miércoles, 21 de enero de 2015

LA FUERZA DE LA RAZÓN O LA SINRAZÓN DE LA FUERZA

Sabemos que ya se ha convertido en una costumbre y podría incluso extrañar lo que vamos a denunciar “a estas alturas”, pero cada vez es más frecuente que los partidos de fútbol que juega el Madrid fuera de su estadio sean auténticas encerronas en la que el fútbol brilla por su ausencia absoluta. Sólo se pretende frenar a nuestro equipo como sea, preferentemente adeportivamente (jugando no se puede). Los madridistas no entendemos que“eso” sea aceptado como si fuera “lo normal” (cuando no es más que lo ilegal tolerado y hasta jaleado).

Semejante “actitud” generalizada sólo es posible, no de forma esporádica sino continua, si concurren dos premisas: tolerancia arbitral y complicidad mediática; ambas se están dando.

Es paradójico que la misma prensa que dice estar tan preocupada por la violencia, que está cada vez más presente en el entorno del fútbol, sea la que “comprende” este tipo de “conducta”; lo que realimenta lo que ocurre en las gradas, donde se juega “el otro partido”. Bueno, también se puede prejugar mediáticamente, por ejemplo con vídeos incendiarios para preparar la visita del Madrid; como el que hizo el Sevilla no hace tanto (y sin sanción). Nada se escatima para lograr que el público local acuda al estadio suficientemente “estimulado”. ¡Que haya todavía quien se extrañe de los líos y los insultos que proliferan en los estadios es el colmo de la hipocresía!.

¿Por qué decimos todo esto? Porque hay que decidir sin más ambigüedades qué futuro queremos para el fútbol, que se convierta en una actividad muy próxima a la de los gladiadores romanos o que siga siendo un deporte. Por eso, calificar una falta que corta un contraataque de “táctica” y no de antideportiva o decir (como si se pudiera saber) que una entrada claramente peligrosa no se ha hecho con mala intención supone “legalizar” las infracciones en lugar de denunciarlas y pedir un castigo ejemplar para erradicarlas.

Pero no. La prensa renuncia a su deseable rol pedagógico porque no le preocupa otra cosa que el sensacionalismo (si es que lo que la motiva no es antimadridismo puro, tan típico en Envidiaña).

¿Necesitamos ser más concretos? Pepe es cada vez menos sucio en su juego, pero de nada le sirve, pues recibe continuas agresiones, como lo demuestra su reciente lesión actual a manos del patético Raúl García (“formado” en el Osasuna, por si sirve de pista). ¿Ha sido modificado en la prensa el papel de “matón” que ésta le adjudicó a nuestro central al poco de llegar al Madrid? Pues eso.

A tenor de la postura de los medios y de los árbitros al respecto, parece que el reglamento de fútbol fuera sólo una leyenda de la que apenas se tiene noticia y ya nadie aplica.

No contentos con eso, los plumatas afirman descaradamente que ciertos lances del juego, “para ellos” (sic), no son sancionables. Francamente, nos importan muy poco las opiniones manifiestamente subjetivas de los cronistas; lo que tienen que decir es si el desarrollo del juego se atiene a la normativa en vigor o no; el resto, pueden contárselo a su señora mamá, que a nadie más le interesa.

En cuanto a si es o no más tolerante el arbitraje habitual con los equipos que juegan contra el Madrid, basta hacer una estadística muy simple para constatarlo:

Número de faltas sancionadas en entradas a Cristiano frente a las de Messi (Ronaldo marca más goles que él y en menos partidos).

Número de faltas sancionadas a favor del Madrid frente a las del Farsa (nuestro equipo marca más goles como conjunto que los farsalanes).

A la inversa, faltas en contra que le pitan al Madrid y al Farsa (se supone que atacan y defienden de una manera más parecida que cualquiera de ellos en relación con los restantes equipos).

Si algún medio tuviera interés en investigar este asunto no le faltarían noticias para publicar al respecto. El problema es que alguno quiera y eso es más que improbable.

Aún nos estamos dejando en el tintero las múltiples faltas sufridas por los madridistas y no pitadas (pero que al revés sí lo son y además, frecuentemente, cuestan tarjetas a los nuestros); porque bastaría confrontar jugadas similares en otros partidos para ver que los mismos colegiados si ven “cuando toca” lo que no perciben si el perjudicado es el Madrid (¡menos mal que somos el equipo del gobierno y tenemos un inmenso poder arbitral!; si no llega a ser así nos destierran directamente).

Seguro que si nos piden a los aficionados que hagamos una lista de 3 a 5 nombres de los jugadores más violentos de los equipos rivales todos sabríamos identificar incluso a más elementos peligrosos en ellos (aunque no queramos hacer lo mismo con los que juegan en el nuestro). Es así de fácil determinar a quién deben los árbitros hacer un seguimiento especial hasta erradicar el antifútbol de nuestros estadios (madridistas incluidos, que conste).

Así pues, la cuestión fundamental es hasta pueril de puro sencilla: ¿qué queremos, que se imponga en el fútbol español la fuerza de la razón (reglamento) o la sinrazón de la fuerza (violencia)? Si la respuesta es que la segunda, entonces ya se puede cambiar la publicidad del “espectáculo” que se va a ofrecer; debería decir:

Próximo sábado,

LUCHA LIBRE DE LOS CAZAMERENGUES CONTRA EL MADRID

NO SE PIERDAN LA LISTA DE BAJAS DE LAS NENAZAS DE LA CAPITAL TRAS EL “ENCUENTRO”.

¡¡¡VALE TODO!!!

Así, al menos, nadie se sentiría estafado por comprar una entrada para ver un partido de fútbol y recibir a cambio una velada de lucha libre americana.

Antónimus.

Post scriptum: Si el Madrid cree que tarde o temprano algún responsable de esta situación sufrirá un ataque de vergüenza e intentara acabar con este estado alegal de cosas va listo; más le valdría empezar a poner en marcha una “guerra de vídeos” haciéndoles un arbitraje paralelo a posteriori de los partidos (incluso en los tribunales) para cortarles las alas los que mas se signifiquen contra nosotros, sean jugadores, entrenadores, periodistas, árbitros, directivos o federativos, porque la impunidad es como una droga: crea adicción.

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