viernes, 24 de abril de 2015

TODOS LOS SICAGONES TIENEN SU SAN MARTÍN


Los resultadistas, esos seres tan prácticos como simples que se limitan a mirar el marcador para hacer la crónica, lo deben de tener muy claro después del partido de Eternos Rivales de la Champions de esta semana: don Carleone le ganó a don Sicagone y punto. Ya, pero, ¿seguro que no hay nada más que añadir?

Durante el partido, los antis como Robinson se tomaban muchas molestias en aclarar que, si bien el Madrid estaba teniendo mucha más posesión, ésta no era “creativa”. ¡Vaya! Después de tantas posesiones gloriosas del Farsa, tan loadas por la cla prensil, en las que no hubo nunca la menor matización (ahí lo cualitativo no se valoraba, sólo lo cuantitativo era relevante) ahora llega el bueno del exosasunista, el mismo que sigue, decenios después, sin dominar el castellano mientras ¡trabaja de locutor! y nos da la clave de la piedra filosofal para reinterpretar debidamente el fútbol-onírico farsista.

Pero, el resultado, y no el análisis, es el que manda; el que lo explica todo y el que perdona los caprichos, como poner a Ramos fuera de su posición defensiva habitual. Y es también el resultado el que encumbra y defenestra a los técnicos y sus modus operandi, no sus méritos personales acreditados con su trabajo a lo largo de su carrera.

Pero el partido fue mucho más; fue un porterazo en la portería contraria (¡a ver cuando tomamos nota!, que ya hasta Varane, que no es un veterano, se niega a obedecer las órdenes de Fallillas y lo ningunea, porque no se fía de él); y fue un delantero madridista todo corazón, Chicharito, que se mereció más que nadie marcar el gol de su vida.

En cuanto a la justificación postencuentro del Cholo, diciendo que la expulsión de Arda fue determinante, cuando el turco tuvo que ser expulsado ya en la primera parte, es casi tan hipócrita por su parte como quitar a Griezmann y dejar a un delantero cojo por toda baza ofensiva, pero diciendo que aún quería ganar el partido: lo que quería era llegar a los penaltis, confiando en la baza de su portero, que ha dejado a Fallillas en evidencia en los dos partidos (en el de vuelta, Íkaro volvió a hacer alguna de sus salidas suicidas).

La derrota colchonera fue la demostración de en qué consisten los límites del modelo patético, que no es propio de un equipo de fútbol sino de las hienas carroñeras; pues vive más de errores ajenos que de aciertos propios. Además, está situado siempre “más allá del reglamento”, como diría Nietzsche si hubiera visto el partido.

El problema del Pateit es que don Sicarione no plantea partidos sino batallas, lo que es un hecho indiscutible. Sin embargo, ante él se produce una inquietante ormentá de piteros, federatas y plumíferos; sin esa “vista gorda”, el Pateti no acabaría ni un solo primer tiempo con 11 jugadores. Y ese es su límite: ni con tolerancia infinita se puede permitir nadie dar el máximo físico permanentemente, año tras año, y como no tiene apenas jugadores de fútbol dignos de tal denominación, al final se queda sin gasolina y muere oyendo el campañazo final (a lo lisboeta o a lo chichareta). Y si alguien piensa que es nuestro fanatismo antimadridista el que nos lleva a hacer esta acusación, que se repase el vídeo de la final de Copa que perdió Mou ante el Patei y vea cuál de los dos entrenadores debería haber sido expulsado y qué jugadores patéticos no deberían haber jugado el partido completo. Pero claro, ¿quién era el árbitro? El de los Trece Errores señalados, nada casualmente, por el mismísimo Mou.

Antónimus.

Post scriptum: ¡Qué suerte tiene el Pateti, que tiene al genial Sicagone amarrado hasta el 2020! ¡Que lo disfruten hasta la náusea!

jueves, 16 de abril de 2015

JUGAR CON O SIN PORTERO. ESTA ES LA CUESTIÓN DECISIVA CON EL PATETI


Los madridistas que vimos el martes el partido de ida de la eliminatoria de Champions con el Pateti tenemos que sacar una conclusión impostergable: más allá de que el Madrid mereciera mejor resultado; aunque no supiera aprovechar sus oportunidades de la primera parte; lo que de verdad determinó el partido, y quizá la eliminatoria, fue la diferencia de calidad de los porteros de uno y otro equipo.

Es evidente que, sin dejar de utilizar su conocido recurso a la violencia, enmascarada con el término “intensidad” por el colaboracionismo arbitral y prensil, el Pateti, al que Sicarione el Retirador ( Ronaldo dixit) ha imprimido el perfil patibulario que tuvo como jugador y ahora es un equipo; o sea,  que ha adquirido, si no una personalidad definible dentro del reglamento futbolístico, por lo menos una consciencia de qué es lo único que puede amparar a esa colección de mediocridades que tiene por jugadores: tienen que jugar unidos, o sea, ser un equipo. No puede decirse eso del Madrid, que sólo es una colección de artistas anárquicos, cada uno a lo suyo, sin colaboración en el juego. Y encima sin entrenador. Así le va a cada cual, según lo que se busca el mismo.

Decimos todo esto porque la cohesión patética es lo que ha permitido a este equipo obtener últimamente una notable racha de resultados positivos ante el Madrid, el cual estuvo hasta hace poco durante trece años sin conocer la derrota ante los colchoneros. La razón es su innegable laboriosidad, legal o ilegal. Nada más, pues la calidad no está disponible dentro del menú balompédico de los cocodrilos del Manzanares.

Pero no todo tiene que ser colectivo en el balompié. Pese a que el nombre completo de este deporte es “fútbol-asociación”, hay una parcela de todo equipo que tiene una peculiaridad claramente individualista: el portero, que con sus acciones individuales puede perder un partido él solo o evitarlo (en cambio, ganar es asunto de goleadores).

Y ese fue el elemento decisivo en el partido mencionado. Mientras en la meta patética había un buen portero, un Oblak que jugó extraordinariamente bien, en la nuestra….estaba ese enfermo acabado que se niega a aceptar su estado terminal; alguien que ya no está para las proezas sino para las cagadas; o, ¿es que sólo nosotros hemos visto que al final del partido estuvo Fallillas a punto de protagonizar “Lisboa-2. El retorno de la pesadilla”? Fue una suerte que el Leñético no se acercará mucho a nuestra meta (diga lo que diga, su número de ocasiones reales es ridículo frente al nuestro), pues si no quizá la película de la que estaríamos hablando ahora, de cara al partido de vuelta, seguramente se llamaría “Crónica de una muerte anunciada”.

Estamos jugando con un jugador menos; uno que no sólo no suma sino que además nos resta. Si nos eliminan por su culpa directa o si no ganamos la Liga por sus fallos (como el gol de Suárez), ¿va a compensar a los verdaderos madridistas soportar semejante “multa” por mucho que, según algunos, “se le deba” al Íkaro Caído merengue? A nosotros no, porque tenemos claro que todo lol que perjudica al Madrid, sea un problema externo o interno, hay que solucionarlo definitiva y urgentemente; sin más tonterías.

Antónimus.

Post scriptum: Fallillas, el enchufado sigue haciendo de las suyas. Sabemos que el Madrid no tiene entrenador sino un portavoz sumiso de la plantilla golpista que manda en el vestuario, pero, ¿tampoco hay un presidente digno de ese nombre? ¿Está Florentino ya gagá? ¿Es que no ve que la temporada en la que se iba, decían, a ganar todos los títulos puede acabar siendo un fracaso mayúsculo, apenas maquillado por dos copitas internacionales de segunda importancia?