos para echar del Madrid a Fallillas? ¿A que perdamos nuevamente algún título por culpa de Fallillas? ¿Hasta cuándo vamos a seguir aceptando que Fallillas ya no es un factor positivo del equipo blanco sino un auténtico agujero negro; o sea, que Fallillas es el elemento más negativo y preocupante del Madrid actual?
Todo esto es lo que pudimos ver de la lamentable actuación de Fallillas los madridistas que vimos ayer al partido sin cerrar los ojos, sin mirar hacia otro lado y sin ponernos las anteojeras que nos prepara diligentemente “su” prensa para que no juzquemos a “su” ídolo de paradas de barro y errores cada vez más frecuentes; por supuesto, algunos seguimos sabiendo pensar autónomamente a pesar del intencionadísimo silencio que acompaña a todas las cagadas de “su” Fallillas.
Pero no pasa nada, porque don Carleone ya sabe quién es el portero titular (por supuesto, Fallillas). Bueno, lo sabemos todos. El problema número dos es que no hay valor suficiente en el banquillo blanco para decirlo públicamente; por algo será. Por supuesto, también estamos enterados de cómo se llama el problema número uno: No, no es Fallillas sino Operación Diego López-2. una producción muy onerosa que ya veremos cuántos capítulos se prolonga y cuántos buenos porteros nos llega a costar (además de un dineral).
El que tiene claro cómo hay que manejar a Fallillas es Arbeloa, quien, dado que Fallillas parece inexistente cuando se encuentra en nuestra portería, al saludar antes del partido a nuestros titulares en el túnel, decidió pasar ante Fallillas como si allí no hubiera ninguna forma de vida digna de ser tenida en cuenta:
http://www.marca.com/2014/08/19/futbol/supercopa-espana/1408485477.html?a=PG1a9940b223090b9dc192613246a6c6e6e&t=1408521391
Eso sí que es saber poner por encima de todo al Madrid y por debajo a Fallillas.
Pero no toda la culpa de lo ocurrido fue de Fallillas. El árbitro Estrada Fernández contribuyo también a que pincháramos permitiendo el juego sistemáticamente violento y extradeportivo del conjunto colchonero y se tragó más de una de sus falta peligrosa sin sancionarlas. De propina, perdonó al menos dos expulsiones a los rojiblancos por doble amarilla y se tragó un penalti clamoroso en el área leñera al final del partido que nos hubiera podido proporcionar la victoria. Sin duda, su “actuación” fue lo que más ayudó al Patético a evitar su derrota. Y es farsalán. ¿Casualidad poner un árbitro de esa “nación” en un partido en el que se juega el Madrid un título español? Villar está en todo y “su” Comité de Árbitros no descuida ningún detalle.
Por todo lo anterior, ¡gracias, Fallillas! ¡Menudo homenaje le hiciste anoche a Di Stéfano! A éste y a Bernabéu si que les debe el Madrid no algo sino todo lo que es. Ellos sí que lo ganarón, que no se lo regaló nadie como a Falllillas.
Cibeles Madridista.
Post scriptum: Aparte de la enésima cagada de Fallillas, ayer aconteció otro evento futbolístico interesante. El Farsa viajó a Zúrich, a ver si persuadía a la FIFA de que le levante el castigo, aún pendiente, de dos temporadas sin fichar (aunque parezca mentira después de ver las numerosas incorporaciones farsigranas de este verano; ahora sí que pueden pasarse un tiempo sin necesitar nuevos fichajes). No acudió su presidente, Bertomeu, pero el que no faltó fue el gerente…¡del Pateti!, Clemente Villaverde, por supueso, dentro de la delegación farsista. ¿Por qué será que no resulta extraño? Al igual que el Farsa, que dice que quiere defender “su modelo de formación” (cuya sibilina interpretación infractora, en la que en el fondo consiste, es precisamente lo que se sanciona), el Pateti piensa que ese es el modo correcto de actuar en la política de cantera. Claro, basta ver (el que soporte las náuseas) como “juega” el Leñero de Madrid, a 20.000 leguas del reglamento futbolero, muchísimo más allá de lo deportivo y lo legal, para entender semejante sintonía de opiniones alegales. Y, evidentemente, antimadridistas.
http://futbol.as.com/futbol/2014/08/19/primera/1408473682_150133.html
Otrosi digo:
¡¡¡¡¡¡¡FUERA FALLILLAS, YA!!!!!!!
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martes, 19 de agosto de 2014
¿LA FINAL DE ÍKER O EL IMPOSTERGABLE FINAL DE ÍKER EN EL MADRID?
El inefable Diego Torres es un plumilla muy amigo del Madrid (cuando duerme profundamente). Además; es un gran entendido de “fúrbor”, como demuestran estos dos artículos que este nuevo Cortázar ha publicado recientemente en EL PAISITO sobre el nuevo centrocampista blanco Kroos; el primero dudando de su capacidad física (¡?) y el segundo poniéndolo, muy pocos días después por las nubes (no le quedó más remedio), después de su espléndida intervención en la final de la Supercopa de Europa, que acaba de ganar el Madrid; y en la que el alemán corrió y acertó más que nadie):
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/08/11/actualidad/1407785245_585216.html
(el desafío de Kroos)
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/08/13/actualidad/1407955310_688433.html
(el alemán de confianza)
Este conocido autor (de deporte-ficción), que no comunicador, también ha publicado un artículo sobre la final de esta Supercopa Europea que más bien parece un anuncio pagado, en el cual, obscenamente, se dedica a intentar colarnos mercancía dañada, es decir, un producto claramente obsoleto, o sea, a amiguetear conscientemente:
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/08/11/actualidad/1407780347_345186.html
(la final de Casillas)
Por supuesto, este fabulador no ha encontrado tiempo para derramar ni una sola lágrima por Diego López (perdón por la utilización de la obra de otro gran ficcionador argentino, de cuyo nombre no nos da la gana acordanos aquí).
Volviendo al…”trabajo” sobre Fallillas del Melville rioplantense, nos molesta semejante…desenfoque del “objeto social” de un club de fútbol; al menos a los madridistas conscientes de los verdaderos intereses de nuestra institución (ser el Equipo más importante del Mundo); ya que su fin último no es tener los mejores jugadores, y menos particularmente, sino obtener los títulos más importantes para ser cada vez más grande. En este propósito fundamental, los primero no son fines sino medios necesarios para los segundos.
Consideramos que tal “información” es una descarada e impresentable apropiación indebida (con la habitual complicidad mediática) de una final “del Madrid” por uno de sus jugadores (y no es casualidad que siempre sea el mismo) quien, encima, no es de los más destacados (positivamente) en las últimas temporadas. No parece que este sea el modo más adecuado de enfocar la noticia por lo que es esencial en ella, a saber: la disputa de un título oficial europeo por dos equipos españoles.
Pero de lo que se trata en realidad es de que el “escritor” argentino no quiere “informar” sino ”utilizar” dicha final para hacer campañita por el mostoleño, para que todavía (veremos cuanto sigue en al Madrid) pueda jugar este partido (y lo que más nos tememos, los próximos) de titular en la portería blanca. Duele aún más que DT pretenda hacer ver que “le corresponde” a su patrocinado (“cliente”, decían los romanos) ser el titular bajo los palos invocando “su” triunfo en Lisboa. O sea, que cree que somos tontos y no sabemos lo que acaba de pasar, ¿no? Bien, veamos cuales son los méritos y deméritos de tal “figura” en la temporada anterior.
Resulta PA-TÉ-TI-CO oír que el Madrid ganó La Décima “con” (o gracias a) Fallillas en lugar de “a pesar de él”. Es innegable esta afirmación tras haber visto (sobre todo, sufrido) esa final durante más de una hora agónica por culpa de la cagada monumental de Fallillas, que regaló su gol al Leños de Madrid en la primera parte con una de las peores salidas que se le recuerdan a este portero de fútbol profesional (desastre nada corregido y sí aumentado en la prórroga, momento en el que “él” volvió a dar la espantada dejando la portería vacía a merced del Pateti, que, por suerte, esta vez no acertó a marcar).
Suele citarse también que Fallillas es el campeón de Copa de España para indicar lo bien que ha jugado en la pasada temporada, cuando de lo que se trata es de cómo ha estado él en particular, no de los éxitos de toda la plantilla; al menos si se trata de decidir con justicia si hay que alinearlo o alienarlo (y no de manipular y presionar en su favor por parte de su mafia mediática).
Bueno, es cierto que él estaba en el campo cuando el Madrid, no él, ganó esas competiciones; circunstancia que utilizan en su favor los mil-novecientos-ochenta-y-cuatro-istas de la prensa para intentar reescribir la historia, una vez más, y presentarlo como héroe; pero, si consideramos el asunto desde el punta de vista de la actuación individual de Fallillas, “él” no ha sido más que un lastre que a punto ha estado de hundirnos y hacernos perder los dos títulos.
¿Héroe? ¿Por observar como Neymar mandaba el balón al poste sin que él hiciera nada por evitarlo? ¿Por no saber colocar un defensa en el poste en un córner (a pesar de que está clarísimo que el ya no llega nunca a los palos) y evitar así el gol del empate farsista?
