jueves, 16 de abril de 2015

JUGAR CON O SIN PORTERO. ESTA ES LA CUESTIÓN DECISIVA CON EL PATETI


Los madridistas que vimos el martes el partido de ida de la eliminatoria de Champions con el Pateti tenemos que sacar una conclusión impostergable: más allá de que el Madrid mereciera mejor resultado; aunque no supiera aprovechar sus oportunidades de la primera parte; lo que de verdad determinó el partido, y quizá la eliminatoria, fue la diferencia de calidad de los porteros de uno y otro equipo.

Es evidente que, sin dejar de utilizar su conocido recurso a la violencia, enmascarada con el término “intensidad” por el colaboracionismo arbitral y prensil, el Pateti, al que Sicarione el Retirador ( Ronaldo dixit) ha imprimido el perfil patibulario que tuvo como jugador y ahora es un equipo; o sea,  que ha adquirido, si no una personalidad definible dentro del reglamento futbolístico, por lo menos una consciencia de qué es lo único que puede amparar a esa colección de mediocridades que tiene por jugadores: tienen que jugar unidos, o sea, ser un equipo. No puede decirse eso del Madrid, que sólo es una colección de artistas anárquicos, cada uno a lo suyo, sin colaboración en el juego. Y encima sin entrenador. Así le va a cada cual, según lo que se busca el mismo.

Decimos todo esto porque la cohesión patética es lo que ha permitido a este equipo obtener últimamente una notable racha de resultados positivos ante el Madrid, el cual estuvo hasta hace poco durante trece años sin conocer la derrota ante los colchoneros. La razón es su innegable laboriosidad, legal o ilegal. Nada más, pues la calidad no está disponible dentro del menú balompédico de los cocodrilos del Manzanares.

Pero no todo tiene que ser colectivo en el balompié. Pese a que el nombre completo de este deporte es “fútbol-asociación”, hay una parcela de todo equipo que tiene una peculiaridad claramente individualista: el portero, que con sus acciones individuales puede perder un partido él solo o evitarlo (en cambio, ganar es asunto de goleadores).

Y ese fue el elemento decisivo en el partido mencionado. Mientras en la meta patética había un buen portero, un Oblak que jugó extraordinariamente bien, en la nuestra….estaba ese enfermo acabado que se niega a aceptar su estado terminal; alguien que ya no está para las proezas sino para las cagadas; o, ¿es que sólo nosotros hemos visto que al final del partido estuvo Fallillas a punto de protagonizar “Lisboa-2. El retorno de la pesadilla”? Fue una suerte que el Leñético no se acercará mucho a nuestra meta (diga lo que diga, su número de ocasiones reales es ridículo frente al nuestro), pues si no quizá la película de la que estaríamos hablando ahora, de cara al partido de vuelta, seguramente se llamaría “Crónica de una muerte anunciada”.

Estamos jugando con un jugador menos; uno que no sólo no suma sino que además nos resta. Si nos eliminan por su culpa directa o si no ganamos la Liga por sus fallos (como el gol de Suárez), ¿va a compensar a los verdaderos madridistas soportar semejante “multa” por mucho que, según algunos, “se le deba” al Íkaro Caído merengue? A nosotros no, porque tenemos claro que todo lol que perjudica al Madrid, sea un problema externo o interno, hay que solucionarlo definitiva y urgentemente; sin más tonterías.

Antónimus.

Post scriptum: Fallillas, el enchufado sigue haciendo de las suyas. Sabemos que el Madrid no tiene entrenador sino un portavoz sumiso de la plantilla golpista que manda en el vestuario, pero, ¿tampoco hay un presidente digno de ese nombre? ¿Está Florentino ya gagá? ¿Es que no ve que la temporada en la que se iba, decían, a ganar todos los títulos puede acabar siendo un fracaso mayúsculo, apenas maquillado por dos copitas internacionales de segunda importancia?

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