Efectivamente, en el partido de ayer en Farsalona hubo un triunfador destacado, el único que se impuso claramente en los dos tiempos: el colegiado valenciano Antonio Miguel Mateu Lahoz (por cierto, ¡qué bien cronometró el final de cada parte, no se le fuera a ir el asunto de las manos en el descuento por culpa de un Ramos cualquiera!).
Lo decimos porque todo lo que tuvo lugar en el terreno de juego (lo mismo lo que sí que lo que no ocurrió, precisamente porque así le convino en su escenificación particularísima, extrarreglamentaria, de un arbitraje) estuvo al servicio de su propósito de ser visto desde ahora como el juez ideal para este tipo de encuentros, lo que se basa tanto en dar satisfacción al Farsa como en ningunear al Madrid; que ya se sabe que no se sale del guión y pierde como un caballero, sin montarla al estilo de Mou (que demostró que el suyo era el mejor antídoto contra este “estilazo” parafutbolero y antideportivo, que no antiseparatista).
Sostenemos nuestra teoría basándonos en el archiconocido contexto político que se da en el fútbol de la España actual, particularmente cuando se juega en la capital de Farsistán, donde (y más en año electoral y plebiscitario farsalán, amén del general) el Poder Central está ávido de hacer méritos (lo mismo que ciertos servidores del estado) para ser bienquistos donde ahora sólo despiertan sospechas y desprecio.
Auguramos al valenciano una larga carrera de “éxitos” en Farsalona, probablemente al nivel de otro ínclito del silbato, el salmantino Joaquín Ramos Marcos, cuyas “faenas” aún hieden.
¿A qué nos referimos con esta crónica de la sospecha? Empecemos por declarar que no no nos cabe ni la menor duda de que si el Mes-sisador a Hacienda mete el gol que marcó Bale, no hubiera sido anulado. Desde luego, con ayuda de una toma satelital de la NASA se podría haber visto en el mismo momento de marcar si habíal fuera de juego de Cristiano, pero no es tan fácil en directo, en el campo…salvo si hay suficiente voluntad para aguzar la vista en una sola dirección.
¿Por qué solamente en una? Porque la manera (ritmo y oportunidad) con que se cortocircuitó al Madrid con amarillas mientras no se mostraban ni en reiteraciones a los farsigranas son palpables. Y no hablemos de las “explicaciones” que le pidieron al árbitro por sus tarjetas tanto Alves como Macherano (este último con persecución incluida al trencilla por medio estadio).
Sobre todo, ¡qué co-medida actuación la de Mateu Lahoz!; especialmente cuando tras el 2-1 (nos referimos al que sí valió) dieron los blancos más patadas que antes (muchas más) y prácticamente impunes todas. Bueno, para impune un agarrón de Alba a Kroos cuando se internaba entre las líneas farsistas que no fue ¡ni falta!, al menos para el rey de la reinterpretación de lo que es el fútbol.
Por cierto, todos los que hablaban otros días de que lo importante es jugar bien, la posesión, manejar bien el balón y demás patrañas redaccioneriles, ¿dónde se han metido ahora, que se les oye atacar al Farsa por ganar de cualquier manera, es decir, al contraataque, sin dominar el encuentro, con ayudas y pidiendo la hora, como sí hacían contra Mou?
Bueno, hay que disculparlos: puede que estén meditando sobre los años de cárcel que se piden para los directivos farsistas por el fichaje de Neymar (aunque ninguno de ellos será el primer dirigente farsista en pisar la cárcel, que Núñez ya se les ha adelantado). Incluso está amenazado el actual presidente Bertomeu, ese que insiste tanto en preparar en el Bernabéu una nueva edición de su Pitada al Himno Español; asombrosamente, sin que nadie, ni gobierno estatal ni Federación ESPAÑOLA de Fútbol, nadie salvo el Madrid, se oponga a semejante atropello preanunciado.
¡Qué mierdaña de país!
Antónimus.
Post scriptum: Fallillas, naturalmente, una vez más en lo suyo: de tragagoles (pero inocente de todo, por supuesto, y si no, a ver qué medio lo cuestiona). Ya no sabemos si su alineación perpetua en nuestra portería es un acto de suicidio del club o una grosera manifestación del poder de la mafia vestuarial que controla actualmente el Madrid. Desde luego, don Carleone sigue sin tener nada que decir al respecto. Y Florentino tampoco despega los labios. Él sabrá, porque puede terminar siendo su funeral. Si a él no le importa…Pero a nosotros sí que nos importa saber que en la portería de enfrente si hubo alguien capaz de hacer paradas decisivas para defender los intereses de su club en lugar de los suyos exclusivamente personales y egoístas; y encima no saberlo hacer siquiera.