Que los indultos de Bale primero y de Ramos después no nos hagan olvidar que en ambas finales hubo que RE-MON-TAR el marcador. Luego, Íker había encajado goles previos en ambos partidos; luego él no nos proporcionó esos triunfos sino que los comprometió seriamente; luego no héroe sino villano (esto último por su especial concepción del compañerismo con su reciente víctima, Diego López). Que no se olvide nadie de todo esto (no, si no queremos para el Madrid que prolongue y enquiste sus problemas de plantilla en lugar de resolverlos). Desde luego, nosotros no permitiremos que se pase su nefasta “colaboración” por alto ni que se omita sectariamente.
Además, dentro de esta presentación selectiva y siempre profallillista de “los hechos”, no se menciona nunca que en otro cante flamento del mostoleño, el día que jugamos en Liga contra el Valencia en el Bernabéu fue “él” el titular en la portería y, por su culpa directa (y no por la de Diego López, que en sus estiradas sí llega a los postes), perdimos nuestras últimas posibilidades de ganar ese título justo cuando el Pateti acababa de pinchar.
“Su” gran Fallillas encajó en este partido el clásico (para “él”) gol esquinado que ya no puede parar (el tiempo no se olvida de nadie). Pero no siempre le van a chutar el balón al cuerpo para que el Coro de Crónistas Fallistas entone su loa interesada, no, que algunos si saben poner el balón donde quieren (y donde es vox populi entre los rivales que se lo va a tragar el santito de la prensa).
Por todo lo anterior, habrá que rezar para que, ya que Íker se ha instalado claramente en lo a-deportivo para promocionarse como portero titular (puesto que su rendimiento negativo no cuenta en su caso), concurra alguna circunstancia ajena al deporte (da exactamente igual cuál) que lo aparte pronto de los palos madridistas, cuanto antes mejor; porque, de lo contrario, la encerrona a Keylor va a ser lo que sigue en el guión prensero. “Sus” chicos de la prensa ya tienen hasta el título:
Operación Diego López-2.
Antónimus.
Post scriptum: En cuanto a Íker en La Floja, no vamos a enumerar aquí todos los fallos de sus dos derrotas dos en el Mundial (7 goles encajados por San Acabado, 3’5 por encuentro de media), pero que conste el dato, que, contextualmente, pertenece a la misma decadencia fallillista que sólo interesadamente se puede seguir negando. Decadencia que justo un año antes, en la final de la Copa de Federaciones ya era evidente (3-0 perdió España ante Brasil, con Fallillas de portero). Y es que los mejores ciegos son los que no quieren ver lo innegable.
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/08/11/actualidad/1407785245_585216.html
(el desafío de Kroos)
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/08/13/actualidad/1407955310_688433.html
(el alemán de confianza)
Este conocido autor (de deporte-ficción), que no comunicador, también ha publicado un artículo sobre la final de esta Supercopa Europea que más bien parece un anuncio pagado, en el cual, obscenamente, se dedica a intentar colarnos mercancía dañada, es decir, un producto claramente obsoleto, o sea, a amiguetear conscientemente:
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/08/11/actualidad/1407780347_345186.html
(la final de Casillas)
Por supuesto, este fabulador no ha encontrado tiempo para derramar ni una sola lágrima por Diego López (perdón por la utilización de la obra de otro gran ficcionador argentino, de cuyo nombre no nos da la gana acordanos aquí).
Volviendo al…”trabajo” sobre Fallillas del Melville rioplantense, nos molesta semejante…desenfoque del “objeto social” de un club de fútbol; al menos a los madridistas conscientes de los verdaderos intereses de nuestra institución (ser el Equipo más importante del Mundo); ya que su fin último no es tener los mejores jugadores, y menos particularmente, sino obtener los títulos más importantes para ser cada vez más grande. En este propósito fundamental, los primero no son fines sino medios necesarios para los segundos.
Consideramos que tal “información” es una descarada e impresentable apropiación indebida (con la habitual complicidad mediática) de una final “del Madrid” por uno de sus jugadores (y no es casualidad que siempre sea el mismo) quien, encima, no es de los más destacados (positivamente) en las últimas temporadas. No parece que este sea el modo más adecuado de enfocar la noticia por lo que es esencial en ella, a saber: la disputa de un título oficial europeo por dos equipos españoles.
Pero de lo que se trata en realidad es de que el “escritor” argentino no quiere “informar” sino ”utilizar” dicha final para hacer campañita por el mostoleño, para que todavía (veremos cuanto sigue en al Madrid) pueda jugar este partido (y lo que más nos tememos, los próximos) de titular en la portería blanca. Duele aún más que DT pretenda hacer ver que “le corresponde” a su patrocinado (“cliente”, decían los romanos) ser el titular bajo los palos invocando “su” triunfo en Lisboa. O sea, que cree que somos tontos y no sabemos lo que acaba de pasar, ¿no? Bien, veamos cuales son los méritos y deméritos de tal “figura” en la temporada anterior.
Resulta PA-TÉ-TI-CO oír que el Madrid ganó La Décima “con” (o gracias a) Fallillas en lugar de “a pesar de él”. Es innegable esta afirmación tras haber visto (sobre todo, sufrido) esa final durante más de una hora agónica por culpa de la cagada monumental de Fallillas, que regaló su gol al Leños de Madrid en la primera parte con una de las peores salidas que se le recuerdan a este portero de fútbol profesional (desastre nada corregido y sí aumentado en la prórroga, momento en el que “él” volvió a dar la espantada dejando la portería vacía a merced del Pateti, que, por suerte, esta vez no acertó a marcar).
Suele citarse también que Fallillas es el campeón de Copa de España para indicar lo bien que ha jugado en la pasada temporada, cuando de lo que se trata es de cómo ha estado él en particular, no de los éxitos de toda la plantilla; al menos si se trata de decidir con justicia si hay que alinearlo o alienarlo (y no de manipular y presionar en su favor por parte de su mafia mediática).
Bueno, es cierto que él estaba en el campo cuando el Madrid, no él, ganó esas competiciones; circunstancia que utilizan en su favor los mil-novecientos-ochenta-y-cuatro-istas de la prensa para intentar reescribir la historia, una vez más, y presentarlo como héroe; pero, si consideramos el asunto desde el punta de vista de la actuación individual de Fallillas, “él” no ha sido más que un lastre que a punto ha estado de hundirnos y hacernos perder los dos títulos.
¿Héroe? ¿Por observar como Neymar mandaba el balón al poste sin que él hiciera nada por evitarlo? ¿Por no saber colocar un defensa en el poste en un córner (a pesar de que está clarísimo que el ya no llega nunca a los palos) y evitar así el gol del empate farsista?
Que los indultos de Bale primero y de Ramos después no nos hagan olvidar que en ambas finales hubo que RE-MON-TAR el marcador. Luego, Íker había encajado goles previos en ambos partidos; luego él no nos proporcionó esos triunfos sino que los comprometió seriamente; luego no héroe sino villano (esto último por su especial concepción del compañerismo con su reciente víctima, Diego López). Que no se olvide nadie de todo esto (no, si no queremos para el Madrid que prolongue y enquiste sus problemas de plantilla en lugar de resolverlos). Desde luego, nosotros no permitiremos que se pase su nefasta “colaboración” por alto ni que se omita sectariamente.
Además, dentro de esta presentación selectiva y siempre profallillista de “los hechos”, no se menciona nunca que en otro cante flamento del mostoleño, el día que jugamos en Liga contra el Valencia en el Bernabéu fue “él” el titular en la portería y, por su culpa directa (y no por la de Diego López, que en sus estiradas sí llega a los postes), perdimos nuestras últimas posibilidades de ganar ese título justo cuando el Pateti acababa de pinchar.
“Su” gran Fallillas encajó en este partido el clásico (para “él”) gol esquinado que ya no puede parar (el tiempo no se olvida de nadie). Pero no siempre le van a chutar el balón al cuerpo para que el Coro de Crónistas Fallistas entone su loa interesada, no, que algunos si saben poner el balón donde quieren (y donde es vox populi entre los rivales que se lo va a tragar el santito de la prensa).
Por todo lo anterior, habrá que rezar para que, ya que Íker se ha instalado claramente en lo a-deportivo para promocionarse como portero titular (puesto que su rendimiento negativo no cuenta en su caso), concurra alguna circunstancia ajena al deporte (da exactamente igual cuál) que lo aparte pronto de los palos madridistas, cuanto antes mejor; porque, de lo contrario, la encerrona a Keylor va a ser lo que sigue en el guión prensero. “Sus” chicos de la prensa ya tienen hasta el título:
Operación Diego López-2.
Antónimus.
Post scriptum: En cuanto a Íker en La Floja, no vamos a enumerar aquí todos los fallos de sus dos derrotas dos en el Mundial (7 goles encajados por San Acabado, 3’5 por encuentro de media), pero que conste el dato, que, contextualmente, pertenece a la misma decadencia fallillista que sólo interesadamente se puede seguir negando. Decadencia que justo un año antes, en la final de la Copa de Federaciones ya era evidente (3-0 perdió España ante Brasil, con Fallillas de portero). Y es que los mejores ciegos son los que no quieren ver lo innegable.
