Al final resultó que el “San” Lorenzo de Almagro no era el equipo del papa sino el del diablo. En cambio, el Madrid no sólo tenía al mejor Cristiano de todos sino que además le sobraban ganas y capacidad para jugar al fútbol (incluso cuando intentan no dejarle hacerlo).
Ridículo espantoso de la FIFA permitiendo una cacería anunciada; dejando imponer a los “cancheros” un soplapitos americano que no podía ser más neutral que el europeo vetado por los argentinos. ¿Por qué no un colegiado asiático o africano? ¡Lástima que Videla ya no esté para “organizar” finales!, porque sólo faltó él en la encerrona.
Ha sido un patético refrendo de que el fútbol argentino sólo tiene dos cosas: unas poquitas figuras espectaculares del máximo nivel mundial, pero sólo muy de vez en cuando, y una panda inmensa y perenne de cuatreros provocadores y violentos que sólo tienen algo que ver con el fútbol porque usan los pies, sí, pero exclusivamente para intimidar a patada limpia al adversario.
La reciente final del Mundial de Brasil es otro buen ejemplo de algo tan evidente y descarado que no se comprende que se siga permitiendo conniventemente. Lo que se merece el fútbol argentino es que lo pongamos de una puñetera vez en cuarentena. Y para mucho tiempo. Y mientras, que vayan al psicoanalista; a ver si él logra explicarles que los ha abandonado el sentido de la realidad.
En el “partido” terminó siendo lo más importante poder evitar las lesiones graves antes que ninguna otra consideración (aunque lo de Marcelo no fue culpa de los papistas, lo que es un verdadero milagro es que no hubiera más madridistas que tuvieran que salir del campo con los pies por delante).
Pero ni así pudieron con nosotros. En alemán, la palabra “guante” se dice “Handschuh”, que significa literalmente “zapato de mano”; se entiende que es por eso que Kroos pone la pelota donde quiere, como si la situara con la punta de los dedos; tal como se vio en el córner que sacó para el gol de Ramos. Bale completó la faena en la segunda parte y ya sólo se trató de hacer tiempo y de sortear el campo de minas enemigo (literalmente).
De todas formas, llegados al punto al que se permitió llegar al San Lorenzo, tampoco hubiera pasado nada si el Madrid hubiera tirado de orgullo y se hubiera propuesto devolver algunas patadas y de paso golear a esos hijos de la pampa, para que no olvidaran nunca lo que pasa cuando se cabrea al Madrid. Lo decimos porque, si bien rechazamos el juego sucio por principio (no es el fin que perseguimos al practicar este deporte), mucho más en contra estamos de hacer el primo; pues la impunidad sólo sirve para que la espiral de violencia del fútbol vaya a más. Por eso decimos: “tú no empieces, pero si no te respetan que te teman” (y que no se olviden de que cómo les respondemos a los que sólo saben jugar al antifútbol).
El árbitro…Bueno, no hubo; es todo lo que hay que decir de él. No fue más que una pobrecita alma en pena vagando por el campo. Nos dio mucha lástima ver sufriendo como un perro a alguien al que le viene muy, muy grande el arbitraje: no sólo fue falta de acierto técnico; sobre todo, no tuvo coraje para evitar que los argentinos lo pisaran como una mierda.
¡!Ah! Lo olvidábamos: el Madrid ganó su cuarto mundial, intercontinental, copa de Toyota, mundialito o caprichillo de la FIFA; cada cual que lo nombre como quiera. Y muy bien Ronaldo ninguneando al cerdo de Platini.
Somos nuevamente el equipo de España (o de alguna colonia española) con más títulos; el que más partidos ha ganado en un año y más seguidos en España; el que más goles ha metido…Y estamos empatados en la cumbre de equipos con más títulos internacionales (18) junto con el Milán y el Boca Juniors (sólo tiene más, 20, un equipo egipcio, el Al-Ahly; pero no parece que los títulos africanos sean homologables a los europeos o americanos).
¡Tristes navidades blancas para tantos antimadridistas resentidos y desesperados! ¡Que no les pase nada en 2015, porque prometemos volver a ganar más títulos!
Antónimus.
Post scriptum: Tiene mucho mérito ganar cuatro títulos en un año sin entrenador digno de ese nombre; pero está claro que la banda madridista prefiere la autogestión y el acierto individual(ista) al trabajo sistemático. En tiempos de vacas gordas no va a haber problema con semejante “táctica”, pero cuando llegue el de las flacas, ya veremos a quién echamos de menos. Los goles no lo tapan ni explican todo.
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