Cristiano Ronaldo tiene un ya mote especial para el madridismo, como lo tuvo la Saeta Rubia: se ha convertido para desgracia de Blatter en el Comandante Gol. No sabe el infeliz del presidente de la FIFA lo que ha hecho al atacarlo públicamente (por si había alguna duda de que se lo estaba atacando encubiertamente).
De momento, el Comandante le envió un saludo militar para que sepa en qué lío se ha metido ese carguista (porque él no es nadie sino tan sólo algo: un cargo, sin el cual ni siquiera sería reconocido por la calle). Cristiano debería convertir en una tradición dedicarle de esa manera todos sus primeros goles a esa forma de vida fifera hasta que desaparezca del mapa.
Estaría bien que se institucionalizara también el saludo militar de la afición del Bernabéu a su Comandante al salir al campo el equipo y al retirarse.
Como fondo de esta liturgia, valdría la canción de “En eso llegó Fidel” con una letra modificada como esta:
Y EN ESO MARCÓ OTRA VEZ
Allí pensaba seguir
El parásito de Blatter
Que no le vale ni al váter
Y sin parar de reir.
Así pensaba seguir
Tocándonos los cojones
Con su panda de cabrones
Mas Cristiano puso fin.
Se acabó la estupidez
Llegó el comandante
Y marcó otra vez.
Se acabó el choricear
Llegó el comandante
Y volvió a marcar.
Allí pensaba seguir
Forrándose con la FIFA
Un vividor de esa guisa
Que sólo sabe mentir.
Y siempre en cada festín
Contra el fútbol conspirando
Para seguirlo explotando,
Mas Cristiano puso fin.
Se acabó la estupidez
Llegó el comandante
Y marcó otra vez.
Se acabó el choricear
Llegó el comandante
Y volvió a marcar.
Y quería presidir
Para ganar comisiones,
Pasta de especulaciones,
Que practicaba sin fin.
Acababa de pedir
Un mundial para el invierno
si pagan, se va all infierno
Mas Cristiano puso fin.
Se acabó la estupidez
Llegó el comandante
Y marcó otra vez.
Se acabó el choricear
Llegó el comandante
Y volvió a marcar
Los premios a repartir
Eran pa sus amiguetes
Que se los meta en su ojete
Que Cristiano ha puesto fin.
Se acabó la estupidez
Llegó el comandante
Y marcó otra vez.
Se acabó el choricear
Llegó el comandante
Y volvió a marcar
Antónimus.
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