¿Cómo se consigue ver con tan alto porcentaje de acierto las “agresiones” que protagoniza Cristiano y no las que padece? ¿Hay un doble rasero arbitral respecto a él? Tenemos una pista clara: cuando en un partido de Liga casi le sacaron un ojo de un codazo a nuestro delantero el “jugador” contrario no recibió ni siquiera amarilla. Sólo hay una manera de interpretar un mensaje así; es el modo más descarado e impune de decirle: “¿Por qué no te largas (en vez de jodernos con tus continuos goles?”
¿Acaso hay alguien dispuesto a sostener seriamente que Cristiano da más patadas, codazos, cabezazos y golpes en general que los que recibe? Y sin embargo, apenas hay sanciones ejemplares (“a lo Pepe”) contra sus agresores. Extraño, ¿no? ¿Por qué no importa lo que le hacen? ¿A quién le interesa tanto que no se hable de tal maniqueísmo?
La técnica “in-formativa” de los manipuladores de la prensa respecto a él es evidente: sacar de contexto totalmente lo que hace Ronaldo y magnificarlo con una campaña unilateral de cada una de sus acciones “violentas” (siempre con recopilación de situaciones previas similares suyas). Así, parecen actos de locura súbita, sin ninguna causa que motive semejante efecto en CR7. De cuántos golpes se lleva él (muchas veces, empiezan a darle nada más pitarse el principio del encuentro), no quieren hablar. Pero es un silencio demasiado unánime y reiterado para no ser sospechoso.
Porque está claro qué lo que pretenden es: decirnos que jamás ha habido nadie tan malvado en el fútbol español (ni tan insultado, pero esto no cuenta; ni las lesiones que le han causado otros). Así que es el diablo; vale. Pero, ¿ha sido Cristiano Ronaldo el causante de todos los muertos del fútbol de los últimos años en este país maravilloso llamado España. ¿Ha sido responsable directo de cada avalancha, pelea o invasión de campo? Reducir la violencia de nuestro fútbol a su persona es de tarados, por no decir algo más fuerte. En realidad, tales campañas, unidas a la envida o la frustración (de los antimadridistas) es la razón de que haya tanto odio contra Cristiano, no su carácter, sea bueno o malo. Las continuas provocaciones que tiene que soportar no las organiza él sino los equipos rivales (frecuentemente derrotados cuando él les marca y eso duele).
Lo que no ven estos ciegos deliberados es que cuando logren que el asco acumulado por aguantar tanta mierdaña ajena lo expulse ¡al fin! del fútbol español se van a quedar sin su chivo expiatorio favorito y entonces serán otros, plumatas incluidos, los que van a tener que dar muchas explicaciones por no haber querido denunciar lo evidente: qué el portugués (¡qué hijoputa es!) es una víctima de la violencia española (xenófoba, por cierto) no el culpable de la mala leche que hay aquí en cantidades industriales.
No queremos dejar de enviar un aviso a los demás jugadores del Madrid: si no son capaces ellos de defender a su compañero de tanta agresión gratuita (tanto dentro como fuera de los terrenos de juego), ¿quién creen que los defenderá a ellos cuando les llegue su turno de ser linchados por los antis con aclamación prensil?
Antónimus.
Post scriptum: ¿Se dará el Madrid al fin por enterado de que hay una guerra en marcha contra él, que se desarrolla a través de ataques selectivos a jugadores blancos muy concretos mientras se silencia sistemáticamente todo lo que nos hacen a nosotros? ¿A qué espera para desarrollar una política de “contra-información” dirigida tanto a los medios como individualmente a los periodistas que nos agreden sin parar? Bastaría una campaña de boicoteo a dichas empresas para que vieran, literalmente, lo que cuesta ser enemigo declarado del Madrid.
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