miércoles, 11 de marzo de 2015

¡ATENCIÓN, PELIGRO! EL MADRID EN CAÍDA LIBRE


¡ATENCIÓN, PELIGRO! EL MADRID EN CAÍDA LIBRE
Algunos nos acordamos ayer del Grasshopper y de otros descalabros históricos del Madrid en la Copa de Europa; porque la única diferencia entre esas debacles y lo que pasó en esta ocasión es que al final conseguimos seguir en la competición. Pero no faltó tanto (el tiro al larguero o la cesión a nuestra portería, por ejemplo) para que sucediera. Hubiera sigo una eliminación más que merecida.

El diagnóstico es claro: nuestro equipo sigue en coma y el pronóstico no puede ser optimista; no mientras el enfermo no dé muestras de querer luchar por recuperarse ni se le administre el tratamiento de choque que necesita urgentemente.

Tácticamente, la inflexibilidad de don Carleone es proverbial: sigue empeñado en jugar con tres (supuestos) delanteros cuando este equipo necesita más oxigeno y más gente para ocupar la decisiva zona central del campo. Ayer sacó a un Modric sin forma sólo para taparse de los silbidos del público merengue y lo remató poniendo a Nacho para defender infructuosamente un empate ¡en nuestro campo! (lo que no logró, pues un mínuto después marcarón los alemanes el 3-4).

Era patético ver como los teutones se llevaban todos los balones divididos mientras el Madrid ni siquiera hacía faltas tácticas, esas que tanto sufre él cuando sí juega al fútbol (lo que nada de nada tiene que ver con lo que perpetró ayer, para disgusto de su parroquia).

En la delantera todo sigue igual, salvo que Ronaldo acertó en dos remates, ¡menos mal! Pero, en general, nuestros delanteros no supieron aprovechar los abundantes huecos que tuvo que dejar el Schalke 04 en su zaga en su empeño por remontar la eliminatoria.

En defensa hubo bastantes desorden, pero el principal problema es que los adversarios les llegaban con superioridad numéricas y mayor velocidad, así que se vieron desbordados muchas veces.

Y al final acabamos pidiendo la hora. Pero no fueron sólo esos minutos los que tuvimos que sufrir la incertidumbre de la eliminación, pues nuestro calvario comenzó ya en el minuto 20 de la primera parte cuando encajamos el 0-1. ¡Qué vergüenza clasificarse así! ¿Es esto propio de todo un Decacampeón de Europa?

Para terminar, hablemos de Íkaro Fallillas. Parece que le está cogiendo el gusto a encajar cuatro goles en un solo partido. También parece que la Ley del Silencio Prensil sigue funcionando y nadie pide su cabeza en las redacciones (todavía, porque todos sabemos que las ratas son las primeras que abandonan los barcos que se hunden, y éste ya está zozobrando). Pero no ocurre lo mismo en el Santiago Bernabéu, que lo pitó en numerosas ocasiones durante el encuentro.

Analicemos sus fallos: en el primer gol no colocó bien el cuerpo para evitar que el tiro le doblase las manos; en el segundo, dejó opción a un segundo remate al despejar en corto y por el centro; en el tercero, ni intento llegar a un balón que entró a su lado (¡si lo llega a hacer Diego López!) y en el cuarto… por una vez, no tuvo la culpa (después incluso hizo algunas paradas correctas, pero ya la había cagado suficientemente con anterioridad).

Estamos jugando sin portero, se quiera admitir u ocultar; lo que tiene un coste muy alto que no tiene por qué pagar el Madrid por mucho que digan sus coreutas que se “lo debemos” (¿quién a quien?). Si no quisimos asumir la decadencia de Di Stéfano no tenemos por qué cargar con la de este guardamenta acabado, del que ya nadie recuerda cuándo salvó a su equipo con sus paradas increíbles por última vez. Todo acaba y él se tiene que ir; es así de simple. ¡Y cuánto antes!

Antónimus.

Post scriptum: Si el presidente no sabe tomar decisiones drásticas a tiempo en momentos como el actual, entonces, ¿para qué ocupa el cargo de don Santiago Bernabéu, al que no le temblaba la mano cuando había que cortar por lo sano por el bien del club? Y no hablamos sólo del banquillo: ha llegado el momento de anunciar qué jugadores no seguirán el año que viene y evitar que vuelvan a jugar.


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