lunes, 24 de octubre de 2011

LA BELLEZA EN EL FÚTBOL


Se habla mucho del bello juego que realiza el Farsa (para los no iniciados, Barcelona). ¿Qué se considera bello, en qué consiste la belleza?  Atendiendo al Diccionario de la Real Academia Española la belleza es una “propiedad de las cosas que nos hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual”.  De acuerdo con esto, el juego del Real Madrid es bello para millones y millones de personas y el del Farsa para menos. La discusión podría acabar aquí y sería irrebatible, pero argumentaré algo más.

En general, por su propia esencia, no hay dogmas acerca de la belleza ¿Por qué?  Porque la condición de lo bello es relativa al espacio y al tiempo. Dicho más claramente, que lo que se considera bello aquí y ahora no lo era anteayer aquí o no lo es hoy en otro lugar. Para salvar ese primer problema vamos a centrarnos en nuestro tiempo y en España.

Y aquí leo y oigo que el juego del  Farsa es bonito, bello, estético. Será para los seguidores de ese “más que un club” –incluyo aquí a periodistas varios-.   En el Bernabéu se puede hasta silbar ese peloteo horizontal y hacia atrás que hoy es la seña de identidad del Farsa. Es decir, que a los seguidores del Real no nos gusta tanto, no nos parece tan bello o estético; no obstante no diré que sea feo, dado que un pensamiento de Jules Renard  (fue un escritor francés, miembro de la Academia Goncourt, crítico literario y dramático, poeta y narrador) indica que: “Todo es bello o tiene su belleza. Hay que hablar de un cerdo como de una flor”. Y de cerdos el Farsa sabe un rato y los aprecia como a su familia.

Para ver algo bello se puede ir, por ejemplo, al Museo del Prado, que por cierto nos coge cerca. O al campo -no digo al estadio- a ver florecer la primavera o languidecer el otoño; también serviría la ópera o leer a un excelso poeta; incluso podemos –no estamos en Cataluña- acercarnos a los toros. Pero al campo de fútbol, como espectador, se va a ver ganar a tu equipo y a ver perder al rival. Y la estética no gana ni pierde. Gana el que mete más goles, –salvo si Villar y sus árbitros deciden otra cosa y anulan algún gol-.

Y no me vengan con el sofisma de si se prefiere jugar mal (feo) y ganar o jugar bien (bonito) y perder. Jugar bien es jugar con ritmo, con velocidad, con técnica, creando ocasiones de gol  y a veces transformándolas para ganar. El duermebobos del Farsa –como a veces el de la Selección- aburre y, en serio, tampoco es tan difícil jugar así si se cuenta con rivales “que salen replegados, dejan que España toque y toque y cuando se quieren dar cuenta van dos goles abajo. Partido liquidado” (El Rincón de Lotina, en AS).  La frase es aplicable al Farsa al que, además, apenas le presionan por si hacen falta y entonces… Y si el equipo contrario se rebela y ataca, cuando ya va perdiendo, los actores –como Rosell denominó a sus jugadores, aquí sólo se reafirma- se tiran, simulan dolor, se quejan al árbitro, retrasan el juego… y todo eso es ¡bellísimo!  Pues, pensadlo bien: eso pasa cuando juegas contra el Farsa.

En el partido de Champions contra el Ajax el Real dio 43 toques sin perder el balón en 108 segundos y terminó metiendo gol. Pues bien, la propia prensa resalta mucho más los goles eléctricos que consigue nuestro equipo con pocos toques y muy verticalmente. Esto es más eficaz, más eficiente y, para la mayoría, más bello, porque a día de hoy las audiencias televisivas –incluidas las de pago- son MUCHO más altas para el Real que para el Farsa y como no parece lógico que se quieran fustigar viendo algo horrible hay que aseverar, en puridad y buena lógica, que les gusta más ver al Real, aunque  ello no implique que en términos absolutos sea un juego más bonito, porque ciertamente nadie posee el canon de la belleza. Pero, aquí y ahora, el Real gana en la dimensión estética.

Concluyendo, de gustibus et coloribus non est disputandum, o, en otras palabras, que para gustos están los colores. El mío es el blanco Real y es precioso.

Luigi Vinci

sábado, 15 de octubre de 2011

LA CREDIBILIDAD DE LA OPINIÓN PUBLICADA: LOS "PRODUCTOS" DE LA PRENSA




El día 10 de octubre de 2011 publicó el diario AS una encuesta sobre preferencia o rechazo a equipos de fútbol en España. En realidad, no en todo el país sino tan sólo en los 20 estadios de los equipos que juegan actualmente en primera división. Además, la cuestión fue planteada a un número no muy elevado de aficionados, 70 en cada caso; que, por otra parte, representan a aficiones muy desiguales en número de seguidores, ergo no es proporcional la muestra a la población. Pues bien, de ahí se quiere extraer una conclusión válida para saber qué piensa la afición de España (en vez de decir “de todos estos equipos”) sobre quién es el club más popular o impopular.



Abundando en la llamada encuesta, y como dice José Ignacio Wert (Sociólogo y presidente de Inspire Consultores) el día 12 de octubre en el propio diario AS,  “está hecha sobre aficionados comprometidos (los que van al estadio) mientras que la del CIS de 2007 –con la que se compara para extraer una tendencia- se dirigía a toda la población”. Asimismo indica que “en lo básico habría las mismas razones para rechazar al Barcelona” y que “la diferente percepción nace del relato que construyen los medios”.



Por otra parte, el periodista que firma el artículo, Luis Nieto, para evaluar "objetivamente" la pérdida de simpatías hacia el Real Madrid, contrasta esta encuesta con otra realizada hace ocho años  por encargo de la Generalitat de Cataluña. El Sr. Nieto no comenta nada al respecto de esto, es decir, no siente la más mínima curiosidad periodística por indagar de dónde viene el interés de una entidad pública como el gobierno catalán por averiguar el nivel de simpatía que despiertan entidades privadas como el Real Madrid, el Barcelona y otros clubes.



No deja de ser llamativo que un periodista "sagaz" como el Sr. Nieto no aproveche para tirar de este hilo argumental; teniendo en cuenta que está de rabiosa actualidad el debate acerca de los recortes de servicios asistenciales y de otro tipo que van a sufrir los ciudadanos catalanes por la pavorosa gestión económica que han hecho sus dirigentes autonómicos: al parecer, no sólo han malgastado alegremente el dinero de sus ciudadanos en las famosas embajadas.



Si nos atenemos a la fecha de esta encuesta de hace ocho años (2003), es imprescindible recordar que, en aquel momento, el Farsa llevaba cuatro largos y angustiosos años sin ganar nada, ni una mísera Supercopa de España (desde la Copa del Rey de 1999). Además, en ese período de tiempo su mejor futbolista con diferencia, Luis Figo, dejó plantados a los farsistas, sin previo aviso, para jugar en el Real Madrid, que les eliminó, con exhibición incluida en el Nou Camp, en semifinales de Champions del 2002.



