Mou ha dejado de ser entrenador del Madrid. Su relación laboral acabará el 30 de junio, según ha comunicado el presidente Florentino Pérez. Hay quien dice que es lo mejor para el club; que el portugués era un problema, un sujeto impresentable que nos dañaba...Entendida la objetividad del mensaje (y el altruismo que lo patrocina), pero, ¿quién es el damnificado porque Mourinho se haya empeñado en hacer su trabajo lo mejor posible hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga (él mismo incluido)?
Cuando uno se compra un perro para defender una finca en la que no dejan de desaparecer cosas, ¿lo quiere manso, de buena planta, amistoso con cualquiera? No. Lo que quiere, lo que necesita, es una fiera. Cierto que sus ladridos pueden molestar a los demás y que más de un vecino se quejará de él. Pero se guardará mucho de poner un solo pie donde no debe. Con un bicho así se habrá acabado el robar peras impunemente.
Ese ha sido el papel de Mou en el Madrid, ser nuestro guardián, el vigilante de nuestros intereses; alguien que necesitábamos mucho más de lo que muchos “madridistas” quieren admitir. Al irse deja un vacío que no tardaremos en lamentar, porque la necesidad de su labor no desaparece con su marcha; más bien al contrario, y esto significa que el Madrid pierde independencia desde ahora y se va a dedicar a intentar congraciarse con los que en realidad son sus enemigos. Pocos beneficios saldrán para nosotros de semejante claudicación.
Como Mou ya había manifestado, no va a cobrar ni un día más de los que trabaje, diga lo que diga su contrato (vigente durante tres temporadas más, hasta 2016). Estamos hablando de bastante más de 50 millones de euros que no va a tener que gastar el Madrid sólo porque él no los quiere si no se los ha ganado. En cuanto a si se va o lo han echado, la versión oficial es que él no quiere continuar, según el presidente, porque no puede aguantar más “la presión” desmesurada que viene soportando en su cargo.
La prensa tendrá buen cuidado de no decir que esa “presión” es culpa de ella, porque sería lo mismo que confesar que es una mafia que pone y quita a quien quiere y de donde quiere (que tome buena nota el Madrid de lo que “esperan” los mass-media del próximo entrenador blanco a cambio de su “protección”). Porque es una victoria agridulce para los medios, que no pueden manifestarse claramente al respecto y ni siquiera tienen garantizado que Mou se digne despedirse oficialmente de los periodistas deportivos españoles (sencillamente, porque no se lo merecen, con contadísimas excepciones que todos conocemos).
Así que, para cubrirse, los emplumados dicen que Mou ha sido expulsado del Madrid por la afición (sin excepción, suponemos; aunque con un 90% de apoyo de los socios en abril, según encuestas del club, no de la prensa). ¡Valientes marionetas serán los componentes de ese madridismo amaestrado que se crean que su papel en esta historieta ha sido otro que asumir lo que les dictaban las redacciones, no para defender los intereses de nuestro club sino los de los retuerceplumas e inventafábulas (o de quien quiera que sea el que los dirige en la sombra; de hecho se rumorea que podría haber una candidatura a la presidencia blanca patroninada en la sombra desde el grupo Prisa)!
Otra cosa que también hará la prensa es intentar justificar su acoso (que ha acabado en los tribunales en más de un caso) diciendo que es “lógico” que Mou tenga que irse. Exhibirá impúdicamente argumentaciones unilaterales en las que todo, pero todo, será negativo; lo positivo lo omitirán tanto como puedan. ¿La Liga 100? Silencio (están esperando a que el Farsa la iguale para ningunearla, pero, atención: igualar no es lo mismo ni tiene el mismo valor que ser el primero en hacer algo; verbigracia: ninguno de los que ha escalado el Everest después de Tenzing e Hillary goza del mismo prestigio). ¿La Copa o la Supercopa ganadas directamente al Farsa temible de los Mil Títulos? Más silencio.
Sólo se va a hablar de lo que convenga a los plumíferos. Son juez, parte y verdugo. No pueden perder este juicio (mejor dicho, este auto de fe inquisitorial), y menos después de todo el esfuerzo que llevan invertido. No se lo pueden permitir. Sería un ridículo espantoso que sumar al que ya ha hecho este “Goliat” mediático al provocar un “duelo” con Mou-David y acudir al mismo llevando de escolta a todo el ejército filisteo. Eso es valor, en todos los sentidos. Y si no está clara la actitud beligerante de los anti-Mou, que le pregunten a Siro López cómo las gasta Fernando Burgos, el amigo de Fallillas, con los que no opinan como él. Es el mismo al que Mou tuvo que recordar que cambia más de opinión sobre fútbol que de calzoncillos (lo que no nos extrañaría nada).