EL FARSA ESTÁ QUE MUERDE…LAS NORMATIVAS
El Farsa está que muerde ante la confirmación de la sanción deportiva a su reciente fichaje, el delantero Luis Suárez.
No parece, visto desde fuera, un suceso tan sorprendente, pues es lo menos que le puede pasar a un club cuando ficha a sabiendas a un jugador castigado por ser tan incisivo…canino y molar. No olvidemos que lo que perpetró el uruguayo en el reciente Mundial es el tercer episodio de su tendencia a resolver sus disputas en la cancha a bocado limpio. A si que, si esto no es reincidencia será porque se trata de trincidencia y, por tanto merece una sanción ejemplar, que no puede eludirse con disculpas estudiadas e interesadas a posteriori.
Se da, además, la circunstancia de que el Farsa, a su vez, “no puede fichar” por sanción de la FIFA debida a la infracción farsista, reiterada y consciente, de la normativa sobre fichajes de menores de 18 años (o sea, la can-cartera farsigrana; ese curioso fenómeno demográfico en el que no parece ponerse el sol a pesar de lo diminuto que es, a escala planetaria, el territorio farsalán).
Si el Farsa ha estado fichando este año ha sido porque ha obtenido la suspensión cautelar de dicho castigo; pero éste sigue vigente y a la larga puede bloquear al club farsalanista por dos temporadas a la hora de reforzarse (algo que, por otra parte, no debería preocupar a quien, dice, confía tanto en “su” cantera). Por tanto, a la chita callando, este martes día 19 de agosto de 2014 irá el Farsa a Zurich a negociar un perdón.
No es la primera vez que se perdona al Farsa una sanción cuando ya ha agotado todos los recursos para evitarla. Como bien sabe el presidente del “Fúrbor”, Villar, en relación con el Cochinazo Farsista (sancionado con dos partidos de cierre del estadio farsigrana, cierre que nunca tuvo lugar por indulto federativo expreso), con este “más que un club” todo es posible. Bueno, salvo cumplir lo legislado, según indica la experiencia.
Es curioso que todo ello venga a añadirse a las actuales circunstancias judiciales de una institución que cada vez es más asidua en los juzgados y por más de una causa, penalmente hablando: el Mes-sisador; la repercusión fiscal del misterioso importe del fichaje de Neymar; los directivos, presentes y pasados denunciados por su propia masa social…
Es como si la “grandeur” del “divino” Farsa estuviera más allá de la normas deportivas y fiscales; lo que lo hace finalmente humano, terriblemente humano (por más que los mass media afines lo quieran ocultar). Tanto presumir de “goles de despacho” para acabar con el culé al aire. Sic transit gloria mundi.
Ya se sabe, la mujer del césar, además de parecerlo (¡ay de la cultura de la imagen!) tiene que serlo (justo al revés de lo que dicen los hipócritas del “look”, tan de moda en la triste sociedad actual).
Y el caso que nos ocupa es que el río Farsalán suena cada vez más de lo cargado que va…de mierda.
Pero seguro que todo ello es pura coincidencia; por supuesto. O maledicencia envidiosa de tanto éxito “limpio” de esta entidad paradigmática; fiel reflejo del dignísimo pueblo al que dice representar con su especioso equipo, lleno de figuras, gracias a sus extraordinarios judadores…extranjeros.
Antónimus.
Post scriptum: Tanto presumir de valores y al final, tras tan esplendida fachada potemkinera sólo hay una colección de trampas digna de una película china de kung-fu. Bueno, eso y el verdadero lema farsalán, que también hace suyo este “más que un club”:
“TODO POR LA PASTRIA”.
Al fin y al cabo, es una actitud coherente identitariamente entre el farsismo, brazo armado deportivamente del farsalanismo, y el “seny” más genuino de la idiosincrasia constitutiva de su país, cuya esencia ha dejado suficientemente ejemplarizada hace muy poco su gran líder histórico, El Exhonorable.
No parece, visto desde fuera, un suceso tan sorprendente, pues es lo menos que le puede pasar a un club cuando ficha a sabiendas a un jugador castigado por ser tan incisivo…canino y molar. No olvidemos que lo que perpetró el uruguayo en el reciente Mundial es el tercer episodio de su tendencia a resolver sus disputas en la cancha a bocado limpio. A si que, si esto no es reincidencia será porque se trata de trincidencia y, por tanto merece una sanción ejemplar, que no puede eludirse con disculpas estudiadas e interesadas a posteriori.
Se da, además, la circunstancia de que el Farsa, a su vez, “no puede fichar” por sanción de la FIFA debida a la infracción farsista, reiterada y consciente, de la normativa sobre fichajes de menores de 18 años (o sea, la can-cartera farsigrana; ese curioso fenómeno demográfico en el que no parece ponerse el sol a pesar de lo diminuto que es, a escala planetaria, el territorio farsalán).
Si el Farsa ha estado fichando este año ha sido porque ha obtenido la suspensión cautelar de dicho castigo; pero éste sigue vigente y a la larga puede bloquear al club farsalanista por dos temporadas a la hora de reforzarse (algo que, por otra parte, no debería preocupar a quien, dice, confía tanto en “su” cantera). Por tanto, a la chita callando, este martes día 19 de agosto de 2014 irá el Farsa a Zurich a negociar un perdón.
No es la primera vez que se perdona al Farsa una sanción cuando ya ha agotado todos los recursos para evitarla. Como bien sabe el presidente del “Fúrbor”, Villar, en relación con el Cochinazo Farsista (sancionado con dos partidos de cierre del estadio farsigrana, cierre que nunca tuvo lugar por indulto federativo expreso), con este “más que un club” todo es posible. Bueno, salvo cumplir lo legislado, según indica la experiencia.
Es curioso que todo ello venga a añadirse a las actuales circunstancias judiciales de una institución que cada vez es más asidua en los juzgados y por más de una causa, penalmente hablando: el Mes-sisador; la repercusión fiscal del misterioso importe del fichaje de Neymar; los directivos, presentes y pasados denunciados por su propia masa social…
Es como si la “grandeur” del “divino” Farsa estuviera más allá de la normas deportivas y fiscales; lo que lo hace finalmente humano, terriblemente humano (por más que los mass media afines lo quieran ocultar). Tanto presumir de “goles de despacho” para acabar con el culé al aire. Sic transit gloria mundi.
Ya se sabe, la mujer del césar, además de parecerlo (¡ay de la cultura de la imagen!) tiene que serlo (justo al revés de lo que dicen los hipócritas del “look”, tan de moda en la triste sociedad actual).
Y el caso que nos ocupa es que el río Farsalán suena cada vez más de lo cargado que va…de mierda.
Pero seguro que todo ello es pura coincidencia; por supuesto. O maledicencia envidiosa de tanto éxito “limpio” de esta entidad paradigmática; fiel reflejo del dignísimo pueblo al que dice representar con su especioso equipo, lleno de figuras, gracias a sus extraordinarios judadores…extranjeros.
Antónimus.
Post scriptum: Tanto presumir de valores y al final, tras tan esplendida fachada potemkinera sólo hay una colección de trampas digna de una película china de kung-fu. Bueno, eso y el verdadero lema farsalán, que también hace suyo este “más que un club”:
“TODO POR LA PASTRIA”.
Al fin y al cabo, es una actitud coherente identitariamente entre el farsismo, brazo armado deportivamente del farsalanismo, y el “seny” más genuino de la idiosincrasia constitutiva de su país, cuya esencia ha dejado suficientemente ejemplarizada hace muy poco su gran líder histórico, El Exhonorable.
EL COMUNICADO DE PRENSA QUE DIEGO LÓPEZ NUNCA PUBLICARÁ
Por fin se ha librado el Madrid del “problema” de los porteros: se ha ido (lo ha echado el club en contra de su voluntad de quedarse) Diego López, el mudo eterno; el buen compañero; el que nunca se ha quejado ni siquiera ante la enorme acumulación de bajezas y zancadillas que ha tenido que sufrir por atreverse a disputarle la titularidad al portero favorito de la prensa; todo un señor del fútbol (donde cada vez hay menos como él). Y todo por una decisión no deportiva sino empresarial; y lo peor es que no resuelve nada.
Porque olvidar que ahora viene la segunda entrega del culebrón, protagonizada en la nueva temporada por el costarricense Keylor Navas, es una avestruzada. Ni siquiera es ganar tiempo sino perderlo mientras se aplaza lo inevitable: la rescisión del contrato de Fallillas por falta de rendimiento adecuado al nivel exigible en el Madrid.
Por eso, mientras los fallillistas, de a pie y de galerada, ya están celebrando una victoria pírrica sobre el gran portero gallego y mejor persona (sobre todo, que todos ellos), otros sabemos que el verdadero problema ha sido que ningún otro equipo quiere fichar a Íker (a pesar de lo bueníííííísimo que es) y, en cambio, Diego López sí que tiene ofertas (en plural); porque él sí que es un buen portero (propaganda aparte). Y, sobre todo, sabemos que esto sólo ha sido una batalla, no el final de la guerra, que sólo puede perder su ídolo de paradas de barro.
