En un lugar “furborístico” situado más allá del reglamento, del que los árbitros de Villar no quieren acordarse, y que responde a nombres tales como violencia, antifútbol, agresión y estafa (a quien pague una entrada para contemplar semejante “espectáculo”), es donde se ubica un equipo llamado, por su condición, Patético y, por deméritos propios, de Azerbaiyán (¿quién leches sabe dónde cae eso?).
El pasado fin de semana, una vez más, asistimos en el encuentro de Eternos Rivales de Madrid a la tortura que supone ver a los jugadores madridistas intentando conservar su integridad física en lugar de jugar al fútbol; deporte que ellos sí saben practicar, pero que sus “vecinos” no quieren que tenga nada que ver con los “encuentros” en los que se tienen que enfrentar a ellos. Tampoco sus aficionados, que sólo quieren que su complejo de inferioridad antimadridista sea compensado con todo tipo de “acciones” no precisamente deportivas sino vengativas (como si tuviéramos que indemnizarlos por algo (suponemos que será porque, muy a su pesar, existimos).
Estas salvajadas patéticas, que no por frecuentes deberían ser admitidas como “normales” , están suficientemente documentadas en un artículo de AS titulado:
El “juego brusco” del Atlético de Madrid al que se refería Ancelotti
http://futbol.as.com/futbol/2014/03/04/primera/1393894348_629143.html
De maestro de ceremonias hubo, como casi siempre, un árbitro de la corte de Villar, Delgado Ferreiro (de Chapelistán), que “hará la carrera” sin problemas si sigue tragándose clarísimos penaltis a nuestro favor y permite la permanencia en el “terreno de juego” a muchos patéticos que no saben ni para qué sirve un balón. Quizá por eso, en varios momentos, introdujeron más de uno en el campo. Pero tal infracción, repetida, no obtuvo reflejo en el acta, por supuesto, como tampoco los objetos lanzados (al menos, una lata metálica de refresco) en un estadio, no lo olvidemos, con evidentes y muy recientes antecedentes impunes al respecto (o sea, por atacar a los madridistas).
Muy poco se pueden narrar del antifútbol que se le viene permitiendo a esta banda de leñadores desenfrenados y enaltecidos por el Cholo Simeone, un exaltado que debería ser expulsado nada más empezar los encuentros (en todos) por su modo de protestar. El problema es que su equipo “juega” con la bula del patroncito del “Fúrbor”; por eso, sus “deportistas” son capaces de todo y para ellos es lícito cualquier cosa (habría que ver si les juzgaren con el “Baremo-Cristiano” cuántos de ellos podrían tener ni siquiera ficha federativa).
De propina, el Mono Burgos hizo una exhibición canyengue de la esencia colchonera, tan “mecheril” como carroñera; pero, francamente, se podía haber ahorrado el trabajo de mostrar algo tan evidente y despreciable; tanto que dudamos que se lo pueda aguantar ni siquiera su mismísima familia (desde luego, nosotros no tenemos por qué hacerlo, que somos madridistas, no psiquiatras).
La verdad es que, tras batallas como esta, a los madridistas nos da por pensar que vivimos en una sociedad donde vale absolutamente todo (especialmente, si va dirigido contra nosotros, como demuestra el mismísimo Secretario de Estado para el Deporte y ahora Farsista Desvergonzado por propia confesión pública). Esta “tolerancia” (según para quién) no significa que este país no pague por tal connivencia un precio (y muy alto) al conformarse con sobrevivir en semejante alegalidad de “deportividad sumergida”; pero lo dicho: mientras nos ataquen, barra libre para todos.
Parece que nuestras autoridades no comprenden que igual que los seres humanos descendemos por evolución de los monos, también podemos por involución volver a ser exactamente igual que ellos (o mucho peores, ¿verdad, Mono?) y que esto no es mera hipótesis sino la constatación de ya hay por aquí quienes ponen verdadero interés en dirigirse a esa meta; y alcanzarla.
Antónimus.
