El diario madrileño, que no madridista, ABC, en su edición electrónica del día 27 de octubre de 2013 publicó una noticia titulada: “El Madrid señala al árbitro”:
http://www.abc.es/deportes/futbol/20131026/abci-declas-real-madrid-201310262004.html
Allí sólo se encuentran los testimonios de los miembros del Madrid tras el partido contra el Farsa y su opinión, generalizada, de que el árbitro perjudicó a nuestro equipo (y no es la primera vez: final de Copa de 2011; Busquets agredió a Alonso a lo De Jong y el colegiado navarro no lo expulsó). En consecuencia, está claro que el diario no considera preciso posicionarse al respecto; más “ecuanimidad” imposible.
Sin embargo, lo “ecuánime” no es coherente en este medio: esta misma temporada, tras el partido jugado por el Madrid en Elche, este diario presentó la información con una actitud bastante diferente: “El polémico penalty que dio los tres puntos al Madrid”:
http://m.abc.es/realmadrid/noticias/20130926/abci-video-penalti-elche-201309260938.html
Por cierto que el penalti sólo proporcionó dos puntos al Madrid (algo que sólo los periodistas ignoran), pues no perdía sino empataba cuando tuvo lugar esa jugada.
Jugada no polémica sino “polemizada” (por lo mismo que se diferencia lo discutible de lo discutido), vale decir, con el correspondiente acompañamiento de campañita ad hoc en la mejor línea de la Agitprop política:
http://es.wikipedia.org/wiki/Agitprop
Sí, política, no deportiva, porque ahí es donde estamos situados en los Madrid-Farsa y donde radica el centro de gravedad del problema del Madrid cuando juega contra el Farsa y éste es acompañado y apoyado por el separatismo farsista, que aporta el decisivo “plus (ser algo “más” que un club)”;porque este factor espurio acompaña a la entidad supuestamente deportivo “más allá del terreno de juego”, en un ámbito mucho más amplio que el estadio (pues se extiende hasta las redacciones y desde ellas a los hogares de todo el estado). Por eso, mientras no reaccionemos y nos dotemos de “capacidades” análogas, jugamos en inferioridad, cuantitativa y cualitativamente contra el Farsa.
Recordemos, una vez más, que este diario no se publica ni en Elche ni en Farsalona sino en Madrid; luego, cabe pensar que su público, sus clientes, viven en un número elevado dentro de nuestra ciudad o comunidad, donde el Madrid es mayoritario en las simpatías deportivas. Los madridistas deberíamos hacer algo al respecto: si no somos respetados por ABC, entonces que nos tema.
Y mucho más debería contraatacar el Madrid como institución, que no debería tolerarle a ABC su ambivalencia mediática sin hacerle pagar una factura muy alta mientras persista en su maniqueísmo antimerengue: lo que vaya en contra del Madrid, legítimo o no, se magnifica y se critica mediante la argucia de aderezarlo-alterarlo con abundantes opiniones partidistas mezcladas con la noticia (suplantándola, más bien, y presentándola tendenciosamente); en cambio, lo que vaya a favor nuestro se enuncia “científicamente”, con parquedad y “objetividad” (que tan poco se usa para beneficio madridista), “sin” tomar partido (en realidad, sin darnos bazas para defendernos al abortar el debate cuando no se quiere ni que nazca).
Una cosa está clara: el ABC no está “solo” en este desafío; es muy improbable que se atreviese a ponerse en contra del Madrid si el “Zeitgeist” actual no fuera el propicio.
Simplemente, ABC y el resto de la prensa, deportiva, que actúan de consuno (como lo demuestra la coincidencia en el Leitmotiv de sus deposiciones contra el Madrid), saben perfectamente quién es el Puto Amo en lo que aún se denomina España y lo sirven porque piensan sacar de ello su propio beneficio.
En tal contexto antiespañol, el Madrid es convertido en el chivo expiatorio perfecto por culpa de toda una serie de factores variopintos: la tradicional envidia nacional hacia la capital; el victimismo taificida; el colaboracionismo con el separatismo antiespañol; los intereses económicos y políticos de los que se han vendido a los vascalanes y otros muchas “causas perdidas” pendientes con el estado que, por lo visto, ha de pagar el Madrid.
Todo esto pertenece al “otro partido” (el de los despachos) que el Madrid no puede permitirse seguir sin disputar, porque el precio por su pasividad es cada vez más inasumible para el club.
Ya está bien de que los “pequeños” (Patético de Aviación incluido), nos cosan a patadas impunemente mientras a nosotros no nos pasan una (¿cuántas tarascadas se llevó puestas Cristiano el sábado y cuántas el Mes-sisador a Hacienda?), pese a que se diga que somos tan “poderosos”, mientras tanto, pese a que seguimos siendo en el imaginario psicótico de muchos el “equipo del gobierno” (¿de cuál?), el otro“grande, el ”extranjero” tiene bula política para prepararnos encerronas en su campo (y hasta en el nuestro) cada vez que nos enfrentamos a ellos. A eso se refería Mou cuando hablaba de la imposibilidad de ganar allí: esos “partidos” no son de este reglamento de fútbol sino del extradeportivo.