En definitiva, la Generalitat ardía en deseos por saber si su bandera deportiva, el Farsa, al menos podía vencer al odiado Real Madrid aunque fuese en una encuesta; ya que en el terreno de juego quedaba claro que era imposible en aquellos momentos. Por lo tanto, podemos intuir que la confianza en su "trabajo continuado de cantera" estaba entonces bajo mínimos, y algunos canteranos que ya jugaban en el primer equipo del Farsa en aquellos años de sequía, como Xavi Hernández o Puyol, no despertaban las comatosas esperanzas de los dirigentes políticos catalanes, ni las de los aficionados del Farsa, ya que realizaron 21 fichajes en esos cuatro años. Podríamos recordar los inicios del “indiscutible” Iniesta o la gestión del club por habituales de los juzgados como Núñez y Laporta (¡qué gran ejemplo son sus valores para los niños!).



Más allá de detalles “técnicos” sobre la calidad de la encuesta, o sea, sobre su validez y fiabilidad, Cibeles Madridista cree que no se puede entrar a determinar la opinión “nacional” sobre cualquier asunto sin analizar los factores que determinan cómo se expresa la gente al respecto; y no todos los elementos de juicio condicionantes son de orden estadístico.



¿Se ha tenido en cuenta suficientemente la variable “independentismo o anticentralismo” en la batería de preguntas formuladas para entender las motivaciones de la sociedad “española” actual cuando contesta este tipo de consultas? No; y tampoco la variable “agravios madridistas del pasado”.



Nos referimos a que en Gijón no se van a olvidar nunca de aquella liga que, según los entendidos iba a ganar en la primavera de 1979 (cuando la cantera por excelencia, lo siento por el Farsa, era la Escuela de El Mareo) y llegó el Madrid y se la ganó a domicilio; (quizá por eso, no estuvieran muy atentos los defensas del Sporting cuando la Real Sociedad marcó un gol al final de cierto partido, tanto que supuso la primera liga realista a costa del Madrid. Sucedió en la temporada 1980/81).



No nos vale que digan que el Sporting es del Farsa por el ovetense Quini (que se fue en 1980 y tuvo que regresar a Gijón en 1984); más tenía que influir el posterior fichaje de Maceda por el Madrid en 1985, ¿no? Lo cierto es que, previamente, la “no-liga” de 1979 escoció mucho en Gijón. Aquel año debió de tener un verano muy largo, porque empezó el 15 de abril y acabó el 25 de noviembre; tiempo más que suficiente para rumiar un lema “espontáneo” como “así gana el Madrid” (¡a ver si lo volvemos a oír pronto!). Lo de menos fueron los incidentes del partido de noviembre (aparente motivo inmediato para protestar); lo importante era la enorme cantidad de ira acumulada por una afición que no supo aceptar con madurez su derrota; se trataba sólo de “devolver el golpe”, no de pedir justicia.



Merece la pena leer la novelada descripción del relator Diego Torres en EL PAÍS de 27.03.2011 sobre el origen del cántico antimadridista, y sorprenderle hablando de que “…la resistencia empezó en Gijón” (sic). Tal vez quería decir la “Reconquista”. Seguro que ha oído que los asturianos afirman que “Asturias es España y el resto es tierra ocupada” y se ha dejado llevar por el entusiasmo. No creemos que por ahí rasque mucho el Sr. Torres a la hora de legitimar / deslegitimar mientras no aporte pruebas de otra cosa que de quién es el objeto de sus simpatías o antipatías. Renunciamos a psicoanalizar a este periodista para averiguar de qué traumas propios culpa al Madrid, pero no se nos escapa que perseguirnos es el único interés para redactar su columna; en ella, la “información” ya sólo es un medio.






Creemos que el Sr. Torres olvida, al querer darnos lecciones de historia de nuestro fútbol, que somos nosotros, los castellanos, los que descubrimos América, no los de “allá”. Los argentinos entenderán mucho de barcos (porque es de donde descienden, según dicen ellos mismos), pero de este país le queda a Diego Torres mucho por aprender para poder captarlo a fondo, una vez trascendidos los clichés. Le vamos a ayudar un poco: la clave para saber cómo son los españoles actuales es tener en cuenta que aquí no se aguanta nada ni a nadie; con razón o sin ella. Claro, con la pretendida excepción del Madrid, que, según los detractores de Mou y Florentino y de los caballos de Troya madridistas, tiene que aguantarlo todo, incluso lo antideportivo, con una sonrisa en los labios (aunque se los hayan roto).



Hablemos ahora de la Real Sociedad. Ganó en total dos ligas, pero perdió otras dos con el Madrid. Bueno, no exactamente, porque la primera la perdió en el campo del Sevilla, donde expulsaron a dos sevillistas que protestaban por el “peculiar” gol de la Real; pero, aún así, los locales lograron darle la vuelta al marcador. Fue el año en que el Ministro de Cultura del Reino de España (vale decir, de Deportes, de la UCD, el historiador Ricardo de la Cierva) dijo que era preferible que ganara la liga la Real. No hace falta decir más si lo dice el jefe de la federación de fútbol y por tanto de los árbitros.






También Zapatero dijo hace poco que su equipo, el Farsa, iba a golear al Madrid. En ese momento, era el Presidente del Gobierno; pero el último mono de la cortesía política y la educación. ¿Seguro que el Madrid es el equipo del gobierno? ¿No serán los gobiernos los que se hacen del equipo de moda y sólo mientras les interesa?



La segunda liga la perdió la Real contra el Madrid de Ronaldo, en apariencia sin problemas; pero, estas frustraciones no se olvidan nunca; incluso aunque fuera el Madrid el equipo elegido para celebrar el centenario del equipo donostiarra. Esperemos que, al menos, recuerden en San Sebastián cuanto “no” cobró el Madrid por ese partido disputado en el verano de 2009 que supuso una inyección económica muy gratificante, por los ingresos por taquilla y derechos de retransmisión televisiva, para un club que acababa de ascender desde la 2ª división y no disponía de sobrados recursos en esos momentos.



Dicho partido se disputó en Anoeta, un estadio en el que los seguidores de la Real nunca se han sentido tan a gusto como en el viejo Atocha, en donde tenían la primera fila de la grada a poco más de metro y medio del terreno de juego, y donde practicaban con fervor en los años 80 el "deporte autóctono" de acribillar las blancas espaldas de García Remón, Agustín o Paco Buyo con rodamientos de acero, dardos y barras de hierro con total impunidad. Esas y otras viles agresiones y provocaciones fueron contestadas en 2009 por el Real Madrid del modo indicado y no suficientemente destacado por la prensa. Aquellos plumíferos que denuncian desaprensivamente la desaparición del "señorío" del Madrid en la historia reciente del club, y más de un madridista blandengue, pusilánime y desconocedor de la historia madridista (que abarca 110 años, avisamos), debería releer un par de veces este párrafo e intentar sacar una reflexión congruente.



Por otra parte, al igual que en el caso de la Real Sociedad, el At. Bilbao no es ajeno al así llamado “problema vasco”, dicho en “cristiano-ronaldo”: al independentismo antiespañol de esa “zona”. Así que es fácil imaginarse lo que le espera al Madrid tanto en Bilbao como en San Sebastián.



Efectivamente, el Madrid no va allí a “los territorios del norte de Iberia” a jugar al fútbol sino a una especie de sucedáneo de guerra con la que parece que se quiere indemnizar (¿quién?) a los vascos por no lograr perdernos de vista. Si estamos equivocados o exageramos, que nos corrija Hugo Sánchez desde su experiencia en botellazos vascos recibidos en Sestao. También sería de interés general conocer lo que opinan futbolistas como Michel (que recibió un castañazo en un ojo) o Isidoro Sanjosé (que sufrió en su cabeza un "manzanazo") en el estadio de San Mamés, la supuesta Catedral del Fútbol.