Por eso, para atacar a Mou recurren a todo, tenga o no sentido. Han intentado sin el menor éxito que el Madrid lo cesara y pusiera el equipo en manos de ¡Toril! Ahora dicen que es caro un señor que ha clasificado al Madrid para jugar todos los partidos posibles en estas tres temporadas (con ello, se ha pagado su contrato con creces y todavía deja beneficios). ¿Por qué no habla la prensa de Kaka, su apuesta como figura para nuestro equipo, que gana tanto como Cristiano, pero tiene un rendimiento patético? ¿Él sí ha salido barato? ¿Lo fue el ingeniero ingenioso chileno que privó al Madrid de la recaudación copera tras dejarse eliminar por el Alcorcón (¡a ver cuándo se lo recuerdan!), pero que no por ello se fue sin cobrar su “propinita” por lo que le quedaba de contrato cuando lo echaron por, además del ridículo, no ganar nada de nada?
No obstante, el principal problema de la prensa en esta enésima campañita anti-Mou no es la descarada doblez de que hace gala contra él, y que hasta un ciego ve, sino que el mundo no acaba en sus páginas o espacios y que, desgraciadamente para ella, hay más de una lógica, porque existimos unos cuantos que pensamos por nosotros mismos y no vamos a permitir que se nos niegue el derecho a tener y propagar nuestra opinión.
Por eso, existen otras lógicas. Por ejemplo, la lógica del sentido del deber, que es la que le ha llevado a Mou a defender al club más allá de sus obligaciones contractuales; porque, corrijamos lo dicho anteriormente, Mou no es el portero, ni el perro guardián del club sino el entrenador de su primer equipo. Lo que pasa es que su trabajo no se ha circunscrito al banquillo; porque en la lógica personalísima de Mou su deber incluye muchas más cosas de las que se limitan a hacer otros técnicos más…”transaccionistas” (verbigracia: el señor marqués); en definitivo, testaferros útiles y dúctiles que no se complican la vida nunca ni se cruzan en el camino de los manipuladores mediáticos que les “aconsejan” cómo actuar y que, al irse (cuando los echan, porque así es como acaba su “exitoso” paso por nuestro equipo), recogen necrológicas más o menos elogiosas (agradecidas) en los medios. ¡Faltaría más!, después de tanto desvivirse por quien les manda (que no es precisamente el Madrid).
Y está la lógica de la lealtad, la que debería imperar en el madridismo con respecto a Mou, porque, incluyo si se considera que ha fracasado aquí (no lo suscribimos), le deberíamos, al menos nosotros, respetar por su entrega y por su intento de levantar un Madrid hundido (el que se encontró al llegar, recordemos, directamente de ganar la Copa de Europa). Un gesto así se merece nuestro agradecimiento, porque si no ha podido reformar a fondo nuestro club, como ha dicho muchas veces, para lograr que los jugadores no sean unos privilegiados a los que no se les piden cuentas ni trabajo y que los directivos sean activos en la defensa del madridismo, en vez de unos “caballeros”, es porque los que controlan el Madrid, sus “manos muertas” no lo han permitido. Pero no porque quieran hacer las cosas más radicalmente, aún mejor que el portugués, sino para que todo siga como a ellos les conviene, aunque sea, indudablemente, a costa del Madrid.
Y hay también una lógica de la responsabilidad, la que exige que cada palo aguante su vela, o sea, que los fallos de los jugadores (Özil destacadamente, ése que anda, precisamente ahora, pidiendo una mejora salarial) cuenten a la hora de exigir responsabilidades (y dinero) por los goles fallados, que son la verdadera causa de la pérdida de los títulos principales de este año; pues, como dijo hace poco, Mou él no puede ser quien marque, por mucho que lo parezca en los libelos que escriben los que le quieren cargar sesgada y exclusivamente toda la culpa de la derrota de esta temporada (derrota que no es absoluta, porque como saben muy bien los que le contaban al Farsa hasta los trofeos de verano, dándoles la misma importancia que a una Champion, Mou ha ganado este año la Supercopa , además a su archirrival. Es decir no se ha quedado “en blanco” y, además, con ello ha conseguido ganar todos los títulos españoles. Esta es la medida de su “fracaso”, que desde ahora pasa a formar parte de su palmarés como entrenador ganador de títulos en los diversos países donde ha entrenado). Menos mal que Florentino dejó claro lo poco que significaba últimamente el Madrid en Europa hasta que llegó el portugués; o en España, con 0.0 títulos en las últimas temporadas, si no parecería que Mou acaba de atracarnos en lugar de entrenarnos.
Pero da igual; no nos engañemos. Sabemos perfectamente que la lógica que se va a aplicar en su caso es otra muy distinta: es la lógica del odio, de la persecución más desalmada e innoble de un entrenador que se recuerda (con un estilo “cinegético” nada señorial, por cierto, como ya van dejando claro los jueces, que ponen en su sitio, aunque con demasiado retraso, a esta jauría rabiosa). Los berridos de entusiasmo de las redacciones (o del Farsa) al conocer la marcha de nuestro entrenador indican claramente la enorme importancia que le atribuyen (también emocional) los enemigos de Mou (y, sobre todo y permanentemente del Madrid, no nos dejemos despistar por los cantos de linotipia) y lo aliviados que están de librarse por fin de él. Por eso afirmamos que es el Madrid, no Mou, el gran perdedor de esta guerra terrorista, de la que sale debilitado nuestro club y el tiempo, nos tememos, lo demostrará.