Por eso se ha Diego López, pero no al Alcorcón sino al Milan y además prolongando la duración de su contrato. ¿Le ha ofrecido el Madrid alguna mejora, en tiempo o dinero, a Fallillas? Sin comentarios, ¿no es cierto?
Lo malo para los fallillistas es que la edad de Keylor, unida a sus reflejos, su entusiasmo juvenil, aún no extinto en su caso (pero sí en el de Fallillas, como es más que visible en su eterno careto amargado), más su juego por alto (que el latinoamericano sí tiene) se van a imponer más pronto o más tarde. Ya pueden irse tragando doblada esta evidencia los ikeristas.
Pero aquí queremos ocuparnos de otra cuestión. Diego López se ha ido como llegó, sin hacer ruido; alabando al Madrid y con deseos de volver, aunque ya no será para jugar.
¡Que buen caballero es Diego!; ¡Lástima que no hubiese un gran señor al frente del Madrid para reconocérselo!
Ni esa oportunidad les ha dado a sus adversarios Diego, ni siquiera en la hora del amargo adiós por la puerta falsa y pagando por culpas ajenas. Ni un reproche ha salido de su boca.
Esta ha sido su educadísima y madridista despedida de nosotros los seguidores blancos:
http://www.realmadrid.com/noticias/2014/08/carta-de-diego-lopez
Por eso, hemos pensado que tenemos que emitir por él el comunicado de prensa que bien podría haber lanzado el gallego desde Milán para poner en su sitio a todos los culpables de su marcha, del club y de la prensa. Es este:
Queridos madridistas:
Permitidme que me dirija a vosotros en mi condición de seguidor del Madrid, además de cómo exjugador suyo.
Dije que me despediría como es debido de nuestros seguidores y he decidido hacerlo de la manera más conveniente para el Madrid, que es hacerle un último servicio: aclarar la llamada cuestión de la portería blanca.
Yo no pedí al Madrid que me volviera a fichar (gracias a Mourinho). Si regresé fue por necesidad deportiva de la entidad, no para crear discordias. Pero el hecho es que me encargó el club un trabajo y yo lo desempeñe lo mejor que supe y pude. Y no debí de hacerlo tan mal cuando fue el Madrid y no yo quien decidió mejorarme el contrato. Estoy por ello muy agradecido y lo estaré siempre por la gran oportunidad para mí, como persona y como jugador, de haber tenido la oportunidad de volver a la que fue mi cuna deportiva y haber sido parte de algo tan grande como el Madrid, el mejor equipo del mundo, el Decacampeón de Europa.
Por eso, por agradecimiento y cariño y, sobre todo por lealtad, tengo que decir que el Madrid se ha equivocado al obligarme a dejar el equipo por segunda vez. Y no lo digo por lo que me afecte personalmente tal decisión de la directiva sino por lo que más conviene a nuestro querido club.
Si en la primera ocasión podía decirse que Íker era indiscutible y yo, si quería jugar debía irme, pues no tenía sitio en el Madrid de entonces, en la segunda se da una circunstancia muy diferente: yo soy mejor portero que Fallillas y lo soy basándome en mi trabajo, no en campañas mediáticas; fáciles de explicar cuando uno es “útil” a los periodistas (estando a su disposición antes que a la del Madrid), “profesionales” que le tapan todos los defectos a su favorito, por reiterados que sean.
Yo no voy a presumir aquí de mis virtudes; que hablen de ellas los entrenadores de porteros del Madrid con los que he trabajado (el de Mou y el de don Carleone), que las conocen mejor que nadie. Pero esta no es la cuestión; no si queremos hablar de lo que más le interesa a nuestro club.
En realidad, lo que me duele no es irme sino cómo queda el Madrid, perdiendo potencial por no declarar traspasable al portero que viene incumpliendo sus obligaciones profesionales en el terreno de juego y fuera de él.
¿Cómo voy yo a soportar, sin despegar los labios, que le hagan ahora a Keylor Navas las mismas jugarretas que a mí? ¡No voy a tolerarlo!
Por eso, denuncio desde aquí que el Madrid no ha resuelto un problema sino que lo ha prolongado innecesariamente y que hasta que Íker no se vaya del Madrid seguirá el equipo en una situación de inseguridad defensiva, que ya es crónica.
Ningún defensa blanco se fía de él. Arbeloa no lo lesionó por casualidad, pues esa fue la segunda mala salida de Fallillas en aquel partido; simplemente, había que despejar un balón suelto en nuestra área, Íker ya no es fiable y por eso, por su culpa exclusiva, pasó lo que pasó.
Los córneres, las faltas, los centros…son una tortura, pues no se mueve de la raya casi nunca y cuando lo hace es aún peor. Íker es un desastre en el juego aéreo, en los despejes de puño (¿verdad, Pepe?), en los saques, en jugar la pelota con el pie (como hace magníficamente Neuer) … mejor no entrar en más detalles que ya conoce todo el que quiere.
Por todo lo anterior, deseo a mi querido Madrid y a sus seguidores, de lo que me considero parte para siempre, toda la suerte del mundo. ¡La van a necesitar!
Antónimus.
Post scriptum: A veces, la ficción puede ser mucho más verídica que la llamada realidad. Pero, ¡ojo! Esto no es una fábula para embaucar sino para hacer reflexionar a los que tanto lo necesitan.
Porque olvidar que ahora viene la segunda entrega del culebrón, protagonizada en la nueva temporada por el costarricense Keylor Navas, es una avestruzada. Ni siquiera es ganar tiempo sino perderlo mientras se aplaza lo inevitable: la rescisión del contrato de Fallillas por falta de rendimiento adecuado al nivel exigible en el Madrid.
Por eso, mientras los fallillistas, de a pie y de galerada, ya están celebrando una victoria pírrica sobre el gran portero gallego y mejor persona (sobre todo, que todos ellos), otros sabemos que el verdadero problema ha sido que ningún otro equipo quiere fichar a Íker (a pesar de lo bueníííííísimo que es) y, en cambio, Diego López sí que tiene ofertas (en plural); porque él sí que es un buen portero (propaganda aparte). Y, sobre todo, sabemos que esto sólo ha sido una batalla, no el final de la guerra, que sólo puede perder su ídolo de paradas de barro.
Por eso se ha Diego López, pero no al Alcorcón sino al Milan y además prolongando la duración de su contrato. ¿Le ha ofrecido el Madrid alguna mejora, en tiempo o dinero, a Fallillas? Sin comentarios, ¿no es cierto?
Lo malo para los fallillistas es que la edad de Keylor, unida a sus reflejos, su entusiasmo juvenil, aún no extinto en su caso (pero sí en el de Fallillas, como es más que visible en su eterno careto amargado), más su juego por alto (que el latinoamericano sí tiene) se van a imponer más pronto o más tarde. Ya pueden irse tragando doblada esta evidencia los ikeristas.
Pero aquí queremos ocuparnos de otra cuestión. Diego López se ha ido como llegó, sin hacer ruido; alabando al Madrid y con deseos de volver, aunque ya no será para jugar.
¡Que buen caballero es Diego!; ¡Lástima que no hubiese un gran señor al frente del Madrid para reconocérselo!
Ni esa oportunidad les ha dado a sus adversarios Diego, ni siquiera en la hora del amargo adiós por la puerta falsa y pagando por culpas ajenas. Ni un reproche ha salido de su boca.
Esta ha sido su educadísima y madridista despedida de nosotros los seguidores blancos:
http://www.realmadrid.com/noticias/2014/08/carta-de-diego-lopez
Por eso, hemos pensado que tenemos que emitir por él el comunicado de prensa que bien podría haber lanzado el gallego desde Milán para poner en su sitio a todos los culpables de su marcha, del club y de la prensa. Es este:
Queridos madridistas:
Permitidme que me dirija a vosotros en mi condición de seguidor del Madrid, además de cómo exjugador suyo.
Dije que me despediría como es debido de nuestros seguidores y he decidido hacerlo de la manera más conveniente para el Madrid, que es hacerle un último servicio: aclarar la llamada cuestión de la portería blanca.
Yo no pedí al Madrid que me volviera a fichar (gracias a Mourinho). Si regresé fue por necesidad deportiva de la entidad, no para crear discordias. Pero el hecho es que me encargó el club un trabajo y yo lo desempeñe lo mejor que supe y pude. Y no debí de hacerlo tan mal cuando fue el Madrid y no yo quien decidió mejorarme el contrato. Estoy por ello muy agradecido y lo estaré siempre por la gran oportunidad para mí, como persona y como jugador, de haber tenido la oportunidad de volver a la que fue mi cuna deportiva y haber sido parte de algo tan grande como el Madrid, el mejor equipo del mundo, el Decacampeón de Europa.