Post scriptum: Como se va extendiendo en los medios deportivos cada vez más el uso del dialecto “patético” en lugar del castellano correcto para describir los acontecimientos deportivos (o que deberían serlo), vamos a contribuir desde Cibeles Madridista a una mejor comprensión entre las tierras y los hombres de España traduciendo algunos de los términos más frecuentes de esta manera de hablar para no decir nada y silenciar lo impresentable:
INTENSIDAD
Agresión violenta y sistemática que es permitida en el campo y ponderada en la prensa (especialmente cuando se juega contra los merengues).
ESPECTACULAR AMBIENTE EN EL CALDERÓN
Emboscada con alevosía y premeditación para cargarse (literalmente) al Madrid.
LOS PATÉTICOS SON HOMBRES QUE LUCHAN CONTRA TODO (EN SINGULAR)
Los Leñeros de Madrid son seres con profundos problemas mentales y de socialización deportiva que prefieren echar la culpa de su triste condición al resto del planeta antes de asumir que tienen mucho que corregir en su gestión (tramposa) como institución y en su conducta (vergonzosa) o, en su defecto, que deberían psicomedicarse urgentemente.
HICIMOS UN GRAN TRABAJO
Les dimos patadas a los merengues hasta en el carné de identidad (que se habían dejado en el vestuario) y si hubiéramos dispuesto de más tiempo les habríamos serrado las dos piernas a cada uno, reservas incluidos (pese a lo cual, no les pudimos ganar…¡Y eso jode!).
EL PATETI ESTÁ VIVO
Nos cansamos tanto dando patadas al principio que en la segunda parte no nos teníamos de pie y corrían los madridistas más que nosotros (pese a que ellos jugaron cuatro días antes y nosotros siete), pero, gracias al árbitro, logramos evitar que nos ganar el Madrid.
ACTA ARBITRAL
Documento donde se registra todo lo que hace el Madrid, pero nada de lo que se le hace.
EQUIPO DEL GOBIERNO
Acusación dirigida contra el Madrid por aquellos que tienen mucho que callar sobre su conexión política extradeportiva. Es particularmente destacable en el caso del Farsa (“más-que-un-club”, tanto para el gobierno regional-independentista farsalán como, evidentemente, para el “español”) o el Patético (anteriormente, de Aviación), equipo de cámara de Franco nada más acabar la guerra civil (en su fase más sangrienta). Como muestra de esta hipocresía, aquí está el artículo publicado en EL PAISITIO por Su Excelencia, el señor Miguel Cardenal Carro (bilbaíno e hijo del Exfiscal General del Estado, Jesús Cardenal):
ORGULLOSO DE SER DEL FARSA
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/03/03/actualidad/1393870786_811503.html
Estos son sus cargos y formación jurídica:
Secretario de Estado para el Deporte
Presidente del Consejo Superior de Deportes
Doctor en Derecho por la Universidad de Navarra
Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Extremadura
Director de la Cátedra de Estudios e Investigación en Derecho Deportivo de la Universidad Rey Juan Carlos
Especialista en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social y Derecho Deportivo
Miembro del Comité de Competición de la Real Federación
Española de Fútbol y de la Liga de Fútbol Profesional de 2004 a 2005, con Villar como presidente, y con el resultado “deportivo” de que los Campeones de Liga de las temporadas correspondientes fueron el Valencia (2003/04) y el FARSA (2004/05 y 2005/06).
A ver cuándo tiene a bien Su Ilustrísima y nos explica, con sus ¿indudables? conocimientos, por qué no le cerraron la pocilga de Farsalona a Su Equipo cuando apareció en ella cierta cabeza de cochinillo (por supuesto, argumentando desde un punto de vista deportivo y también desde el jurídico, y con aparato crítico, claro está); aunque viendo lo bien enchufado que está ese “más-que-un-club” tanto al gobierno separatistal farsalán como al todavía así llamado (por mera costumbre, suponemos) gobierno español, la respuesta es obvia. Tan obvia como obvio es que los madridistas no estamos compitiendo deportivamente en igualdad, porque hay preferencia política en nuestra contra que condiciona las competiciones.
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