Esta es pues la lógica de los revanchistas emplumados, que se creen los dueños de la información en vez de sus meros intermediarios y servidores. Por eso no aceptan que alguien les plante cara y los devuelva a su papel subalterno de correveidiles. Pueden decir lo que quieran ahora (sólo ahora), pero no han podido con Mou. No mientras ha estado desarrollando su función de cancerbero de los intereses blancos y ha dispuesto del apoyo del club. Ni siquiera actuando en manada de lobos siberianos sedientos de sangre han logrado de él otra cosa que su desprecio. Por eso no quería darles ruedas de prensa: por asco.
Por todo esto tiene que irse el portugués, porque el Madrid no ha aguantado el tipo y al final lo ha dejado sólo. Nada más que por eso. O quizá también porque su familia le ha dicho que no puede más, posibilidad que, ante la locura desatada contra Mou, no hay que descartar. Pero no porque la prensa tenga razón. Lo que tiene es odio reconcentrado, rancio, irracional (el que le corresponde) contra el que ella ha querido tener exclusivamente como enemigo ya desde antes incluso de que fichara por el Madrid.
Así que, cuanto más ladren sus “depredadores” contra él, lo que más resonará será el eco de su frustración por estos tres años pasados esperando y desesperando en la jaula donde los metió Mou y de la que nunca deberían salir (basta ver el “estilazo” de ínfima catadura moral que están exhibiendo ahora para comprender que su reclusión permanente es un requiso para la conservación de la salud mental pública).
También es esta la lógica la de los rivales del Madrid, que no sabían cómo librarse de un adversario tan capacitado en el banquillo, tan capaz de complicarles la vida demasiado a menudo. Aquí el mejor ejemplo es el Farsa, que no ha logrado mantenerse en “su” mejor época histórica desde que el portugués llegó al Madrid (en las tres temporadas les ha ganado algún título a los farsistas directamente. Ellos no lo olvidan; nosotros tampoco deberíamos hacerlo).
O el Patético de Agredir, que ha recibido múltiples goleadas en estas tres temporadas del Madrid dirigido por Mou y sólo ha sabido responder a este baño de fútbol y goles con la violencia ilimitada (e impune) de la final de Copa (después de haberle deseado la muerte en su estadio a nuestro entrenador con pancartas nunca castigadas, algo que le vamos a tener muy en cuenta los que no somos desmemoriados).
Y muchos otros equipos provincianos, maestros en emboscadas consentidas federativamente, que no estaban acostumbrados a que sus delitos fueran denunciados claramente con el nombre que les corresponde. Todos estos también respirarán aliviados por fin con la marcha de Mou.
Así que ¡atentos, madridistas! Lo que pasa cuando los indeseables que tenemos por enemigos se alegran es que estamos ante una malísima noticia para nosotros. Por eso, lo último que deberíamos hacer es prestar oídos a semejante gentuza.
Lo mismo pueden decir los federativos o los árbitros (¿verdad, Clos?), porque Mou no respetó ni el “así estan las cosas en el “fúrbor” y el Madrid sólo puede aguantarse” ni la “ley del silencio arbitral” para tapar no errores sino sesgos inocultablemente lastrados, incluso de dimensión política, como comprende todo el que sabe de qué va, en el fondo, este…país.
Y no nos olvidemos de los políticos separatistas, que podrán seguir chantajeando al estado sin que nadie pregunte retador “por qué”.
Ni de la UEFA y sus “designaciones” para garantizar que los títulos europeos los reciban los que “se los ganen” (no hace falta decir donde ni cómo).
Ha vencido la lógica del odio y lo más triste es ver a muchos madridistas-blandidristas hacer de cla de semejante atropello. Eso es traición. Eso es atacar al Madrid y a quien trabaja para él y ayudar así a los enemigos externos desde dentro. Eso es convertirse en un cáncer; en un caballo de Troya; en escoría pestilente y antimadridista que sólo merece nuestro desprecio eterno.
Pero que no se preocupen unos y otros, “internos” o “externos”: los madridistas-morurinhistas les vamos a pagar con la misma moneda y sabremos responder a esta afrenta, porque nosotros ni perdonaremos ni olvidaremos, y los vamos a estar esperando con ganas. No tendremos que esperar mucho tiempo para darles su merecido y pasarles nuestras facturas.
Entretando, proclamamos que Mou es el mejor entrenador que ha tenido el Madrid desde que fue fundado hasta ahora. Es el banquillo un gigante equivalente a los que fue Bernabéu en la presidencia o Di Stéfano en el campo. Nunca lo olvidaremos, como no olvidamos a los otros titanes que han hecho tan grande a nuestro club, el mejor de la historia.
¡Por siempre mourinhistas! ¡Hala Madrid!
Antónimus
2 comentarios:
¡¡ Se irá MOU, pero nos deja el MOURINHISMO!!
Magnífico artículo y que habrá que recordarlo de vez en cuando.
L V T
¡¡ Se irá MOU, pero nos deja el MOURINHISMO!!
Magnífico artículo que habrá que recordar de vez en cuando.
L V T
Publicar un comentario