Por eso, por agradecimiento y cariño y, sobre todo por lealtad, tengo que decir que el Madrid se ha equivocado al obligarme a dejar el equipo por segunda vez. Y no lo digo por lo que me afecte personalmente tal decisión de la directiva sino por lo que más conviene a nuestro querido club.
Si en la primera ocasión podía decirse que Íker era indiscutible y yo, si quería jugar debía irme, pues no tenía sitio en el Madrid de entonces, en la segunda se da una circunstancia muy diferente: yo soy mejor portero que Fallillas y lo soy basándome en mi trabajo, no en campañas mediáticas; fáciles de explicar cuando uno es “útil” a los periodistas (estando a su disposición antes que a la del Madrid), “profesionales” que le tapan todos los defectos a su favorito, por reiterados que sean.
Yo no voy a presumir aquí de mis virtudes; que hablen de ellas los entrenadores de porteros del Madrid con los que he trabajado (el de Mou y el de don Carleone), que las conocen mejor que nadie. Pero esta no es la cuestión; no si queremos hablar de lo que más le interesa a nuestro club.
En realidad, lo que me duele no es irme sino cómo queda el Madrid, perdiendo potencial por no declarar traspasable al portero que viene incumpliendo sus obligaciones profesionales en el terreno de juego y fuera de él.
¿Cómo voy yo a soportar, sin despegar los labios, que le hagan ahora a Keylor Navas las mismas jugarretas que a mí? ¡No voy a tolerarlo!
Por eso, denuncio desde aquí que el Madrid no ha resuelto un problema sino que lo ha prolongado innecesariamente y que hasta que Íker no se vaya del Madrid seguirá el equipo en una situación de inseguridad defensiva, que ya es crónica.
Ningún defensa blanco se fía de él. Arbeloa no lo lesionó por casualidad, pues esa fue la segunda mala salida de Fallillas en aquel partido; simplemente, había que despejar un balón suelto en nuestra área, Íker ya no es fiable y por eso, por su culpa exclusiva, pasó lo que pasó.
Los córneres, las faltas, los centros…son una tortura, pues no se mueve de la raya casi nunca y cuando lo hace es aún peor. Íker es un desastre en el juego aéreo, en los despejes de puño (¿verdad, Pepe?), en los saques, en jugar la pelota con el pie (como hace magníficamente Neuer) … mejor no entrar en más detalles que ya conoce todo el que quiere.
Por todo lo anterior, deseo a mi querido Madrid y a sus seguidores, de lo que me considero parte para siempre, toda la suerte del mundo. ¡La van a necesitar!
Antónimus.
Post scriptum: A veces, la ficción puede ser mucho más verídica que la llamada realidad. Pero, ¡ojo! Esto no es una fábula para embaucar sino para hacer reflexionar a los que tanto lo necesitan.
martes, 5 de agosto de 2014
EL INCREIBLE CASO DE LA PORTERÍA DEL MADRID
Lo de la portería del Madrid se parece cada vez más a una de esas malas películas que se nos hacen interminables; pero que, además, ahora está evolucionando hacia una cinta de serie B ¡de miedo!
Porque da miedo ver que ni la directiva (Florentino) ni don Carleone dan pie con bola en este asunto. Ahora, por si eran pocos los problemas de tener dos porteros titulares, se ficha a otro que viene, se supone, también para jugar.
¿Qué esta pasando? ¿Cuánto tiempo hace que empezó el culebrón Mou vs Fallillas y por qué lo prolonga Ancelotti? Intentemos desmenuzar este “argumento” analizando el papel que desempeñan en él los diversos actores:
KEYLOR NAVAS (EL BUENO)
Para este jugador, fichar por el Madrid supone un éxito, incluso si no juega. En cambio, para el Madrid, “aparcar” en el banquillo al mejor portero del Mundial (y de la anterior Liga española) sería muy poco inteligente (y caro: dos millones de euros por 6 temporadas: 12 kilos gastados en balde, que no de balde). Sobre todo, sería inexplicable si ocurre porque se prefiere que juegue otro guardameta claramente peor.
En cualquier caso, al igual que se viene sucediendo con Diego López, no parece que se le vaya a permitir a Keylor competir en igualdad de condiciones con el de la “flor en el culo” (dicho sea por sus cada vez más frecuentes cagadas).
DIEGO LÓPEZ (LA VÍCTIMA)
Primero, le aumentan el contrato al final de temporada (¡por algo será!) y ahora pretenden que se vaya sin hacer ruido ni cobrar todo lo estipulado. Un cosa es ser buena persona y otra ser tonto de remate. Los caprichos se pagan y si el Madrid quiere librarse de él (con reincidencia) que suelte la pasta y que deje de tomarle el pelo.
Al final lo aburrirán y se irá, pero por la puerta de atrás, un caballero y un estupendo portero al que nunca se ha juzgado (ni en la prensa ni en el Madrid) no ya con el “cariño” connivente que todo se lo perdona a Falllillas sino al menos con un mínimo sentido de justicia al valorar su trabajo y las condiciones complicadísimas en las que ha tenido que desarrollarlo.
FALLILLAS (EL TRISTE)
El tercer gol encajado ante el Manchester United (en el partido de fútbol “europeo” más visto en la historia de los Estados Unidos) es lo más parecido a una dimisión que puede hacer un portero (aunque no es tan excepcional en él, pues se parece a otro célebre “eclipse” suyo en Champions ante el Ajax).
Lo malo no es que Fallillas está acabado, de lo que ya no cabe ni la menor duda, sino que sigue empeorando todavía más. Y no parece haber límite para esta caída en picado, pues, ahora, a sus limitaciones físicas (fruto de la edad) y técnicas (por prohibirle su religión el juego por alto, las salidas o el juego con los pies), se están sumando problemas psicológicos (o eso parece) que no permiten depositar en él la mínima confianza necesaria para que siga jugando. Basta verle el careto que exhibe últimamente para comprenderlo.
Y ¡ni una palabra más de lo bueno que ha sido o de cuánto le debemos! Si llegó un día en que se tuvo que ir Di Stéfano del Madrid, ¡con todo lo que era!, entonces, de aquí se va todo bicho viviente cuando le toque y punto final (que lo importante es el Madrid, no los jugadores). Sobre todo, tiene que irse cualquiera que se convierta en un auténtico cáncer para el equipo y el hecho es que actualmente su presencia en la plantilla ya no ayuda al Madrid, pues se ha convertido en un cuerpo extraño que hay que extirpar cuanto antes del club.
ANCELOTTI (EL MALO)
Ha desaprovechado varias semanas de preparación sin resolver el dilema (ahora trilema) de la titularidad en la portería del Madrid. Si iba a venir Keylor (todos los sabíamos hace tiempo; todos menos él), debería haber sido fichado desde el principio de la pretemporada y aprovecharla entrenando con sus nuevos compañeros para compenetrarse con ellos.
Por si fuera poco lo anterior, ahora le da a Fallillas la titularidad en la disputa de un título oficial y lo hace después de la tricagada de EE. UU. ¿Qué tiene que hacer el mostoleño para que no le pongan? ¿Dinamitar el Bernabéu?
FLORENTINO (EL MAQUIAVELO)
Pésima gestión, que empezó por no abrir la puerta de par en par a Íker tras su doble fallo garrafal en Lisboa (por no hablar de otros previos y recientes en Liga y Copa de España).
Tampoco ha sabido aprovechar el fiasco del Mundial para librarse de Fallillas y si no lo ha hecho no ha sido por incapacidad para tomar decisiones semejantes (como Özil o Di María saben de sobra) sino por política “madridista”, es decir, para no enajenarse los miles de votos de los fallillistas, que en las próximas elecciones no le perdonarían el despido de su ídolo (ídolo sí, que con lo que tiene que ver es con la idolatría, pero que tiene las manos de barro).
En cuanto al daño económico que esto le supone al Madrid, hay que sumar, a los 22’5 millones que se llevará Íker por ésta y las dos próxima temporadas (en vez de desaparecer libre y sin coste) los 13’5 que habrá que darle a Diego López para que acepte irse con la carta de libertad y finalmente los 10 al Levante por el fichaje de Keylor Navas, que, si viene para no jugar, no hacía ninguna falta traerlo teniendo ya a Jesús. Todo esto, sin contar el lucro cesante de los ingresos desaprovechados por los traspasos de Íker o Diego que no van a tener lugar. Inefable.
Cibeles Madridista.
Post scriptum: Este artículo debería ocuparse en realidad de la ingratitud del Madrid con Diego López y la actitud y aptitud ejemplares del portero gallego dentro y fuera de la cancha; también de la inaceptable situación del “Intocable” (nombrado así por el peligro que supone criticarlo, ya que ello soliviantaría a su mafia mediática particular y a su cla de ciegos deliberados, que lo aclaman cague lo que cague)…
Sin embargo, no merece la pena ahondar más en cuestiones tan lamentables, pues no hay mejor cura para todo que el paso del tiempo, que no se olvidará de nadie y pondrá a cada cual donde se merezca (y a Fallillas en su casa, de una puñetera vez). Lo malo es que este transcurso del tiempo se mide en temporadas de fútbol, o sea, títulos, se aprovechen y ganen o se dejen pasar de largo. Y cada temporada le cuesta al Madrid una fortuna…Pues parece que da igual.
