viernes, 21 de junio de 2013

LA SITUACIÓN DEPORTIVA REAL DEL MADRID

No es un misterio que las sociedades se basan en las masas; cuanto más manipulables son mejor. Ellas lo tienen que aguantar todo y lo hacen porque no son críticas sino conformistas. Si actúan así es porque la inteligencia no es su característica más destacada; su falta de criterio propio las hace muy dúctiles ante los deseos ajenos de dirigirlas.

A eso es a lo que se dedica la prensa (sobre todo cuando hay por medio una inquina personal de la mayoría de los plumíferos, como ha sido el caso en la era de Mou, que tiene el aspecto más de un conflicto de rivalidad, de ataque de celos ante la pérdida del objeto amado, o sea, el acceso al santa santórum madridista, que de una cuestión meramente “informativa).

En otros tiempos se podía identificar con facilidad a quien quería imponer sus directrices a sus súbditos; pero ahora, con los intermediarios de las redacciones es más difícil saber quién es el que mueve los hilos a las marionetas que ejecutan la manipulación.

Tanto da: lo que importan son sus efectos y son innegables. Porque no es el talento o el mérito lo que se impone a la hora de comentar cómo está nuestro equipo sino la masa dirigida periodísticamente mediante lemas goebbelsianos (repetidos hasta la náusea para lograr que cualquier cosa signifique lo que interesa a quien impone su mensaje, aunque no aporte ninguna prueba de lo que afirma).

El Madrid de los últimos años es un perfecto ejemplo de cómo se intenta alcanzar el poder no mediante elecciones sino por un golpismo “externo” (sin la menor representatividad o identificación de quién se propone dirigirnos). Se intenta así dominar un club importante, pero inseguro en más reciente trayectoria. En esta pugna, los aficionados blancos han sido muchas veces carne de cañon inconscientemente teledirigida por las “noticias” y ello ha incrementado la inestabilidad institucional.

Desde luego, el problema no ha consistido en  que el presidente no sepa dirigir una gran empresa, pues es evidente que no es el caso de Florentino Pérez. De hecho, económicamente, el club ha remontado un momento crítico gracias a su gestión y cabe esperar que en tal aspecto sea cada vez más próspera (y codiciada) nuestra tesorería. Pero no se trata de la pasta sino de quién manda en el Madrid y de lo mucho que significa como instrumento para satisfacer ambiciones. Tiene mucha capacidad de arrastrar gente por su enorme proyección social y hay quien está deseando utilizar ese punto de apoyo en su carrera, lo que no será para provecho de la entidad ni de sus socios (aprovechando que muchos de ellos no se enteran ni de cómo se llaman).

El punto débil para atacar al Madrid es que no es un banco sino una entidad deportiva; luego, lo que debe producir no es dinero sino títulos; eso es lo que esperan los madridistas de él. Sin embargo, esta producción ha sido escasa en los últimos años, insuficiente para colmar las aspiraciones de sus seguidores. Por eso, el descontento latente en la masa social durante las últimas temporadas es un factor “troyano” para atacar al club “desde dentro”.

Aquí nos hemos propuesto hacer un balance deportivo de las últimas temporadas del Madrid para calibrar exactamente la “gravedad” de esta situación. Como periodo de estudio hemos fijado lo que va del presente milenio

Si repasamos lo ganado en esta época, vemos que se ha obtenido exactamente un título en cada una de ellas (5 Ligas, 4 Supercopas de España, 1 Copa de Europa, 1 Supercopa de Europa, 1 Intercontinental y 1 Copa de España). Pero se trata de un promedio, porque hubo cuatro temporadas en blanco: 2003/04, 2004/05, 2005/06 y 2009/10 (esta última fue la previa a la llegada de Mou).

De esas trece temporadas, diez han sido presididas por Florentino Pérez (en sus dos periodos y contando como completa la de 2005/06, cuando dimitió en febrero). En esos años (o en los tres que no estuvo al frente de la entidad), la media de títulos ganados es la misma: 1 anual. Por tanto, quién ha mandado en el Madrid no ha sido un factor relevante a los efectos que estamos considerando.

¿Cómo valorar esta media? Podemos usar tres criterios: el total de títulos obtenidos en 111 temporadas de existencia del club; la comparación con la Época de Oro de los  5 años de triunfo continuado en la Copa de Europa (1955-1960) y el lugar que ocupa el Madrid en las clasificaciones de ganadores de cada campeonato.

Según el primer baremo, el Madrid ha ganado un total de 74 títulos oficiales (59 nacionales y 15 internacionales) desde que fue fundado en 1902. Se da la circunstancia de que hubo alguna temporada en la que ganamos la Liga de España y no se nos dio la oportunidad de disputar la correspondiente Supercopa, por lo que la cifra de trofeos ganados podría haber sido mayor.

