jueves, 5 de julio de 2012

LA LECCIÓN DE LA EUROCOPA 2012: MOU TENÍA RAZÓN

En España no se acaba de alabar a la selección por su nuevo trofeo; todo son celebraciones y elogios. Sí, pero, ¿ha ganado con un estilo que permita garantizar que se van a obtener los títulos futuros? ¿Ha habido continuidad con su trayectoria anterior o se observan cambios? ¿No es más cierto que se ha corrido menos, que se ha jugado mucho más a la defensiva y que se ha sacado el máximo rendimiento posible de los goles marcados, casi siempre a favor de marcador (ese jugador del que nadie habla pero que tan decisivo es para el equipo que marca primero)? Conclusión: ¿no sería lo más adecuado decir que España no ha sido el mejor sino el menos malo del campeonato?

Cierto que, con descarado oportunismo, algún personajillo ha aprovechado, AHORA, con el trofeo entregado, para criticar a Mourinho por haber dicho en la fase inicial que el juego de España era “improductivo”. Seguramente, este contra-crítico que ataca al portugués no alcanza la debida altura de miras. Si pudiera ver las cosas desde el nivel del primer entrenador al que oficialmente se consideró el mejor del mundo, tendría que reconocer que éste no fue el único en criticar la poca creación del juego de la selección española, especialmente al principio.

Muchos, que ahora callan en las redacciones, se pronunciaron claramente en contra del estéril planteamiento de un Del Bosque que más parece un árbol plantado en la banda que un entrenador capaz de actuar aportando algo a su equipo; pues más bien parece un mero espectador de lo que quieran hacer “sus” jugadores (en realidad, parece el vestuario se “autogestiona” a tenor de los comentarios sobre cómo se tomaron decisiones ejecutivas y fundamentales, como el orden de tirar los penaltis).

Por eso, como sí que hay, en mi opinión, mucho que criticar, para dejarlo más claro, aquí van unos datos:

España ganó la Eurocopa de 2008 tras disputar 6 partidos, de los cuales ganó 4 y empató dos. Una eliminatoria no la superó en el marcador sino que la pasó por penaltis. Su saldo goleador en el campeonato fue de 12-1 (2 tantos de media marcados por encuentro).

En el Mundial de 2010 jugó 7 partidos; ganó 6 y perdió 1. Marcó 7 goles, tantos como encuentros disputados, y recibió 2.

Por último, en la recién acabada Eurocopa de 2012, ha jugado 6 partidos, con 4 victorias y dos empates. Una de las eliminatorias no la ha ganado sino superado por penaltis. Su saldo goleador es de 12 tantos marcados, 2 por encuentro (si bien, 2 terceras partes concentrados en 2 partidos) y 1 recibido.

Analizando lo anterior, parece que la fortaleza de España es más defensivo-destructiva que ofensivo-creativa, ¿no? Basta observar lo que pasa cada vez que recibe un gol (1 derrota y 1 empate) o no marca (dos empates, que obligaron a superar las eliminatorias correspondientes a cara o cruz y podían haber costado 2 de los 3 títulos). El marcador más repetido en estos 19 partidos ha sido 1-0 (8 veces), seguido de 2-0 (4) y 0-0 (3). Al haber marcado 31 tantos en ellos (1’63 por encuentro) y haber recibido 6 (0’32) lo que destaca no es ni la delantera sino la defensa.

Creo que Mou con 121 goles marcados (promedio de 3’18 por partido) y 32 recibidos (0’84), o sea, un saldo de 2’34 (1’03 más que España), que son sus resultados en la última Liga (que ha ganado con 100 puntos. Plusmarca del campeonato), tiene todo el derecho a criticar algo tan paupérrimo; incluso siendo acusado de ser tan “defensivo”. Desde luego, yo lo comparto sin reservas; y las matemáticas también.

En definitiva, para la selección española de fútbol es más importante Casillas en la puerta que los que componen la delantera, en donde…Bueno, no hay mucho que decir de quien no juega.

De los arbitrajes…mejor no hablar (en los tres campeonatos), ¿verdad?

Tampoco es cierto que España haya ganado todo desde 2008, pues en la Copa FIFA de Confederaciones de 2009, en Sudáfrica, ni siquiera jugó la final al perder en semifinales con la poderosísima selección de…Estados Unidos. En cuanto al entrenador…bien, gracias por preguntar, pero se echa de menos a Luis, que es auténtico creador de este modelo de juego (Dalai Lama del Farsa, que lo copió, incluido).

Por todo lo anterior, si hay alguna conclusión que los madridistas tenemos que sacar de la ya finalizada Eurocopa 2012 es que Mou tenía razón y sabe perfectamente en qué consiste el fútbol; donde, como en la vida en general, lo que cuenta es alcanzar la meta, en este caso, el título, no los discursos legitimadores ad hoc (sobre todo los que se hacen a toro pasado); para conseguirlo, hay que conocer muy bien el medio futbolístico y sus ramificaciones informativo-federativa, de lo que tanto sabe nuestro técnico.

