¡Ver para creer! Estando aún sin apagarse los últimos rescoldos de los incendiarios artículos en los que la prensa deportiva que disfrutamos en este país maravilloso arremetía implacablemente tan sólo hace unas pocas semanas contra Mourinho, ya podemos asistir a una faceta nueva de los plumillas, su secreto mejor guardado: los periodistas, ¡también tienen corazón!
Ha bastado que Tito Vilanova deje su cargo. Tito, ese caballero del fútbol; ese entrenador intachable; ese digno émulo de Napoleón; ese táctico digno de conducir los ejércitos de Alejandro el Magno; ese…(no tenemos palabras suficientes en Cibeles Madridista para hacerle justicia a sus innumerables méritos y tributar debidamente nuestro reconocimiento a este pedazo de…ser humano).
Ha sido suficiente que Tito se haya visto obligado a abandonar el banquillo del Farsa por motivos de salud para que todos y cada uno de los medios, y no hablamos sólo de los deportivos, hayan echado el resto para loar, como sin duda se merece a este hijo de la gran Farsaluña.
Sin duda, su trayectoria como primer entrenador del Farsa establece una marca inolvidable: un solo título, cierto, pero ¡se trata de una Liga de Cien Puntos! Lastima que el cabrito de Mou la ganara el año anterior con los mismos puntos, pero con más goles y sacando fuera de casa más puntos (tantos como en el propio feudo). ¡Este portuguééééés, que puñetero eeeees!.
Pero lo importante es que Tito se ha ido como llegó, discretamente (de hecho, la emoción le ha traicionado y no ha comparecido personalmente ante los medios para decir adios, así que ha enviado una carta abierta para despedirse). Aún así, su marcha ha encontrado un eco atronador en los medios.
Y es que no cabe duda de que es en los momentos difíciles cuando se ve la verdadera talla que da cada uno de nosotros. Eso y la legendaria bondad de los naturales de España han contribuido a que la sincera despedida de la prensa a Tito haya marcado un hito muy bonito en un tiempito tan movidito como el nuestrito.
Pues nada, en Cibeles Madridista no queremos ser menos que los demás y le deseamos a Tito para el futuro todo lo que sin duda se merece; sin la menor reserva; que a enemigo que huye, puente de plata (pero que lo pague por adelantado, ¡eh!; que éste es farsalán y soltar dinero se lo prohíbe su religión).
Antónimus
Post scriptum:Primero estaba Tito entrenando al Farsa; ahora va a hacerlo Tata (al que no conoce ni el Tato, salvo en Rosario, casualmente la cuna del Mes-sisador). En fin, parece que los farsigranas andan un poco desorientados. Van a terminar tutti como un tití con un tutú y jugando al tute (¡o al teto!).
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