Tampoco se pudieron disputar todos los títulos actuales en todas esas temporadas. En el ámbito deportivo español, la Copa empezó a disputarse en 1903 y la Liga en la temporada 1928/29. Ambas competiciones se vieron afectadas por la Guerra Civil (no hubo Copa en 1937 y 1938 ni Liga en 1936/37, 1937/38 y 1938/39). En cuanto a la Supercopa de España, se empezó a jugar en 1982, pero no se ha disputado en 4 ocasiones.

Internacionalmente, la Copa de Europa nació en la temporada 1955/56 y la Intercontinental en 1960 (se jugó hasta 2004, siendo sustituida desde 2005 por la Copa Mundial de Clubes de la FIFA) y no se disputó en 2 ocasiones durante su primera época. La Supercopa de Europa se jugó por primera vez en 1973, pero tampoco se ha jugado 3 veces.

En cuanto a los títulos disputados y obtenidos por el Madrid de Di Stéfano en las 5 temporadas que van de 1955 a 1960, vemos que en ellas, se disputaron 5 Ligas y 5 Copas de España más 5 Copas de Europa y 1 Intercontinental. Total, 10 trofeos nacionales y 6 Internacionales. En España, el Madrid logró 1 Liga (1956/57) y nada más; en el extranjero, las 5 Copas de Europa consecutivamente y la única Internacional. Mirando lo logrado en España, no parece mucho (un 10 % de los títulos disputados), pero fuera fue el 100%. Y fue tan importante que así nació el Supermadrid de leyenda al que seguimos remitiéndonos como seña de identidad de esta entidad (y no sólo nosotros: somos oficialmente el mejor club del siglo XX, que es tanto como decir de la historia del fútbol profesional).

Por último, sin entrar en números exactos, somos el club más laureado en la Copa de Europa; el que más Ligas españolas ha ganado y el tercero en Copas de España (donde hemos disputado más finales que nadie). En los demás títulos, somos el más ganador de la Intercontinental-Mundial (aunque empatado con otros equipos) y segundos en la Supercopa de España y sólo hemos ganado una vez la Supercopa europea.

Un primer matiz a establecer es que no todas las competiciones tienen la misma importancia y ello es así por cuatro motivos. En primer lugar, porque las más destacadas son las más difíciles de ganar y éstas son las basadas en la regularidad: La Copa de Europa-Champions y la Liga nacional. En un segundo nivel estarían la Copa nacional y las otras tres competiciones oficiales ya mencionadas; que son de poca importancia porque se juegan a uno o a muy pocos partidos.

En segundo lugar, la importancia de los trofeos está en a quién se le ha ganado. Esto último no es fácil de establecer ni de comparar (sobre todo porque se olvida), pero es algo a tener en cuenta a la hora de valorar los campeonatos conquistados (espcialmente los recientes).

En tercer lugar, no es lo mismo haber ganado muchos trofeos a lo largo de la historia que, además, seguir ganándolos en la actualidad.

Por último, la trascendencia de los éxitos es mayor si el trofeo es internacional (aunque, como ya se ha dicho, no todos los torneos en el extranjero sean igual de importantes).

Si retomamos los trece títulos ganados por el Madrid en este milenio, vemos que su importancia relativa, bajo estos cuatro criterios, es la siguiente:

En Liga, sólo ha habido 3 campeones en estas trece temporadas: Farsa (6 veces) Madrid (5) y Violencia (2). Tenemos casi un 38’5 % de trofeos. No es suficiente; no para nosotros, pues sólo nos basta ser los primeros. Pero tampoco es tan terrorífica la racha madridista: no hemos estado más de 3 temporadas sin ganar y el Farsa estuvo 4 (simplemente, no se le está recordando constantemente).

En Copa de Europa-Champions hemos tenido una actuación discreta: 1 título de 13 (aunque en las tres temporadas previas también fuimos otras dos veces campeones). En este periodo ha habido 9 campeones diferentes; sólo han repetido el Milán (2 títulos) y el Farsa (3). La conclusión es la misma: no es tan terrible nuestro promedio (sobre todo si hacemos la cuenta de las últimas 16 temporadas, lo que nos auparía a la primera plaza con 3 títulos en 5 años frente a los mismos en 6 del Farsa y daría un segundo título al Mancharter United). Sin embargo, que mejorar para ser nuevamente quien más gana.

En Copa de España ha habido 10 campeones distintos en 13 ediciones, uno de ellos el Madrid. Sólo han repetido 3 (Zaragoza, Sevilla y Farsa). Hay que valorarlo de la misma manera: no esta mal, pero es insuficiente (sobre todo, el Madrid no debería perder tantas finales de esta competición; si es un problema de mentalización de nuestra plantilla, que quizá menosprecia la Copa, habrá que corregirlo).