No obstante, ha de reconocerse cierta coherencia en esta catedralicia denominación: si cierta banda terrorista de Vasconia nació en un seminario, es lógico que los "novicios" de esa tierra acaben ejerciendo su labor pastoral en la Catedral…de San Mamés, propiciando el fútbol-borroca cada vez que tienen a tiro, nunca mejor dicho, a los futbolistas del Real Madrid o a los seguidores blancos que han tenido la osadía de acudir allí a animar a su club y han vuelto, en el mejor de los casos, con las lunas del autocar rotas. Así que el papelón del Madrid en el “extranjero autonómico” es hacer de chivo expiatorio que se envía al sacrificio para aplacar a los indígenas; muchos de ellos se lo toman literalmente.



Lo mismo sucede en Pamplona cuando visitamos al Osasuna (al fin y al cabo, los navarros son “los vascos de los vascos”, o sea, vascos al cuadrado). Si la primera vez que le hicieron al Madrid una encerrona extradeportiva en El Sadar hubieran metido una sanción de órdago a las “formas de vida” osasunistas y hubieran clausurado el campo para una buena temporada…Por supuesto, no ha sido así y ahora sufrimos las secuelas de tal impunidad. Tampoco les pasó nada cuando inventaron lo de echar varios balones al campo para cortar el juego de ataque del adversario y favorecer así a su equipo.



Pero, hablando de clausura del campo, el campeón indiscutible en esta categoría es el Farsa. ¿Quién ha olvidado la célebre sanción-amnistía del cochinillo? Hubo algún directivo fariseo que negó que eso hubiera pasado:






Quizá sí ocurrió, pero fue lanzado por algún agente provocador del Madrid para dañar la exquisita imagen del Farsismo y cuestionar sus valores. Bueno, en realidad sus valores son bursátiles y son lo único que les motiva: ellos están siempre con quien les dé más; si es España quien le paga el impuesto revolucionario para que no la líen demasiado, no pasa nada; porque ellos no discriminan el dinero de nadie. Pero que no crean que van a estar siempre mamando de la teta del “poder” español que tanto dicen despreciar, porque “los de acá” no vamos a permitírlo indefinidamente: quousque tándem, Catalonia, abutere patientia nostra?



Para valorar “en paralelo” debidamente este cierre-no cierre,hay que recordar que al Madrid le clausuraron su campo por un único encuentro de liga (debido a incidentes ante la Real). Apeló contra la sanción, pero no le valió de nada: el “partido del destierro” lo jugó en Alicante porque el Comité correspondiente no le levantó la sanción “antes” de la fecha en que había que disputarlo sino “después” (tuvo la humorada de decir entonces que el cierre era improcedente). De daños, perjuicios y trato desigual, mejor no hacer comentarios.



El caso del Valencia es otra de esas leyendas que hay en el “fúrbor” hispano (perdón, peninsular). Hay quien pretende que el fichaje de Mijatovic por el Madrid (1996) fue el desencadenante de la fobia antimadridista de este equipo; como si antes nos quisieran en la ciudad del Turia más que al equipo local. Pues resulta que 24 años antes la prensa valenciana, con motivo del encuentro de liga en que se enfrentaron allí los dos equipos, usó este titular: “Valencia 1 Sánchez Ibáñez 2” (no hay duda de su significado: ganó el Madrid, tanto el partido como la liga, que disputaba esa temporada al Valencia no al Farsa). Ni siquiera el título liguero que le dimos al Valencia en la temporada 46/47 (al ganar al Atlético a domicilio 2-3 en el último partido) nos fue tenido en cuenta como muestra de nuestra buena voluntad hacia ese club.



A lo mejor, también escuecen otras cosas, como que en 2008 el Madrid le ganase con 9 jugadores una Supercopa al Valencia dándole la vuelta al marcador adverso. Es lo que pasa cuando uno no tiene las venas llenas de horchata barata ni de demagogia. Bueno, y ya me olvidaba del 3-0 de la final de Copa de Europa del 2000, con Raúl marcando un gol de antología tras mearse al portero valencianista y a uno de sus defensas (nada más y menos que a Djukic, que después del “penalty de La Coruña” jugaba en…¡el Valencia! Acabó su carrera a la sombra de El Teide. ¿Por qué será que no nos extraña?).



El caso del Atlético de Aviación, esto…de Madrid, no es de rivalidad sino de psicología: se trata de un complejo de inferioridad (no hace falta decir de quién; para nosotros ya sólo es una molestia y ni hablamos de él). Hay poco que comentar; basta preguntarse cómo pueden hablar tanto del “equipo del gobierno” los que más interés pueden tener en que no se saque ese tema. Que se pregunten los propietarios del “palco de los ministros” (del antiguo estadio colchonero del Metropolitano, sede previa al Calderón) cómo ha podido suceder que les haya superado tan abrumadoramente el Madrid (“un equipo de segunda con un campo de primera”; como se decía en los cuarenta; cuando el Atleti era el amo en los campeonatos franquistas y nosotros, literalmente, no pintábamos nada y estábamos en la ruina mientras construía nuestro moderno estadio el loco de Santiago Bernabéu).



Otras rivalidades ni se merecen un comentario: Villarreal, Zaragoza…; suponemos que nos quejaríamos después de que nos apedrearan el autocar o por cualquier otra muestra de recio cariño local que no supimos apreciar y nos lo tomaron a mal. ¡No tenemos remedio! Como Ronaldo, no sabemos mantener la boca cerrada.



No es normal que no se mencione en la encuesta el “cariño” del Sevilla hacia el Madrid, poco menos virulento que el que le profesa al Betis. ¿Hay que recordar que este mismo año, en una eliminatoria de copa, el equipo sevillista recibió al Madrid con un vídeo de agitpropa (agitación y propaganda) digno de un ejército que recluta soldados para una guerra)? Previamente, el Dúo Siniestro de Navarro y el doctorcito Alfaro dio clases magistrales de vivisección a Zidane y otros jugadores nuestros. Hasta el sofista Valdano, después de aparcar su señorío postmoderno en doble fila, se consideró en la obligación de bajar al vestuario del árbitro en el Sánchez Pizjuán para aclarar conceptos. ¡Si lo llega a hacer Mourinho lo mandan esposado directamente a la frontera de Portugal!



Por último, porque es justamente el lugar que se merece, hablemos del Tenerife; el equipo representativo de esa isla africana a la que, espero, ya no irá nunca más ningún madridista ni a tomar el sol. El Madrid nunca había tenido roces con ese equipo, pero cuando tienen lugar ciertos “atropellos” ya no se puede volver atrás y ahora nuestras relaciones no puede decirse que sean malas sino que son absolutamente inexistentes. Los de allí tampoco quieren rebajar la tensión sino más bien elevarla desafiantemente, como fieles esbirros del Farsa (que condecoró al Tenerife por méritos de todos sabidos). Bueno, tranquilos, que ya os mandaremos al Castilla; aunque yo preferiría que el Madrid se dedicara a ceder jugadores a los rivales directos para el descenso del Tenerife para, categoría tras categoría, irle bajando hasta ponerlo exactamente donde le corresponde estar: en el mismísimo infierno.