Porque da miedo ver que ni la directiva (Florentino) ni don Carleone dan pie con bola en este asunto. Ahora, por si eran pocos los problemas de tener dos porteros titulares, se ficha a otro que viene, se supone, también para jugar.
¿Qué esta pasando? ¿Cuánto tiempo hace que empezó el culebrón Mou vs Fallillas y por qué lo prolonga Ancelotti? Intentemos desmenuzar este “argumento” analizando el papel que desempeñan en él los diversos actores:
KEYLOR NAVAS (EL BUENO)
Para este jugador, fichar por el Madrid supone un éxito, incluso si no juega. En cambio, para el Madrid, “aparcar” en el banquillo al mejor portero del Mundial (y de la anterior Liga española) sería muy poco inteligente (y caro: dos millones de euros por 6 temporadas: 12 kilos gastados en balde, que no de balde). Sobre todo, sería inexplicable si ocurre porque se prefiere que juegue otro guardameta claramente peor.
En cualquier caso, al igual que se viene sucediendo con Diego López, no parece que se le vaya a permitir a Keylor competir en igualdad de condiciones con el de la “flor en el culo” (dicho sea por sus cada vez más frecuentes cagadas).
DIEGO LÓPEZ (LA VÍCTIMA)
Primero, le aumentan el contrato al final de temporada (¡por algo será!) y ahora pretenden que se vaya sin hacer ruido ni cobrar todo lo estipulado. Un cosa es ser buena persona y otra ser tonto de remate. Los caprichos se pagan y si el Madrid quiere librarse de él (con reincidencia) que suelte la pasta y que deje de tomarle el pelo.
Al final lo aburrirán y se irá, pero por la puerta de atrás, un caballero y un estupendo portero al que nunca se ha juzgado (ni en la prensa ni en el Madrid) no ya con el “cariño” connivente que todo se lo perdona a Falllillas sino al menos con un mínimo sentido de justicia al valorar su trabajo y las condiciones complicadísimas en las que ha tenido que desarrollarlo.
FALLILLAS (EL TRISTE)
El tercer gol encajado ante el Manchester United (en el partido de fútbol “europeo” más visto en la historia de los Estados Unidos) es lo más parecido a una dimisión que puede hacer un portero (aunque no es tan excepcional en él, pues se parece a otro célebre “eclipse” suyo en Champions ante el Ajax).
Lo malo no es que Fallillas está acabado, de lo que ya no cabe ni la menor duda, sino que sigue empeorando todavía más. Y no parece haber límite para esta caída en picado, pues, ahora, a sus limitaciones físicas (fruto de la edad) y técnicas (por prohibirle su religión el juego por alto, las salidas o el juego con los pies), se están sumando problemas psicológicos (o eso parece) que no permiten depositar en él la mínima confianza necesaria para que siga jugando. Basta verle el careto que exhibe últimamente para comprenderlo.
Y ¡ni una palabra más de lo bueno que ha sido o de cuánto le debemos! Si llegó un día en que se tuvo que ir Di Stéfano del Madrid, ¡con todo lo que era!, entonces, de aquí se va todo bicho viviente cuando le toque y punto final (que lo importante es el Madrid, no los jugadores). Sobre todo, tiene que irse cualquiera que se convierta en un auténtico cáncer para el equipo y el hecho es que actualmente su presencia en la plantilla ya no ayuda al Madrid, pues se ha convertido en un cuerpo extraño que hay que extirpar cuanto antes del club.
ANCELOTTI (EL MALO)
Ha desaprovechado varias semanas de preparación sin resolver el dilema (ahora trilema) de la titularidad en la portería del Madrid. Si iba a venir Keylor (todos los sabíamos hace tiempo; todos menos él), debería haber sido fichado desde el principio de la pretemporada y aprovecharla entrenando con sus nuevos compañeros para compenetrarse con ellos.
Por si fuera poco lo anterior, ahora le da a Fallillas la titularidad en la disputa de un título oficial y lo hace después de la tricagada de EE. UU. ¿Qué tiene que hacer el mostoleño para que no le pongan? ¿Dinamitar el Bernabéu?
FLORENTINO (EL MAQUIAVELO)
Pésima gestión, que empezó por no abrir la puerta de par en par a Íker tras su doble fallo garrafal en Lisboa (por no hablar de otros previos y recientes en Liga y Copa de España).
Tampoco ha sabido aprovechar el fiasco del Mundial para librarse de Fallillas y si no lo ha hecho no ha sido por incapacidad para tomar decisiones semejantes (como Özil o Di María saben de sobra) sino por política “madridista”, es decir, para no enajenarse los miles de votos de los fallillistas, que en las próximas elecciones no le perdonarían el despido de su ídolo (ídolo sí, que con lo que tiene que ver es con la idolatría, pero que tiene las manos de barro).
En cuanto al daño económico que esto le supone al Madrid, hay que sumar, a los 22’5 millones que se llevará Íker por ésta y las dos próxima temporadas (en vez de desaparecer libre y sin coste) los 13’5 que habrá que darle a Diego López para que acepte irse con la carta de libertad y finalmente los 10 al Levante por el fichaje de Keylor Navas, que, si viene para no jugar, no hacía ninguna falta traerlo teniendo ya a Jesús. Todo esto, sin contar el lucro cesante de los ingresos desaprovechados por los traspasos de Íker o Diego que no van a tener lugar. Inefable.
Cibeles Madridista.
Post scriptum: Este artículo debería ocuparse en realidad de la ingratitud del Madrid con Diego López y la actitud y aptitud ejemplares del portero gallego dentro y fuera de la cancha; también de la inaceptable situación del “Intocable” (nombrado así por el peligro que supone criticarlo, ya que ello soliviantaría a su mafia mediática particular y a su cla de ciegos deliberados, que lo aclaman cague lo que cague)…
Sin embargo, no merece la pena ahondar más en cuestiones tan lamentables, pues no hay mejor cura para todo que el paso del tiempo, que no se olvidará de nadie y pondrá a cada cual donde se merezca (y a Fallillas en su casa, de una puñetera vez). Lo malo es que este transcurso del tiempo se mide en temporadas de fútbol, o sea, títulos, se aprovechen y ganen o se dejen pasar de largo. Y cada temporada le cuesta al Madrid una fortuna…Pues parece que da igual.
lunes, 4 de agosto de 2014
ÁGUILAS VS SERPIENTES
Ahora que ya ha pasado el tiempo suficiente para que nada distraiga a los madridistas del merecidísimo homenaje a la Saeta Rubia, tras su reciente fallecimiento, ha llegado el momento de arreglar unas cuentas pendientes entre éste y el actual (indefinidamente, al parecer) seleccionador nacional español de fútbol, el Sr. marqués, don Vicente del Bosque.
El diario ABC publicó el día 12 de julio de 2014 la siguiente noticia:
http://www.abc.es/realmadrid/noticias/20140712/abci-stefano-realmadrid-delbosque-201407112156.html
Aquí se indica la extrañeza del Madrid y de la familia de Di Stéfano porque Del Bosque no apareció por el Bernabéu cuando se le rindió allí homenaje al gran exjugador blanco.
Para empezar, rebatamos lo último que se comenta en este artículo, es decir, la excusa de por qué no apareció el Sr. marqués por la capilla ardiente, ya que “no deseaba ser protagonista”.
Es sobradamente sabido que allí ha estado todo el que ha querido ir, desde el más humilde aficionado madridista hasta el rey (¡incluso siendo del Pateti!); pasando por todos los niveles y sectores de la sociedad española. No se le ha cerrado la puerta a nadie, como el presidente del Farsa puede atestiguar, y, por supuesto, nadie le ha robado protagonismo a don Alfredo (ni lo habría logrado de intentarlo) precisamente en el día de su definitiva “retirada”.
Son otras las causas de que el salmantino, supuestamente madridista, no se haya presentado a dar la cara en el adiós a uno de los máximos responsables de que el Madrid sea lo que es hoy (alguien sólo comparable con Bernabéu, el otro gran Padre Fundador del Madrid). Desde luego, entendemos que no le hubiera agradado haber tenido que saludar a Florentino, pero seguro que ambos habrían mantenido las formas en un acto así.
Tampoco era una dificultad para el eviterno seleccionador la larga cola que había que esperar, que rodeaba el estadio, pues él tiene acceso para entrar o salir de donde quiere sin mezclarse con la plebe (como pudieron constatar los aficionados españoles que intentaron animar a La Floja en Barajas, tras su patético papel en Brasil).
Busquemos pues en otras fuentes. No se enteró mucho de qué va este asunto Juanma Rodríguez, el admirado madridista, que debería mejorar la lógica argumentativa que utiliza en este comentario:
http://www.libertaddigital.com/c.php?op=imprimir&id=14336
Lo que expresó Di Stéfano con “Mi padre también era muy buena persona pero no podía entrenar al Real Madrid” era que Del Bosque no estaba capacitado para el puesto; que ser “buena persona” (al menos, aparentemente) no basta. En cuanto a las capacidades técnicas del sujeto…mejor correr un estúpido velo por encima. Pero el comentario de Juanma sí que vale para evidenciar que había un río revuelto que separaba a estos dos madridista hace tiempo.