En la Supercopa de España ha habido sólo 12 ediciones en estas 13 temporadas (la del presente año se disputará este verano). El Madrid tiene 4 títulos (uno de cada 3) el Farsa 5 y otros tres equipos 1 cada uno. Una vez más hay que decir que no esta mal, pero no llega a estar bien y por los mismos motivos.

En cuanto a la Supercopa de Europa o la Intercontinental, nuestros títulos en estas 13 temporadas son meramente testimoniales; pero mejorar en ellos exige ganar primero la Champions.

De todo ello hay que deducir que nuestro balance deportivo no es malo. Sería incluso bueno para la mayoría de los clubes, pero no para nosotros, porque sólo nos basta el número 1 y permanentemente. Dicho lo cual, hay que reconocer que esta meta no es más que una utopía y no vale por tanto para medir nuestro rendimiento real. No somos dioses y nuestras metas sólo pueden ser humanas, por mucho que nuestra leyenda parezca decir otra cosa.

Además de las propias competiciones, hay otras muchas circunstancias (no sólo deportivas o económicas) para explicar por qué un equipo triunfa con cierta continuidad o no. Y tampoco son todos los balances de otros campeones tan exitosos como se quieren presentar.

Por ejemplo el Baviera de Munich (Bayern München) ha ganado la última edición de la Copa de Europa y ha obtenido así su quinto trofeo (cuarto mejor equipo europeo de todos los tiempos, tras Madrid, Milán y Liverpool, que obtuvo también 5, pero antes). Todos alaban su éxito, pero no ganaba desde la temporada 2000/2001 (y de penalti) y antes desde 1975/76 (el fin de la época de Franco). No parece tan espectacular el rendimiento deportivo del equipo alemán teniendo todo ello en cuenta y menos si recordamos que para llegar a esta última final victoriosa ha necesitado perder en este periodo otras dos veces (2009/10 y 2011/12; y mejor no recordar también el ridículo espantoso que hizo en la final de 1998/99 en la que perdió un partido prácticamente ganado encajando dos goles ¡en un minuto! cuando casi había finalizado el encuentro También perdió otra final en la edición 1986/87 y su primer título lo ganó en un segundo partido, que jugó gracias a lograr empatar in extremis en el anterior). Parece más digno de estudio y reconocimiento lo que hicieron Di Stéfano y compañía.

La conclusión final es que el balance deportivo no es malo, pero sí mejorable. Y la actitud de los madridistas hacia su club y, sobre todo, su aptitud, también.

Evidentemente, hay que aumentar aún más la inversión en la parcela  deportiva, que es la que importa, estudiando con sumo cuidado a quién se pone al frente del vestuario (que no sea un pasota) y a quién se ficha para jugar (no para “figurear”), porque sólo ahí, en el terreno de juego, se triunfa o se fracasa; bueno, ahí y en los despachos (parcela que les corresponde al presidente, directivos y empleados ejecutivos) y que, en nuestra opinión, tampoco está suficientemente bien atendido más allá de la importante cuestión económica.

Porque la batalla final se librará en las cabezas, más concretamente, en las interpretaciones axiológicas: ganemos lo que ganemos, cuenta mucho cómo lo valoramos (la trampa mediática habitual es decir, desdeñosamente, que el Madrid, cuando gana, no hace más que cumplir con su obligación, como si ello no tuviera ningún mérito, para crucificarle implacablemente cuando pierde).

No se trata por tanto tan sólo de los madridistas sino de los aficionados al fútbol en general y de los periodistas: todos ellos han sido aleccionados para ver las cosas en nuestra contra (de ahí viene el “odio al Madrid”, no de Mou. Los que lo duden que recuerden cuántas veces y en cuántos sitios han apedreado nuestro autobús y desde cuándo sucede).

Poco podrá hacer el Madrid si lucha por triunfar sólo en el campo mientras otros se mueven en otros “ámbitos” y condicionan el arbitraje y la “información” desde ellos. Esta es la gran asignatura pendiente del club: no dejar que le “pre-jueguen” los partidos los que son “más” (o quieren serlo) que una entidad deportiva. Para lograr una “neutralización” del pre-partido hay, como decía la abuelita, no sólo que enseñar los dientes de vez en cuando sino además clavarlos cuantas veces sea necesario: si no nos respetan, que nos teman.

Seamos conscientes por todo ello de en cuántos terrenos hay que jugar y compitamos en todos con decisión. El Madrid se lo merece y necesita no que nos preguntemos qué hace él por nosotros sino qué podemos hacer nosotros por él.

Antónimus.

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