Que quede clara nuestra postura: no nos parece mal que todo el mundo opine lo que quiera sobre cualquier cosa (sobre todo, si entiende de ello). Simplemente, no es relevante lo que digan los demás aficionados al fútbol en España o en el resto del planeta sobre nosotros sino lo que opinen los propios madridistas; sólo nosotros tenemos que determinar nuestras metas y nuestro modo de alcanzarlas.



En cuanto a los otros, sabemos de sobra que cuando el Madrid vuelva a ganar la Liga o la Copa de Europa (lo siento: va a volver a pasar; es inevitable), muchos “indecisos” (igual que pasa en política) se irán con el más fuerte. O el más oído; porque entonces no les quedará a los medios españoles más remedio que hacerse eco más a menudo del Madrid en vez de someterlo a la ley del silencio. Ese día el “jogo bonito” va a ser merengue y así lo cantará la prensa, aunque sea el mismo de ahora, que por cierto es mucho más estético y difícil de realizar que el duermebobos del Farsa.



Más importante nos parece que, según el AS, descontados los vascos y navarros, el Madrid sí es el más popular en España y el Farsa el menos. Partiendo de la base de que vascos, navarros y catalanes no son españoles sino extranjeros (y no de los que nos caen bien), no tenemos más deseo que ver llegar de una vez el día de nuestra independencia de ellos. En cuanto a los chicharreros del Tenerife, nos conformaremos con que la Unión Deportiva Las Palmas le dé su merecido y haga con él lo que quiera. ¿Quién más apropiado para poner el máximo interés?



Pero no nos despidamos sin valorar la labor de la propia prensa española, es decir, preguntémonos qué busca publicando determinados artículos; porque a estas alturas (en plena campaña antimadridista), uno no puede menos que desconfiar de las motivaciones y objetivos de todo lo que publica. Estamos en una situación que recuerda a otra equivalente que pasaba en los tiempos de la extinta Unión Soviética. En Moscú había un periódico llamadado “Правда” (“Pravda”, que significa “La Verdad”) y otro llamado “Известия” (“Izvestiya”, que puede traducirse por “Las Noticias”). Pues bien, el dicho ruso de la época era: “No hay verdad en “Las Noticias” ni noticias en “La Verdad”; no parece que pueda aplicarse sólo a este tiempo ni a ese lugar, ¿no es cierto?



Porque desde que la “opinión públicada” ha suplantado en esta “sociedad de la representación” a la opinión pública, en sus páginas sólo se trata de “salvar las apariencias”, de “hablar de lo que toca” (la agenda, por supuesto, la hacen ellos, los medios y sus amos; o sus padrinos) no de averiguar lo que pasa o de dar respuestas a las inquietudes o problemas de los ciudadanos. Conclusión: la prensa se dedica a sus propios intereses (mejor dicho, a los de sus dueños, que pintan bastante más que los criterios profesionales del director de cada medio). De aquí a la autocensura no hay ni medio paso, si se quiere seguir trabajando: Así que nadie se opone a la “línea editorial” dentro de un medio. Lo que manda es “la noticia” (“no dejes que la realidad te la estropee”) y, evidentemente, son siempre los medios quienes deciden cómo “definir lo real” y, por supuesto, si hay que “editar” una información o no. Además, tengamos siempre presente que cuando los medios se embarcan en una campaña suele haber alguien detrás que encarga el reportaje generosamente.



En cuanto al modo de trabajar, los periodistas usan varios “métodos” para “inspirar” a su público hacia la “interpretación correcta” de la realidad. Además de la “invención“, imposible de comprobar porque hay que proteger a las fuentes (incluido el “enterado” que filtró que Mou se iba a ir del Madrid usando una antiguo móvil del portavoz del entrenador): o la “adjetivación”, consistente en enterrar a unos en connotaciones negativas y a otros simplemente denotarlos (verbigracia; Mou versus Vilanova), en el último “incidente” de Cristiano Ronaldo con el público de Chipre asistimos a otra operación llamada “afeitado”, es decir, no dejar que una parte de lo que ha pasado evite la descontextualización del resto de la noticia; justamente de la parte que se quiere usar no para informar sino para desinformar manipulando su contenido.



Analicemos: Portugal acababa de jugar en Chipre un partido oficial de la Copa de Europa de Selecciones Nacionales. Al parecer, los aficionados chipriotas no habían tenido mejor ocurrencia (por cierto, nada original) que meterse con Cristiano gritándole “Messi, Messi”. Al acabar el encuentro, en una entrevista, Ronaldo manifestó que esas voces eran cosa de algunos “anormales” pero que no le preocupaban porque a los que les gusta el fútbol les gusta ver a Cristiano. Lo curioso es que la “descripción” del caso pasa de largo de “opinar” sobre el desencadenante del incidente: el insulto o acoso verbal inicial: Me llama la atención mucho porque sin causa no hay efecto; si una noticia no llega a una estructura tan elemental como esa no supera en nada a los chismes de las porteras. A lo peor el periodismo ya no quiere esforzarse en dignificar su profesión y no recuerda las preguntas claves en su oficio: ¿quién?, ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?, ¿para qué? Nos queda, desgraciadamente, el  “con qué efectos”.



Otro aspecto del problema es si Cristiano tiene o no que aguantarse con los insultos o las patadas que reciba, como frecuentemente se publica. Sostener esto es más fácil de decir que de hacer. Quizá, si mientras lo están diciendo los que opinan así otros les estuvieran dando patadas e insultándoles repetida e impunemente, esos caballerosos y educados sujetos también perderían los nervios y no sabrían dar ejemplo de la mesura y el “señorío” que aconsejan, incluso exigen, a Cristiano Ronaldo. Ya veríamos entonces cuantos son más bocazas que el portugués.



No es una hipótesis: en otra ocasión muy reciente, con el tobillo ensangrentado todavía (después le dieron tres puntos de sutura) tras jugar un partido de “fútbol”, se desahogó respecto al desamparo arbitral que sentía (ver comentario en Cibeles Madridista sobre las faltas que reciben él y el cráneo privilegiado del Farsa), al decir que no sabía qué pasa con el “fair-play” y el respeto que va cacareando la UEFA (Unión Europea de Financieros Antimadridistas), pero que no parece valer para él. Acabó diciendo que no sabía si todo esto ocurre porque le envidian por ser guapo, rico, etc. Este final se tomó no como parte de un texto y contexto sino como todo lo que él había dicho y se aprovechó para justificar los prejuicios contra la chulería insultante del madridista con los que se le viene persiguiendo en España desde antes de pisar por primera vez un terreno de juego con la camiseta del Madrid. ¿No han oído nunca : “este portugués…”? Pues él y Mou sí.



Intentaremos hacerle comprender a la prensa lo que creemos que hace mal y por qué se merece una dura crítica por parte del madridismo. Por ejemplo, si alguien dijera que los subnormales de la prensa atacan a Ronaldo por no aguantar los insultos de unos anormales debido a que unos y otros se identifican con Messi, ¿cómo reaccionarían esos medios? ¿Conservarían indefinidamente su serenidad y su capacidad de dar consejos “razonables” si tal contracampaña fuera tan ineducada como la suya, y les atacara permanentemente, provocando cualquier reacción airada para usarla en nuevas manipulaciones posteriores? Pues reflexionen bien sobre todo ello, especialmente si no les gusta ser considerados así; porque es como nosotros creemos que están actuando Vds. (aunque no con todo el mundo, evidentemente).