Porque lo que esta pasando no sólo pertenece al ámbito de lo político (de lo politizado, más bien) sino al de la fuerza real: la de quien tiene el verdadero poder en la práctica, o sea, los chantajistas pretendidamente separatistas y sus verdaderos planes de dominar nuestro estado y nuestro país por completo.
La mecánica de lo que sucede no es muy diferente de sucedido con los espionajes yanquis a sus aliados europeos: los vasallos no pueden pedirle explicaciones a su señor (o sea, superior) sino que han de servirlo sin rechistar. Así de simple es el caso; de ahí su “resignación”, que evidencia cuán subalterna es su condición (sub-ditos: dichos por debajo de). Por mucho que se proclamen soberanos, están dominados de hecho y aunque no esté escrito así en ningún sitio todos saben quién marca la agenda a quién. No es este el futuro que queremos para el Madrid.
Si el Madrid quiere sobrevivir como gran club independiente de factores extradeportivos, si quiere ser “señor” de sí mismo (este es el único “señorío” que le interesa) tendrá que dar esta batalla en vez de seguir esperando que la justicia “divina” se dé por sí misma sin que él tenga que hacer nada.
Este contexto es el que explica a qué se dedican en el fondo los Undianos del mundo mundial (pues su “pago” no es económico), como ya se vio por ejemplo en la Francia ocupada de 1940-44. Estas “formas de supervivencia” amoral saben muy bien que lo importante no son las reglas sino “monopoliza la violencia”, que diría Hegel y se dedican estar de su parte (aunque él no se lo pida) haga lo que haga (aunque sólo sea para ser de “los que cuentan”. Y si los españoles no comprenden que esto significa que están siendo colonizados en su propia tierra por quien sólo interpreta una “Farsa” cuando dice que se va a ir porque esta no su patria, entonces tanto peor para ellos-nosotros (al final, esto no sólo va a ser un problema del Madrid, por más que las “avestruces ibéricas” se empeñen en no mirar lo que ya les están haciendo los “periféricos” ellas no van a salir mejor libradas).
Ahora bien, tiene que quedar claro que esto no es una excusa para decir que el Madrid, sólo perdió por culpa del arbitraje (dos penaltis no señalados; Adriano no expulsado por agredir a Ronaldo; Bale amonestado en su primera falta…) o por la mala suerte del tiro al larguero de Benzema (la buena la tuvo el Farsa cuando Varane marcó en propia meta, algo que tampoco se quiere comentar). Más allá de que el arbitraje político de Undiano Mayenco fue decisivo, hay que saber ver que el Madrid, que se enfrentaba a un rival muy venido a menos (y que apenas hizo algo más que marcar en dos jugadas aisladas), no jugó a nada inteligible por culpa de su entrenador durante demasiados minutos; por tanto, una buena parte de la culpa del la derrota le corresponde también al inefable don Carleone, que sigue amontonando puntos negativos para lograr hacer olvidar a Mourinho. Y lo mismo cabe decir de la gran plantilla blanca, que no para de decepcionar a sus aficionados.
Cada vez está más claro por qué estorbaba tanto Mou en el Madrid y estaban los antis, prensa enemiga especialmente (y también los ingenuos o infelices merengues) a favor de un entrenador nuevo. Lo que le estaba haciendo tanta falta a ese…”colectivo” no era precisamente un “pacificador” (salvo que pacificara a los plumíferos o a los blandidristas, que son los que declararon la guerra al Madrid y, por añadidura, a su entrenador portugués por hablar clarito sobre el fondo de la “cuestión del Madrid”) sino un “pasante-cobrante” a lo Del Bosque; un amigo de los enemigos del club vía “yo no me meto en nada que no os guste a los poderes fácticos”. Sí, don Carleone: se obra indebidamente tanto por acción como por omisión; y a un técnico no se le paga tantísimo para hacer relaciones públicas sino para conseguir resultados.
Pero no nos desviemos, que hoy no toca hablar de fútbol sino de “cosas raras”; porque cuando pasa lo que “tiene que pasar”, lo necesario para pacificar Farsistán un poquito, al menos psicológicamente, entonces es cuando hay muy pocas ganas de analizar los encuentros (se está ocupado evaluando el botín). Esas ganas de clamar y reclamar, tan inmensas e inextinguibles el día del Elche; se reservan para el día en el que el Madrid, el muy puñetero de él, saque adelante otra vez sus partidos, aunque sea de milagro (con polémica, dicen los polemizadotes profesionales y sus adláteres mentecolonizados); porque les jode tanto que sigamos cabalgando que en tales días no les faltarán palabras ni ganas de escandalizar (y, si no, al tiempo).
Pero, precisamente, cuando ellos no quieren comentar es cuando nos toca a nosotros montarla por todo lo alto, por lo civil o por lo criminal (que motivos no nos faltan y está claro que si no lloras no mamas ni saben que existes); porque, ya no se trata en absoluto de ser educado sino de defender conscientemente nuestros intereses institucionales y hacerles sudar sangre a nuestros múltiples adversarios cada vez que se enfrenten a nosotros (incluso en un partido de fútbol).
