jueves, 19 de septiembre de 2013

SELECCIONES NACIONALES VERSUS CLUBS PRIVADOS

Lo comenté hace unos días y me reafirmo hoy. Preveía “pinchazo” del Real en Villarreal y me preguntaba si la FEF nos iba a devolver los puntos que, previsiblemente, íbamos a perder. Han sido dos. El Madrid ha tenido fuera de concurso esta pasada semana a diecisiete jugadores en diferentes selecciones nacionales. Volvieron lesionados y sin poder jugar tres (Arbeloa, Marcelo y Coentrao), y “tocados”, dos, Isco y Cristiano.
Señalaba Antonimus la contradicción de que en un sistema capitalista el fútbol sea un reducto cuasicomunista. Tiene razón y vamos a extender algo la idea. Pensemos en que el Estado, para sus propios intereses, reclutara durante una semana o un  mes a los mejores abogados de los mejores bufetes privados de España. Sin un euro a cambio a las empresas (aunque sí pagando dietas y “primas” a los profesionales). O seleccionando a los mejores ingenieros de las empresas privadas para que trabajen en los asuntos del Estado. O a los mejores publicistas de empresas privadas para que diseñen campañas de marketing para el país.  Y desde luego, sin compensar a las empresas y con el riesgo de que si caen enfermos -o lesionados-  son éstas las que cargan con los salarios de los profesionales durante el tiempo de baja. A que parece raro. Pues es lo que pasa en el fútbol. Asimismo utilizan a los jugadores no sólo para su profesión, jugar al fútbol, sino que participan en campañas de publicidad cuya recompensa económica se reparten Federación y jugadores internacionales. Y el club que ha pagado un traspaso, y que abona la ficha de los profesionales, a verlas venir, ni un euro a pesar de tener una parte en los derechos de imagen del jugador, un bien que le pertenece y que es explotado como y cuando quiere por la Federación correspondiente.
Oigo a un comentarista radiofónico decir que esto es “el peaje que tienen que pagar los clubs grandes”. ¿Por qué? ¿De acuerdo con qué criterio? Las grandes empresas, si tienen más éxitos  y obtienen más beneficios, pagan más impuestos. Pero pagan todas (grandes, medianas y pequeñas) en la proporción correspondiente y no las quitan de cuando en cuando a sus mejores profesionales para servir a la patria. Esto supone socializar un bien privado, nacionalizarlo sin compensación, es decir, hacerlo común, ergo comunismo.
Propongo varias posibles soluciones, la primera es definitiva y exclusiva; las tres restantes se podrían aplicar conjuntamente. 1ª) Que si  quiere tener selección nacional la Federación haga un equipo, fiche jugadores y los tenga todo el año entrenando y jugando partidos amistosos y oficiales y se compense con dinero público el posible déficit. 2ª) Que se seleccione como máximo a un jugador por equipo, con preferencia de elección para la Selección del país en que juegue dicho equipo. 3ª) Que sólo se jueguen partidos de selección en vacaciones. El jugador tendría menos descanso, pero a él le compensan económicamente y el club podría entender que le da algo de prestigio tener un internacional. 4ª) Que durante el tiempo que está con la selección ésta pague el salario correspondiente y la parte proporcional de la ficha, liberando al club económicamente de estos gastos. Además, si hay lesión, seguirá pagando durante la misma, más una indemnización en función de la ficha del jugador, para valorar así la pérdida de aportación de éste en su equipo.
Porque ahora, además de p. ponemos la cama. Es decir, que nos gastamos en un jugador cantidades que critican (a veces hasta los seleccionadores), se le paga un salario anual de vértigo y llega esta especie de derecho de pernada que se lleva cuando quiere a los jugadores (últimamente mucho, tres semanas en tres meses más luego un mes para el mundial) y si viene cansado, juega mal porque no ha podido entrenar con sus compañeros o llega lesionado y no juega en meses… pues a perder puntos y a sufrir duras críticas por la mala organización del club o por su política de fichajes.. Estamos acostumbrados, pero volved a pensar en profesionales de otros sectores y os parecerá increíble.
Y como a mi equipo le afecta en demasía, hay que empezar a denunciar esta sangría tan extraña a los sagrados valores de la  economía de mercado y de la propiedad privada que tanto defienden los padres de la patria en otros ámbitos.

Luigi Da Vinci


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