Por todo lo anterior, elevamos a definitivas nuestras conclusiones previas y venimos en condenar, y condenamos a los plumíferos y a los madridistas desmemoriados a aprenderse de memoria la colección completa de los boletines del Madrid para que se enteren de una vez de cómo empezaron todos estos conflictos y por qué son inevitables, al menos en un país tan “maravilloso” como Envidiaña.



En cuanto a los que son “antis” o “carne de imprenta”, les aplicamos nuestro lema, que es: “a los amigos, hasta el culo; a los enemigos, por el culo, y a los indiferentes, la legislación vigente”.



Dado en Madrid, a 15 de octubre de 2011.


sábado, 8 de octubre de 2011

CRISTIANO Y MESSI

Demasiadas faltas sufridas por Cristiano (y algunas por Messi)

Al final de la 6ª Jornada de la Liga Española y según datos de AS -2 de octubre de 2011-, Cristiano Ronaldo es el jugador sobre el que se han cometido más faltas: ocupa el primer lugar con  15 faltas sufridas (una cada 28 minutos que ha jugado).

El “perseguido” Messi, por su parte, ocupa el glorioso puesto 56º, con 7 faltas sufridas (una cada 55 minutos que ha jugado). Es decir, en ambos parámetros menos de la mitad que nuestro jugador.

¿Pero éste no era el que por llevar el balón pegado al pie soportaba tantas faltas?

 Por cierto, y sin intención de meter el dedo en el ojo, según la Historia del Barça, de J. Ramos (Ibidem) Messi es, con 194 goles, el séptimo goleador azulgrana y no el primero junto a Kubala como se ha desinformado la semana pasada desde fuentes del Farsa. Pero que no desesperen, llegará al nº 1 pues sólo tiene seis ex-jugadores por delante; eso sí, el primero es Paulino Alcántara, con 357 goles, así que paciencia y a no precipitarse en hacer crecer al chico, al que ahora, además, le están buscando antecedentes familiares catalanes de pura cepa.

Nosotros estamos muy honrados de que Cristiano Ronaldo juegue en el Real, de que sea portugués, y desde luego el mejor goleador del mundo. Y al fútbol se juega para ganar y se gana metiendo goles. ¿Quién es el mejor?  Blanco y en... CIBELES.

Luigi Vinci

¿ EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS? (08.10.11)


Quisiera hablar de uno de los argumentos que más han utilizado los periódicos (y los madridistas detractores de la línea que aquí se defiende, que coincide con la de Mou y Florentino); me refiero a la pérdida de “señorío” de nuestro club porque no está siendo fiel a los “valores” tradicionales en él.

También podríamos hablar de la “imagen”, pero no merece la pena, porque en una sociedad mediática no es más que lo que los medios quieran decir de ti; si están en contra tuya, tu fama (como se decía antes), sólo puede ser negativa. Por tanto, no importa lo que tú hagas sino que hagas (o no) lo que otros quieren obtener de ti. Así de sencillo es el problema: claudicar o resistirse al derecho de pernada de la prensa y de otras “entidades”.

En cuanto a las otras dos cuestiones, según el diccionario de la Real Academía de la Lengua Española, “señorío” significa lo siguiente:
señorío.
(De señor).
1. m. Dominio o mando sobre algo.
2. m. Territorio perteneciente al señor.
3. m. Dignidad de señor.
4. m. Gravedad y mesura en el porte o en las acciones.
5. m. Dominio y libertad en obrar, sujetando las pasiones a la razón.
6. m. Conjunto de señores o personas de distinción.


Deduzco de todo ello que los que hablan de nuestro perdido “señorío” se refieren a las acepciones 3ª, 4ª y 5ª. Yo, en cambio, me baso en la acepción 1ª y considero que no puede haber “señorío” sin dominio (eso es lo que significa) o autoridad sobre algo o alguien; además, no hay señorío sin “señor” (en latín, “dominus”, el que tiene “dominium”, de donde se deriva en castellano “dominio”). En consecuencia, “señor” es aquel que es capaz de imponerse a los demás (impera, es decir, manda o tiene autoridad sobre ellos), no quien es más cortés que nadie.

En conclusión, se es señor por derecho de conquista; como el Madrid de las Cinco Copas de Europa. Luego, después del éxito, es cuando se habla bien de uno y se le considera ejemplar y digno de respeto: no confundamos el efecto con la causa.

Por tanto, si nuestro equipo está sometido a sitio mediático y político, como se sostiene en Cibeles Madridista, no podrá ejercer su “señorío” hasta que restablezca su poder. Y en eso estamos los que queremos “despejar” esa amenaza y de paso las dudas de aquellos madridistas que no terminan de asumir que estamos ya en el siglo XXI y que los caballeros ya estaban anticuados en la época de Cervantes (por eso precisamente escribió el Quijote).

En cuanto a los “valores”, aparte de que cambian constantemente a lo largo del tiempo o de un país a otro (basta recordar cuántas morales han existido a lo largo de la historia de la humanidad o coexisten actualmente); en consecuencia, quisiera llamar la atención sobre la necesidad ser realistas al respecto y no mitificarlos ilusoriamente.

Decía mi abuela que “don sin din significa puñetas en latín”. De la misma manera, en la vida uno puede tener (y utilizar) sólo lo que es capaz de obtener. En nuestro caso, todo depende de los resultados, que son los que consagran o defenestran a los entrenadores, presidentes y equipos. Es basándose en ellos desde donde se construye posteriormente un modelo, en este caso deportivo, que da estructura, prestigio y objetivos para el futuro (seguir arriba) a una institución. Por tanto, nuestros valores son los marcadores. Sin éxito, ni el Madrid ni nadie logra un estilo ejemplar para sí ni para los demás. Luego, este debate no pasa de ser una muestra más del despiste que aqueja a más de un madridista.

Lo que tal vez quieran decir sobre “los valores” los madridistas disidentes de Mourinho y Florentino es que la “Realpolitik” del Madrid debe no sólo ganar títulos sino también “salvar las apariencias”. Este concepto es muy peligroso, porque al final lleva a aceptar que los hipócritas, los farsistas, los tramposos son los que tienen razón; los que hacen lo que les conviene (no lo que se debe) y con mucha razón; porque sólo los memos del Madrid siguen creyendo en la justicia. ¿Seguro que esos “valores” son mejores que los que está poniendo en práctica la directiva actual? Considero preferible denunciar la “Farsa” en que se han convertido las competiciones a tragar “señorialmente” mientras nos disecan vivos y nos mandan al museo.

Pero, que no se preocupen los madridistas “tradicionalistas”, porque para nuestra tarea reivindicativa (y vindicativa) vamos a echar mano de un valor reconocido al Madrid desde muy antiguo: su espíritu de lucha infatigable; de no darse nunca por derrotado; de no aceptar con fatalismo los reveses.