Antónimus.
Posdata: Este asunto tiene banda sonora; es “Silencio”, la célebre canción que cantaba Carlos Gardel.
Hay en este tango cierta originalidad formal, pues, en lugar de tener una melodía desarrollada en varias estrofas que son culminadas por un estribillo, que es lo habitual, en él se empieza por el estribillo, que es lo que más se recuerda de la letra.
Por supuesto, esta alteración del orden musical corriente obedece al deseo de resaltar precisamente el mensaje de esta parte del texto con el objetivo de mostrar la diferencia que hay entre la paz y la guerra (y, nuevamente, la paz):
“SILENCIO”
Silencio en la noche. Ya todo está en
calma. El músculo duerme. La
ambición descansa.
Meciendo una cuna, una madre canta un canto
querido que llega hasta el alma, porque en esa
cuna, está su esperanza.
Eran cinco hermanos. Ella era una santa. Eran
cinco besos que cada mañana rozaban muy
tiernos las hebras de plata de esa viejecita de
canas muy blancas. Eran cinco hijos que al taller marchaban.
Silencio en la noche. Ya todo está en
calma. El músculo duerme, la
ambición trabaja.
Un clarín se oye. Peligra la Patria. Y al
grito de guerra los hombres se matan cubriendo de
sangre los campos de Francia.
Hoy todo ha pasado. Renacen las plantas. Un himno
a la vida los arados cantan. Y la viejecita de
canas muy blancas se quedó muy sola, con
cinco medallas que por cinco héroes la
premió la Patria.
Silencio en la noche. Ya todo está en
calma. El músculo duerme, la
ambición descansa...
Un coro lejano de madres que cantan mecen en sus
cunas, nuevas esperanzas. Silencio en la noche.
Silencio en las almas...
Pues bien, de las tres veces que se canta este estribillo, sólo en la segunda se modifica ligeramente la letra:
Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El músculo duerme,
La ambición trabaja.
Esto es lo que pasa cuando el Madrid es derrotado; ni más, ni menos. Sólo hay que traducir un par de términos para que todo cuadre:
Silencio en España.
Ya ha ganado el Farsa.
La agitprop persuade,
La prensa trabaja.
Desde luego, no es para nosotros para quien trabaja, pero que no escatima esfuerzos en su “labor” proselitista es evidente; así que habra que darse por aludido y responder al ataque enemigo con fuego a discreción.
1 comentario:
De acuerdo con todo.
UN DÍA NO
Seguramente no perdimos sólo por culpa del árbitro.
Seguramente Ancelotti colaboró poniendo a Ramos de mediocentro (¿y Casemiro?) y a Bale, que no estaba aún para esos trotes, de delantero centro ( y Morata en la grada).
Seguramente es cierto que el Real casi siempre sale cediendo la iniciativa al farsa (y a otros) y con demasiado respeto hasta que encajamos el primer gol. Seguramente.
Pero lo que es seguro es que nos han vuelto a robar en farsalona.
Dos penaltis. Es verdad que la mano puede ser difícil de ver desde las posiciones del árbitro y del linier (sobre todo si tampoco tienen mucho interés). Pero el empujón a Cristiano sí lo ve. Porque además le hace un gesto con la mano para que se levante y siga. Y Ronaldo no suele fallar en los penaltis. Empate y…
Dicen los farsistas que si Pepe hizo penalti (Falso: da al balón y tras despejar toca o pisa el pie de Cesc, nada más. Que Ramos pudo ser expulsado por una segunda amarilla. Tal vez, sabemos que ya es algo tosco; pero antes Busquets debió ver una segunda tarjeta y hasta Messi una amarilla anaranjada, etc.
Dicen que no nos podemos quejar, que esta temporada nos han favorecido en otros partidos. ¡¡¡Ellos!!! ¡Se pierde en la noche de los tiempos la última vez que un árbitro perjudicó al farsa! Y no hay partido en que no les beneficien.
Así es muy difícil ganar la liga para otro que no sea el farsa, porque ahora estamos a seis puntos y ellos van ganando el golaveraje particular. Esto es un hecho.
Seguramente (ni yo me lo creo) Sánchez Arminio hablará de Undiano y de sus problemas personales, y le mandará a la “nevera”; pero lo que es incontestable es que Undiano nos robó descaradamente.
Un día no nos robarán en un partido contra el farsa.. Y venceremos.
Postdata: Ayer también robaron al Castilla, Ganando 1-0 no quiso el árbitro pitarnos a favor dos penaltis (uno claro y el otro clarísimo). Y a pocos minutos del final pitó un “piscinazo” de un rival y fue el 1-1 LA DIRECTIVA DEBE HACER ALGO.
Otrosí digo: Robar es ” hurtar de cualquier modo que sea”. Hurtar es “tomar o retener bienes ajenos contra la voluntad de su dueño”. (Diccionario de la Real Academia Española).
Luigi Vinci
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