En la película “La vida de los otros”, que muestra cómo era la vida en la antigua RDA y más concretamente, cómo actuaba la Stasi, hay una escena en una academia de futuros policías en la que se explica cuando se sabe que un detenido miente:
Si tras varios interrogatorios todas sus versiones de los hechos investigados coinciden, hay que sospechar que sólo está repitiendo un guión aprendido de memoria y por eso no puede apartarse nunca de él, ni en el más mínimo detalle.
De los así llamados errores del fútbol español (y de sus manidas justificaciones) puede decirse algo similar: van unánimemente en la misma dirección, la de Farsalona (si hay una excepción, como el penalti a favor del Madrid picado por el navarro Undiano Mallenco contra el Farsa, a pesar de que la falta se cometió fuera del área, hay que remitirse al contexto para reinterpretar tal “ayuda”, seguida por dos penaltis en contra, como la utilidad de dotarse de “coartada madridista” para el colegiado. ¿No es genial?).
Undiano el Navarrico tiene ya un dilatado historial antimadridista; basten dos botones de muestra: el penalti a nuestro favor “engullido” por él y perpetrado en el área del Farsa del partido de ida, en Farsalona, durante esta misma temporada y, en la final de la Copa de Mou, un entradón de Leñador Busquets a Alonso en las mismas narices de este “árbitro” que, por supuesto, no supuso la expulsión fulminante del farsista (que, al fin y al cabo, no es Ramos, claro).
A los que dicen que los árbitros siempre ayudan a los grandes les diremos que esto es un pataleo de los pequeños; que pisan mucho menos el área y disponen de futbolistas de mucha menos calidad, por lo que juegan habitualmente a la falta, cuando no violentamente (pero sin consecuencias, porque lo hacen con tolerancia federativa ante tal juego ilegal; como se advierte en el dispar modo de juzgar los lances por lo que hace o lo que le hacen a Cristiano. Lo demuestra la impunidad de Navarro cuando casi le sacó un ojo de un codazo, sin que interviniera ni el colegiado ni la federación de oficio pese a los abundantes antecedentes previos de este “sujeto”).
Esto lo suelen olvidar los “chicos” cuando se quejan, pues, además; también se benefician de cuando, para perjudicar al Madrid, por ejemplo contra el Gijón o el Zaragoza, se nos anulan goles válidos a nosotros y se dan goles ilegales al “débil” porque conviene a un tercero “interesado” que el Madrid pierda puntos.
El problema real, en el fondo, es “entre grandes”; los que se juegan los títulos, pues en este contexto se decide el campeón por muy poco y ahí es donde los árbitros son una arma de destrucción masiva de la legitimidad en la obtención de campeonatos.
Es lo que pasó, repetidamente, en cierta isla africana llamada Tenerife y se repitió en La Coruña por ese “defectillo” tan español que es la impunidad connivente. O también europeo, como evidencia lo que le pasó al Madrid de Di Stéfano en la sexta edición de la Copa de Europa (por cierto, nada casualmente a favor del Farsa, el mismo que se benefició de un gol legal que le fue anulado a Shevchenko o unos cuantos penaltis no pitados a favor del Chelsea o de la expulsión de Pepe, “sucesos”, todos ellos, concomitantes para que dicho “ente” pudiera llegar a las tres últimas finales de la Champions que ha “ganado”).
Porque con la justicia pasa como con el respeto: o hay para todos o es privilegio, luego injusticia (y todos sabemos el contexto de “ciudadanía especial” para los vascalanes que se da en este…”país” actualmente).
Y si los árbitros no bastan, ahí está Cardenal, Secretario de Estado para el Deporte, para hacer una cagada de tal calibre que si llega a perpetrarla su jefe (el madridista y Ministro de Cultura, Wert) obligan al Madrid a exiliarse a Portugal.
Esta última jornada liguera, cuando ya quedaba poco para acabar el partido ante el Español, penalti a favor del Farsa para que no pinche y además omisión de otro previo del omnipresente (en los líos) Mascherano. Desde luego, es muy difícil que el Farsa, que actúa con red, tenga un tropiezo que lamentar. Esto, los arbitrajes, si que se lo envidiamos a estos chantajistas perpetuos, que corrompen todo lo que tocan.
Así que claro que sí tenemos derecho a quejarnos. Pero ¡ojo! No nos vamos a conformar con eso eternamente; si no hay juego limpio, habrá que romper la baraja.
De momento, estas “incidencias” nos están llevando a remodelar el lenguaje; por eso hablamos de la Unión Europea de Financieros Antimadridistas (UEFA), del Farsa o de…Mierdaña.
Antónimus.
Post scriptum: Busquets, quizá por su apellido, ha tardado una semana en encontrar las razones que ¿explican? su pisotón a Pepe en la cara cuando estaba caído en el suelo (¡qué valiente!). Nosotros nos vamos a tomar bastante más tiempo para aceptar semejantes sandeces como una declaración digna de no acabar con el papel higiénico. Hay veces que quedarse callado no conviene (al fin lo ha comprendido el rompetibias farsista, seguramente, a instancias de su “más-que-un-club-un-escándalo-tras-otro”); pero también las hay en las que hablar, para decir estupideces de este calibre, es aún peor. Debe de ser que le cuesta expresarse porque es extranjero y no domina nuestro idioma castellano; una lengua que sí sirve para algo a la hora de comunicarse urbi et orbe; porque es una de las más importantes del mundo en lugar de una curiosidad para filólogos estudiosos de lenguas en vías de extinción.
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