Hay otro artículo del año 1984 publicado en EL PAISITO que arroja alguna luz al respecto:
http://elpais.com/diario/1984/07/22/deportes/459295207_850215.html
Di Stéfano, recién cesado como entrador madridista, mostraba su decepción por su salida del banquillo y creía que había sido utilizado electoralmente por la directiva blanca (Luis de Carlos era el presidente a la sazón). Don Alfredo, que jugó en la época de Perón en la Argentina y en la de Franco en España, pero manteniéndose siempre al margen del poder (“Yo soy deportista, no político”), no logró ser tan hábil en los despachos como lo había sido en las canchas y fue zarandeado por el politiqueo blanco.
A mayor abundamiento, en esta entrevista, se desahoga citando unos cuantos nombres de gente que le ha decepcionado:
“Me han dejado solo en la Fábrica (como él llamaba al Bernabéu)…De Carlos nos acuchilló (se refiere a él y a los jugadores)…a Miguel Ángel, un fenómeno, le pusieron un mes de suspensión por decir no sé que cosa contra su anterior entrenador. Y aquí ha habido jugadores como Acosta o Del Bosque, que me han puesto a parir, y no se ha cumplido el reglamento…”
Y añade:
“…Si eres independiente y te limitas sólo a trabajar, mejor o peor, pero a trabajar por la institución, eso no es rentable (para él). Y en esta vida no se puede ser servil (otros sí pueden, pero él no). Al éxito se llega volando como las águilas o arrastrándose como las serpientes. Pero con esta gente no se puede ir ni a heredar.”
Ejercicio: que cada cual sitúe al argentino y al salmantino en la categoría (águila o serpiente) que crea que le corresponde.
En realidad, el problema viene de mucho antes. Di Stéfano y del Bosque se conocieron en el Madrid hace muchos años (en 1982), cuando llegó la Saeta de técnico al primer equipo; pues, como dice el propio Sr. marqués en el citado artículo de ABC, “…Lo tuve de entrenador en mi última etapa de fútbolista…”
Del Bosque no sólo estuvo a las órdenes de don Alfredo sino que fue éste quien lo hizo posible, ya que fue decisión suya que se le prorrogase su contrato a un jugador que en 1982 ya tenía 32 años (y con el que el Madrid no contaba demasiado).
Lo que no cuenta nadie es por qué hubo una ruptura entre el entrenador y el jugador posteriormente y cómo le hizo frente Di Stéfano a esta crisis. Para aclararlo todo, hace falta un dato: la Quinta del Buitre.
Recordemos que esta famosa generación de la cantera blanca debutó con el primer equipo oficialmente cuando jugaron en Murcia Sanchís y Martín Vázquez el 4 de diciembre de 1983 (Sanchís marcó el gol de la victoria); porsteriormente, el 31 de diciembre debutó Pardeza ante el Español y el 5 de febrero de 1984 debutó en Cádiz Butragueño (máximo goleador destacado de Segunda en aquel momento). En esta partido, el Buitre remontó un 2-0 en contra con dos goles suyos y una asistencia para marcar el tercero (Michel debutó en la temporada siguiente, el 2 de septiembre de 1984, cuando don Alfredo ya no era entrenador madridista.
¿Por qué echó mano la Saeta de los canteranos? Porque hubo un motín en el vestuario blanco. Los veteranos (San José, Del Bosque…) se le enfrenaron y él, haciendo de la necesidad virtud, decidió prescindir de ellos; por eso debutaron tan deprisa los chavales en Primera. Al fin y al cabo, las águilas y los buitres se entienden mejor entre sí que cualquiera de ellos con las serpientes.
Así que basta sumar todo lo anterior para comprender por qué no le podía caer bien al Sr. marqués quien se reía de que él fuera una buena persona; manera elegante de don Alfredo de no hablar mal, ni como ser humano ni como profesional, de alguien en quien no podía confiar en ninguno de los dos sentidos.
Por lo demás, Di Stéfano no era el único que pensaba que Del Bosque es un inepto y, de propina, un tipo de esos a los que es mejor no dar la espalda. Algunos hemos tenido el discutible privilegio a verlo “aparcado” en la banda del Bernabéu durante temporadas enteras sin tomar las decisiones urgentes que el equipo necesitaba cuando el partido se ponía difícil (por eso se las agradecimos tanto después a Mou) ni saber controlar el vestuario (es vox populi que Hierro jugaba, incluso lesionado, porque le daba la gana y la autoridad de Del Bosque brillaba por su ausencia, tanto en aquel Madrid como después lo ha vuelto a hacer en la selección ante el Diktat de Xavi).
El colofón de esta “admirable “ trayectoria como entrenador blanco fue la final de la Liga 2002/03 (se ganó en la última jornada, jugando en el Bernabéu).
La plantilla estaba mosqueada porque el Madrid había fichado el verano anterior a Ronaldo Nazario, lo que privaba de titularidad a Morientes, un jugador muy inferior en calidad, pero “amigo de sus amigos” entre los Kapos del vestuario, por ejemplo, de Raúl. A modo de boicoteo, después de ganar el partido y el título, los jugadores blancos dieron una única vuelta al campo aplaudidos por sus seguidores y desaparecieron rápidamente del terreno de juego. No volvieron a salir a pesar de pedírselo reiteradamente el clamor del público.
El presidente, Florentino Pérez, fue a ver a Del Bosque para saber qué pasaba. La respuesta del técnico fue inefable: “No sé. Yo estaba en mi despacho”. Por eso lo echó Florentino; ni más ni menos.
Tiempo después, tras demostrar su incapacidad en el Besiktas turco (2004/05), que lo echó a los pocos meses de contratado (quizá había pensado este equipo que las últimas Copas de Europa del Madrid las había ganado Del Bosque Petrificado, en lugar de los Galácticos) su carrera de entrenador pareció totalmente acabada; pero, sorprendentemente, tras unas largas vacaciones plurianuales, le vino el indulto que reciben los tontos útiles de manos de un gran manipulador y empleapelotas llamado Villar.
En julio de 2008, la marcha de Luis Aragonés de la selección española de fútbol le dio a don Vicente la oportunidad de hacer una vez más lo que es su especialidad: vivir, como parásito que es, del esfuerzo ajeno: heredó un estilo de juego, además de una alineación, y se limitó a firmar al pie del trabajo de Zapatones. Esa es toda su aportación a la mejor racha históricamente de la selección de fútbol de España (bueno, eso y haber hecho anuncios de todo lo imaginable).
Por lo demás, sus “reflejos” no han mejorado con la edad: el año pasado, en Brasil, perdió la final de la Copa Federaciones por 3-0 frente a Brasil y la alineación española era: Casillas; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Xavi, Iniesta; Pedro, Torres y Mata. No parece muy diferente de la actual, ¿verdad? Luego no sabe renovar el equipo; o no se atreve. Afirmar a estas alturas que lo de Brasil 2014 ha sido un accidente (bueno, dos y consecutivos) es tan ridículo que sólo pensando que los aficionados españoles son unos mentecatos que tragan con todo puede decirse algo así.
Su penúltimo numerito ha sido el amago de dimisión (mera tinta de calamar), para ganar tiempo, que ha terminado siendo un “yo sigo”; un proceder sin duda digno de él, dada su conocida condición de…serpiente (no ha sabido, de nuevo, estar a la altura de los seleccionadores de Italia o Argentina, éste último subcampeón mundial). No sabe volar, sólo arrastrarse.
Esta última salida de pata de banco de este “federacionista de Villar” sólo puede acabar de una manera…Lo malo es que el desastre personal lo compartirá con la selección de todos los españoles (aunque muchos ni se enteran de qué va esta vaina).
Cibeles Madridista.
El diario ABC publicó el día 12 de julio de 2014 la siguiente noticia:
http://www.abc.es/realmadrid/noticias/20140712/abci-stefano-realmadrid-delbosque-201407112156.html
Aquí se indica la extrañeza del Madrid y de la familia de Di Stéfano porque Del Bosque no apareció por el Bernabéu cuando se le rindió allí homenaje al gran exjugador blanco.
Para empezar, rebatamos lo último que se comenta en este artículo, es decir, la excusa de por qué no apareció el Sr. marqués por la capilla ardiente, ya que “no deseaba ser protagonista”.
Es sobradamente sabido que allí ha estado todo el que ha querido ir, desde el más humilde aficionado madridista hasta el rey (¡incluso siendo del Pateti!); pasando por todos los niveles y sectores de la sociedad española. No se le ha cerrado la puerta a nadie, como el presidente del Farsa puede atestiguar, y, por supuesto, nadie le ha robado protagonismo a don Alfredo (ni lo habría logrado de intentarlo) precisamente en el día de su definitiva “retirada”.