Ciertamente, el campeón, por definición, es siempre el que logra imponerse a sus rivales y no el que da, fuera del campo, mejores explicaciones sobre el juego; porque no se gana porque se tenga razón sino que se tiene razón porque se gana. Es el triunfo el que establece los estilos, que luego se intentan explicar y justificar a posteriori, y no al revés.

Dicho sin darle más vueltas, Mou piensa exactamente igual que el protagonista de “La feria de las vanidades”, cuando dice: “Si uno ha de vivir en un burdel, entonces tiene que ser la mejor puta de la casa”.

O sea, en el lupanar en que se ha convertido el fútbol europeo (y el mundial), con árbitrajes políticos y abstencionistas ante el juego sucio (diga lo que diga la hipócrita campañita de “juego limpio”), la UEFA convertida en una multinacional que sólo se ocupa de sus intereses económicos y donde el que intenta crear juego es destruido y el que lo destruye impunemente es ensalzado (con tal de que no suponga la menor amenaza o inquietud para el poder del emperador Platini) se tienen dos opciones:

O se “integra” uno “salvando las apariencias” del sistema; renunciando a intentar jugar al fútbol de acuerdo con un reglamento que sólo aparentemente sigue vigente y se convierte en un “colaboracionista” de tal sistema (bueno, unos más que otros); alguien que no crea problemas y participa en el “reparto”, o se forma parte del pelotón de los excomulgados condenados (estos sí) a purgar sus “errores” (o atrevimientos insumisos), de donde no se sale fácilmente. Mou conoce bien las dos posibilidades y sus consecuencias; no es extraño que sepa por experiencia cómo manejarlas.

Así que su filosofía del fútbol es estar pendiente de todo y trabajar (y hacer trabajar) como un esclavo para controlar todo lo posible los diversos factores que sí dependen de él: no sólo se ocupa de crear, no sólo de destruir, no sólo de considerar globalmente el juego, sino que organiza el trabajo de su equipo como un procedimiento sin improvisaciones para conseguir objetivos, o sea, para ganar títulos. Si esto se considera una “degeneración” por parte de los “puristas” futboleros que critican el Madrid actual, desde dentro o desde fuera, por la pérdida de “¿valores?”, tanto peor para ellos. Los valores que cuentan son los del balance, deportivo y económico de la temporada. Si alguien quiere sopesarlos, que ponga junto al título de Liga estos números:


Por eso, cuando él repite hasta la saciedad a sus jugadores que en el fútbol sólo vale ganar y que lo del arte es cosa de los museos, tiene razón; y también la tiene cuando no acepta que se le critique a él, recalco, sólo a él, por ser práctico mientras se es tan hipócritamente “comprensivo” con otros que, hagan lo que hagan, incluso contradecirse, siempre aciertan (según sus voceros a sueldo, claro).

Porque se trata de los puñeteros resultados, sin más cantos de sirena; lo demás, es pura demagogia, que se desarrolla selectiva y especialmente cuando se trata de criticar al portugués; o al Madrid. A éstos se les exige lo que a otros no basándose en una supuesta, excelsa y única manera de jugar bien al fútbol, según la cual, el éxito deportivo no es otra cosa que el fruto del trabajo bien hecho por parte de personas ejemplares; lo cual suena muy bien, pero olvida que el contrario también juega (incluso fuera de lo permitido) y también sabe lo que quiere. Incluso el árbitro lo sabe.

Este era el tono de las cargas de profundidad lanzadas permanentemente contra Mou hasta ahora. Pero en este campeonato, la selección española no ha hecho otra cosa que defender sus intereses buscando el título sin reparar en si aburre (lo hace) o no, fijándose únicamente en alcanzar sus metas sin aceptar preguntas sobre cómo.

En consecuencia, ha llegado el momento de señalar que los que no tenían razón eran aquellos que han estado criticando a nuestro entrenador, su estilopersonal o la legitimidad de sus métodos de trabajo desde que se planteó la mera hipótesis de que llegara a fichar por el Madrid. Es demasiado descarado que lo mismo que condenaban si lo hacían los merengues “por culpa de Mou” sea ahora ensalzado si lo ha hecho la selección española de fútbol “gracias al Sr. Marqués”.

Semejante dicotomía no se sostiene, ya que no sólo es campeón el seleccionador sino también Mourinho. Y lo es antes, más veces y en más equipos que el salmantino, que de aquí se irá a su casita después de una carrera profesional breve y con el gran lunar de su paso por el fútbol turco; lo que no es el caso del luso, que ha triunfado en todos los equipos que ha entrenado.

Antónimus.

Post scriptum: Por cierto, ¿cómo puede pagarse un 20 % más de prima a unos supermillonarios (cada uno de ellos gana varios millones de euros por temporada) que representan “por cariño” a sus compatriotas en un país que, según nos dicen todos los días, no va a poder seguir disponiendo de servicios públicos esenciales por falta de dinero? ¿No sería una bellísima lección de solidaridad que los seleccionados renunciaran a todo ese dineral a favor de las personas más necesitadas de esta sociedad por las que, dicen, sienten tan gran cariño? Si no lo hacen, ¿se podrá seguir diciendo que son tan “ejemplares”?

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