Todos los que queremos analizar hasta sus raíces en qué consiste el problema deportivo actual del Madrid sabemos que nosotros no podemos apoyarnos para resolverlo en un separatismo político que logre “orientar a nuestro favor” a las autoridades españolas. Además, sería un contrasentido seguir tal estrategia chantajista en un equipo que no debería olvidar nunca que sus señas de identidad de mejor equipo del siglo XX no son el ombliguismo paleto sino el internacionalismo. Ese es nuestro futuro y también la lección que aprendimos al realizar la gesta de ganar durante un Quinquenio ininterrumpido en Europa y también la Primera Copa Intercontinental; es lo que nos hizo comprender que el mundo es ancho pero no ajeno; pues nos pertenece tanto a nosotros como nosotros a él.

Tampoco podemos ser un “compañero de viaje” acomodaticio para la Unión Europea de Financieros Antimadridistas (eso está muy claro desde la Sexta Copa de Europa). No nos podemos convertir, como han hecho otros, en un paje discreto que nunca haga sombra a la UEFA o a su kapo Platini y acepte cobrar por su papel de lacayo lo que quiera darle su amo; sencillamente, somos mucho más importantes que todos ellos y generamos demasiado dinero y prestigio para que no nos envidien (como diría Cristiano Ronaldo).

Para desgracia de todos ellos, no somos unos pigmeos en el mundo del fútbol. Si nos negamos a aceptar sus “designios” podemos hacer mucho más ruido del que podrán soportar, tanto los de “aquí” como los de “allí”. De ahí su interés en amordazarnos; y no por salvar el “buen ambiente del fútbol” sino para no tener que dar cuenta de sus “decisiones”.

Esos madridistas que hacen causa común con nuestros detractores y nos piden que rebajemos el tono de nuestras protestas no pueden esperar nuestro colaboracionismo con los que nos quieren enterrar vivos; sólo los tontos pueden aceptar algo así y no están en nuestro equipo. Preguntémonos seriamente: ¿Son desinteresados los consejos que nos lanzan nuestros críticos?, o, ¿son órdenes?, o ¿amenazas? Pueden ahorrarse la molestia; sabemos muy bien quiénes son y quien les da “cuerda”.

Los merengues disidentes tendrán que tomar partido con todas las consecuencias; porque hay que hablar de una vez sin rodeos “educados” de los enemigos del Madrid. Y sin miedo. Lo más que podemos perder es lo que ya nos están quitando maquiavélicamente: nosotros nos obligamos en nuestro himno a dar la mano cuando nos ganan, pero no cuando nos roban.

Hay quien cree en el destino; nosotros no: cada cual se forja su propia suerte. Luego, no nos vamos a resignar a caer sin dar batalla; porque ha sido luchando como hemos llegado hasta aquí. Sabemos qué hacer: la copa de España de este año ha dejado claro que tenemos razón y fuerza. Los que tienen que estar preocupados son nuestros adversarios, no nosotros; se han buscado un enemigo que les viene muy grande.

No habrá paz, ni dentro ni fuera de los estadios, mientras se empeñen en ningunearnos. Las consecuencias deportivas, de orden público, de boicot económico, incluso políticas serán responsabilidad de los que crean que no sabemos cómo hacerles frente. ¿Acaso no está claro que, si nos lo proponemos, podríamos influir decisivamente incluso en el resultado de las elecciones?

Sencillamente, lo que tenemos que hacer es subir la apuesta hasta que sean ellos los que no la puedan asumir. Les va a salir muy cara su estrategia y que no duden que van a pagar completa la deuda que han contraído por habernos atacado.

Ya hemos pasado otras veces por situaciones difíciles: hasta 1953 fuimos un equipo casi sin títulos en el Primer Franquismo, que no se dedicaba precisamente a perseguir a otros equipos que ganaban entonces los campeonatos, como el Atlético de Aviación o el Farsa (curiosamente, y en contra de la mitología futbolística extendida en España, durante la Segunda República, el Madrid logró bastantes éxitos; pero ni Atlético ni Farsa se estrenaron),

Pero, en ese año,llegaron los americanos, o sea, los yanquis y Alfredo Di Stefano, y eso sí que cambió la historia de España y de su fútbol. Y del de Europa.

Nosotros no necesitamos para llegar arriba un trato de favor descarado; otros sí: pregunten al Chelsea (2009); al Milán (2006); al Madrid (2011…y 1960). O al Depor (1994) y previamente al Tenerife. Bueno, a “eso” mejor no le pregunten; no es una víctima sino un verdugo reincidente; pero ya le llegará su sanmartín y le tocará pagar los atrasos con intereses; como todos los enemigos y sus voceros. Nosotros ni olvidamos ni perdonamos. Y no nos rendimos nunca.

Así que la respuesta al título de este artículo es que lo importante es ser fiel a los verdaderos principios que constituyen la identidad de nuestra institución; esa es la verdadera meta a alcanzar, saber mantenerse en el espíritu de entrega indoblegable que nos ha hecho famosos. En cambio, no se nos asocia con el conformismo.

Los medios o los fines perseguidos no son más que una consecuencia de quiénes somos, de nuestras posibilidades deportivas y económicas, y de cómo hay que saber actuar según las circunstancias (como diría Ortega). ¡Ojalá disputemos todos las competiciones deportivamente! Naturalmente, eso no significa que tengamos que ser siempre campeones; sabemos que no podemos ganar todos los años; pero otros deberían saber que tampoco es normal que perdamos tanto sin tomar conciencia de que hay gato encerrado.

Por eso, lucharemos si es posible honradamente, pero sin caer en la estupidez de aceptar cualquier situación mansamente; porque, precisamente somos nosotros los que estamos luchando porque no aceptamos que valga todo para ganar; así que, guste o no, la limpieza de la competición depende de nosotros. Son otros los que tienen que dar muchas explicaciones sobre sus “triunfos”; y otros más los que deberían pedírselas si no fueran tan hipócritas.

Por último, dentro de la distinción entre medios y fines, queremos aclarar que, mientras no cambie el reglamento de fútbol, hay que jugar al gol (fin), no a marear la pelota (medio); porque lo importante es ganar los partidos y los campeonatos, no el premio de bellas artes. Lo contrario es, a nuestro parecer, vender el coche para comprar gasolina.

Antonimus.

viernes, 7 de octubre de 2011

LOS INEFABLES PERIODISTAS DEPORTIVOS DE ESPAÑA

En algún momento entre ayer, 27 de septiembre de 2011, y el pasado sábado 24 ha debido de terminar la pretendida crisis del Madrid. No sé exactamente cuándo porque la prensa deportiva nacional, la misma que tanto insistió en su existencia (para intentar influir en la asamblea de socios compromisarios del Madrid del domingo 25) no ha tenido a bien decírnoslo sino que ha optado por la ley del silencio (si nos puedes convencer a los madridistas, ¡ignóralos!). Por tanto, tendremos que ser nosotros mismos los que le hagamos su trabajo a los así llamados periodistas e intentemos aclarar qué ha pasado realmente

Ante todo, debo manifestar mi perplejidad ante el hecho, me temo que incontestable, de que la distancia sideral entre el Madrid en crisis, o sea, el infierno, y el Farsa triunfante, es decir, el cielo, sea de sólo un punto; será que ya no existe el purgatorio (lo siento por el Sevilla, que optaba a un centro de poder alternativo).