Son otras las causas de que el salmantino, supuestamente madridista, no se haya presentado a dar la cara en el adiós a uno de los máximos responsables de que el Madrid sea lo que es hoy (alguien sólo comparable con Bernabéu, el otro gran Padre Fundador del Madrid). Desde luego, entendemos que no le hubiera agradado haber tenido que saludar a Florentino, pero seguro que ambos habrían mantenido las formas en un acto así.
Tampoco era una dificultad para el eviterno seleccionador la larga cola que había que esperar, que rodeaba el estadio, pues él tiene acceso para entrar o salir de donde quiere sin mezclarse con la plebe (como pudieron constatar los aficionados españoles que intentaron animar a La Floja en Barajas, tras su patético papel en Brasil).
Busquemos pues en otras fuentes. No se enteró mucho de qué va este asunto Juanma Rodríguez, el admirado madridista, que debería mejorar la lógica argumentativa que utiliza en este comentario:
http://www.libertaddigital.com/c.php?op=imprimir&id=14336
Lo que expresó Di Stéfano con “Mi padre también era muy buena persona pero no podía entrenar al Real Madrid” era que Del Bosque no estaba capacitado para el puesto; que ser “buena persona” (al menos, aparentemente) no basta. En cuanto a las capacidades técnicas del sujeto…mejor correr un estúpido velo por encima. Pero el comentario de Juanma sí que vale para evidenciar que había un río revuelto que separaba a estos dos madridista hace tiempo.
Hay otro artículo del año 1984 publicado en EL PAISITO que arroja alguna luz al respecto:
http://elpais.com/diario/1984/07/22/deportes/459295207_850215.html
Di Stéfano, recién cesado como entrador madridista, mostraba su decepción por su salida del banquillo y creía que había sido utilizado electoralmente por la directiva blanca (Luis de Carlos era el presidente a la sazón). Don Alfredo, que jugó en la época de Perón en la Argentina y en la de Franco en España, pero manteniéndose siempre al margen del poder (“Yo soy deportista, no político”), no logró ser tan hábil en los despachos como lo había sido en las canchas y fue zarandeado por el politiqueo blanco.
A mayor abundamiento, en esta entrevista, se desahoga citando unos cuantos nombres de gente que le ha decepcionado:
“Me han dejado solo en la Fábrica (como él llamaba al Bernabéu)…De Carlos nos acuchilló (se refiere a él y a los jugadores)…a Miguel Ángel, un fenómeno, le pusieron un mes de suspensión por decir no sé que cosa contra su anterior entrenador. Y aquí ha habido jugadores como Acosta o Del Bosque, que me han puesto a parir, y no se ha cumplido el reglamento…”
Y añade:
“…Si eres independiente y te limitas sólo a trabajar, mejor o peor, pero a trabajar por la institución, eso no es rentable (para él). Y en esta vida no se puede ser servil (otros sí pueden, pero él no). Al éxito se llega volando como las águilas o arrastrándose como las serpientes. Pero con esta gente no se puede ir ni a heredar.”
Ejercicio: que cada cual sitúe al argentino y al salmantino en la categoría (águila o serpiente) que crea que le corresponde.
En realidad, el problema viene de mucho antes. Di Stéfano y del Bosque se conocieron en el Madrid hace muchos años (en 1982), cuando llegó la Saeta de técnico al primer equipo; pues, como dice el propio Sr. marqués en el citado artículo de ABC, “…Lo tuve de entrenador en mi última etapa de fútbolista…”
Del Bosque no sólo estuvo a las órdenes de don Alfredo sino que fue éste quien lo hizo posible, ya que fue decisión suya que se le prorrogase su contrato a un jugador que en 1982 ya tenía 32 años (y con el que el Madrid no contaba demasiado).
Lo que no cuenta nadie es por qué hubo una ruptura entre el entrenador y el jugador posteriormente y cómo le hizo frente Di Stéfano a esta crisis. Para aclararlo todo, hace falta un dato: la Quinta del Buitre.
Recordemos que esta famosa generación de la cantera blanca debutó con el primer equipo oficialmente cuando jugaron en Murcia Sanchís y Martín Vázquez el 4 de diciembre de 1983 (Sanchís marcó el gol de la victoria); porsteriormente, el 31 de diciembre debutó Pardeza ante el Español y el 5 de febrero de 1984 debutó en Cádiz Butragueño (máximo goleador destacado de Segunda en aquel momento). En esta partido, el Buitre remontó un 2-0 en contra con dos goles suyos y una asistencia para marcar el tercero (Michel debutó en la temporada siguiente, el 2 de septiembre de 1984, cuando don Alfredo ya no era entrenador madridista.
¿Por qué echó mano la Saeta de los canteranos? Porque hubo un motín en el vestuario blanco. Los veteranos (San José, Del Bosque…) se le enfrenaron y él, haciendo de la necesidad virtud, decidió prescindir de ellos; por eso debutaron tan deprisa los chavales en Primera. Al fin y al cabo, las águilas y los buitres se entienden mejor entre sí que cualquiera de ellos con las serpientes.
Así que basta sumar todo lo anterior para comprender por qué no le podía caer bien al Sr. marqués quien se reía de que él fuera una buena persona; manera elegante de don Alfredo de no hablar mal, ni como ser humano ni como profesional, de alguien en quien no podía confiar en ninguno de los dos sentidos.
Por lo demás, Di Stéfano no era el único que pensaba que Del Bosque es un inepto y, de propina, un tipo de esos a los que es mejor no dar la espalda. Algunos hemos tenido el discutible privilegio a verlo “aparcado” en la banda del Bernabéu durante temporadas enteras sin tomar las decisiones urgentes que el equipo necesitaba cuando el partido se ponía difícil (por eso se las agradecimos tanto después a Mou) ni saber controlar el vestuario (es vox populi que Hierro jugaba, incluso lesionado, porque le daba la gana y la autoridad de Del Bosque brillaba por su ausencia, tanto en aquel Madrid como después lo ha vuelto a hacer en la selección ante el Diktat de Xavi).
El colofón de esta “admirable “ trayectoria como entrenador blanco fue la final de la Liga 2002/03 (se ganó en la última jornada, jugando en el Bernabéu).
La plantilla estaba mosqueada porque el Madrid había fichado el verano anterior a Ronaldo Nazario, lo que privaba de titularidad a Morientes, un jugador muy inferior en calidad, pero “amigo de sus amigos” entre los Kapos del vestuario, por ejemplo, de Raúl. A modo de boicoteo, después de ganar el partido y el título, los jugadores blancos dieron una única vuelta al campo aplaudidos por sus seguidores y desaparecieron rápidamente del terreno de juego. No volvieron a salir a pesar de pedírselo reiteradamente el clamor del público.
El presidente, Florentino Pérez, fue a ver a Del Bosque para saber qué pasaba. La respuesta del técnico fue inefable: “No sé. Yo estaba en mi despacho”. Por eso lo echó Florentino; ni más ni menos.
Tiempo después, tras demostrar su incapacidad en el Besiktas turco (2004/05), que lo echó a los pocos meses de contratado (quizá había pensado este equipo que las últimas Copas de Europa del Madrid las había ganado Del Bosque Petrificado, en lugar de los Galácticos) su carrera de entrenador pareció totalmente acabada; pero, sorprendentemente, tras unas largas vacaciones plurianuales, le vino el indulto que reciben los tontos útiles de manos de un gran manipulador y empleapelotas llamado Villar.
En julio de 2008, la marcha de Luis Aragonés de la selección española de fútbol le dio a don Vicente la oportunidad de hacer una vez más lo que es su especialidad: vivir, como parásito que es, del esfuerzo ajeno: heredó un estilo de juego, además de una alineación, y se limitó a firmar al pie del trabajo de Zapatones. Esa es toda su aportación a la mejor racha históricamente de la selección de fútbol de España (bueno, eso y haber hecho anuncios de todo lo imaginable).
Por lo demás, sus “reflejos” no han mejorado con la edad: el año pasado, en Brasil, perdió la final de la Copa Federaciones por 3-0 frente a Brasil y la alineación española era: Casillas; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Xavi, Iniesta; Pedro, Torres y Mata. No parece muy diferente de la actual, ¿verdad? Luego no sabe renovar el equipo; o no se atreve. Afirmar a estas alturas que lo de Brasil 2014 ha sido un accidente (bueno, dos y consecutivos) es tan ridículo que sólo pensando que los aficionados españoles son unos mentecatos que tragan con todo puede decirse algo así.
Su penúltimo numerito ha sido el amago de dimisión (mera tinta de calamar), para ganar tiempo, que ha terminado siendo un “yo sigo”; un proceder sin duda digno de él, dada su conocida condición de…serpiente (no ha sabido, de nuevo, estar a la altura de los seleccionadores de Italia o Argentina, éste último subcampeón mundial). No sabe volar, sólo arrastrarse.
Esta última salida de pata de banco de este “federacionista de Villar” sólo puede acabar de una manera…Lo malo es que el desastre personal lo compartirá con la selección de todos los españoles (aunque muchos ni se enteran de qué va esta vaina).
Cibeles Madridista.
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