Observando ese abismo inconmensurable, cuya enormidad explica suficientemente la pobreza de nuestro juego, uno no se extraña de que algún medio nos haya planteado (antes del sábado, claro) la necesidad de que Mou no se coma el turrón en Madrid este año (a pesar de que tiene contrato para ésta y las dos próximas temporadas).

Conviene recordar que el triunfo del sábado, pese a su amplitud (6-2), fue acogido por las redacciones con la incómoda sensación de que seguíamos vivos, …luego, ellas no tenían razón (¿me equivoco?). En realidad, el fútbol consiste en meter goles y todo lo demás es un medio para ese único y exclusivo fin. Nosotros no jugamos al fútbol sino al gol; por eso no hemos ganado en dos encuentros de liga; sencillamente porque no hemos sido capaces de marcar más tantos que los adversarios; lo demás es irrelevante (o propaganda desestabilizadora en lugar de análisis periodístico).

Pero volvamos al sábado. Ciertamente, la cosa empezó bien para nuestros detractores (gracias tanto al Rayo como a Lass y a Casillas), pero después se tuvieron que guardar la crónica de nuestro tropiezo, que ya tenían preparada, donde todos sabemos y esperar a mejor ocasión para usarla (¡que lo harán!).

¡Lástima de tanta campaña para nada!, ¿verdad? Después de los prometedores partidos con el Levante y el Racing, donde, los así llamados expertos, una vez más, no consideraron digno de mención que en ellos hubiera varios penaltys a favor del Madrid sin sancionar, entradas a nuestros jugadores de roja que fueron desteñidas por árbitros nada sospechosos de madridismo y un planteamiento de balonmano o lucha libre, tiene que ser muy triste ver al Madrid remontar en su juego, es decir, en sus resultados.

Evidentemente, al no decir nada de los factores que explicaban (sin justificarlos) nuestros malos resultados cabe entender que actuaron movidos por el deseo de no sacar a la luz los trapos sucios del fútbol subterraneo que es el verdadero rey de nuestros campo. Vamos, que parecen aceptar que todo vale para frenar a los “chulos de la capital” (¿es que pretendemos que se nos quiten de delante los contrarios? ¿Quién nos creemos que somos?).

Y así es, con una mezcla de violencia y menosprecio (cada cual hace su parte), como se nos trata tanto en los estadios como en las redacciones (y otros centros políticos de los que ya hablaremos), como si fuéramos el enemigo público. Habrá que preguntarse ¿de quién?

En todo caso, si los periodistas españoles se creen que nos van a dar clases de “señorío” y “valores” precisamente ellos, con semejante conducta, están listos: nosotros no somos un mendigo con el que pueden hacer impunemente lo que les apetezca. Se han buscado un enemigo muy malo porque es demasiado grande para que ellos puedan dominarlo; tanto peor para ellos.

Es de suponer que es por todo eso por lo que no tenemos derecho a que se comenten las circunstancias que explican, junto con nuestro mal momento de juego, esos pinchazos (que no crisis:es una cuestión de duración). Tampoco han dicho ni palabra de que Cristiano haya tenido que jugar esos encuentros mermado en vez de recuperarse con reposo suficiente de la herida de su tobillo (fruto de otra entrada impune en el imperio de la U.E.F.A.: (Unión Europea de Financieros Antimadridistas), donde los árbitros-lacayos siguen pitándonos siguiendo instrucciones de su kapo el padrino antimadridista Platini, el del respecto selectivo).

El partido de ayer (también de la Liga del Kapo), se pareció en ciertos momentos al del Rayo: al comienzo hubo un tiro a nuestra portería del Ajax (que Casillas, nuevamente, despejó al centro, si bien con la fortuna de que el balón fue a parar a Ramos; menos mal que en la segunda parte hizo una gran parada). Sin embargo, tras unos momentos de dominio del balón por los holandeses, en los que el Madrid parecía ausente; poco a poco, empezó a avisar de cómo iba a jugar el partido: sabiendo esperar y dando el zarpazo cuando llegara el momento. El Ajax quedó tocado desde el primer gol, que encajó como si le hubiese alcanzado una descarga eléctrica (este tanto fue una obra de arte de juego de equipo y contraataque vertiginoso); los dos siguientes certificaron nuestra victoria y ya no nos esforzamos más.

Respecto al rival, se ha dicho que fue muy blando: en realidad fue deportivo, esa palabra que ya no se usa, al menos si mencionarla favorece al Madrid. No hay que omitir que el árbitro no dejó de perjudicarnos en al menos un penalty a favor que no vio (supongo) ni que Ronaldo se llevó, como ya es tradicional, los únicos golpes del encuentro, pero, en conjunto fue un partido disputado deportivamente; y hay que recordar que el reglamento pide que se juegue así, no como si en vez de en el fútbol estuviéramos en un combate a muerte de gladiadores.

Que lo llamativo para los plumíferos sea jugar deportivamente y no lo contrario, evidencia hasta que punto ha llegado la vileza de la prensa deportiva española, esa misma que ha estado años asistiendo a los reiterados insultos graves a Cristiano y a Mourinho (incluidas amenazas públicas de muerte) sin decir esta boca es mía

La prensa holandesa, sin obviar críticas al Ajax, alaba el juego del Madrid en el partido. Pero, ¿cómo cuenta el partido de ayer la española? Dice Alfredo Relaño, en su artículo de hoy en AS


que “…el contraataque es hermoso, pero no es heroico…”. Bueno, gracias, al menos, por la apreciación estética del juego del Madrid. Porque nosotros sabemos que no podemos competir con el juego precioso de pasarse la pelota, y volvérsela a pasar, y otra vez, y de nuevo… (el famoso triqui-atraca del Farsa)… y seguir veinte veces después sin hacer nada con ella (salvo dársela al portero, que es el jugador que más minutos tiene la pelota de todo el equipo). Sí, ya sé que a veces todo esto termina en pase al cráneo privilegiado del Farsa y en gol. pero esa es otra cuestión que tiene menos que ver con tácticas de juego en equipo que con la calidad individual de un único jugador de todo ese plantel y, no lo olvidemos, con el escudo arbitral que él tiene y otros no. En fin, se agradece el comentario…en lo que vale.

Añade  Relaño que ese contraataque “…sólo puede practicarse si el otro es un incauto o está necesitado de atacar”. Es posible que él no sea consciente de ello, pero al opinar así parece estar sugiriendo que “lo normal” es que el equipo adversario no nos deje jugar y nos pare por lo civil o por lo criminal; que son lícitos todos los medios si se emplean contra nosotros; cuando, de lo que debería ocuparse (desde los “valores”), o sea, de explicar la ilicitud de ciertos planteamientos de los equipos que practican un fútbol-borrosa terrorista contra el Madrid y exigir que no se estafe a los espectadores lo que pagan por sus entradas escamoteándoles así el espectáculo. Claro, esos mismos equipos tienen muy buen cuidado de no hacerle lo mismo a quien todos sabemoso. Una cosa es ser un bestia y otra estar loco.

Porque, después de todo, sí hay un equipo con el que “no vale todo”: Los Intocables (y no lo entrena precisamente Eliott Ness). Cuando juega él, se mira (y castiga) mucho a quien le mete el pie, ¿no?, Relaño. A ver si tiene a bien decirlo claramente alguna vez; sea más concreto; no se quede en la abstracción del concepto “villarato”: dé detalles.

Recuerde que no se trata de ayudar al Madrid con sus comentarios sino al fútbol; y  hay que hacerlo antes de que desaparezca. Yo ya no sé qué tiene que pasar para que los así llamados periodistas vean que los rivales del Madrid no “se cierran, como Levante y Racing…” sino que plantean el partido como un atentado permanente contra la integridad física de nuestros jugadores gracias a la descarada impunidad con la que apoyan esta conducta las autoridades deportivas (árbitros) supuestamente neutrales. Pero Vds. parece que seguirán callando ante este escándalo reincidente; porque en este país (recordemos: se llamaba Hispania y hubo que rebautizarlo y anteponerle la “E” de envidia) nunca se ha tratado de defender al que tiene razón si es el más envidiado. Y curiosamente, el Madrid es el blanco de este ataque incluso cuando no logra ser campeón.

Llama también la atención que Relaño se fijara Relaño en Kaká (que está mejorando, es cierto) y nada en Varane, que hizo varios cortes muy oportunos (es bastante más comentable que el debú de Altintop, que pasó, lógicamente, desapercibido). Claro, Varane no es de la cantera. Lo que pasa es que esto es el Madrid y aquí quien cambió la historia fueron Bernabeu y Di Stéfano no los canteranos, dicho sea con todos los respetos para la gente “de aquí” (¡qué raro suena aquí en un club con vocación universal!). Lo acaba de decir Florentino Pérez en la asamblea. Nosotros le agradecemos que haya hablado tan sinceramente y que tenga las ideas tan claras, como la inmensa mayoría de los madridistas, sobre cuáles son las verdaderas causas de nuestros problemas y cómo hay que resolverlos yendo a su raíz.

Por buscar una segunda opinión, he examinado El País, conocido órgano oficial del promadridismo. En la edición de hoy, hay dos informaciones referentes al partido. José Sámano titula la suya “cuando el contraataque es un arte”:


Su narración del partido y del juego del Madrid dan la impresión de que no le queda más remedio que aceptar que hay más de una manera de jugar exitosamente al fútbol (repito: ¡al gol!, Sámano: ¡el Madrid juega al gol!). Al menos, el suyo no es un planteamiento fanático típico de los plumíferos fundamentalistas que excomulgan a todos los que no juegan según el canon del Farsa; sin darse cuenta de que, sin sus apoyos “externos” nosotros, aunque quisiéramos, no podríamos hacerlo nunca de esa manera: de hecho, no se nos permite hace tiempo intentarlo (por eso jugamos tan a menudo con 10; no por lo que hacemos, sino porque lo hacemos nosotros; otros, hasta cuando cagan agradan). Ni siquiera Los Intocables  podrían hacerlo si no se les tolerara cortar el juego del adversario más allá del reglamento cada vez que pierden el balón en su sagrado centro del campo.

La segunda noticia la firma el argentino Diego Torres, conocido por su indiscutible apoyo a Mou y al Madrid (sólo está en duda a quién o qué apoya más):


Lo primero que se advierte al leer a Torres es que lo suyo es la ficción: sus crónicas recuerdan los relatos de Herman Melville. Sus descripciones, no tan dedicadas a la noticia como a dar salida a su verbosidad porteña (que tanto recuerda a la del gran Jorge I de Sofistán), se regodean en la anécdota (mala base para extraer conclusiones de validez general) buscando la empatía del lector-cómplice (con el que se van a compartir los arcanos merengues); pero…son especiosas: tienen poco que ver con la realidad. Porque la tozuda verdad es que seguimos cabalgando (¡hay que joderse!); y que nosotros estando regular estamos prácticamente a la altura de los “nuevos ricos” que parecen haber inventado el fútbol, y eso, cuando ellos están en el mejor momento de su historia (tampoco era tan difícil superar su discreto historiall anterior, sobre todo con los métodos que está utilizando).

Quizá debido a su creatividad literaria, el título de su obra, digo artículo es “una nueva vía para la réplica”. Sería bueno ser tan culto como él y poder entender qué tiene que ver la elección del término “réplica” con este partido; pero, lamentablemente tendremos que resignarnos a seguir sin entender a este gran autor.

No obstante, si nos parece detectar en este ¿especialización? de artículos que podría tratarse de un cambio de estrategia en la línea del diario; quizá Sámano asuma la crónica principal y desplace a Torres a un papel secundario, menos visible; tal vez quiera decir esto que el diario ya no va a quemar todas sus naves por el argentino; no sea que el Madrid remonte y se quede sin la menor credibilidad toda la redacción de deportes. Ya veremos, dijo un ciego.

Porque la así llamada prensa deportiva, le guste o no, se la juega en este envite. Desde el momento en el que ha dejado de informar para ponerse, primero a opinar hostilmente y despues a atacar sistemáticamente al Madrid, le da toda la razón a Florentino cuando avisa de que lo que quieren los periodistas es influir (mandar) en nuestro club (bien por sí mismos, bien como testaferros, quién sabe).

Dicho sea de paso, no hay ni la más mínima duda de quién es quien en este enfrentamiento, o sea, quién es el legítimo representante democrático de la inmensa mayoría del Madrid y quiénes son sólo demagogos que, para su desgracia, no han consiguido que sus tesis persuadan más que, excepcionalmente, a unos pocos madristas disidentes de la gestión de Florentino (en buena parte, por enemista personal que por la gestión del presidente).

Que no se le olvide a nadie: en las guerras se gana…y se pierde; y si se comprometen demasiado en este desafío al Madrid, los plumíferos van a salir desplumados…y de sus puestos de trabajo; basta con que los madridistas decidamos hacerle el boicot a ciertos medios. De nosotros depende. Y está claro que en este pulso entre nuestro club y los periodistas alguien tiene que pagar con su cabeza. ¿Queremos serlo nosotros? ¿No?; pues, ¡a por ellos!

Madrid, 30 de septiembre de 2011.

EPÍLOGO INNOBLE

Uno no debe subestimar nunca la capacidad de las ratas para la supervivencia; no sólo saben abandonar las primeras el barco que se hunde sino que también saben regresar a bordo no para salvarlo sino porque comprenden que puede ser lo que más les conviene a ellas. Ha pasado poco más de una semana, el Madrid ha jugado dos partidos (uno de la Liga del Kapo y otro de la Liga del Fúrbor); ambos los ha ganado por goleada. ¿Conclusión? La esperable.

El Madrid es de pronto el mejor equipo del mundo al contraataque (que ahora es un arte);  hasta Mourinho es amable y los periodistas nos hablan de que a la bonanza del juego madridista han contribuido no poco los españoles de la plantilla (olvidando convenientemente que varios internacionales extranjeros han dejado de jugar por lesión o por sanción). Hasta Cristiano Ronaldo es, por primera vez (en su vida, supongo) generoso y buen compañero.

Pero, ¿dónde está el milagro? Sencillamente, los resultados no han apoyado la apuesta (arriesgada) de los plumíferos y éstos se han puesto a salvo como suelen sin el menor sentido del orgullo ni del ridículo. Saben, como las ratas, cuándo se la juegan y se han retirado a segunda línea hasta que vengan tiempos mejores. Cibeles Madridista les desea una larga y descansada espera.

Antonimus.